Dumb

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"Desde que llegaran esos mocosos a SU casa, la vida de Heero Yui se ha complicado notablemente. Sobre todo, en lo que respecta a cierto idiota que invade su privacidad, como quien no quiere la cosa"

Éste es mi primer fic de Gundam Wing, pese a que soy fanática de la serie hace demasiados años… Más de los que recuerdo. ¿Supongo que hace unos 5? Así que espero que les guste, y que no estén demasiado OOC los personajes, aún así, esto es un…

Shounen Ai, 01x02, así que homofíbicos, out. AU, situándose totalmente fuera de al línea de la historia, pese a lo que pueda parecer en un comienzo. By the way, los personajes tienen, en promedio, unos 23 años. Tal vez, más adelante, hayan más especificaciones sobre la edad.

Por supuesto, Gundam Wing no me pertenece, por más que sueñe con ello…

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Prólogo:

La compañía.

-Te amo.
-…
-¿No me vas a responder?
-…
-Es que acaso nunca vas a dejar de mirar esa computadora en toda tu vida? Ni si quiera me escuchas! No te inmutas con nada! Argh, ya me has aburrido, me voy…
-…
-QUE ME VOOOY…
-…
-Olvídalo, no tiene sentido.

Trac, Trac, Trac.

Oh, finalmente, el silencio. Solo se oían las teclas al ser presionadas por sus dedos rápidos. No pasaría mucho tiempo sin que volviera ese idiota, pero mientras durase la calma, tenía que aprovecharla. Y claro que regresaría, porque siempre era así.

"¿Y si esta vez no lo hace?"

Detuvo un momento el movimiento de sus manos. Allí pasaba algo raro. Frunció el ceño, y regresó sobre sus pensamientos. ¿En qué estaba pensando? Ah, sí, en que finalmente estaba tranquilo. Bueno, ya que estaba solucionado el problema, luego de pasar las manos por su frente, se enfrascó otra vez en su trabajo.

"Si no regresa? Si realmente soy aburrido?"

Nuevamente, dejó de escribir. Es que no podía hacerlo tranquilo con esas tonterías en el cerebro. ¿Qué le importaba a él lo que los demás pensaran? Su objetivo de vida no era ser alguien agradable o dinámico, sino cumplir lo que debía, y ya estaba. Además, si él no regresaba¡tanto mejor!

Desde hace tres meses tenía que aguantar que ese chiquillo se sentara en su cama y le hablara como si fuera parte de su propia mente. ¿Con qué derecho lo hacía?

Lo cierto es que no lo podía echar. Lo había intentado de mil formas: Cerrar la puerta con llave, poner corriente en la manija, empujarlo con todas sus fuerzas fuera del cuarto, poner explosivos en la cama, usar tapones para los oídos, venderlo por Internet a un grupo de chicas extrañas, quemarle su apreciado cabello en la noche, para provocarle una crisis… Pero ninguna le daba resultado. Él siempre encontraba una forma para quedarse allí, en la cama impoluta, hablándole hasta por los codos.

Ese día sentía que iba a enloquecer. Llevaba despierto cinco horas, y Duo lo había estado hostigando cuatro y media de ellas. Así que, perdiendo toda su capacidad mental, había optado por la más infantil forma de hacerle sentir mal: La llamada "Ley del hielo". Así que había comenzado a ignorarlo, simulando como si estuviese solo. Ni si quiera le pedía un café o le decía que se callara. El americano no existía. Y a las tres horas de su "madura" técnica, el otro joven, hastiado, se había retirado del cuarto.

Pero en esa casa no se podía tener calma. No debieron haber pasado más de diez minutos, para que lo volvieran a interrumpir.

-Heero¿Has visto a Duo?
-…
-…Es que como siempre está aquí, pensé que lo sabrías…
-…
-… Pe-pe-pero parece que no se ha aparecido por aquí, así que… yo este… me voy… ¡Con permiso! – le dijo, haciéndose la nerviosa, haciendo una perfecta caricatura de sí misma cuando recién había llegado.

PAF.

La puerta se cerró de un portazo. Sus puños se cerraron, nerviosamente, por unos segundos, para luego volver a escribir. Pudo escuchar como, nuevamente, abrían la puerta con suavidad, y luego de un "Lo siento, se me soltó la mano", cubierto de risitas, desapareció la cabeza nuevamente y, esta vez, la manija giró, apenas haciendo un ruido al cerrar.

