Notas de Autora.

Hola a todos! Finalmente les traigo la tercera parte de nuestra linda historia! Wiii :D Sé que la extensión es más corta pero les recuerdo que recién comienza así que no se desesperen, en cuanto pueda les traeré los extras prometidos de la parte anterior (como les expliqué antes no afectan el curso de esta historia) y el siguiente capítulo que se viene más emocionante! Lo sé porque ya lo comencé e.e jajaja Debo admitir que me ha extrañado la falta de reviews en el pasado capítulo pero quiero creer que es porque están ocupados y no porque no les gustó jajaja Gracias a mi comentarista Merly por dejarme tu visto bueno, siempre se aprecia ;)

Y nada más que decir, ojalá les guste! Muchas gracias si estás leyendo esto y si quieres dejarme tu opinión comenta, que siempre los leo lo que me escriben! Saluditos :D


Los invitados parecían disfrutar de la celebración que llevaban a cabo en el bonito salón. Muchos se reunían para conversar en las mesas, o en los elegantes bancos aterciopelados que habían acomodado en las esquinas, mientras disfrutaban de un bocadillo o bebiendo champaña. Probablemente ese ambiente tan cálido y animado era lo que estaba provocando la sonrisa de ojos brillantes que tenía la novia, quien se había quedado sola unos momentos, distraídos como estaban todos no notaban que rondaba el área.

Aunque no por mucho tiempo.

Shiefa y Fuutie se aproximaron a ella y la tomaron cada una por un brazo, sus miradas brillantes le indicaban a la muchacha de ojos verdes que quizá se habían pasado un poco con la bebida y su felicidad se debiera a ello.

—Sakura— dijo la mayor. —Estás tan linda, mi hermanito tiene suerte de tenerte.

—Sí, mucha— comentó Shiefa. —Dime, ¿Planean tener muchos hijos?

—B-Bueno... no es que lo hayamos pensado en realidad...

— ¿Qué? ¿Enserio?— dijeron al unísono las hermanas, se miraron inquietas.

—Sí...

— ¿Por qué? ¿No quieres?

—Esto... yo...

—Oigan— dijo una voz, al voltear se encontraron con Shaoran vestido muy elegante. Sakura se sonrojó al verlo, sí, era muy atractivo en verdad. —Ya paren con eso.

—Solo queremos saber...

—Vendrán cuando tengan que venir— tomó de la mano a la joven de ojos verdes y se dispuso a marchar. —Ahora, si me disculpan, quiero pasar algo de tiempo con mi esposa.

Se alejaron con las risas de las mujeres de fondo hacia el balcón. La noche había caído ya y la brisa refrescaba las acaloradas mejillas de Sakura que, de la verguenza, no podía verlo a los ojos. Cuando vio que se daba la vuelta levantó la mirada de pura sorpresa, no quería que la viera así.

—Y-yo...— balbuceó.

—Tranquila, Sakura no tienes que preocuparte por lo que dirán ¿Sí?

—Es que no quiero decepcionarte— él depositó un suave beso en su frente y con eso le dio toda la calma que necesitaba. Qué gusto daba sentirse consentida por el hombre que amaba.

—Si eres tú misma no lo harás nunca, además, ¿Y si te decepciono yo a ti?

Ella se rió, como si fuera totalmente ridícula la idea. Logró que él sonriera y se inclinara un poco...

— ¡Ah!— el castaño se sobresaltó. —Acabo de recordar, quisiera que habláramos con mi padre Shaoran...

— ¿Pasó algo?— la vio negar con la cabeza.

—Quiero que lo sepa.

Él se enserió y asintió. Entraron al salón una vez más en busca de Fukitaka. Luego de que los saludaran un par de veces en el camino lo encontraron conversando con Sonomi Daidouji, la madre de Tomoyo, la saludaron antes de que el hombre se pusiera de pie y los siguiera a una sala privada donde habían guardado los obsequios.

Una vez adentro el hombre se sentó en un sillón de terciopelo y la pareja hizo lo mismo en un sofá. Se miraron entre ellos por un momento, antes de que Fujitaka sonriera. La joven apretó un poco la mano de su esposo para reunir valor, tenía que encontrar las palabras correctas.

— ¿Qué querías decirme hija?— preguntó.

—Bueno... es algo que tal vez no creas papá...

— ¿Ha pasado algo?— silencio, los miró a ambos una y otra vez. — ¿Debo preocuparme?

