La Hija de los Dioses
Capítulo I
La Profecía
Caos, sangre, lagrimas y un insoportable hedor a muerte, eso era lo que rodeaba en ese momento al gran Lord del Oeste, a su lado se encontraban la exterminadora y el monje de la manada del mestizo.
La Miko vieja estaba a unos pasos de nosotros con el cachorro de kitsune y Rin, todos observaban atónitos el lugar exacto donde, hace solo un segundo, la Miko de Inuyasha se encontraba.
Habían pasado unos minutos desde que Naraku diera su último suspiro de vida, gracias a un ataque combinado del mestizo, la Miko y este Sesshomaru, logramos destruir el campo de energía que rodeaba al engendro, dejando vía libre para que la Miko atravesara la valiosa y problemática perla, con una de sus flechas sagradas, desintegrando en el acto a Naraku.
Con lo que nadie contaba era que, cuando la Miko sostuvo entre sus finas manos a la joya maldita, fuese absorbida por esta; la manada de humanos y el mestizo se habían quedado estáticos sin saber cómo reaccionar ante la situación.
Lo que ninguno de ellos pareció entender y que Sesshomaru no iba a rebajarse a explicar era que, la Miko no fue absorbida por la perla, fue transportada y no precisamente por la joya, como amo y señor de la noble casa de la luna, no le fue difícil identificar el tipo de portal por el que la Miko desapareció.
Minutos más tarde, el caos había comenzado, el mestizo de Inuyasha gritaba desesperado por la mujer, mientras que los humanos intentaban contener al inútil de cometer alguna estupidez.
Debido a que yo no tenía nada más que hacer en ese lugar, me di media vuelta y comencé a desaparecer entre la espesura del busca, fui detenido abruptamente por Inuyasha, este me gritaba sobre ayudarlo con el meidou, finalmente el hibrido había entendido donde se encontraba la sacerdotisa.
"ella es tu problema, no el mío" respondí secamente, la verdad es que, el no tenía nada en contra de la Miko, la chica era poderosa, demasiado poderosa diría el, además de que había destruido al hanyou desquiciado y, en más de una ocasión demostró valentía, dedicación y humildad, características poco comunes en los humanos, por lo que la sacerdotisa se encontraba un poco más arriba que los otros humanos.
Pero, el no pensaba meterse en algo tan complicado como lo que había sucedido, porque si, él sabía que había ocurrido, al momento de abrirse ese agujero negro que se llevo a la Miko, gracias a su naturaleza demoniaca había detectado el portal que daba paso al inframundo.
Sabía que la chica no había muerto, pero, de no lograr su propósito en las profundidades, lo estaría y muy pronto, digamos que Lady Izumi era la mismísima reencarnación del cinismo, era a fin de cuentas, la hermana de su madre.
Luego de largarse de la aldea del hanyou, fue de regreso al Palacio de la Luna, para este entonces, la noticia de la destrucción de Naraku debía haberse extendido por la mayoría del continente, pronto el consejo de ancianos pediría una reunión y no pensaba darles cabida a ninguno de esos vejestorios para que, como en años anteriores, intentaran sacar provecho de las circunstancias.
Aterrizo sin prisas en las afueras de su palacio, extendió su energía demoniaca por todo el lugar e inmediatamente las enormes puertas dobles, custodiadas por la guardia del palacio, se abrieron, para dar paso al eterno grupo de hipócritas que conformaban la corte del Oeste, los más antiguos sirvientes y varios generales y comandantes del ejército.
Todos se inclinaron con enorme respeto ante su Lord, aunque a este no podía importarle menos la elaborada y ridícula bienvenida, lo que ocupaba toda la atención del Inu, eran el característico olor y energía de cierta youkai, ignorando a su comité de bienvenida, el Lord partió en busca de la presencia.
En segundos, Sesshomaru se encontraba en su despacho, la sobrenatural belleza de la Inu y sus brillantes ojos dorados le devolvían la mirada sin interés alguno, pero el mejor que nadie sabía que, detrás de esa indiferente mirada, había algo urgente que comunicar.
"¿Qué quieres?" pregunto fríamente Sesshomaru.
"¿Qué una madre no puede venir a ver a su cachorro después de doscientos años?" la sedosa voz de la Dama de la Luna llegaba hasta los finos oídos de su hijo.
"no pienso repetirme madre" los ojos de la Inu brillaron con sabiduría y tomo asiento frente al Lord.
