EL PROGRAMA DE RADIO

- Sher...

- Shuuu...

- Sher...

- Shuuu...

- ¡Ey! ¡Dámelo!

- ¡No! ¡Hazme caso primero!

- Vaaaale... ¿Qué quieres?

- Que me... ¡qué no me lo quites!

John volvió a coger el transistor de las manos de Sherlock y lo guardó bajo su axila.

- ¡Estoy escuchando la radio! ¿Te importa?

- Tenías qué haber sacado la basura hace una hora. La cocina apesta a pescado. ¿Desde cuándo escuchas tú la radio?

- Es un programa nuevo. Muy interesante, por cierto. ¡Al menos hasta que me impediste continuar!

John, curioso, encendió de nuevo el aparato.

- …Y hoy os enseñaremos como practicar una excitante felación a vuestra pareja...- sonó una voz femenina desde el mismo...

- ¿Estás escuchando porno?

- ¿Porno? Eso es demasiado artificial. Parece mentira que seas mi novio. Ya te he dicho que es un programa nuevo.

- ¿Y por qué no vienes a escucharlo a la cama? ¡Son las doce de la noche, Cenicienta!

- Creía que dormías. ¿Por qué no dormías? ¿Otra pesadilla? ¿Te encuentras bien?

Sherlock empezó a palpar todo su cuerpo en busca de indicios de... algo, y el pequeño radio cayó al suelo rompiéndose contra él.

- Oh, vaya. Quería escuchar un poco más – suspiró John.

- ¿Te ha gustado? - dijo pícaramente mientras levantaba una ceja y pasaba la lengua entre sus labios.

- ¿Acaso no sabes lo qué me gusta? - dijo el rubio con un brillo descomunal en sus ojos.

- Pupilas dilatadas, pulso acelerado, rubor en las mejillas...

- Y no olvides lo principal.

John condujo la mano de Sherlock hasta su miembro, apresado en sus pantalones.

- ¡Interesante! Oye, John, ¿quién es Cenicienta?

- Ya te lo contaré mañana, ahora estoy ocupado - dijo trayéndolo para él hasta que sus miembros rozaron provocando un gemido mutuo.

- ¡Vamos a la cama!

- ¡Demasiado lejos! - dijo un Sherlock demasiado ansioso.

Y el salón fue testigo de su amor.

- ¡Chicos, bajad la televisión! ¡No me hagáis subir! - gritaba la Señora Hudson desde su dormitorio un piso más abajo.