No pasaron más de cinco minutos para que, la misma persona, volviera a aparecer en el cuarto. Claro que, como el muchacho ni se giraba para ver quién era, no pudo evitar que el corazón le saltara, pensando que era Duo. Se preparó para recibir un balde de pintura en la cabeza, o algo por el estilo, poniendo el rostro más desagradable que tenía en su repertorio.

-Ah, y se me olvidaba, si ves a Duo, Heero, por favor dile que salí con Noin! Vale? Gracias, guapo, adiós!

CHUIK.

Carcajeándose por la sorpresa del estoico hombre, la chica salió del cuarto, luego de besarlo sonoramente en la mejilla. El pobrecito Heero dio un suspiro. Esa gente estaba loca, y lo peor era…

¡Que habían invadido su vida, olvidándose de lo que significa PRIVACIDAD!


Heero lo único que quería es que se fueran de su casa. SU hogar, de nadie más. Había sido tranquilo hasta que llegara ese grupo de actores de quinta categoría a instalarse con él. Claro que él había leído el testamento de su papito, y que lo que hacían esos tenía todo el respaldo legal… ¡Pero él no permitiría que se salieran con la suya!

Había tenido que vivir una vida entera en un departamento roñoso, comiendo basura, para que su padre pudiese mantener esa compañía de imbéciles que se decían actores. Y finalmente, había obtenido esa enorme casa que, hasta antes de la muerte del hombre, usaban como academia y hogar.

¿Para qué?

¡Para que a los dos meses llegaran esos imbéciles, después de su gira por Qué-le-importaba-a-él, e instalarse como si nada en la casa que ahora era SUYA!

Oh, pero algún día lo lograría. Y esos imbéciles no tendrían nada que decir. Los pondría de patitas en la calle, y no tendrían ni un peso de lo que había dejado su padre, que, pese a lo que pensaba Heero, no era poco.

Una risa macabra empezó a brotar de sus labios. Sin embargo, cuando vio asomarse por la puerta los rostros de Quatre, Trowa y Wufei, incrédulos, optó por, luego de una leve tos, regresar a su trabajo.

Ese era el infierno que le había tocado vivir a Heero Yui. Porque, pese a que la mayoría adora a los payasos, él ya no aguantaba tener que vivir con esos ocho. ¡Cómo añoraba los pocos meses que llevó una vida normal, sin tener que aguantar a ese grupo de idiotas!


Odin fue feliz con su compañía. Más de una vez, el pequeño Heero se preguntó si ese hombre, que se hacía llamar su padre, quería más a su compañía de teatro que a él, su único hijo. Pero en el fondo, el chiquillo sabía que no era así, y que eran distintas cosas…

O eso podría haber afirmado antes de que supiese lo que su padre dejaba en el testamento. Así, el grupito pasó a instalarse no solo en su casa, sino también en su vida, haciéndolo partícipe de sus decisiones, quisiera él o no; y de los no pocos problemas entre los mismos integrantes de la compañía.

Los había conocido en esos tres meses, teniendo que soportarlos con sus manías y absurdos. Esos ocho locos, habían vuelto su vida patas arriba.

Estaba Hilde, que había pasado de ser una jovencita tímida y bien educada, a una sarcástica invasora. Aún así, a Heero no le desagradaba, ya que eran pocas veces en que la muchacha lanzaba sus dardos hacia él.

Trowa era, quizás, el más parecido a él, pero con el que tenía las peores peleas. Cada vez que Heero abría la boca durante la cena, para condenar esa "invasión a su propiedad", como él le decía, el joven de ojos verdes le contestaba mordaz y fríamente, con argumentos que dejaban al otro con una papa a medio camino hacia la boca, y gruñendo como un perro por, por lo menos, media hora.

El bueno de Quatre y su macabra hermana Dorothy. Él ni si quiera pensaba que pudiesen existir dos polos tan opuestos, y si llegaban a ser, no podrían tener lazos sanguíneos. Pero ese par había roto todos sus esquemas.

Wufei y Sally, la otra parejita de -casi- hermanos insoportable, que pese a no serlo, se comportaban como tal, no dejaban de discutir día y noche, pero que, sin embargo, parecían adorarse mutuamente. De vez en cuando, la mayor lograba controlar al joven, pero no siempre era así. Entonces que el chino era de temer, porque nadie controlaba su afán por destruir objetos.