—No, no, para nada... es solo difícil de explicar— ella miró a Shaoran, este asintió. —Papá, ¿Alguna vez... has escuchado algo acerca de la magia?

La expresión sorprendida del señor Kinomoto no fue para nada exagerada, ni se rió, ni nada por el estilo, lo que los hizo sospechar que el hombre no les creería lo que le iban a decir. La muchacha respiró para serenarse y tomó las manos de su padre.

—Hija...

—Papá, tengo poderes, puedo hacer magia.

—Señor, ambos podemos, desde hace mucho tiempo.

— ¿Cómo?

—Desde los diez años me he enfrentado a muchas cosas extrañas y mágicas porque me vi envuelta en ese mundo, ahora...— miró a su esposo buscando apoyo, su mirada ambarina tan cálida le expresaba su aprobación. —Y aún hoy en día igual.

Sakura juntó sus manos y creó una esfera de luz dorada que estalló y cubrió la habitación entera. Vio cómo su padre se ponía de pie y admiraba embelesado lo que había hecho, probablemente fuera la única manera de expresarlo, mostrándoselo, no quería involucrarlo, fue por eso que siempre se lo había callado, pero no era posible continuar haciéndolo, si algún día eran descubiertos iba a ser peor, prefería que se enterara por ella misma.

—Esto... ¿Es magia de verdad?— Fujitaka seguía sorprendido, pero algo en su mirada había cambiado. — ¿Siempre la has podido hacer?

—Desde niña...

—Sakura... tu madre también podía.

— ¿Cómo?— ahora la sorprendida era la joven, su esposo estaba igual, se miraron confundidos pero luego volvieron a ver al hombre. — ¿Mamá también?

—No lo llamábamos "magia" pero ella tenía un don, podía curar con las manos, por supuesto que no en el instante pero, cuando tocaba a una persona enferma o herida, sabíamos que se recuperaría, siempre sucedía, solíamos pensar que era un don que Dios le había otorgado... ahora que me dices esto...— suspiró. —Nadeshiko no comprendía bien el motivo por el que podía hacer eso pero... siempre pensamos que era para ayudar a las personas.

—No sé los motivos pero... yo también lo creo papá...— padre e hija se abrazaron contentos de haberse sincerado el uno con el otro. —Quería que lo supieras.

—Lo sé, es algo especial, comprendo que no hayas querido contármelo antes.

—Gracias.

Regresaron a la fiesta y posaron para las fotografías, contestaron más y más preguntas acerca de los planes que tenían para sus vidas. Todos querían pasar el tiempo con ellos y saber, querían formar parte de ese momento tan especial.

—Sakura ¿Podemos hablar un momento?— oyó que alguien le decía a sus espaldas, se volteó a mirar y se encontró con Hikari Ming, la madre de Ryu. Le sonrió y asintió, para después emprender rumbo hacia el balcón, donde seguramente podrían hablar más tranquilas.

Una vez allí ambas se colocaron cerca del barandal y miraron el paisaje arbolado que les ofrecía el sitio en el que estaban. Esa noche había luna llena, su luz les daba un efecto aún más blanquecino a sus pálidas pieles. La novia esperó con una sonrisa a que la mujer buscara las palabras para decir lo que quería comunicarle, hasta hacía un momento estaba igual, no podía hacer menos que aguardar.

— ¿Recuerdas... el favor que te había pedido?— la oyó.

—Sí claro, he trabajado un poco en ello.

—Te lo agradezco. Pues... Ryu, regresará a Hong Kong con nosotros, quiere entrenar, prepararse para cuando suceda ¿Entiendes?— Sakura asintió. —Por favor cuida mucho de él cuando regrese, sé que puedo confiar en ti ¿Cierto?

—Por supuesto señora Hikari.

—Él es mi único hijo— la vio mirar hacia adelante con melancolía. —El único que conseguí traer a la vida, mi magia se consume así que..— la miró con una sonrisa que ocultaba el angustia que sentía. —Si muero, te lo encargo mucho. Lamento molestarte con esto el día de tu boda pero...

—No diga eso, haré todo lo que pueda por evitar que suceda ¿Si? Por favor confíe en mí.

—Muchas gracias Sakura.


Se puso de pie para dejar de mirar la televisión a la que en realidad no prestaba atención. La casa estaba a oscuras, no quería iluminarla, no quería luz, ni ruido, ni compañía, solo sumirse en sus pensamientos todo lo posible hasta quedarse dormido.

