Después de destruir a los titanes, mandar a Hades a los infiernos y salvar el monte Olimpo Hercules decidió vivir una vida completa con su amada Megara.
Todos vivían en paz y prosperidad, pero esa paz terminaría pronto… Algo muy oscuro se acercaba… Algo que seria el fin de nuestra querida pareja…
– ¡Chico! Te lo dije un millón de veces, presta atención a los obstáculos.
– Lo siento Phil es que… no puedo dejar de pensar en la boda, en los preparativos , invitados en todo..
– Ya... entiendo… esto no puede afectarte a tu entrenamiento chico. Ya se que tenéis algo muy importante que celebrar, pero recuerda esto: no puede afectar a tu trabajo. Cada cosa en su momento. Si tienes dudas sobre algo háblalo con Meg .
– Eso es fácil decirlo Phil. Si no estuviera todo el día entrenando… Tengo que organizar mi boda y hacer la lista de invitados. Meg no puede hacerlo todo sola.
Mientras en el Ágora.
– ¡Oh! Gracias por ayudarme Alcemena, no se que haría sin ti con todos los preparativos de la boda.
– Ay, cariño no tiene importancia. Yo encantada de ayudarte. Es lo que me hubiera gustado si hubiera tenido una hija, acompañarla a comprar cosas el día de su boda.
– No, de verdad, esta es una de las cosas que nunca he podido hacer con mi madre. Agradezco que tú me puedas acompañar…
– ¿Es que nunca fuiste con tu madre a ningún sitio… ya me entiendes, cosas de madre e hija?
– No, la verdad es que mi madre nos abandono a mi padre y mis hermanas. Yo era pequeña, unos siete años.
– Vaya cariño, no tenia ni idea. Entonces, ¿A tu padre ya le dijiste lo de la boda?
– Je, je.. la verdad es que… no.
– ¿Cómo? Y porque cielo, a tu padre le hará mucha ilusión saber que su hija pequeña se casa. Es una cosa única en la vida y a los padres les gusta mucho saber que a nuestros hijos han encontrado a la persona para compartir el resto de su vida y ser felices.
– Sí… los padres normales sí, pero el problema con mi padre es que hace mucho que no nos hablamos por una discusión que tuvimos.
– Ya…
En ese momento Alcemena vio que era mejor dejar esa conversación mas tarde y en otro momento. Hoy era un día especial.
Mientras Alcemena y Meg miraban decoraciones para la boda, no se dieron cuenta que alguien mas las estaba observando, alguien que solo tenía un objetivo: Recuperar lo que hacia años había perdido.
– Cariño voy a ver esas flores tan bonitas para poner en la boda, ¿te parece?
– Oh sí, mientras mirare estas túnicas de novia, son la última moda.
Diciendo esto mientras Alcemena miraba los ramos, Meg se quedo mirando unas túnicas preciosas con guarniciones alrededor de la tela de color dorado.
– Vaya, vaya… pero quien tenemos aquí… ¡Megara! Pensaba que te encontrabas en los bajos fondos, ¿Qué haces mirando túnicas de novia?
Esa voz..
– ¿Qué?... No puede ser… ¿Adonis?
– Hola cariño. ¿Qué tal?
– Como te atreves a presentarte como si nada sabiendo el daño que me cáusate. Como te atreves…
– Eeeh, tranquila cielo. Fue una casualidad encontrarte aquí, por cierto, ¿Cómo es que estas en este lugar mirando vestidos de novia?
– Y a ti que te importa Adonis.
– Oh es curiosidad, solo eso, ¿Es que te vas a casar?
– Y que pasa.
– Eh tranquila nena, solo era una pregunta. Hace años que no te veo y me preguntaba que hacías. Sé que me comporte como un estúpido y también sé que la disculpa es tardía, pero solo quiero que sepas que me arrepiento de lo que hice. No se que me paso… de verdad. Y un día me dije que si te volvía a ver quería pedirte perdón por todo el daño que te hice.
Meg no cabía de su asombro, ¿ahora se presentaba con esas después de tantos años? No entendía nada.
– ¿Y piensas que con eso puedo perdonarte? Mira, estas totalmente equivocado. Además, hace años de eso, ahora estoy muy enamorada de otra persona que me quiere, me aprecia y se que nunca me haría daño y que haría cualquier cosa porque el amor no solo son palabras también son hechos.
– Vaya, perdona mi indirecta. No quería crear mal rollo, de verdad, solo que me sorprendió verte. Quería saludarte y saber cómo te iba la vida. He cambiado mucho Megara, no soy esa persona egoísta y cabrona de hace años. La vida me ha demostrado muchas cosas cosas que he dejado escapar por gilipollas.
– Ahora soy feliz Adonis tengo una persona a mi lado que me quiere y yo a él.
– Solo dime, por favor, que me perdonas… necesito saberlo, porque me arrepiento de todo lo que te hice…
– Hey Meg cariño estás… oh.
Era Alcemena que llegaba con un gran ramo de flores blancas preciosas. Al ver Adonis se quedo de piedra.
– Tú… tú eres Adonis, ¿el príncipe de Tracia?
– El mismo.
– ¡Por los dioses! Tú ibas a la escuela de mi hijo, Hercules.
– Her…? – Dijo Meg
– ¿Usted es la madre de Hercules? ¡Que casualidad! El mundo es un pañuelo.
A Meg no le gusto el tono que había usado Adonis
– Sí, je je, bueno lo sentimos pero tenemos muchas cosas que hacer para la boda, un placer en conocerlo señor Adonis.
– El placer es mío, y Meg… espero que disfrutes de tu preciosa boda.
Diciendo esto dio media vuelta y se fue por donde había venido, dejando a una Meg incomoda y sorprendida.
"continuara".
