Disclaimer: Nada de lo que está aquí me pertenece, salvo una imaginación desesperada que se muere por salir, así mismo como una terquedad inminente que me prohíbe pensar que ya no habrá más aventuras Sparrow-Swan-Turner.
N/A: Pues bien, yo necesito saber qué pasa con Will y su familia y me niego a creer que vivieron felices por siempre junto al mar. ¡No! Ellos tuvieron más aventuras y vivieron en el mar por siempre.
En esta historia de aproximadamente 10-15 capítulos se relatará una secuela de la familia Turner completa en los mares con Sparrow, buscando el final de Jones, que si bien todos sabemos murió la escena post-créditos nos dijo otra cosa.
Sin más que comentar, espero les guste.
I
El latido de su corazón se aceleró al mismo tiempo que su piel comenzó a cubrirse de sudor. La respiración le faltaba y sus músculos se tensaban. Pesadillas recurrentes que hacían se despertara con un fuerte dolor de pecho.
—¿Estás bien? — solía preguntarle Elizabeth, a lo que él afirmaba y le pedía que volviera a dormir.
Sin embargo nunca en su vida había tenido tanto miedo, los sueños en que Davy Jones regresaba y se llevaba a Henry para vengar su muerte hacia que el temor que nunca sintió en los mares apareciera de repente. No podía contarle a Elizabeth ya que no quería preocuparle, pero ocultar lo que su subconsciente le decía estaba terminando con él. Tampoco podía compartirlo con su hijo, pues estaba arreglando sus preparativos de boda y no quería que tuviera que volver a relacionarse con piratas. Posiblemente sólo había una persona a quien le podía contar, pero no, eso sería una locura.
Pasó un año desde que la maldición se rompió, trescientos sesenta y cinco noches soñando con el regreso del pulpo. No encontraba tranquilidad en su pequeña casa a la orilla del mar, a pesar de ser el lugar más acogedor que Elizabeth había construido gracias a la herencia de su padre. Aunque nunca había hablado del tema, esa mañana al despertar y ver claramente la silueta de Jones acompañada de una lluvia torrencial, supo que sus pesadillas eran más que eso y que tenía que platicarlo con su esposa.
—Pero eso no puede ser, si al romper el tridente se rompieron las maldiciones, él no tendría por qué volver—explicó Elizabeth preocupada.
— Sé que es estúpido, pero recuerda que siempre tuvo a Calipso
—Calipso—repitió al unísono—y si cuando él murió tú te quedaste como capitán del Holandés...
—El barco debe tener un capitán.
La cara de Elizabeth se apoyó en sus manos entrelazadas cubiertas por las de Will. Como el temía, el rostro de su esposa mostró preocupación. Esta se soltó del agarre y se levantó para mirar el mar desde su ventana.
—Tu dijiste que sería interesante ver piratas—bromeó Will a lo que Elizabeth le dedicó una sonrisa
—Tenía trece años, Will y creo que ya he visto los suficientes—suspiró—además ahora soy madre y sospecho que pronto seré abuela. ¿No puedo solamente tener una casa junto al mar y envejecer junto a mi hijo y mi esposo?
El ex capitán se levantó para colocarse junto a ella y abrazarla, le dio un beso en la frente y dejó su hombro para que ella se apoyara.
—Podría buscar a Jack—sugirió Will después de unos minutos ganándose la mirada des-aprobadora de su esposa.
—¡No! —Protestó inmediato— Will, no, ni lo pienses. No puedo perderte nuevamente, veinte años sin ti ya fueron suficientes. Además mi hijo no estuvo un año en peligro de muerte para que tú te vayas de nuevo.
La conversación se vio interrumpida cuando dos jóvenes atravesaron la puerta, tenían sonrisas en sus rostros las cuales se desvanecieron inmediatamente, ante la sorpresa de Henry, sus padres los invitaron a sentarse en la mesa y después de un suspiro, Will le contó todo lo que había estado pasando con él desde que regresó del mar y mientras que su hijo se preocupaba su futura nuera rodaba los ojos, por lo que pedía perdón cada que la familia Turner le dedicaba una mirada de incredulidad.
