THE EMPTY SONG OF HATSUNE MIKU
Por Arakyshy99
Capitulo 1 La niña de coletas celestes
– ¡No voy a hacer eso! Compartir el escenario con ellos y mucho menos servirle de coro a ese niño. Les dices que no y luego vienes a hablarme.
– Miku – regañó la mujer acomodándose los lentes – El escenario no es nada mas tuyo, a la gente le gusta verte con los Kagamine y por eso vamos a probarlo en el siguiente concierto.
– No lo voy a hacer – la joven de celestes coletas se cruzó de brazos en una actitud de franca provocación. A Mitsuki, su manager, poco le faltaba para perder los estribos, pero conocía la actitud de aquella niña. Si sabia ganarla podría convencerla.
– Vamos, tú sabes que podrías aparecer en muchos más conciertos, la gente te considera como una hermana de Rin y les gusta mucho la pareja que hiciste con Len. ¿Acaso no querías que el nombre de Hatsune Miku se conociera por todo el mundo?
– Pero nunca a costa de servirle de bailarina a gente con menos talento que yo.
– ¡Miku!
– ¡BASTA! – Enojada salió del camerino rumbo a donde se reunían los demás, era semana de grabaciones, se acercaba un nuevo disco del complejo Vocaloid y todo el mundo estaba trabajando mucho. Todos los muchachos conocidos como Vocaloid se encontraban en el lugar trabajando duramente. Y ahí, cerca de la entrada a la sala de video, estaban los gemelos rubios con quienes cantó algunas veces antes.
A Miku le gustaba que después de ese concierto los mencionaran en todas partes, que a la gente le gustara tanto la combinación entre la voz de tono tan alto de Miku y la grave pero suave de Len y la alegre de Rin. Le gustaba mucho que su imagen se viera por las calles y los discos se vendieran.
Pero jamás, jamás iba a soportar que la mencionaran solo en segundo lugar, solo ser el complemento de alguien más. Ella era Hatsune Miku, la diva eterna, el ángel celeste y no le iba a hacer de herramienta para que alguien más se hiciera famoso. Ella lo logró todo por su propio esfuerzo y por eso no le iba a regalar nada a nadie.
– Mira, "rubio". No me importa lo bonito que bailes…
– Miku – apurada su manejadora se corrió para intentar detenerla.
– Pero si quieres lograr algo lo vas a hacer por ti mismo. Yo no te voy a dar nada. No sabes cantar, nunca vas a triunfar así que no intentes agarrarte a mí para volverte famoso.
– Basta – Alguien la sujetó por un brazo para obligarla a voltear. La "hermana mayor" del grupo Vocaloid, Luka. – Discúlpate con Len.
– Déjame – ojos furiosos en Miku, los demás sabían que era mejor no meterse con ella cuando se ponía así. Pero al parecer esta vez Luka no estaba dispuesta a dejarlo solo pasar.
– No tienes derecho a decirle esas cosas.
– ¡Ninguna es mentira!
Un fuerte apriete al brazo de Miku para calmarla o llevársela de ahí. Pero con esta reaccionó con violencia y con la mano libre le estampó una fuerte bofetada en la cara a su compañera. Golpe que resonó entre el terrible silencio que se había formado en el lugar.
Al final su manager llegó para apartarla de manera violenta y sin soltarle le dijo.
– ¡Déjate de rabietas! ¡Vas a disculparte con Luka y después a hacer tu trabajo!
– ¡NO! ¡Ustedes, todos ustedes! Todos quieren destruirme, todos quieren hacerme daño, ninguno de ustedes me aprecia de verdad, solo buscar aprovecharse.
Las rabietas de Miku eran normales en el grupo, pero esta al parecer se había salido de control. Los demás parecían mantenerse apartados, mientras algunos ya trataban de animar a Len, quien al parecer resultó un tanto afectado por las palabras de Miku. Ya se le pasaría a la chica, ya regresaría después a regañadientes para pedir disculpas y hacer su trabajo. Un día más, una sesión de gritos más.
Pero hoy parecía estar afectada por algo.
– ¡Los odios a todos! ¡Todo lo malo es por culpa de ustedes!
Terminó ella antes de salir corriendo del lugar sin escuchar los gritos de su manejadora de que regresara, de que aun no terminaba el trabajo del día. Pero a la joven no le interesó y salió del edificio sin mirar ni escuchar a nadie. En el exterior, una avenida bastante transitada, le fue fácil conseguir un taxi rápido para que la alejara del lugar. Ni siquiera supo lo que le dijo al conductor, tan solo de repente se encontraba mirando por la ventana al paisaje que cruzaba.
Se sentía tan fastidiada de todos, ¿Por qué no solo se callaban? ¿Por qué no solo se iban y la dejaban contar?
Por que cuando ella estaba sobre el escenario, cuando le gente le aplaudía a ella y solamente a ella. Entonces nada más existía. Solamente ella y esa sensación de gozo tan intensa que no podía compararse con nada. Miku amaba cantar, amaba cantar con todas sus fuerzas. No deseaba nada más en el mundo que cantar siempre. Y mientras pudiera seguir haciéndolo, entonces todo lo demás era innecesario. Todos los demás eran innecesarios.
¿Y por qué no irse? Ella era famosa, y no tenía ningún contrato forzoso, seguro que cualquier disquera la aceptaría de inmediato sin obligarla a hacer cosas denigrantes, cumpliéndole todo lo que deseara. Dejándola cantar y dar conciertos incluso todos los días. Hacer lo que ella quisiera.
