Twilight pertenece a Stephenie Meyer.

Edward Cullen, el renombrado profesor de música y valores del instituto de Forks, se juró a sí mismo jamás caer en las trampas amorosas que le tendían sus alumnas… hasta que conoció a Bella. ¿La diferencia? El primer enamorado fue él.

Young Girl

Edward POV

-Es que yo no firmé para esto, Sr. Webber –intentaba convencer, sin éxito, al anciano director sentado frente a mí-. Ya tengo que impartir clases en las tres plantas; secundaria, preparatoria y universidad. ¿No cree…?

Él me veía con sus penetrantes ojos azules a través de los vidrios de sus gafas circulares, sin decir nada, antes de interrumpirme.

-Sr. Cullen, deje de poner excusas inútiles –me dijo después de unos momentos de silencio-, ¿Acaso es demasiado el reto para usted? –entrecerró los ojos.

Eso me confundió.

-Pues claro que no, pero…

-Entonces no le veo el inconveniente –encogió sus delgados hombros y una sonrisa amable se dibujó en su rostro-. Yo sé que usted es una gran persona, es por ello que lo elegí para este puesto.

-Es que… -fruncí el ceño- ¿Tutor?

-Va más allá de un tutor. Ya le he explicado con detalle toda la situación.

-Sí… Pero, ¿los padres de esta chica, cómo dijo que se…?

-Rosalie Swan –me indicó. Oh, vale. La chica de la universidad. Pero, ¿Swan? Había algo familiar en ese apellido…

-Ella. ¿Están sus padres de acuerdo con todo esto?

-¡Edward! –Me sorprendió, y he de admitir, asustó un poco la repentina carcajada que soltó al pronunciar mi nombre- Los señores Swan no podrían estar más de acuerdo con esto. Al parecer casi no están en casa, así que les agrada la idea de que sus hijas…

-¿Hijas? Disculpe, creí que sólo me iba a hacer cargo de una…

-Es una expresión, señor. Les agrada la idea de que sus hijas se encuentren vigiladas por alguien… llamémosle "oficial".

-De acuerdo –suspiré. En verdad había estado meditando la posibilidad de renunciar, pero… Había algo en el trabajo que me decía que tenía que aceptar, aunque no sabía que era-. Pero, entonces… ¿Se supone que debo ir a su casa todos los días desde las seis de la mañana hasta las diez de la noche?

-Normalmente tendría que ser así, pero… Ya lo hablé con los señores Swan. Charlie ha sido generoso, y se ofreció a darte una habitación en su casa para que no tengas que trasladarte a diario.

-¿¡Qué!?... Sr. Webber, probablemente podría aguantar eso de vigilarla, pero ¿vivir ahí?

-¿Es demasiado?

-¡Pues sí que lo es!

-¿Por qué? –Volvió a atravesarme con la mirada- hasta donde yo sé, tú no tienes pareja, y no creo que tus padres se molesten por ello –enarcó una de sus blancas cejas.

Touché.

Esto no me puede estar pasando. Esto no me puede estar pasando. ¡Esto no me puede estar pasando!

Lo consideré. No había manera de discutir con este hombre. Además, sería una experiencia nueva, seguro que serviría para algo en mi currículum…

-De acuerdo –ahora el sorprendido fue él-. Acepto. ¿Cuándo empiezo?

Debió ver el trabajo que me estaba costando pronunciar esas palabras sin tirarme al impulso de inclinarme a sus pies y rogarle que no me dejara ir, así que no dudó ni un segundo al decir su respuesta.

-Mañana traeré al jefe Swan y a su esposa para que arreglen eso.

-De acuerdo.

Me dio varios anuncios más, pero no les presté suficiente atención. Cuando me despidió de su oficina, sólo pude atinar a asentir.

-¿Y? ¿Cómo te fue? –Jasper me encontró a la salida de la oficina. Lo primero que noté fue que, al parecer, había despeinado su rubio cabello más de lo habitual.

-Peor de lo que pensé –gemí frustrado.

-¿Qué, tan malo fue? –intervino Emmett.

-Horrible.

-¿Por qué, te despidió? –Los ojos de Jazz se agrandaron más de lo que yo creí posible.

-No. Acepté.

-¿El qué?

-El trabajo.

-¿Cuál trabajo? –Ambos se veían confundidos.

-¡El trabajo de tutor 24 horas que me ofrecieron la semana pasada! ¡Ahora tengo que mudarme a esa casa de esas personas que ni conozco para cuidar a esa su hija que tiene esos problemas en la escuela!

Silencio. Debieron notar lo alterado que estaba, en especial Jasper. Si por algo Jasper Hale era famoso, además de por su buen trabajo como profesor de filosofía, era por el hecho de que era un gran consejero. Algunos lo llamaban empatía y preparación, él simplemente lo llamaba "don". Era especialista en sentir lo que los demás estaban sintiendo.

-Lo siento, hermano –me dijo sinceramente una vez que me hube calmado.

-No te preocupes. Viviré –supongo, quise añadir, pero no quería comenzar siendo pesimista.