—Podríamos buscar a Jack y volver al mar—sugirió Henry
—No, Henry—lo reprendió Elizabeth—nadie va a buscar a Jack y nadie volverá a los mares. Tú te casaras y tu padre y yo estaremos contigo ese día.
—Yo no tendría problema en atrasar la boda, no es como que tuviéramos tantos invitados considerando que sólo somos los cuatro—sonrió Carina tímidamente—pero, con todo respeto, ¿Están seguros que ese hombre-pulpo-muerto volvió? Y sí, ya sé que ya he visto lo suficiente como para no creer en cosas paranormales, pero según los libros con la ruptura del tridente todas las maldiciones del mar se rompen. Así que ese octópodo ya tendría que estar muerto y ser un hombre otra vez.
Los tres pares de ojos marrones distintivos de los Turner se encontraron, dándole cierta credibilidad a la teoría de Carina. Esa tarde el tema no se tocó más, hablaron de los acontecimientos más recientes y de cómo la herrería de Will estaba teniendo muchos clientes, al ser un pueblo pequeño la gente se concentraba en pocos puntos.
Se habían esforzado mucho tratando de ser una pareja de normal, aunque sospechaban que sus vecinos sabían que no eran así pues cada que pasaban junto a ellos empezaban a murmurar después de dar los buenos días. Sin embargo para la familia Turner esos momentos estaban por terminar, pues tres noches más tarde a William se le presentó en sus sueños su peor pesadilla, avisándole que le quedaba poco tiempo.
—¿Crees que puedes escapar de mi tan fácilmente, Turner? No puedes huir de tu destino.
—Tú estás muerto, yo apuñalé tu corazón. Te vi caer al mar.
La risa del pulpo sonó macabra al mismo tiempo que sus tentáculos se movían por todo su rostro.
—Me parece que ni tu linda esposa ni tú han entendido, yo soy el mar. Así que si no quieres que tu irreverente hijo sufra las consecuencias cumple con tu destino, enfréntame Turner y trae a Sparrow contigo.
…
El lado derecho de su cama se sentía vacío, al principio creyó que Will se había levantado por agua pero al pasar más de hora, sintió un indicio en su corazón que la obligó a levantarse.
—¿Will? —llamó al vació.
Golpeó la cama y se levantó, sintiendo rápidamente el contacto con el piso pegajoso, bajó su mirada para comprobar sus pensamientos y en efecto, baba y escamas abundaban en su recamara. Se llevó una mano a la boca a causa de la impresión y se arrepintió de no haber escuchado a Will con anterioridad.
No tuvo tiempo de pensar, abrió su closet tras tropiezos en el piso y encontró un baúl debajo de todos sus vestidos. En él se encontraba otro baúl pequeño, donde hasta hacía un año tenía el corazón de Will, también tenía cartas sin enviar, colguijes y su vestido de pirata, el que guardó cuando se enteró que estaba embarazada. Encontró también su espada, la cual desenfundó y sonrió ante los recuerdos que esta traía consigo.
Suspiró al pensar en su hijo, pero supo que ya era un adulto y que lo había hecho bien en los mares. Y que ahora ella, tendría que recuperar a quién fue el amor de su vida desde los trece años, si esa vez lo había salvado, estaba segura que podría hacerlo de nuevo.
Tratando de no hacer ruido, bajó por las escaleras de caracol que llegaban a la sala. Se sentía extraña al usar pantalón y botas nuevamente. No recordaba lo que era dejar de ser una Señora. Abrió la puerta con mucho cuidado y se preguntó nuevamente si estaba haciendo lo correcto.
Caminó sigilosamente pero el murmullo detrás de sus arbustos la obligó a sacar su espada.
—¿Quién está ahí?
Al no escuchar respuesta se sobresaltó y dio unos pasos hacia atrás. Pero al ver a las figuras que emergían de los matorrales suspiró.
—¿Pensabas irte sin mí? —preguntó Henry—pensé que tenía más espíritu maternal.