Y también Relena Peacecraft. La señorita educación, a la cual no se le podía tocar una uña con tan delicada que era. No entendía como ella estaba con ese grupo de revoltosos, siendo que ella era tan calmada y, sobre todo, cómoda. Tenía que realmente amar lo que hacía, o estar convencida que, algún día, llegaría a ser una gran estrella que ganaría millones, con los que pagaría todos los lujos que necesitaba para vivir.

… Y claro, no podía dejar de mencionar a Duo, el idiota que pasaba molestándole. El líder, finalmente, de esos imbéciles, que había llegado, hace tres meses, con una sonrisa en el rostro, y le había abrazado, mientras gritaba en su oído "¡Te pareces tanto a tu papá!"

Con el tiempo, ese grupo de abusivos tuvo que darse cuenta, a la fuerza, que no habían existido personas más diferentes que Heero Yui y su padre.


Había algo que incomodaba mucho ese día a Heero. Y es que habían pasado tres horas sin que Duo Maxwell, el favorito de su padre, que también había quedado a cargo de la compañía, asomara su narizota en su cuarto. Y eso era extraño. Frunció el ceño. Tal vez estaba enfermo. O esto era un sueño. O se acercaba el Apocalipsis…

O quizás, finalmente, había logrado que el trenzado lo dejase tranquilo, haciéndolo rendirse en sus intentos de "sacar a flote todo eso que tienes detrás de esa cara de mamarracho amargado", como solía decirle. Quizás… Tal vez… Duo Maxwell ya no volvería a ir a su cuarto…

Dejo de escribir. Una sonrisa, que nunca se veía públicamente, se formó en su rostro, mientras empezaba a ver la hermosa vida que tendría por delante, sin Duo encima todo el tiempo.

Un momento… Mientras ignoraba al trenzado, éste había dicho muchas cosas que él no había escuchado. Pero había algo que le molestaba, unas palabras que no recordaba bien… ¿Acaso había dicho "Te amo"?

No, no, debía ser un juego de su mente. O que Duo lo había dicho para molestarle, intentando atraer su atención por todos los medios posibles. Porque así era ese idiota. Era capaz de decir que Trowa estaba encima de una mesa bailando "La bamba" con tal de que dejase de mirar el monitor de la computadora.

Pero Heero no cambiaría por ese imbécil. Su computadora era lo más preciado que tenía…. O casi. Ahora último, lo que más le importaba, era SU casa, y recuperar su vida calma…

… La cual había perdido, irremediablemente, desde la llegada de los actorcitos esos. Y, por más que el chico japonés estuviese convencido de que, tarde o temprano, recuperaría su vida, no tenía idea de la cantidad de cosas que pasarían de allí en adelante. Esos tres meses, solo habían sido el comienzo de una etapa muy difícil para Heero.

Muy Difícil.


(Suena: Ritual – Shaman)

Espero que les guste este capítulo, que es solo el principio. Aquí se ve el comienzo de la historia, que supongo, es, en cierta medida, predecible. Perdón por el desorden que hay, y lo repetitivo que era, pero algunos temas se irán aclarando en el camino, y lo que he repetido aquí es por lo importante que es para la narración.

"Dumb" significa, en inglés, mudo. Lo puse porque… Me pareció un buen título, jaja. Más adelante se entenderá todo el significado de éste.Además, que calza bastante con la personalidad callada de Heero. Si ven, en éste capítulo, lo que más dijo, fue una risotada... Si eso se puede "decir".

La narración estará enfocada en Heero, lo que a éste le pasa y vive. Aún así, probablemente habrá algunos capítulos enfocados más en otro personaje de la historia. De las parejas, no tengo la menor idea de cuales serán las secundarias. Supongo que puede haber un poco de 03x04, WufeixHilde, y ZechsxNoin, aunque todo es variable. Es cosa que ustedes me digan, no más.

Uh, y no me digan nada respecto a los hermanos. Sé que no Quatre y Dorothy no lo son, sino que, muchas veces, son pareja. No sé de donde salió eso. Supongo que eso es lo que hace más AU esta historia. No son muy normales en mí las historias que se apegan a la línea original.

¡Reviews, Reviews, Reviews!

Saludos,

Vickyng.