Disclaimer: Los personajes y parte de la historia le pertenecen a Stephanie Mayer, con excepcion de Alex Robsten que supongo aún le pertenece a su mamá.
UN PURGATORIO LLAMADO FORKS
Summary:
Estoy segura de tres cosas: uno, acabo de morir en un accidente; dos, no sé porqué presiento que estoy en una pelicula, y tres: en verdad que Edward Cullen es más sexy en la vida (o muerte?)real.
UNO
"Supongo que ese era el último deseo"
En donde Alejandra explica la razón de su locura...y muere antes de comprenderla
Una vez un tipo extraño en la calle me dijo una cosa.
- 11:11 pide un deseo - me mostró sus dientes feos pero aún así, me saludo sonriente.
Parecía contento con su vida y supuse que estaba loco o algo así, aunque desee tener aquel grado de inocencia para creer que con pedir un deseo, la vida tendría un arreglo.
Por muy raro que me pareció en aquel momento, le hice caso días después. Por aquel tiempo yo era joven y bella, recuerdo que estaba en secundaria.
No tenía nada que perder.
Total, si reprobaba el examen de matemáticas, mandarían a llamar a mi mamá y ella ya estaba enterada que mi pequeño cerebro de mono a duras penas sabia que dos más dos eran cuatro. Estaba segura que no me regañaría pero aún así, nunca estaba demás pasar un examen de mates con la ayuda de un consejo callejero de un noséqué extraño.
Para mi suerte cuando el reloj marcó la hora exacta, la maestra Christina entregaba los exámenes. Más valía que me concentrara, mi tonta mente pensaba que la matriz geométrica era la cosa en la cual las mujeres gestaban a sus hijos. Geométricamente, claro está.
Cerré mis ojos y deseé con todas mis fuerzas ser inteligente o que algo me ayudara a pasar el examen.
¡Lo que fuera!
Un dedazo: que un seis se convirtiera en un ocho por un ligero cambio en la trayectoria del bolígrafo rojo.
Un simulacro de incendio: que al conserje se le fueran las cabras y decidiera quemar la escuela debido a los malos tratos del gordo y tacaño director.
Un milagroso cambio de exámenes con Cindy, el ratón de laboratorio de mi clase que me veía con lástima cuando pensaba y repensaba la tabla del siete (Aunque seamos honestos, ¡nadie la recuerda nunca!).
La maestra dejo el papel en mi banca y los números comenzaron a marearme, después de un rato ya no recordaba ni mi nombre completo. Por un momento pensé en dejar el examen en blanco y salir de allí directo a comprarme un dulce picoso para las decepciones escolares.
Estuve a punto de hacerlo pero justo cuando me levantaba de la silla, las respuestas comenzaron a fluir en mi mente. Me sorprendió tanto el poder de la sugestión: me había convertido de la nada en Cindy pero con lentes y algunos puntos de coeficiente intelectual menos.
Está de más decir que me fue de maravilla en el examen. ¡Saqué ocho yo solita!
Pero sabía en el fondo que la hora me había ayudado demasiado. Tenía que ser eso, no era posible que mi cabeza dura aprendiera todo así de pronto.
Por eso las 11:11 se convirtió en mi hora favorita de pequeños milagros. Aunque después de uno que otro fallo en el camino comprobé que tenía cierto grado de efectividad. Aquella hora mágica me había dado muchas cosas y me había salvado de algunos tropezones en la vida, sólo eso.
Por eso no le podía pedir mucho cuando un auto me arrolló en plena carretera. Pedí a gritos que la hora me hiciera un milagro en aquella carretera. Deseaba seguir con todas mis fuerzas: quería vivir aún más cosas, tener hijos, educarlos a mi más retorcida manera, pero antes de eso, deseaba enamorarme.
Si, como todo el mundo y era un cliché pero así era yo. Tratando de vivir siempre la dulce vida pero nada y ahora tirada a media carretera, nada de nada. Supongo que no podía desear enamorarme cuando un auto me había lanzado como muñeca vieja pero de nuevo, así era yo. Inmadura a mis veinte y soñadora hasta los huesos, rotos en aquel momento.
Los gritos se hicieron escuchar alrededor mío mientras yacía tirada en pleno Boulevard. Era el colmo: ser atropellada cerca de la plaza más concurrida de mi ciudad, pero al menos tenía sus pros. Los conté mientras escuchaba la ambulancia llegar:
1. Saldría en primera plana del periódico amarillista, pasara lo que pasara. "Muerta por las compras" diría el encabezado porque si, ese día había recogido mis zapatos de la tienda y seguramente pensarían que era una shopaholica como la chica de la película.
2. Mi hermana menor trabajaba en un restaurant dentro de la plaza, así que si moría ella llegaría rápido para ser la última persona que viera en mi vida.
3. La vista no estaba nada mal, era la entrada del cine. Justo arriba de donde estaba, un espectacular enorme se erigía haciéndome la vista hermosa, casi idílica.
Raramente, mi último recuerdo, mi último suspiro era para el cartel de Twilight, la última película adolescente que había visto con mi hermana.
Sonreí al recordarla, viendo pasar en mi confundido cerebro las imágenes de mi hermana besando exageradamente un poster de Robert Pattinson delante de toda la sala de cine, haciéndome pasar el ridículo de mi vida.
Sin mis lentes, apenas pude leer de nuevo la frase del cartel.
"Si pudieras vivir para siempre, porqué vivirías?"
Fue en ese momento que miré mi reloj por instinto y allí estaba: 11:11.
Cerré mis ojos en aquel momento porque no había caso en que los tuviera abiertos, estaba todo negro.
Fue allí que supe había muerto.
Supuse que ese era mi último deseo.
Si bueno, no es nada. Simplemente es una historia que escribi recien que vi la pelicula de Twilight. La subi porque es divertida, bueno, aun no lo es tanto pero creo que lo he escrito después si lo es. Esta demás decir que los personajes que no les suenen no son mios, ni de nadie sino que son personas que existen en mi rara vida.
Dejen su review si quieren, o no...subiré los capitulos que tengo a ver qué tal nos va.
Las quiero, y gracias por pasarse a leer.
xoxo
