Harry Potter y El Regreso del Señor Tenebroso

Capítulo 1: El descubrimiento

Era una noche obscura de agosto cuando Draco Malfoy regresaba del trabajo a su mansión. De repente se detuvo en seco al ver caer del cielo un trozo de lo que parecía ser piel. No le pareció extraño, así que siguió su camino hacia su casa, abrió la puerta y vió a su esposa Astoria y a su hijo Scorpius esperándolo.

— Hola querido, ¿qué tal tu día?— Saludó Astoria. Besándolo en la mejilla.

—Normal—Respondió Draco en tono adusto.

Acto seguido su hijo Scorpius se acercó a él y le dio un gran abrazo, al que Draco respondió con una leve sonrisa.

— ¿Quieres cenar cariño? — Preguntó Astoria.

— Si, por favor— Respondió Draco.

Cenaron casi sin decir palabra y al poco rato se fueron a dormir.

A los pocos días a la hora del desayuno estaban todos sentados a la mesa, cuando una lechuza parda se posó en el alfeizar de la ventana que daba al comedor de La Mansión Malfoy, ésta golpeó suavemente la ventana para atraer la atención de los habitantes de la casa.

Al escuchar los golpeteos Draco se levantó de su silla y se dirigió hacia la ventana, la abrió y se acercó a la lechuza. El animal levantó la pata, en la cual llevaba atado un sobre. Draco desató el sobre y se dirigió a su despacho sin decirle nada a su familia mientras la lechuza salía volando.

Draco llegó presuroso a su despacho y rápidamente puso el sobre encima de su escritorio, se sentó en una silla y abrió el sobre, éste contenía varios ingredientes para una poción, el pedazo de "piel" que Draco había encontrado días atrás y una carta dónde se leía:

Querido señor Malfoy:

Se le envía esta carta para ponerle al corriente del plan para revivir al Señor Tenebroso, y así hacer que éste vuelva a tomar el control del Ministerio de Magia y para que pueda cobrar venganza contra Harry Potter y su familia, tras su asesinato hace 20 años, para ello se le solicita elaborar una poción con los ingredientes anexos a este escrito.

Por su cooperación, gracias.

Atentamente

Blaise Zabini.

Draco, sudoroso y preocupado se quedó mirando la carta con cara de angustia.