Disclaimer: Los personajes de Sherlock pertenecen a Sir Arthur Conan Doyle, Steven Moffat y Mark Gatiss. No gano nada con esto, pero como Moffat y Gatiss se han empeñado en darme esperanzas y luego arrebatármelas de un plumazo, tengo que desahogarme. ¡Eso no se hace!

Notas de autora: Se que tengo pendiente el fic Through my veins. No lo he olvidado, pero necesito inspiración. Esta historia es una idea loca que me surgió en el examen de química. No pregunten… Si les gusta, agradecería que dejaran un review. Me animan mucho :3 Y si no, una crítica constructiva no me vendría mal. Por supuesto, se lo dedico a mi Jaaawn. Ella ya sabe. Sin más dilación os dejo con el capítulo.

Capítulo uno: Acción y reacción.

-¡Y no me llames!

Fue lo último que se oyó antes oír un rápido taconeo escaleras abajo, sentenciado por un gran portazo que sumió el apartamento en un absoluto silencio.

John se quedó mirando a las escaleras, con los ojos cerrados contando hasta mil, mientras el causante de aquel alboroto le miraba sonriendo burlonamente, tumbado en el sofá, esperando a que su blogger explotara. Claro que este no le iba a dar esa satisfacción:

-Buenas noches.- dijo encaminándose escaleras arriba.

La sonrisa de Sherlock desapareció de su rostro como si John le hubiera dado un bofetón, para lo que no le faltaban motivos. Su compañero de piso jamás había reaccionado así antes; normalmente, le gritaba y gritaba hasta cansarse y luego se iba a dar un paseo para calmarse. Al volver, siempre actuaban como si nada hubiera sucedido.

El detective empezó a inquietarse en el sofá debido al comportamiento de John. ¿Por qué no se me ha enfadado? ¿Por qué no me ha gritado? ¿Por qué ha reaccionado así? ¿Acaso ha decidido, al ver que sus regañinas no surgen efecto en mí, no molestarse en gritarme? ¿En dejarlo estar? No, John es un ser emocional que necesita descargar furia contra algo o alguien, normalmente, el alcohol y yo mismo. No es una persona que se reprima…

Su hilo de pensamientos lo llevó a sentir la necesidad de descubrir lo que le sucedía a John y se encaminó escaleras arriba. Sin embargo, a medio camino, se acordó de las veces en las que John se cabreaba pues invadía la intimidad de su dormitorio. Sherlock decidió que, teniendo a John en ese estado, era preferible no molestarlo. Se volvió al sofá e intentó entrar en su Palacio Mental, pero el remolino de ideas se lo impidieron. Cogió el revólver de John y se dispuso a disparar a la pared, mas no lo hizo. Recordaba todas las ocasiones en las que su la cara de su amigo se volvía roja de la ira que le provocaba que disparara a la pared. Resopló. Cogió su violín y se lo acomodó entre el hombro y su barbilla, alzó el arco y… se paró. No. Esto también molesta a John… Solo queda una cosa que pueda hacer sin alterarlo… Se encaminó grácilmente a la cocina, dispuesto a hacer algún que otro experimento cuando la realidad cayó como un balde de agua fría sobre él. No. No no no no no. Con tanta planificación para arruinar la cita de John, se me ha olvidado pasarme por la morgue a por el material para mis experimentos…

Se volvió al sofá pisando fuerte y se tiró en el, quedándose tumbado cabeza abajo, como un niño al que sus padres le habían obligado a irse a su cama y estaba al borde de una rabieta. Aburrido. ¡Aburrido! ¡ABURRIDO! ¡Todo es aburrido! ¡No puedo tocar el violín, ni disparar a la pared, ni gritar que estoy aburrido, ni espantar a las novias de John, ni colarse en su cuarto…! ¡Todo lo que hago le molesta! Abrió mucho los ojos. Todo lo que hago le molesta… Se dio lentamente la vuelta, mirando al techo, como si mediante él, pudiera ver a John en su cuarto, asegurándose que seguía ahí.

Todo lo que hago le molesta…

Era el único pensamiento que resonaba en su cabeza. Entonces… ¿Por qué sigue viviendo aquí? Desde el caso del Loto Negro tiene suficiente dinero como para mudarse… ¿Por qué no se ha hartado- O quizás… No. No no no. ¿Se ha hartado ya? ¿Por eso ha reaccionado así? No… John no puede irse… así sin más… ¿O sí? Todo el mundo se acaba yendo… ¿Pero John también? Es tan fácil… tan rápido… tan irreversible… ¿Qué sería de mí sin John? Antes de él, vivía perfectamente solo… Pero ahora… ahora que tengo un amigo… que tengo a John… si se va… ¿Podría seguir como si nada?

Mientras esas ideas resonaban en la cabeza del detective, John se encontraba tumbado en la cama mirando al techo, acariciándose la mejilla que empezaba a hincharse. Mañana estará morada… ¡Maldita sea! ¡Yo no merezco esto! Serví en la guerra de Afganistán, salvé vidas, soy un buen médico, ayudo a la gente siempre que puedo, trato bien a las mujeres, ayudo a un detective loco con el que comparto piso desde después de 24 horas de conocerle… el causante de mis fracasos amorosos. ¿Qué he hecho para merecerme esto? Soporto su maldito violín aullando lastimeramente a las tres de la mañana; sus restos de cadáveres en la nevera, microondas…; que invada mi espacio personal, que me trate como si fuese retrasado mental, que se olvide de mí en los casos porque mi estatura es bastante inferior a la suya, al igual que mis piernas, impidiéndome mantener su ritmo corriendo; que se meta en mi ordenador; que me trate como a su criado… Yo solo pido un rato para estar con alguna mujer y conseguir una relación más duradera que aquellas que estoy teniendo, y que no acabe con bofetada-y-portazo. !Pero no¡ El maldito sociópata-asperger-aburrido tenía que intentar entretenerse arruinando su cita por… ya he perdido la cuenta…

Se dio la vuelta en la cama, acurrucándose bajo las cálidas mantas… Dios, tiene que haber una mujer que soporte a Sherlock... ¿Molly? No… No es mi tipo… Además, a ella le gusta Sherlock… Igual ese es el problema… Las mujeres que lo soportan se acaban enamorando de él… Como Irene o Molly… Debe ser alguien que se enfrente a él, que no le deje salir con la suya y que sus comentarios no la dañen… ¿Sarah? No… No acaba de funcionar… sin comentar que es mi jefa y que si nuestra relación acabase mal mi puesto de trabajo se vería en peligro… ¿Quién más puede- Abrió los ojos. Oh sí, aunque solo sea para ver la cara de Sherlock al verme con ELLA… No puedo esperar… Mañana… mañana empezará la venganza…