Chloe dejó su bolso de mano sobre la cama y lo abrió. Contempló unos segundos el contenido para asegurarse de que nada faltara. Con urgencia, rodeó la cama hasta la mesa de noche derecha y la corrió dejando al descubierto los zócalos tras ella.

Davis - ¿Cuando la policía te encuentre? - la miraba con preocupación, mucha preocupación. - ¿Entonces qué?

Sin dudarlo, sin pensarlo, simplemente Chloe lo dejó salir de su boca, casi sin ser consciente de lo que significaban esas palabras.

Chloe - Entonces nos marchamos.

Él la miró con sorpresa.

Chloe - Cargamos el coche y nunca miramos atrás.

Con la palma de la mano dio un pequeño golpe seco en uno de los zócalos, para aflojarlo. Rápidamente y con algo de dificultad lo quitó. Quedó al descubierto un hueco, un buen escondite. Metió su pequeña mano para extraer unos documentos, identificaciones falsas.

Siempre consideró como una posibilidad lo que estaba sucediendo. Años de experiencia o quizás demasiado tiempo siguiendo a Lex, le habían preparado para anticiparse hasta en lo impensable.

Hojeó uno de los documentos. Podía verse su foto, acompañada del nombre Allison McKelly. En el otro se encontraba la foto de Davis bajo el nombre de Samuel White. Acomodó nuevamente el zócalo, dejando todo en orden como estaba.

Davis - Has hecho más por mí en unas semanas que nadie más en toda mi vida. – se sentó en el catre. Estaba perplejo, pero a la vez angustiado de lo que podía provocarle a Chloe lo que ella le estaba proponiendo.

Davis - Pero no puedo pedirte que huyas conmigo.

Chloe - Entonces está bien que no seas el que me lo está pidiendo.

Metió las identificaciones en el bolso y lo cerró. Antes de tomarlo se dio unos segundos para calmarse. La angustia le oprimía su ser, un nudo se le formó en la garganta.

Miró a su izquierda. Una fotografía de Jimmy sonriendo se asomaba detrás del velador.

Suspiró mientras la contemplaba, dejando escapar un mudo adiós a todo aquello que representaba su pase a una vida normal. Pero más que nada era un adiós a todo lo que había sido su vida hasta el momento.

Una lágrima rodó por la mejilla. Suspiró hondamente de nuevo limpiándose el rostro, y tomó una bocanada de oxígeno. En ese momento cayó en la cuenta de que temía más a lo que vendría, que dolerle lo que estaba dejando atrás.

Davis esperaba impaciente al pie de la escalera del sótano, tal como le había indicado Chloe. Todo estaba listo, sólo faltaban ellos.

Davis - No podrías despedirte de nadie, ni siquiera de Clark. – giró para observarla - ¿Puedes hacerlo?- fue una pregunta certera, su mirada la escrutaba, parecía atravesarla buscando la respuesta directamente en los pensamientos.

Davis - ¿Puedes decir honestamente que soy la persona más importante de tu vida?

La presionó. Era una prueba, o tal vez la enorme necesidad de sentirse amado.

Cerró los ojos y alzó la cabeza. Apretó fuerte la mandíbula. ¡Dios! Odiaba lo que le estaba haciendo. La conocía, demasiado para el poco tiempo en que llevaban juntos, reconocía cada gesto, cada mirada y sabía que la estaba destruyendo, poco a poco, día a día. Pero la necesitaba tanto… sino era por él, debían hacerlo por el bien de todos.

Chloe - Davis...

Se incorporó. Tragó saliva y contuvo todo lo que sucedía en su interior. No sabía si debía fingir lo que iba a decirle o evitar que él notara que temblaba de miedo.

Chloe - Haría cualquier cosa por ti.

"Haría cualquier cosa por ti"… desde el momento en que se lo dijo, no podía dejar de oír esa frase en su cabeza. Y lo confundía. Si ella no sentía lo mismo, era un mártir adorable. De todas formas, tendría mucho tiempo para averiguarlo.

Chloe - ¿Davis? – se oyó la voz apagada de Chloe, tras la puerta del sótano.

Davis sacudió su cuerpo y suspiró para relajarse – Chloe, aquí.

Ella abrió la puerta y se asomó. – Es hora.

Tomó el bolso que estaba apoyado en la baranda de las escaleras, y subió rápidamente para encontrarse con ella.

