Disclaimer: Los personajes que aparecen en este fic son propiedad de JK Rowling, solo los reviews son mi recompensa.

Este fic participa en el minireto de noviembre para "La Copa de las Casas 2014-15" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.

Beteado por Sadie Kane Black Friki.


Un robo para una sonrisa

Helga Hufflepuff estaba sentada en la terraza de su casa. En sus manos se hallaban dos agujas de tejer que no paraban de moverse. Tenía los dedos fríos después de tejer durante varios minutos y quiso descansar; dejó el tejido casi terminado en la mecedora y se retiró.

Había pasado casi una hora cuando volvió por su tejido y no lo encontró. Las dos agujas estaban cuidadosamente colocadas encima de la mecedora, pero el ovillo de lana y el chaleco que estaba haciendo habían desaparecido.

De pronto escuchó un ruido. Sus ojos se movieron hasta uno de los árboles que tenía cerca de la casa, solo para ver una pequeña sombra que desaparecía por ahí. Sacó su varita para no causar algún ruido que espantara al visitante y se acercó al árbol. Al llegar se asomó poco a poco, y alcanzó a reconocer a uno de los hijos del anterior panadero de la ciudad, el más pequeño y tímido. Nunca había hablado con él, pero todos decían que era respetuoso y muy educado; no encontraba lógica a que tuviera el tejido en sus manos.

—Hola —fue un susurro, pero el pequeño dio un salto e intentó huir.

Helga lo tomó del brazo, no lo suficientemente fuerte como para que le doliera. El pequeño se retorcía e intentaba escapar, pero ella no se lo permitió; no podía dejarlo irse sin saber por qué quería llevarse el tejido.

Al pasar los segundos, la pelirroja no encontró más solución para calmar al pequeño que abrazarlo. Sorprendentemente, funcionó.

—¿Cuál es tu nombre? —le preguntó.

—Thomas —susurró el pequeño.

—Bueno Thomas, ¿puedo preguntarte por qué te llevas el chaleco a medio terminar?

—Porque dicen que usted es la mejor... —seguía susurrando y Helga apenas le escuchaba.

—¿La mejor? —Thomas asintió—. ¿La mejor en qué?

—En los tejidos, en las sonrisas... en todo. Los niños dicen que usted les da alegría, y ellos sonríen después de que la visitan...

—Oh —la comprensión llegó a Helga como un rayo—. Y ¿tú también quieres sonreír?

La expresión del niño se volvió triste.

—Mis padres pelean y eso me pone triste, así que pensé que si venía aquí me alegraría.

—Entonces, ¿te parece si hacemos algo alegre? —le preguntó ella.

La sonrisa del pequeño iluminó el corazón de Hufflepuff.

—Sería genial.


Hola

Esta historia esta basada en una de las historias que me contó mi abuela cuando era muy pequeña. Era bastante triste, pero le cambié algunas cosas, y me encanto como quedo...

Mucha suerte y besos

Leonor