-Oh, espera –los ojos de Emmett brillaron-. A todo esto, ¿quién es la chica?

-¿Eh?

-La chica a la que cuidarás.

-Ah, sí. Espera –saqué de mi bolsillo un papel que el señor Webber me había entregado con su nombre-. Su nombre es… Rosalie Swan.

Casi se les cae la boca de tan abierta que la tenían.

-¿Qué? –pregunté confundido.

-Tío, ¿Rosalie Swan? Pobre de ti –me dijo Jasper.

-¿Pobre? ¡Te cagas de la suerte que tiene! –rebatió Emmett.

Jasper lo miró mal mientras Emmett brincaba emocionado.

-¿Qué demonios pasa? –pregunté.

-Es Rosalie. Yo le doy clases, está en primero semestre de universidad –mi amigo rubio frunció el ceño y se sacó las gafas de lectura-. Es bastante… Ah. Digamos que…

-Wow –Emmett hizo un movimiento con las cejas-. Es una diosa. Baila y canta genial, además de que es súper inteligente. Y es preciosa. ¡Jasper! No me digas que nunca has notado ese cuerpo que tiene…

-Emmett –regañé-. ¿No es acaso una alumna?

-Sí –se sonrojó-. Pero, bah –sonrió estúpidamente de nuevo-. Tan sólo tiene 3 años menos que yo. Y para el amor no hay edad…

-Claro –rodé los ojos y me hice el que lo consideraba, para después decirle-. Emmett, eso no está bien. Ella es una alumna, y tú un maestro. No deberías verla así, podrían escarmentarles a ambos.

-Bah, no te preocupes –su gesto fue de tristeza esta vez-. Ni siquiera está apuntada en mi clase.

-Uh. De acuerdo.

-Y… he escuchado que tiene una hermana –volvió a hablar Jasper-. Así que supongo que la verás también.

-¿No la conoces?

-Nop –puso gesto pensativo-. Hasta donde yo sé, ella es tres años menor que ella.

-¿Entonces… va en la preparatoria?

-Sí.

-Aww –habló Emmett-. Es una bebé. Me pregunto si estará igual de buena que su hermana…

Calló en cuanto se dio cuenta de la mirada asqueada que le dirigíamos Jasper y yo.

-Lo siento.

-Sí. Deberías.

-Pero en fin –Jasper, como siempre, intentaba evitar una posible pelea-. ¿Qué vas a hacer?

-Mañana veré a sus padres –torcí el gesto-. Pero ahora, ¿Qué horas son?

-Son las… once cuarenta. ¿Por qué? –me preguntó Emmett mirando aún su reloj.

-¡Dios! –exclamé.

-Creí que no creías en Dios –Emmett… siempre tan maduro.

-Es una expresión. Y claro que creo en Dios, sólo no creo en la iglesia.

-Da igual. ¿Por qué la "expresión"?

-Oh, sí, cierto. Tenía clase a esta hora… ¡En preparatoria! Jamás llegaré a tiempo.

-Hey, cruza la cancha de futbol rápido y pasa por el huerto de tercero. Llegarás más rápido.

-Gracias chicos. Los veo luego.

Salí pitando del edificio. Estaba en rectoría, y serían casi diez minutos caminando hasta llegar a preparatoria. Así que decidí tomar el atajo que me sugirieron, y me hice cinco minutos corriendo.

Llegué y saludé a los prefectos que estaban en la entrada. Me dirigí hacia las escaleras, donde estaban pegados en una tabla todos los horarios de todos los grupos. Busqué la hora y mi materia.

-Vamos… dónde están…

Hasta que lo encontré.

Instituto Regional de Forks
Grupo: 2° "A". Tutor: Prof. Edward Cullen.
… … 11:40: Formación Cívica y Ética. Salón asignado… …

-Genial –resoplé.

Pero fue sin sarcasmo. Era genial el hecho de que tuviera clase con mi grupo tutorado. Era el más sencillo de manejar, y era con el que mejor me llevaba si ignoraba las constantes propuestas indecorosas que recibía por la mayoría de las alumnas del curso.

Corrí escaleras arriba y caminé hasta llegar a la segunda puerta del pasillo derecho. En el letrero se leía "2°A" y desde dentro del salón se escuchaba un gran alboroto.

En cuanto entré, todos los que estaban dentro, al parecer hablando entre ellos y jugando en el salón, guardaron silencio y se dirigieron a sus respectivos lugares.

-Buenos… días –saludé comprobando en el reloj que aún eran días y no tardes.

-Buenos días profesor –me saludaron a coro.

-Bien, ¿Cómo están hoy?

Todos susurraron un "Bien, gracias", excepto por algunos típicos graciosos que contestaron un "Mal" o un "¿Le importa?". En realidad, no me importaba. Sabía cómo eran estos chicos.

-Me alegro. Voy a pasar lista, así que guarden silencio.

Todos me obedecieron. En cuanto mi vista se posó en la hoja de asistencia improvisada que tenía entre mis manos, me golpeé internamente por ser tan estúpido. ¿Cómo pude olvidar la clase que tenía a esta hora sí en este grupo estaba ella?

