Titulo: Siete Pecados
Disclaimer: Para mi desgracia los personajes no me pertenecen, son de Shore, Jacobs and company
Avisos: NR-18 en capitulos sucesivos, en este solo doy un aperitivo, para ir abriendo boca.
Nota: Situado después de la tercera temporada, en la era de los nuevos patitos.
- Dedicado muy especialmente a las chicas del , por todas las horas que me han dado de lectura y entretenimiento.
Nada más, a disfrutar...
---SIETE PECADOS---
1. LUJURIA
Colgó el teléfono enfadado. La prostituta encargada de hacerle la noche más entretenida le había fallado, y aunque la agencia le había ofrecido alternativas, las rechazó, no le gustaban los cambios y se había puesto de mal humor.
Se acostó con un cabreo considerable y demasiado cargado, aparte de que la pierna le estaba dando más guerra de lo normal.
A la mañana siguiente, mientras daba vueltas en su silla, Cameron entro en su despacho sonriente, mordiendo una manzana.
- Buenos días House
- ¿Qué haces aquí?
- Yo también me alegro de verte – dijo con deje gracioso – tenía un descanso y venía a ver que hacías.
- ¿Tan aburrida estas?
- ¿Y tu? Cuando he entrado estabas mirando al techo, ¿no tienes caso?
- No – la estudió con la mirada, la sonrisa no desaparecía de su cara y le extrañaba que estuviera tan feliz.
- ¿Y tu equipo? ¿Pasando tus consultas?
- Hoy no han venido… - titubeó al decirlo.
- ¿No me digas que les has dado el día libre?
- No… la verdad es que… - miró hacia la sala de diagnósticos – no se porqué no están aquí.
- Vaya, ¿tu equipo se escaquea y tu no te das ni cuenta? Estas perdiendo facultades… ¿Tanto te afectó que nos fueramos?
Se quedaron en silencio retándose con la mirada, mientras ella le daba otro mordisco a su manzana.
- ¿Quieres? – le tendió la fruta ofreciéndosela.
- No deberías hacer eso.
- ¿El qué?
- Ofrecerle a alguien comer de la misma manzana que tu, podrían... malinterpretarte – vio en la cara de ella que no estaba entendiendo nada – la manzana – dijo señalándola pero veía que seguía igual – a ver, te voy a hacer un crokis, como se nota que trabajar en urgencias esta acabando con tu inteligencia – se levantó y fue hacia la cocina, donde se sirvió un café – la manzana es la tentación que incita al pecado – gritó para que ella pudiera escucharlo desde el despacho, pero cuando se dio la vuelta se la encontró a apenas a un metro de distancia, dando otro mordisco y mirándolo curiosa – la tentación del sexo – ella alzó las cejas sorprendida mientras él pegaba un sobro al café, que tras poner una mueca desagradable escupió en el fregadero y tiró el resto del contenido de la taza por el mismo – pero que asco, le tengo dicho a Taub que no toque la cafetera...
- ¿Sexo? – no quería desviarse de la conversación, estaba muy interesada.
- Claro – prosiguió – ¿acaso has visto a alguna monja diciendo que no puede comerse una manzana? No, ¿verdad? El pecado original lo disfrazaron de manzana para convertirlo en un cuento infantil. Las consecuencias de comerse una manzana es que Eva se quedase preñada mientras el pobre Adán se ponía a trabajar para darles a ella y a sus hijos de comer. Y bueno… la serpiente supongo que te puedes imaginar lo que simboliza… - sonrió travieso.
- Interesante… - Cameron nunca había sido una devota de los discursos, excepto de los de House, siempre tenían un punto divertido que le encantaban – Entonces, según tu, si yo le ofrezco a alguien comer de mi manzana, en realidad le estoy queriendo decir que…
- Exactamente – se volvieron a quedar en silencio, mirándose, estudiándose. Si había algo que echaba de menos de no trabajar juntos eran esos momentos en los que con una mirada se decían más que con mil palabras.
- ¿Cuando terminas tu descanso? – preguntó él
- Dentro de... miró su reloj - 15 minutos – elevó los ojos encontrándose directamente con los de House y alargó el brazo con la manzana en la mano – ¿Quieres?
Ella seguía sonriendo, pero esta vez era una sonrisa distinta, había… lujuria.
Minutos después House empotraba a Cameron contra el cristal que separaba diagnósticos de su despacho.
Sus respiraciones se entrecortaban al ritmo de sus embestidas, desnudos y sudorosos se besaban e inspeccionaban el cuerpo del otro.
Cameron enredaba sus piernas en las caderas de él, y se sujetaba con los brazos sobre sus hombros.
Gemían descontroladamente, dejándose llevar por un ritmo frenético auto impuesto, sin importarles el lugar donde se encontraban ni que alguien pudiera verlos.
La besaba y la acariciaba con urgencia cuando notó que ya no podía más, un escalofrío electrizante recorrió su cuerpo desde los dedos de sus pies hasta sus nalgas, corriéndose dentro de ella.
Se quedaron sentados, en el suelo, exhaustos, intentando recuperar la normalidad en sus respiraciones y tranquilizar el ritmo de sus corazones.
Cameron se levantó la primera y comenzó a vestirse ante la atenta mirada de House, que no perdía detalle de cada parte de su cuerpo.
- ¿Qué miras? – preguntó sonriente, algo ruborizada e incomoda, él negó con la cabeza. Cuando ella terminó de vestirse se agachó, se acercó y lo besó – Ha estado bien.
- Yo diría mejor que bien – ahora fue él quien intentó besarla, pero ella se separó bruscamente al darse cuenta de que se había apoyado en su pierna sin pretenderlo.
- ¡Perdona! – dijo alarmada – ¿te he hecho daño?
- No… no te preocupes – fue a besarla de nuevo pero ella se apartó.
- ¿Cómo es posible? Quiero decir… después de todo este… ejercicio… ¿cómo es posible que no te duela?
- Pues no se – se encogió de hombros algo aturdido – pero no me duele nada… - escucharon un sonido estridente, una especie de timbre pegado a su oído – ¿qué es eso?
- Es la hora – dijo ella con tranquilidad.
- ¿La hora de que?
- De que despiertes, es la hora.
En ese momento House abrió los ojos, miró hacia la mesita donde el despertador no paraba de sonar y lo apagó de un manotazo.
Miró hacia el techo, recordando cada uno de los detalles de su sueño que con el paso de las horas iría olvidando.
Alzó la cabeza y se destapó, descubriendo una mancha blanca en sus boxers negros.
Volvió a recostar la cabeza sobre la almohada, y sonrió.
Continuará...
Pd: Cualquier comentario será agradecido.