Esa noche se casaba.

Por supuesto que no había sido invitado, agradecía el gesto, no tenía el valor ni las fuerzas suficientes para presentarse a un evento que, sabía muy bien, le haría un daño permanente, menos incluso si se lo hubiese pedido. ¿Cómo haría para renunciar a ella? La había querido desde el mismo momento en que la había visto, se sentía merecedor de su amor pero Sakura no lo quería, ella solo podía ver con esos ojos llenos de ilusión al sujeto que le había causado tanto daño, entendía que no era el culpable, pero sí el responsable. Si la joven nunca lo hubiese conocido jamás habría pasado por tanto dolor, incluso tal vez lo hubiese elegido como su compañero y él hubiese sido la persona que estaría celebrando una boda en lugar de estar lamentándose.

Cuando se dispuso a subir las escaleras para ir a su habitación lo sintió. Se abrazó las costillas y se retorció un poco. El dolor había comenzado hacía bastante sí, pero entonces era más leve, por esos días había estado muy mal anímicamente, la pérdida de su abuelo había iniciado todo y el hecho de perder a Sakura también no ayudaba para nada. Su magia había disminuido, lo notaba dentro de sí, sería peligroso si continuaba así, era consciente de que podría incluso morir.

Con esfuerzo llegó hasta arriba e ingresó a su alcoba, se tiró en la cama y miró hacia un costado. Sobre el escritorio estaba la fotografía que una vez se había tomado junto con Sakura y Tomoyo, los tres luciendo los diplomas de la preparatoria una vez que todo había terminado, había sido Tomoyo la que había preparado tres portarretratos para que enmarcaran la foto, como recuerdo. Por ese entonces era muy feliz de pasar el tiempo con ambas y ayudarlas en todo lo que fuera posible.

¿Podría volver a ser así de feliz? Tal vez podía, tal vez aún no era demasiado tarde para continuar luchando por lo que más deseaba. Se puso de pie de golpe, tomó una chaqueta y salió disparado de la residencia.

"Quizá aún no es tarde" se repetía.


—Se ven tan bien juntos— abrazó a su amiga. —Me alegra tanto verlos felices...

—Gracias Mei Ling— le contestó Sakura con una gran sonrisa. Tomoyo a su lado no cesaba de grabar con su cámara todo lo que sucedía en la fiesta, también estaba feliz de verlos, ambos se lo merecían. Ambas jóvenes tomaron a la novia de los brazos y la alejaron del joven que las miraba frustrado, contra ellas no podría.

—Oye Sakura... ya falta poco ¿Cierto?

— ¿Eh? ¿Para qué?— Tomoyo ahogó una risita.

—Para la luna de miel...— la expresión azorada de la muchacha no pasó desapercibida ante sus amigas. — ¿Estás nerviosa?

—Un poco pero— se sonrojó. —También ansiosa.

Las tres se abrazaron felices por la alegría en el semblante de Sakura y rieron mucho. Se tomaron fotografías y, cuando fue el momento de despedir a los novios que viajarían a celebrar su matrimonio, lloraron juntas de la emoción. Saludaron hasta que perdieron de vista el automóvil en el que ambos se alejaban.

Mei Ling se encontró con Ryu cuando emprendió la marcha hacia el salón, quería ayudar a limpiar antes de regresar a casa pero la mirada seria del guardaespaldas le indicó que era probable que no le gustara lo que iba a decirle.

— ¿Caminamos?— lo oyó.

—Sí, claro— se movieron hacia el jardín, repleto de flores que adornaban los arbustos parecía un ambiente romántico pero la tensión no lo permitía. — ¿Qué pasa Ryu? Tienes cara de haber salido de un funeral en lugar de una boda.

—Quiero hablarte de algo.

—Bueno, te escucho— lo vio suspirar.

—Mei Ling voy a regresar a Hong Kong— la expresión sorprendida de la joven no pasó desapercibida, incluso aunque quiso esconderla.

— ¿Por... cuánto tiempo?

—No estoy muy seguro...

— ¿Por qué te vas?

—Quiero entrenar, quiero ser más fuerte y evitar que él vuelva a tomar el control.

— ¿No puedes desde aquí?— la tristeza en sus ojos era obvia, Ryu se sintió como un miserable, sabía que la estaba lastimando pero prefería ser sincero, no quería mentirle para ahorrarle el dolor.