—¿Qué hacen aquí? —preguntó después de rodar los ojos.
—Escuchamos cuando papá se fue y…
—Queremos ir con ustedes—aportó Carina sonriendo, había dejado sus vestidos largos y los coserte, al parecer estaba usando ropa de Henry, un pantalón corto, un chaleco que le quedaba muy grande y unas botas puntiagudas.
—¿A dónde quieren ir con nosotros? —preguntó Elizabeth sin dar crédito a sus oídos—Will se fue, estoy segura que buscará a Jack para terminar con Jones, quien supongo está al fondo del mar. No es como que vayamos de vacaciones familiares.
—Mamá, por favor—rogó el muchacho—yo luché contra Salazar…
—En teoría entró en tu cuerpo—le corrigió Carina—pero yo soy hija de Barbosa y se leer las estrellas puedo ser de gran utilidad.
Elizabeth clavó su espada en la tierra y miró alrededor. Escuchó las olas golpeaban el puerto.
—Yo hice que la familia estuviera unida—le recordó su hijo—aquí, en el mar o donde sea. Pero juntos, mamá. ¿No era lo que más deseabas en el mundo?
Los miró de abajo hacia arriba y no le quedó más que aceptar con lo que los jóvenes dieron saltitos de emoción.
—Ey, Henry William Turner, sabes que además de ser tu madre soy Reina de la Hermandad Pirata, ¿cierto? —el chico asintió—así que si como madre se te da muy bien el desobedecerme, espero que al menos como reina hagas el esfuerzo ¿Queda claro? Y sí lo que dice Carina es cierto y no te pudiste defender de Salazar, lo primero que haremos al llegar a Tortuga y encontrar a tu padre será darles lecciones de esgrima.
—¿Tortuga? —Preguntó Carina
—Will debe creer que Jack está ahí
— ¿Eso no está a miles de kilómetros de aquí? ¿Cómo llegaremos?
Elizabeth giró su rostro al encontrarse con el sonido de un buque. Miró como se anclaba y sonrió al ver que la tripulación bajaba en medio de risas y murmullos.
—Chicos, ¿Alguna vez han robado un barco?
—¿Qué? ¡No!—protestó Carina
—Lo supuse, creo que fue de las lecciones que olvidé enseñarle a mi hijo. Sostengan esto—les lanzó una pistola—podrán necesitarla.
Con una seña de mano, pidió que la siguieran. Pasaron junto del bar al que los marineros estaban llegando. Se preguntó en qué estaba pensando cuándo compró su casa junto a ese lugar, pero ahora sabía que había sido de utilidad, pues los hombres que recién llegaran al bar no estarían preguntándose si su barco seguiría anclado.
Henry y Carina caminaban detrás de ella, el primero emocionado e intrigado por finalmente tener una vida pirata como las de sus padres, mientras que la segunda se preocupaba por las consecuencias que robar un barco podría tener, pero también ansiosa de poder tener esa vida de la que todos a su alrededor hablaban tanto.
Subieron a bordo colgándose del barandal y cayeron boca abajo, era indescriptible la sensación de Elizabeth; tuvieron que pasar dos décadas para que pudiera volver a un barco y recuperar su lugar en la Hermandad. Aunque tenía miedo por su hijo y mucha preocupación de no encontrar a su esposo, se sentía feliz al sentir la brisa del mar despeándola nuevamente. Mandó a Henry a mover el ancla y a Carina al timón mientras que ella alzaba velas.
Cuando el barco empezó a moverse Elizabeth Swan se sintió orgullosa. Supo que la negación de volver al mar era simplemente el miedo a sentirse viva nuevamente pues esa intensidad hacia que la sangre en sus venas se calentara y que sus impulsos pudieran ser saciados. Y aunque llevaba veinte años felices viendo crecer a su hijo mientras se sentaba a escuchar el mar, ella era Elizabeth Swan, Reina de la Hermandad, esposa de Will Turner y algo así como una amiga de Jack Sparrow.
¿Les gustó? ¿Lo odiaron? Ya saben donde expresarlo.
¿Review?
~Luriana~
