Gemelos misterio.

Disclaimer: Los personajes usados en esta historia son propiedad intelectual de Alex Hirsch y Disney, por lo tanto, no me pertenecen.


Prólogo.

Failed plans.


La mitad había salido como se tenía planeado. Era mentira. Nada salió como estaba planeado. Todo se puso incluso peor.

No se destruyó el mundo como se creía, simplemente fue un gran golpe de gravedad que los deslumbró y los hizo chocar. Por un momento sintieron como si flotaran (quitando la falta de gravedad) sintieron como si estuvieran en otra dimensión (omitiendo el gran portal que literalmente los conectaba a otro universo).

Cuando todo acabo, de ese portal apareció Stanford Pines, el verdadero Stanford Pines, todo llego a tener sentido. Descubrieron aquel misterio que los atormentaba. Y el rencuentro de sus dos tíos fue tan pésimo como que empezaron a pelear entre ellos sin detenerse.

Pero no importaba. Ese no había sido el verdadero problema. ¿Cuál era ese problema entonces? La pelea entre hermanos que se desato.

No aquella que se presenciaba con golpes de la manera más normal de parte de los viejos hermanos, si no, la de los más pequeños.

Y es que Dipper no entendía. Había hecho todo por Mabel, la apoyaba y cuidaba todo el tiempo. Le contaba todo, él estaba ahí para ella. ¿Y cuál había sido su respuesta? ¡No confiaba en el! ¡Decidió creerle más a su tío Stan que a él! Y si, el mundo no se destruyó como él creía que pasaría. Es más, apareció su ídolo, el autor de los diarios. Su tío Stanford. Pero, de todas formas, se sentía mal. ¿Qué acaso Mabel estaba loca? Se sentía decepcionado. No volvería a ver a su hermana como antes. No si ella no confiaba en él.

Dipper subió las escaleras frustrado después de que escucharon todo aquel relato que desato todos los problemas que ataron.

Su tío Ford les borro las memorias a todos los agentes del gobierno que acechaban la cabaña. Para la noche, todo volvió a la normalidad. Exceptuando todos los desastres que la falta de gravedad ocasionaron en el pueblo.


Y en su habitación, Mabel pensó un poco sobre la situación mientras espiaba por la puerta tratando de oír lo que decían sus tíos cuyos conflictos complicaban más la situación. Se recostó en su cama, observando a su hermano quién estaba completamente distante. ¿Se habrá enfadado por lo que paso abajo? Esperaba que no, a ella se le había olvidado por un momento.

Quería mucho a Dipper, aunque era raro, pero ella también, compartía las locuras. Era la mayor por solo cinco minutos y como todos los gemelos, su hermano siempre tuvo más problemas de alergias que ella. Pero de todas formas ella estaba ahí, las compartían. Él era su único mejor amigo. Siempre juntos, desde que nacieron.

Claro que eso también lo debieron de pensar sus tíos Stan y Ford.

Y mira lo que les sucedió ahora.

Se odian.

Y ella no quería odiar a Dipper.

No.

Eso no.

—Dipper... —lo llamo. —No crees que terminaremos igual… así. ¿Verdad? —y es que necesitaba que su gemelo también pensará lo mismo.

—¿Así como? —volvió a cuestionarla.

—Como los tíos Stan y Ford. Eran los mejores hermanos. —jugó con sus dedos —Se comportaron como torpes y ahora se odian. ¿Me prometes que no te volverás torpe? —lo observo, del otro lado del cuarto, en su propia cama y mirándola también. Necesitaba oírlo.

—No más que tu Dam-Dam. —bromeo, con su sonrisa. Todo era mejor entonces.

—Buenas noches torpe. —la hizo reír.

—Buenas noches torpe.

Lo vio cerrar los ojos de pues de apagar su luz. Pero aun así, ella estaba preocupada.


Y lo siguientes días no fueron como lo había planeado.

Siguieron con sus aventuras, con momentos en familia, y peleándose con villanos. Pero, desde un principio noto como Dipper y el tío Stanford congeniaron muy bien. Era lo que estaba esperado, era el ídolo de su hermano, en especial con la mente tan curiosa que tenía. Pero, ¿por qué cuando eso pasaba ella nunca se sentía incluida?

Seguía todo bien, tampoco le daba mucha importancia, siempre había sido así y como hermanos, siempre lo resolvían. Aunque esta vez, no fue como ninguno lo había planeado.