Chloe – Toma, esta es tu nueva identidad. Guárdala. – y le extendió las identificaciones falsas.

Davis tomó los papeles y los hojeó. – Samuel White… Sam White. Me gusta.

Le brindó una media sonrisa al alzar la vista. Pudo advertir los ojos levemente enrojecidos. Ella simplemente apuró el paso, siguió en lo suyo. No se escondía pero tampoco se mostraba.

Davis – Ey…- la tomó del brazo para detenerla y buscó su rostro - ¿todo bien?

Chloe – Perfecto. – se lo dijo seriamente, sin mirarlo a los ojos.

Davis – Ey, Chloe. Por favor...

Chloe no atinó a nada. Sólo se mordió el labio inferior mientras bajaba la mirada. – Simplemente que… nada, no pasa nada.

Sí, pasaba de todo. Y él lo sabía, no hacía falta que lo dijera. La tomó suavemente para llevarla contra de sí y la hundió en su pecho en un abrazo. Ella no se resistió, sólo apoyó la mejilla y cerró los ojos. Que más daba. Lentamente lo rodeó con los brazos aferrándose a su espalda. No había nada que perder, nada que ganar, sólo un instante de calidez. Si alguna vez consideró que con Davis todo era fácil… era verdad, esto era fácil. Arrojarse en sus brazos, en sus palabras, en su fortaleza y simplemente descansar, y saber que sin palabras, sin gestos, casi telepáticamente él comprendería todo lo que sentía. Y no habría juicios ni reclamos. Sólo él, sólo ella, sólo ellos dos y todo ese infernal mundo que estaban compartiendo.

Chloe lentamente incorporó su rostro. Él la miraba y en esos ojos sólo existía un pedido: perdón.

Chloe – No tienes que pedirme nada.

Él le sonrió dulcemente y le acarició la mejilla con el pulgar, antes de separase a duras penas de ella.

Davis – Mejor nos vamos.

El primer tramo de la carretera lo manejaría ella. Así lo habían acordado. Sobre todo para pasar los primeros puestos de peaje de la autovía principal de salida de Kansas. Era preferible que ella saliera en las cámaras, no levantaría sospechas. Davis estaría en el asiento trasero, oculto, preferentemente descansando. Le tocaría conducir en las peores horas nocturnas, aunque estuviera acostumbrado.

El primer tramo fue tranquilo. Viajaron en silencio. Había mucho que decir, pero no en ese momento. Por lo menos no hasta que Smallville se encontrara muchos kilómetros atrás. Tal vez la distancia física ayudaría a que se relajaran. Sobre todo a Chloe.

Chloe – Davis, ya salimos de la autovía, por si quieres pasarte al frente.

No lo dudó. En un ágil movimiento, pasó al asiento del acompañante. Se quitó la capucha del buzo y se acomodó con los dedos el cabello.

Chloe lo observó unos instantes y no pudo evitar una sonrisa.

Davis - ¿Estás mejor?

Chloe – Se puede decir que sí…

No quiso seguir indagando. No quería recordarle el momento en que pusieron el auto en marcha para abandonar el Talón, Smallville, Clark, todo. Tomó el mapa rutero de la guantera para localizar alguna gasolinera.

Chloe – Vamos a detenernos en una pequeña gasolinera que queda a 12 kilómetros de donde estamos.

Davis – Ok. Veo que tienes todo en orden.

Ella tomó su móvil y se lo extendió. Tenía encendido el GPS, que la guiaba para llegar a la gasolinera. – Para que te vayas amigando con la tecnología.

Él se sonrió. Recordaba las cosas que le hizo a su teléfono para tener excusas y pasar tiempo con ella. – Creo que debo seguir dedicándome al arte culinario, ¿no?

Ella le devolvió la sonrisa sin quitar la mirada de la carretera. Recordó esas noches, pequeños oasis dentro del revuelo en el que se había convertido su vida después de que Jimmy había decidido separarse.

No se dijeron mucho más en los minutos que transcurrieron hasta llegar a la gasolinera. Aparcaron cerca del surtidor. Chloe se encargaría de llenar el tanque, Davis iría por las bebidas, comida y demás provisiones para pasar la noche conduciendo.