"vengo a advertirte cachorro, tiempos oscuros se aproximan al oeste, te aseguro que el hanyou Naraku era el menor de tus problemas"
Sesshomaru bufo "si eso es todo, puedes retirarte" el oeste se encontraba en su mejor momento, ni siquiera en los tiempos de su padre, se había visto tanta abundancia, este era el punto cardinal mejor resguardado de los enemigos, las riquezas eran incalculables y el palacio era la mejor fortaleza jamás construida, absolutamente nadie sería tan demente como para enfrentarse al oeste.
"hace siglos recibí la visita de Tsukuyomi-sama, su deber era entregar una profecía, profecía que me fue confiada, al ser la Dama de la Luna y una de las descendiente de los Dioses. Se me indico que después de conocer su contenido, debía ser guardada en un lugar seguro, de caer en manos equivocadas, sería el fin del universo tal y como lo conocemos y, Tsukuyomi-sama fue muy claro al decir que, esta profecía debía llegar a ti, al momento y al tiempo indicado"
La Inu saco de entre su kimono, el ornamentado relicario con la piedra meidou que la identificaba como Señora de la Luna, al contacto con un pequeño cambio en la energía de la platinada, la piedra comenzó a brillar de forma insoportable, dejando ciego al Lord y a su madre por unos segundos.
Al recuperar la vista, Sesshomaru se percato de que ya no se encontraba en su despacho, ante él se mostraban los llamados fantasmas del pasado, esto lo dejo helado, se suponía que estos seres eran un mito; según la leyenda, ellos eran los encargados de guardar los secretos y misterios del oeste, eran considerados los más sabios y justos.
"Lady Irasue, Lord Sesshomaru, bienvenidos a la habitación del tiempo" la voz que retumbaba por toda el lugar era grave, luego se escucho una voz más suave "ya es momento de que el destino del oeste sea revelado y que el heredero del gran comandante conozca lo que se le ha negado durante siglos"
Ambos inus quedaron estáticos en el sitio, una sabiendo lo que iba a ocurrir y el otro alerta por cualquier eventualidad, delante de sus dorados ojos, comenzó a pasar la historia de la creación de la perla de Shikon.
La imagen comenzaba con los Dioses, estos estaban teniendo problemas para manejar a los youkais y a los humanos, todos llegan al acuerdo de mandar una de sus creaciones para solucionar los problemas del mundo terrenal.
Es así como nace la gran Midoriko, enviada a la tierra para equilibrar el mal que se estaba creando por la avaricia y la violencia de ambas razas, desde el día de su nacimiento, Midoriko fue entrenada y guiada para convertirse en la salvadora del mundo.
Pero, al mundo saber de la existencia de la poderosa sacerdotisa, criaturas, humanos y demonios ansiaron tener todo ese poder para ellos, la cazaron, acorralaron y hostigaron hasta que, por confiar en la persona equivocada, la gran Midoriko creó la legendaria perla de Shikon, provocando aun más odio en la tierra.
Los Dioses se enojaron por su evidente fracaso, se suponía que todo lo que habían hecho era para solucionar un problema, en cambio, el problema original se incremento y se provocaron cientos de inconvenientes más.
Años después, al ver como la humanidad se destruía cada vez más por culpa de la perla, tomaron la decisión de mandar a otra sacerdotisa, es así como entra en escena la Miko Kikyo.
Con los años la sagrada jovencita cumplió con el deber que se le había asignado al nacer, hasta que apareció el hanyou hijo del comandante del Oeste, la Miko se enamoro y se dejo corromper por la maldad de la perla, provocando el sello del hanyou, la aparición de Naraku y su muerte.
Los Dioses no paraban de rabiar por el reino espiritual, sus planes nunca salían como esperaban, de nuevo sus enviadas les habían dejado más problemas que soluciones, al paso que iban, terminarían destruyendo el plano terrenal por completo.
Pasaron años hasta que, en un intento desesperado, los Dioses mandaron a alguien más, pero, aprendiendo de sus errores, la mandaron al futuro, para que creciera con otra mentalidad y, sobre todo, sin conocimiento alguno de su destino.
Esta nueva sacerdotisa debería vencer todos los males causados por sus antecesoras, en especial, la maléfica perla de Shikon y su anterior guardiana, la Miko Kikyo, pero su principal trabajo era, mantener el equilibrio de todo lo existente.
"¿Qué tiene que ver conmigo?" pregunte, cansado de las idas y vueltas de toda la situación, sabía que su madre estaba guardando información y, por alguna razón, los fantasmas del pasado parecían estar de acuerdo.
"tan impaciente como siempre cachorro" por todo el lugar se escucho el gruñido de Sesshomaru, a lo que su madre respondió con una cínica risa.
"No desespere Mi Lord, todo le será dicho" dijo la voz grave.
