De frente
Sora odiaba la espalda Riku. Desde que eran pequeños el mayor siempre había estado un paso por delante y el solo podía ver su espalda desde atrás esperando ser como el mayor.
La batalla contra los sincorazon le había hecho madurar y entender muchas cosas, una de ellas había quedado más que clara, todo lo que sentía por Kairi no era mas que instinto de protección y un enorme cariño, a pesar de los sentimientos de la pelirroja su corazón pertenecía a Riku.
No era bueno ocultando lo que sentía por lo que a los dos meses de volver a Islas del Destino se había confesado al peli plata, por suerte para el Riku no le rechazo. A pesar de todo el peli plata seguía un paso por delante de él, por eso ahora mientras ambos estaban tumbados en la cama del mayor no soportaba que le diese la espalda.
Su mano se movió por si sola recorriendo la columna del mayor que sintió un escalofrió, Riku tenía el sueño ligero por lo que esta acción le hizo despertarse. Con pereza abrió los ojos y se giro a mirar al castaño.
-Perdón, te he despertado- había estado tan metido en sus pensamientos que no se había acordado del sueño ligero de Riku.
-¿No puedes dormir?- pregunto restándole importancia a su reciente despertar pero hablando con voz cansada.
-Solo estaba pensando- se acerco al mayor acurrucándose en sus brazos mientras le abrazaba. Riku rodeo al menor con sus brazos.
-¿En qué?
A pesar de la oscuridad y el abundante flequillo del mayor Sora podía ver esos ojos aguamarina y perderse en ellos. Los ojos de Riku eran tan sinceros que le llenaban de paz y le trasmitían toda la tranquilidad que poseía el otro.
-En que no me gusta que me des la espalda- Sonrió mordiéndole la mejilla y abrazándole más fuerte- no soy una pared para que me des la espalda.
La sonrisa del mayor no se hizo esperar, inclino el rostro besando la frente del menor. Entendía lo que Sora estaba pensando y no era precisamente por su posición al dormir. Que sora le tuviese como una meta le hacía sentirse importante, pero por supuesto el sabia que probablemente no dentro de mucho tiempo seria su turno de observar la espalda de Sora alejarse cada vez mas de él.
Para que el castaño le sobrepasase aun quedaba tiempo, y tenía mucho que aprender, mientras tanto recorrerían juntos el camino que tenían delante y aprovecharían todo su tiempo disponible para estar el uno con el otro hasta que llegase el momento en el que estuviesen en iguales condiciones, de frente.
Fin
