Desde que nací, he pertenecido a una familia de rutilantes. Mis abuelos, mi propio padre, mis tíos, mi tía; todos ellos pelirrojos. Varios de mis primos y primas también han heredado ese color de pelo tan característico de nuestra familia. Pero no yo, yo he tenido que heredar el anodino y mundano color castaño de mi madre.

Para muchos de vosotros, cuyo color de pelo quizás sea el mismo que el mío, esto no os puede suponer ningún problema, drama o trauma; pero si en tu familia, la única con esa pigmentación eres tú –no tengan en cuenta a mi madre- lo es.

El cabello castaño es el segundo más común en todo el mundo, mientras que el pelirrojo –ese color tan deseable, feroz y salvaje- es el menos común. ¿Por qué no pude yo heredar ese color de pelo yo?

Se me olvidaba decíroslo, mi hermano pequeño también es pelirrojo.

No os podéis imaginar lo que de pequeña suponía no ser pelirroja en la Madriguera, siempre me tocaba a mí y a mi primo Albus recoger después de jugar al Quidditch por no ser comadrejas. Incluso hubo veces que no nos dejaron entran a la Madriguera porque ahí solo se cobijan las comadrejas.

Luego era cuando mi abuela les castigaba. Considero que estoy tan unida a mi primo por esa coincidencia genética. Él tampoco es pelirrojo, luce una cabellera negra alas de cuervo, el color más común en toda la faz mundial.

¿Queréis saber algo más? Durante años he llevado relativamente mal el hecho de ser castaña en una familia pelirroja, pero todo empeoró con el despertar adolescente de las bellezas pelirrojas de mis primas.

Cada vez que las ves, te quedas sin aliento, quieras o no. Y eso es lo que le pasa a la población masculina de Hogwarts, incluso a esa parte que preferiría a mi hermano sobre todas ellas.

A día de hoy, soy la Weasley más mayor que reside en Hogwarts. El año que viene será mi prima Lily.

A día de hoy, soy la Wealey más sola, triste y patética que reside en Hogwarts. Este año, prometo hacer a mi cabello castaño, el objeto de deseo de todo Gryffindor, Ravenclaw, Slytherin e incluso Hufflepuff que se me ponga delante.