Iba a ser su cumpleaños número 13, precisamente el último día de vacaciones ¡Regresarían a California, entrarían a la secundaria y serian por fin unos adolescentes! Como quería serlo ya.

Lo habían preparado todo para invitar al pueblo aunque Dipper se había ido con su tío Ford, dejándole los preparativos. Seguía estando bien, no importaba, después de todo, ella le dijo que fuera.

Aunque ahora la secundaria no parecía tan bonita como en sus revistas. Lo había visto con Wendy. En realidad, parecía algo horrible. Y sus amigas no podrían estar en su cumpleaños.

De inmediato se deprimió y el tío Stan le subió los ánimos, crecer no significaba que tenía que madurar, recordándole que tenía a Dipper para acompañarla en la buenas y en las malas, toda la secundaría ¡mejor aún! ¡Toda la vida!

En la tarde Dipper llegó emocionado, sucio y lanzo su mochila al piso.

—¡Mabel! ¡No vas a creer lo que acaba de pasar! Ha sido el mejor día de mi vida. —y ahí estaba, contándole todo.

—¡Dime! ¡Dime! ¡Dime! —exigió emocionada. Y dejando su "Libro de memorias de Mabel" de lado para poder escuchar a su hermano.

—¡Derribe una nave espacial con el tío Ford! ¡Fue épico! ¿Puedes creerlo? Todos los misterios que hay aquí en Gravity Falls, el Tío Ford me llevara a descubrir más sobre la base de esos extraterrestres. ¡Y me prometió enseñarme todos sus experimentos! ¡Quiero saber más, descubrirlos todos!

—Oh... —lo miro un poco apenada. —Bueno pero... los misterios tendrán que esperar al próximo verano cuando regresemos.

Dipper carraspeo. —Amm... si, sobre eso...

—¿Qué? —pregunto aun con su sonrisa.

—El tío Ford... cree que tengo mucho potencial y me propuso que me quedara aquí. En Gravity Falls.

—¿Que...?

—¡Es para saber de todo este lugar! Les pedirá permiso a mis padres y me enseñara mucho más de lo que aprendería en la secundaria. ¡Tiene doctorados y premios en todo tipo de campos científicos! —se inclinó a lado de ella y le tomo del hombro. —Es por la ciencia Mabel.

—Pero... eso quiere decir... ¿Que estaremos separados? —y es que no se lo podía creer. ¿No se supone que estarían siempre juntos?

Dipper se inclinó a su altura. —Vamos Mabel... no es tan malo. Piénsalo, entiende que cada uno tiene su camino en la vida. Estarás bien. Siempre estas rodeada de amigos. Te visitare seguido y…

—¡No! —grito, interrumpiéndolo. —¡Si es malo! ¿Vas a dejarme sola? ¡¿Vas a abandonarme por misterios que no tienen sentido?!

—Mabel eso no es lo que...

—¡No! Quiero quedarme contigo, quiero que el verano dure para siempre.

—El verano no durará para siempre. No vamos a quedarnos estáticos en el tiempo tal como tú quieres... eso es parte de crecer. —se acercó, esperaba que al menos no lo tomara tan mal. Pero Mabel se alejó empujándolo.

—¡Pero no hay sentido Dipper! ¡¿Prefieres estar en un laboratorio?! ¡Se supone que estaríamos juntos! ¡Somos hermanos! Estamos el uno para el otro.

Dipper se molestó —¡¿El uno para el otro?! ¡Tú eres la que no confío en mí en primer lugar!

—¿Eh...? —no comprendía.

—Te pedí que cerraras el portal aquel día ¡¿y qué hiciste?! Decidiste no confiar en mí.

—¡Eso no tiene nada que ver...!

—¡Si lo tiene! —la señalo con el dedo. —¡No puedo confiar en ti porque tú no lo haces y siempre me estás metiendo en problemas! ¡Con tus enamoramientos, tus torpezas y tus ganas de arruinarlo todo!

Lo miro sorprendía. Porque él nunca le había gritado así y nunca le había dicho esas cosas. Nunca tan en serio.

—¡Me voy a quedar aquí! Y no vas a poder hacer nada para evitarlo. —y molesto. Su hermano tomo su mochila y salió de la habitación.

Mabel se quedó quieta observando la puerta. No podía ser cierto. No. No podía.

Al final del verano. Ella regreso a California sola.


See you next summer.