¿Y por qué no?
¿Por qué no dejar de ser una Vocaloid para volverse solista por su propia cuenta? Hatsune Miku, solo Hatsune Miku y que no le quitaran tiempo de sus conciertos en que otras personas con menos talento cantaran. Por fin ser libre, libre.
No sonaba mal.
Iba a baja velocidad por aquella calle y notó de inmediato a una persona en la acera saludando. Una chica, una fan. Casi siempre las veía por la ciudad, vestidas con el traje que ella usaba en los conciertos. Con pelucas como su largo cabello celeste o con el cabello arreglado igual. Algunas se veían bastante bien. Tal vez la reconocía dentro del taxi, tal vez era alguien que solo se paseaba por el lugar disfrazada de Hatsune Miku. Debía mostrarse alegre con las fans, en todo momento debía parecer una buena chica con los clientes que compraban su música.
Así que la saludaría al pasar a su lado para hacerle la emoción.
Pero al apenas levantar la mano se quedo sin poder ni siquiera respirar. No era verdad.
Aquello no era una máscara, tampoco un simple parecido, la persona que estaba sobre la acera, saludándola, era ella misma. Completamente idéntica.
¿Cómo?
¿Qué estaba pasando?
– Deténgase.
– ¿Aquí?
– Paré aquí, rápido.
Unos billetes del bolsillo para salir aprisa. ¿Dónde estaba? ¿Dónde? Tenía que saber quién era, tenía que hablar con esa persona. Dicen que todos tenemos un doble en alguna parte del mundo y tal vez ella acababa de encontrar el suyo. O tal vez algo malo estaba pasando, algo de verdad malo.
La otra Miku ya no estaba donde antes, y con una mirada rápida alcanzó a ver como entraba a una calle, al parecer con mucha prisa. Tal vez no esperaba que ella detuviera el taxi de pronto y bajara de improviso. Tal vez la asustó con esa actitud. Tenía que encontrarla, así que también echó a correr por entre esas calles para alcanzarla.
– ¡Espera! – Le dijo – ¡No te voy a hacer nada!
Los callejones se cruzaban como un laberinto, pasillos pequeños, calles donde apenas entraría un auto, algunas avenidas y pasajes entre casas para entrar a alguna en particular. Todo un laberinto de pequeñas calles por donde persiguió a la otra Miku durante algunos minutos. Pero sin importar cuánto se esforzara, apenas alcanzaba a verla perdiéndose en la siguiente esquina. Ya ni siquiera tenía idea de cómo regresar a la carretera o de cómo salir de ahí. Pero es que aquello que estaba pasando era más fuerte que su razón.
En la siguiente esquina, la chica a la que seguía estaba detenida, al parecer esperando a que Miku llegara para que alcanzara a verla por donde iba. Pero de pronto se veía algo diferente. Tal vez menos maquillada, tal vez con el cabello un poco más corto. Pero antes de que pudiera siquiera hablarle, echó a correr de nuevo obligándola a seguir la carrera.
Ahora aquel "fantasma" llevaba una blusa blanca con mangas, tan diferente a la de antes y a la siguiente las medias altas no estaban. ¿Cómo es que estaba cambiando tan rápido? ¿Era una broma de alguien?
"Acaso ya me volví loca. ¿Acabo de perder la razón?"
Después de algunos minutos a quien perseguía era a una niña, con uniforme de secundaria y muy corto cabello de color celeste. Cambiando a cada instante hasta aquello. Deteniéndose para mirarla recuperar el aliento.
Era idéntica a ella, bueno, a como ella sería casi cuatro años menor, con el cabello tan corto, vestida de estudiante. Con un gesto en los ojos que le hacía parecer vacía, tal vez perseguía solo a una imagen que no era una persona de verdad.
– ¿Eres feliz? – le preguntó la joven Miku con una voz idéntica a la de ella.
– ¿Qué?
– ¿Eres feliz? – pero ahora parecía furiosa al hacer esta pregunta.
No, no estaba furiosa, estaba desesperada y ese gesto de enojo era la manera en que evitaba que las lágrimas salieran. Alguien que se guardaba el llanto con tanta desesperación, alguien que si tal vez comenzara a llorar, no se detendría nunca.
– Bueno, yo… – ya un tanto mejor se atrevió a acercarse a esa imagen para tratar de tocarla.
– ¡No es justo! ¡Si a pesar de todo no eres feliz entonces no vale nada la pena! ¿Entonces para que tanto sacrificio?
Cubriéndose el rostro para que no la vieran llorar se alejó de nuevo, obligando a Miku a seguirla una vez más. Aquella calle conducía a un pequeño parque entre los edificios y las casas. Un área antigua donde el lugar reflejaba los desastres de los años. La pequeña Miku ya no estaba, tal vez nunca estuvo en realidad.
¿Qué acababa de pasar? ¿Necesitaba ayuda? ¿Podría regresar sola de nuevo al estudio? ¿Debería llamar a alguien? Nada de aquello era normal.
– Por fin regresas Hatsu, tardaste muchos años, pero por fin estas aquí. – un muchacho vestido de oficinista con una bolsa de compras entre los brazos. Quien le mostraba una sonrisa sincera.
– ¿Disculpa?
– ¿Me olvidaste? No me sorprende tanto. Entonces, aunque suene a repetición mi nombre es Ryo. Y hay alguien a quien tienes que volver a conocer.
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