Había llovido. El asfalto estaba mojado y frío. Todo estaba mojado. Las luces se reflejaban distorsionadas en el suelo. Un brisa helada recorría el ambiente. Chloe subió el cierre de su chaqueta para abrigarse el pecho. Se sentía nerviosa. Sabía que Clark haría lo imposible por encontrarla cuando se percatara de su ausencia, y no pasaría demasiado tiempo de ello. Lo conocía lo suficiente como para saber que la encontraría, sería cuestión de días. Debía persuadirlo, pero ¿cómo? Varias ideas rondaban en su cabeza, debía elegir una y rápido.

El tanque se llenó. Colgó el pico de la manguera y miró hacia el service shop de la estación. Davis apenas se asomaba de detrás de una de las góndolas. Estaba entretenido. Caminó rápidamente hasta el otro lado del coche, quedando fuera del campo de visión de cualquier persona dentro del local.

Tomó el móvil del bolsillo y llamó a Clark. Luego de tres tonos se escuchó su voz del otro lado de la línea.

Clark - ¿Quién es?

Chloe - Clark soy Chloe. Sólo quería que supieses que estoy bien.

Clark - ¿Chloe? ¿Dónde estás? – realmente se oía alterado

Chloe - Davis y yo nos hemos ido, pero por favor, no intentes encontrarnos ¿ok? Estamos bien.

Clark - Crees que estás a salvo Chloe, pero no lo estás. No estás a salvo con él. – su tono de voz delataba la angustia que sentía.

Le dolía oírlo de esa forma, pero era lo correcto, todo esto era lo correcto.

Davis se encontraba en la caja, esperando por el importe para pagar. Miró hacia los surtidores que se encontraban a metros del local, no vio a Chloe, sólo el utilitario. Supuso que habría ido al baño. Tamborileó los dedos sobre el mostrador, estaba ansioso.

De repente, un dolor profundo en su oído derecho le hizo emitir una queja. Era una punzada muy fuerte y no se aliviaba. Se echó levemente hacia delante frunciendo el ceño y presionando el trago con dos dedos, hundiéndolo levemente en el canal auditivo externo.

Cajera - ¿Señor? ¿Se siente bien?

La voz de la adolescente lo volvió en sí, desenfocándolo temporalmente del dolor.

Davis- Sí, sólo son mis… jaquecas. – no quería llamar la atención – Umm.. acabo de recodar que me faltó algo ¿me esperas?

Cajera – Sí, no hay problemas. ¿Seguro que estará bien?

Él le sonrió para quitarle la preocupación – Totalmente – y desapareció tras las góndolas de las revistas.

Se apoyó en una de las paredes. El dolor comenzó a calmarse, pero de golpe retornó acompañado de un silbido agudo. Se inclinó ligeramente hacia delante. Era realmente aturdidor. De a poco el silbido comenzó a ceder y su cabeza se llenó de sonidos ambientales, bocinazos, personas hablando, gritando, riendo, llorando, máquinas funcionando.

Davis - ¿Qué demonios..? - Presionó su oído con la palma de la mano, en un acto reflejo de protegerse de todo ese barullo que aumentaba en intensidad cada segundo que transcurría. Parecía funcionar pero cuando retiró la mano, en medio del dolor, de los ruidos, apareció a lo lejos una voz familiar, la de Chloe "Estoy segura de que todo el mundo me está tomando las medidas para una camisa de fuerza…".

Davis - ¿Chloe? – abrió grandes los ojos y se incorporó.

No entendía nada, pero la seguía escuchando "…pero Clark, sé lo que estoy haciendo, y sabía que si te lo decía antes, habrías encontrado…"

¿Clark? Pero.. ¿Acaso Chloe estaba hablando con Clark? Hizo caso omiso del dolor y se concentró casi instintivamente en la voz. Poco a poco se iba clarificando, los demás sonidos se opacaban, perdían foco.

Chloe -"Mira, todo lo que he hecho, bueno o malo, lo hice por ti."

Clark –" ¿Huyendo? Admítelo Chloe, sientes algo por Davis. Y por eso lo estás protegiendo."

Sí, estaba hablando con Clark. Podía identificar la segunda voz. Y le molestó, pero en su interior estaba esperando que algo como eso sucediera, su instinto le advertía que Chloe no era del todo sincera cuando lo convenció de huir juntos.