"cuando la profecía fue entregada, me dieron una detallada explicación de los eventos que avisarían de la llegada de ese alguien, hace tres años, dichos eventos comenzaron a pasar, uno de los últimos acontecimientos era la derrota del hanyou Naraku" dijo la Inu.
Sesshomaru, aun sin entender, fue a interrumpir a su madre, pero fue detenido por una seña de esta "él porque estamos aquí es porque, la sagrada que fue enviada esta vez, para salvar a todos, es tu compañera"
Sesshomaru, a pesar de no demostrar nada, por dentro su asombro era inmenso, su compañera era una sagrada, una Miko, el destino parecía tener especial empeño en amargarle su larga existencia ¿de todas las poderosas youkais existentes, tenían que destinarla a la única persona que podría achicharrarlo en un berrinche?
Desde hace siglos que Yako, su bestia, había comenzado a pedir por la presencia de su compañera, cada noche, desde hace 400 años, Sesshomaru y su bestia extendían su energía, en busca de una compañera que parecía no existir, nunca logro encontrar nada, ni un diminuto pulso de poder, nada.
Ahora su madre venia a su palacio, con la soledad y la elegancia que la caracteriza, lo transportaba a quien sabe dónde y todo para decirle que ella, sabía desde hace siglos quien era su pareja destinada y, se había negado deliberadamente a decirle nada, su bestia se encontraba furiosa y los fantasmas y su madre podrían darse cuenta de su enojo.
"¿Quién es?" pregunto Sesshomaru, luchando por contener su rabia.
La hermosa youkai clavo sus doradas pupilas en las idénticas de su hijo, en un obvio intento de crear drama y suspenso "¿no te resulta curioso el porqué no pudiste detectarla? A fin de cuentas, desde hace tres años que esta aquí"
Las palabras de su madre no hicieron efecto en el, se encontraba mayormente influenciado por su bestia y esta se encontraba demasiado excitada por la idea de tener a su pareja como para preguntarse ese tipo de cosas.
"su nombre" gruño Sesshomaru con los ojos rojos, revelando la presencia de Yako.
Ante los ojos de los inus, apareció la imagen de una chica, de unos 18 años, con largo cabello azabache y extraños ojos azules "La Shikon No Miko" dijo una de las voces.
El poco control que Sesshomaru tenía sobre su bestia, se perdió debido a la sorpresa del Lord, Yako tomo posesión del cuerpo del Inu y busco desesperadamente la esencia de la conocida sacerdotisa, sin encontrar nada.
La desesperada bestia era contenida por la Inu de largos cabellos plateados, ella sabía que esto ocurriría; para los Inu, sus compañeros lo eran todo, al momento que estos sentía la esencia del otro, se creaba un lazo irrompible, por lo que, al no ser capaz de sentir a su compañera, pero conocer su identidad, descontrolaría a la bestia del posesivo Lord.
Gracias a la intervención de su madre, Sesshomaru logro controlar a la bestia y tomar de regreso su cuerpo, al ver a la demonesa de ojos dorados frente a él, le dijo de forma fría "la Miko se encuentra en manos de…"
"lo sé cachorro" al ver la muda pregunta en su hijo, esta decidió ser un poco más clara "el que ella se encuentre en el inframundo, tiene que ver con la razón por la cual no pudiste reconocer su esencia como la de tu compañera, la Miko nació con un sello, este se diseño para que la protegiera y para ser roto únicamente por ella"
"¿Cómo es que eso la envía al infierno?" pregunto Sesshomaru, cada vez más curioso acerca del paradero de su compañera.
"para romper el sello, ella necesita ser entrenada, la chica es poderosa, pero sin entrenamiento no es nada, por lo que ella será entrenada como lo que es, la hija de los dioses"
Si mis cálculos eran correctos, la Miko tendría que pasar por los diferentes reinos, el espiritual, el terrenal y el infernal, lo que no terminaba de entender era, ¿Por qué la humana fue mandada primero al infierno? Lo más lógico es que fuese entrenada por los dioses primero, para así conocer su misión en este mundo.
Rápidamente todo hizo click en el cerebro del Lord "¿la Miko no debe saber lo que le depara, cierto?" el youkai vio con satisfacción como la fría careta de su madre caía por medio segundo, no se había equivocado, los dioses eran unos manipuladores y a la Miko la usarían como un peón más en su maldito juego de poder.
Regrese con otra historia de Inuyasha, la verdad es que no es algo seguro, quiero ver que opinan de este primer capítulo y ver que logro hacer con mi alocada imaginación, adoro ver sus comentarios así que no sean tímidos.
Besos.
