NdA: Este se lo debía a Riatha de la kedada en Madrid, así que allá va. Con retraso, pero... meh... tiempo es lo que me falta últimamente. He cogido la tabla de los cuatro elementos (aire, tierra, agua y fuego) de Crack and Roll porque me venía genial para la historia, pero decir que no me he ceñido a la cantidad de palabras que se pedían.
Mil gracias a G, Gellar, por dar su opinión y por sus regañinas cuando me ponía poeta. Niña, mala, eso no se hace. Así que me he puesto medio guarra, para que no se diga. Estáis advertidos XDDDD
Sin más dilación, una pareja que nunca me ha gustado demasiado: Pansy y Hermione. Va por usted, Riatha, crack de los cracks y genio del femslash XDDD
Capítulo 1
-Aire/Viento-
Lo escucha.
Lo escucha perfectamente porque lo ha oído mil veces y porque, ¿para qué negárselo? lo estaba esperando. Lo escucha acercarse rápidamente rasgando el aire mientras un taconeo que conoce de sobra golpea con fuerza las baldosas de la biblioteca. Lo escucha aunque se lleve las manos a la cabeza con desesperación, aunque luche por no hacerlo y por convencerse a sí misma de que es una estupidez lo que está haciendo.
Para una mente tan lógica como la de Hermione, resulta francamente absurdo ser capaz de percibir el sonido que hace el frufrú de esa falda que conquista cada uno de los centímetros cuadrados por los que camina su dueña. Tiene que ser cosa de magia, aunque esa vez el único hechizo que haya de por medio sea uno de los más poderosos que existen: la espera, el anhelo.
Más absurdo es todavía que se ponga nerviosa, histérica al saber que la falda se acerca. Que muerda la pluma. Que sus apuntes hayan quedado arruinados, tachados con una raya de extremo a extremo por culpa del sobresalto. Hermione se enfada aunque sepa que da exactamente igual, que en su presencia leer sus apuntes o estar mínimamente concentrada es una utopía, una auténtica pérdida de paciencia y de tiempo. Si acaso, como mucho será capaz de seguir el vals de las letras, ese compás borroso que marca la escritura de sus apuntes cada vez que ella aparece porque su corazón repiquetea aceleradamente, y el abecedario se empeña en bailarlo.
Ella se sienta justo enfrente, con la misma naturalidad con que lo harían Harry o Ron pero con unas intenciones muy diferentes. Hermione se esfuerza por ignorarla, pero le resulta imposible ignorar lo que ha estado esperando todo el día. Ni con toda la magia del mundo podría ignorar los sueños húmedos en los que ella se cuela sin pedir permiso. En los que ella la empotra contra la pared y la besa con fuerza sin su consentimiento. En los que ella se toca mientras sonríe de medio lado y se muerde el labio inferior, aunque Hermione no se lo haya pedido.
Cuando está enfrente, como está ahora, Hermione tampoco puede ignorar sus sueños en medio de clase. Esos momentos en los que la voz de Snape se convierte en un susurro lejano, en una explicación aburrida que no le interesa, porque es mucho más divertido imaginársela con la camisa medio abierta y el escote con dos pecas salpicado de gotitas de sudor. Sólo dos pecas, pero muy bien puestas. Hermione se ruboriza y avergüenza cada vez que piensa que quiere lamerlas con la lengua.
Así que no.
Hermione no tiene ni idea de cómo permanecer calmada cuando ella está cerca. Y le da pánico hablar porque sabe que va a decir un comentario estúpido, probablemente el comentario más baboso de este planeta. Y que se reirá nerviosamente y que su voz sonará temblorosa si tan sólo se atreve a decirle "hola".
Por eso sabe que está perdida.
Además, tiene un motivo añadido para estarlo: si Pansy se ha sentado enfrente es porque quiere algo. Y cuando una Slytherin se ha propuesto un objetivo, no hay Gryffindor sobre la faz de la tierra capaz de detenerlo.
-¿Te falta mucho? –pregunta la Slytherin mientras sus uñas tamborilean con ansiedad sobre la madera del pupitre.
Hermione alza una ceja y es por fin capaz de posar sus ojos en las pupilas de Pansy, que brillan mientras la miran.
-Un rato. ¿Por qué? ¿Qué es lo que quieres, Pansy?
-Verte.
"Verte" podría ser inofensivo, podría significar cualquier cosa. Pero cuando esa palabra se forma en los labios de Pansy, Hermione sabe perfectamente lo que significa. Quiere decir que acabarán donde siempre, encerradas en el armario de las escobas, con su gato maullando enojado al escudo del jersey de la Slytherin, que seguramente acabará en el suelo junto con su corbata, su falda y el resto de su atuendo. Todo mezclado.
Significa que Hermione acabará luchando entre besos urgentes y necesitados por una bocanada más del aire que Pansy impregna con su colonia cara. Significa que en ese armario el aire que ambas respiran será el mismo para las dos casas, Gryffindor y Slytherin, Slytherin y Gryffindor, y que entre besos, mordiscos, caricias y el sabor amargo del carmín rojo con el que Pansy se pinta los labios, ambas se detendrán un segundo, se mirarán a los ojos con rabia y se dirán esas dos palabras que llevan todo el día esperando:
-Te odio.
-Yo más.
Porque ¿quién quiere decir "te quiero" si las palabras siempre se las lleva el viento?