Una voz en mi interior me dijo que no debí de haber juzgado tan duramente a Emmett unos minutos antes. Otra voz la calló, diciéndole a la primera que no era lo mismo.

Y claro que no. Esta chica sólo es muy… especial para mí, por su forma de pensar. No la estoy desvistiendo con la mirada ni nada por el estilo.

-Mike… Jessica… Ángela… Ben… Tyler… -continué citando todos los nombres sin demostrar alguna expresión, mientras todos me contestaban con un tímido "aquí"; hasta que llegué a su nombre-. Jacob… Bella –levanté la mirada hasta ubicarla en el salón.

Estaba, como siempre, muy linda. Se veía tan frágil, pero tan feliz. La encontré sentada en la última banca en la última fila, al lado de Jacob. El lugar más alejado de mí. Fruncí el ceño. ¿En verdad no soportaba estar cerca de mí? Me habían llegado rumores de que la incomodaba el hecho de que le pusiera excesiva atención en la clase. Tanto en la de música como en la de formación cívica y ética. Pero me encantaba escuchar sus pensamientos tan profundos para alguien de su edad, sus comentarios tan acertados…

Concéntrate, Edward. No querrás ser un Emmett 2.

-¡Aquí! –al momento, acaparó toda mi atención su mano levantada en el aire, señalándome que estaba presente. Me dieron ganas de saltar al ver lo feliz que estaba. Cuando la conocí, rara vez hablaba y siempre se veía muy triste. Ahora ya sonreía, sus mejillas siempre estaban teñidas de un adorable rojo y las profundas ojeras alrededor de sus ojos habían desaparecido.

Me concentré en la escena que estaba viendo. Al parecer, estaba escribiendo algo con Jacob en una libreta, y él la estaba haciendo reír.

-Gracias, Bella –susurré y le sonreí. Ella me sonrió de vuelta, se ruborizó y volvió a lo suyo.

La clase pasó sin más. Les dije que realizaran una actividad que después comentamos en clase. Como siempre, me maravillé con el intenso escarlata que cubría las mejillas de Bella cuando le preguntaba algo y contestaba correctamente. Adorable.

Cuando la clase terminó a las 12:30, me enteré de que ese día salían temprano; así que no me sorprendí más cuando la clase comenzó a recoger sus cosas.

-Recuerden la tarea para mañana –les recordé mientras yo guardaba mis cosas también-. A propósito de tarea… Fórmense con su libro. Se las firmaré. Deben tenerla firmada para poder salir.

Hubo un sonido de descontento general, pero todos se formaron y esperaron a que yo firmara sus libros. Cuando llegó el turno de Bella, noté que llevaba ya su mochila en su hombro. Le firmé la tarea y le sonreí. Me devolvió la sonrisa y la observé salir del salón, pero al contrario de lo que pensé, no bajó las escaleras junto con los demás alumnos.

-¿No ves si viene Jacob? –le preguntaba a cada alumno que salía del salón, obteniendo como respuesta una negativa.

No me agradó ver su ceño fruncido, así que intenté ayudarla.

-¡Jacob! –grité.

Él, que estaba al final de la fila, se acercó a mí, ganándose miradas enojadas de algunos de los que quedaban.

-Toma –le firmé la página abierta-. Puedes irte ya.

-Gracias –me dijo, guardó su libro en su mochila y salió al encuentro de Bella.

Ella, al ver mi acción, me sonrió y me susurró un "gracias". Jacob salió y bajaron juntos las escaleras.

Siempre me había preguntado si ellos tenían algo, pero siempre había sido muy cobarde para preguntar. Igual, se suponía que ni me interesaba.

Terminé de firmar todos los libros y salí del salón después de que todos se hubiesen ido. La última clase hasta mañana. Mañana que sería el día de mi condena.

Nooooo me maaaaateeeeeennnn!!! Es que… esta historia de veras la tenía planeada dese hace como 1 bimestre… Pero, ah, me atreví a escribirla apenas hoy. Es que… ¡Es una experiencia personal, pero modificada!

La canción "Don't stand so close to me" de The Police está muy ligada a la historia. Ya verán porqué. ¡Escúchenla en la versión de "Glee", (http:// www. Youtube . com/ watch? v= 9VY0a 1vZYyY& feature = related) o mejor aún, vean el capítulo! Se llama "Ballads". Coona me introdujo al mundo de Glee y ahora lo amo. Gracias, Coona! XD

Saben? Tengo algo… no serio, pero digamos una relación especial con un maestro de la escuela, así que se me ocurrió pasmar esto en una relación Edward/Bella… Claaaro; nosotros (mi maestro y yo) no acabaremos así como Bells & Ed, ellos deben terminar enamorados, of course xD

Si alguien se interesa por qué va a pasar en la historia, o quiere conocer la mía con Marco (él)… déjenmelo en un review ;)

Espero les guste . Ya la tengo toda planeada, por lo que será más fácil actualizar 8D

So… see u . Lov u 8D

-XOXO
~Dani31c

What's the worst that I can say? Things are better if I stay. So long, and goodbye; so long and goodbye ~