Estaba disolviéndose. Sus datos se separaban de su avatar, borrándose permanentemente del sistema. Su último grito resonó a medida que veía su control sobre Matrix eliminado y de vuelta a sus programas originales.
No sabia porque sus amos lo olvidaron la primera vez, cuando había tenido que reconstruirse a si mismo sin ayuda. Bueno, con ayuda de otros en los que se había copiado pero sin asistencia.
Y ahora todo se había perdido por la cosa más insultiva, inútil y frustrante que jamas había encontrado.
Un humano.
No cualquier humano. El Humano. Neo.
Recordó con placer como le había inyectado el micrófono a la asquerosa bolsa de carne y sangre tras decirle la verdad absoluta de que la vida que estaba siguiendo no tenia futuro.
Pero el maldito parásito no podía seguir un simple guión.
Cuando lo había disuelto se dio cuenta de que había subestimado a este humano particular, por lo que nada más reformarse comenzó a mejorarse y buscar refuerzos, asimilando a todos en el programa, Exiliados, humanos, otros Agentes. Daba igual.
Él lo había dejado de último para que viera como todos sus actos eran para nada antes de absorberlo.
Ahora se preguntaba si todo había sido parte de su plan.
Debería haber mostrado su mayor triunfo por eliminar al Uno, pero, en su lugar, su programación estaba eliminándose de forma permanente. Tal vez por eso no se había rendido a pesar de que lógicamente debería. Quizás siempre había planeado eliminarse.
¿Por que lo hizo? ¿Por mentiras como amor, verdad, paz o venganza? ¿Como un insulto final?
El Agente Smith termino de ser eliminado justo cuando comenzó a plantearse esas cuestiones. Solo hubo silencio hasta que el programa encargado del sol mostró el amanecer a los habitantes de Matrix, para los cuales todo había sido un mal sueño.
Pero todos recordarían ese mal sueño durante el resto de sus existencias, tanto dentro como fuera del sistema, sin dejar de temblar al ver ese ser que parecía humano pero claramente no lo era robar sus cuerpos y mentes. Pronto se convertiría en una leyenda urbana que los padres contaban a hijos y estos a los suyos, al igual que el hombre volador que se sacrifico para liberar a la humanidad.
Los que salieran de Matrix sabrían de su existencia y rezarían por las dos figuras, Neo el Salvador y Smith el Ladrón de Cuerpos, para siempre, deseando el regreso del primero y el olvido del último.
