Regalo de hace ya bastante tiempo para mi amiga Pepi, que pidió un fic de Remus de joven.
¡Gracias por leer y doble gracias si dejas comentario!
Amistad
Llevaba ya varios minutos consciente, pero aún seguía sumido en las penumbras porque no tenía fuerzas suficientes como para abrir los ojos. No era capaz de recordar todo lo que había ocurrido la noche anterior y eso le extrañaba, ya que normalmente, con mayor o menor claridad, era capaz de reconstruir cada minuto, cada agonía, cada aullido.
Tomó aire muy hondo y, realizando un esfuerzo que parecía sobrehumano, consiguió abrir los ojos. Las cortinas de su cama estaban echadas, de forma que la luz del exterior no le molestaba demasiado. Levantó un poco la sábana y trató de ver debajo del camisón de la enfermería. Estaba lleno de nuevos arañazos y cicatrices, más que de costumbre. Suspiró, deseando poder volver a dormirse. Para siempre, a ser posible.
A punto estaba de conseguirlo cuando escuchó la puerta abrirse y los pasos de dos o tres personas.
-No deberían molestarlo ahora, todavía duerme...-dijo la voz de la señora Pomfrey.
-Pues no le molestaremos, estaremos a su lado hasta que despierte, no hay derecho a que esté tan solo durante todo este tiempo.
Ese era Sirius. Sin duda. Así que los que venían con él debían de ser James y Peter.
-¡Pero si estás despierto, capullo!-berreó Sirius al descorrer las cortinas. Remus sonrió de medio lado y le pidió con un gesto que bajara la voz.
-Hola, chicos, me incorporaría si pudiera, pero creo que anoche tuve problemas...
Los tres se miraron con aprehensión, sin decidirse a hablar, hasta que James tomó la palabra.
-¿Anoche? Remus, llevas cuatro días inconsciente...
Aquello fue como un mazazo para el muchacho. Nunca le había pasado algo así, nunca se había descontrolado tanto durante una luna llena. No era posible, no podía haber pasado, todo el mundo estaría preguntándose qué diablos le pasaba, por qué llevaba ausente cuatro días, por qué cada mes aparecía más magullado... No podía permitir que aquello sucediera.
-¿Cuatro días? Vaya, parece que no me salió demasiado bien aquel hechizo mientras lo practicaba...-mintió, intentando desviar el tema.
-Remus, lo sabemos todo. No despertabas, no sabíamos qué había pasado... Dumbledore nos lo contó antes de que llevásemos a todo Gryffindor a una huelga de hambre.
Un segundo mazazo. Sus peores pesadillas estaban volviéndose realidad, aquellas que no le dejaban dormir por las noches. Pesadillas en las que sus amigos descubrían el monstruo que era en realidad y lo abandonaban entre muestras de desprecio y miedo. Pesadillas en las que todo el colegio se enteraba de su problema y terminaban por expulsarle porque sus padres ricachones presionaban a Dumbledore para que sacara a semejante peligro de Hogwarts. Sacarlo para siempre.
Iba a ser un apestado. Viviría peor que un squib.
Cuando se dio cuenta estaba llorando.
-Pero no llores, hombre.-dijo Sirius, acercándose y poniéndole una mano sobre el hombro.-Te pones más insoportable que de costumbre una vez al mes, tampoco pasa nada.
-Igual que tu novia, Sirius.-le cortó James.
-Melissa no es así.-dijo enfurruñado.
-¿Melissa? Pensaba que tu novia se llamaba Beth...
-Beth era mi novia la semana pasada.
James rompió en carcajadas hasta que Peter le pidió que se controlara o la enfermera los echaría de allí a los tres. Remus no entendía nada. ¿Por qué no le llamaban "monstruo" y salían corriendo?
-Entonces vosotros... ¿No os...? ¿...Enfadáis conmigo?
Los tres volvieron a mirarse y se encogieron de hombros, como si no supieran a qué se refería.
-¿Por qué íbamos a enfadarnos?-preguntó Sirius, más serio de lo que estaban acostumbrados a verle.-Sigues siendo Remus Lupin, no veo dónde está el problema.
Desde aquel día, Remus descubrió que la verdadera amistad hace que los grandes problemas sean un poquito más pequeños.