Un comprador entró al local en ese momento y se dirigió a su sector. Rápidamente tomó una revista y comenzó a hojearla, para disimular. Estaba decidido a seguir escuchando. Sabía que no era muy noble de su parte, la estaba espiando, pero necesitaba saber lo que le pasaba a ella.

Chloe – "Clark, te estoy protegiendo a ti. "

Sonrió mordiéndose el labio inferior. Estaba en lo cierto al dudar. Quería alejarlo de Clark.

Chloe – "Lo decía en serio. Condenar a Davis a una vida como ese monstruo es peor que matarlo."

Clark – "¿Y que hay de ti Chloe? Encontraré una manera de salvarte."

Chloe – "Debo de haber apartado un millón de rocas verdes y nunca te he salvado de verdad. Ahora puedo."

Por la ruta, en frente de la gasolinera, pasó rápida y tumultuosamente un semi remolque de contenedores. El sonido era ensordecedor y Davis lo sintió como si el vehículo hubiera transitado sobre su cabeza. Reaccionó echándose hacia atrás y frunciendo violentamente el ceño. El sujeto que se encontraba junto a él lo miró extrañado. Davis recuperó su postura y le sonrió. Tomó cualquier revista que estaba a mano y se alejó de la góndola.

En vano intentó nuevamente encontrar la voz de Chloe. Los sonidos que lo perturbaron minutos atrás se oían cada vez más lejos, dándole paso nuevamente al silbido. El proceso se estaba repitiendo pero a la inversa. Sólo quedaba el dolor, intenso pero soportable. No entendía nada, no sabía si lo que le había sucedido era una buena señal u otra manifestación que la bestia realizaba en su interior para demostrarle quien mandaba.

Pero, más allá de todo, no podía negar lo que había descubierto y le dolía en lo profundo. Aunque debía reconocer que al ayudar a Clark lo estaba ayudando a él, lo estaba alejando de cumplir el propósito que sus condenados padres biológicos le habían cargado y eso le aliviaba. Y a la vez era consciente de que estaba sacrificando a la única persona que amaba en el mundo.

Respiró hondo. No entendía que era lo que había sucedido con sus oídos. Una preocupación más se sumaba a las que ya tenía, pero decidió mantener todo en secreto, por lo menos por ahora.

Un nudo de angustia se formó en su pecho. Pero no podía detenerse en ello. Algo muy peligroso podía desatarse. Impuso el bien mayor sobre el resto. Por el momento, prefería mantener a la bestia bajo control.

Se dirigió a la caja. La muchacha estaba muy entretenida con un muchachito de su edad. Carraspeó para llamarle la atención.

Cajera – ¿Si? ¿Se le ofrece algo más?

Le extendió la revista y elevó la vista hacia donde estaban los dulces. Uno en particular, en forma de corazón le llamó la atención – Sí, dame aquel .. ¿es un chocolate?

Cajera – Sí, quedaron de San Valentín. Son muy sabrosos.

Davis- Ok, ese.

Tomó las bolsas que la muchacha le había preparado. Respiró hondo nuevamente, antes de abrir la puerta del local.

Chloe - Clark, si hay una lección que he aprendido de ti, es que escoger un bien mayor nunca es un sacrificio. – y colgó rápidamente, había escuchado a Davis acercarse. Guardó el móvil en el bolsillo de su chaqueta y secó con los dedos las lágrimas que se le habían escapado. Suspiró para darse energía y poner buena cara.

Ignoraba que Davis estaba haciendo exactamente lo mismo detrás de ella.

Chloe - Ey. – y le brindó una sonrisa.

Davis - Ey. – se paró frente a ella, mirándola a los ojos - Dijiste que en los viajes en carretera te daban antojos dulces, así que... – y le extendió el chocolate en forma de corazón, envuelto en celofán rojo.

Chloe - Gracias. – le devolvió la sonrisa.

Davis - Será mejor que nos movamos. Tenemos que llegar a la frontera por la mañana.

Ella asintió. Subieron al coche rápidamente, ella en el asiento del acompañante. Le tocaría manejar a Davis.

Él la miró antes de colocarse el cinturón de seguridad. Buscaba en esos ojos un indicio, algo, que le devolviera las esperanzas.

Ella le sonrió para tranquilizarlo antes de desviar la mirada a la ventanilla.

Chloe - Desaparezcamos.