—Mi madre no se encuentra bien de salud, y yo soy el que se lo está provocando— diciendo eso logró que lo mirara, sus ojos cargados de lágrimas lo lastimaron pero se instó a continuar. —Ella intenta mantener mi magia en un cierto nivel para que a mí no me pase nada malo, y si me llegara a descontrolar... es la única que podría hacer algo al respecto, por eso debo ir a su lado, entrenar y mejorar— notó que ella evitaba mirarlo. —Oye... vamos, no te pongas triste...

—Pues, no puedo evitarlo ¿Si?— la tomó por la barbilla e hizo que lo mirara. Estaba muy linda esa noche, en verdad encantadora, su vestido de tirantes al cuello resaltaba su pecho y el color su piel, estaba volviendo imposible su razonamiento. —No puedo evitarlo.

—Voy a volver, eso te lo aseguro.

—Das por sentado que no quiero ir.

—Bueno... sé que tienes amigos y cosas que quieres hacer aquí, no me pareció justo perdírtelo Mei Ling.

—Aún no tengo claro qué es lo que somos tú y yo, ¿Se supone que debo esperarte aquí?— la forma en que la abrazó la dejó inmóvil, como siempre no pudo decir nada, solo se sonrojó completamente.

—Eres mi novia, te considero mi novia, ¿Tú no lo crees así?— lo miró a los ojos sorprendida por un momento, luego sonrió y asintió, a pesar de que lo extrañaría tenía una fe ciega en él, esperaría a que regrese. Cerró los ojos sin cesar de sonreír y se dejó abrazar y besar.

Disfrutaría todo lo que durara, todo lo posible.


Shaoran se disponía a besar a su esposa cuando el automóvil se detuvo. Sakura apartó el rostro como acto reflejo y quiso maldecir a la fuerza misteriosa que no le permitía disfrutar de estar a solas con ella, finalmente. Oyó que el chófer se excusaba y decía que alguien estaba en medio de la calle impidiendo el paso, Sakura se asomó a ver y, por su cara de asombro, él también quiso mirar.

Antes de poder reaccionar ya estaba fuera del auto, movido aquella sensación de siempre que quemaba en su interior era la que lo había provocado, avanzó hacia la persona que estaba allí de pie pero no logró alcanzarla, Sakura tomó la manga de su camisa blanca y lo detuvo, ella fue la que se acercó, vestida de blanco lucía hermosa bajo la luz de la luna, no era el único que lo notó, Yoshida allí enfrente quedó deslumbrado, sus ojos brillaban.

—Hola Touma.

—Hola Sakura.

— ¿Qué haces aquí?— él la miró con tristeza, sí tristeza en verdad. —Yo...

—Aún no es tarde.

—Sí lo es Touma...

—No me importa, a mí no me importa.

— ¡Oye!— Shaoran se aproximó con ritmo amenazador pero Sakura lo detuvo una vez más y procedió a ocuparse ella, no quería que se pelearan, no ese día.

— ¿Cómo puedo demostrarte que te amo tanto o más que él?— el castaño apretó los puños, quedarse quieto y callado era todo un desafío.

—Dejándome ir...— la mirada pasmada de Touma les dio a entender que sonaba a locura para él, bajó la vista al suelo y pareció tambalearse, pero se recuperó a tiempo para disimularlo. —Amo a Shaoran, quiero quedarme a su lado ¿Entiendes? Te quiero mucho pero esto no puede continuar así.

—No puedo hacer eso— susurró. —Si pudiera... ¿No crees que ya lo habría hecho? No me gusta esto Sakura, no lo estoy disfrutando... pero en verdad no puedo sacarte de mi mente ¿Bien? No puedo.

Sakura quiso acercarse más pero no correspondía, quería que comprendiera que albergar ese tipo de sentimientos hacia ella no conseguiría nada, si bien su determinación se había mostrado inquebrantable hasta el momento pero comenzaba a flaquear. Se miraron a los ojos, en los del joven había tristeza sin embargo, luego de un suspiro resignado, se alejó por la calle en dirección al templo Tsukimine. Ella permaneció en su sitio aferrándose las manos con nerviosismo, la situación era por demás incómoda.

Percibió los brazos de Shaoran rodeándola y confortándola, cerró los ojos y se dejó mimar, se sentía tonta por dudar de sus sentimientos, claro que no se enojaría por haberse encontrado con Touma allí, nunca la culparía. Desde aquel episodio del beso temía bastante al juicio de su esposo pero siempre se reprochaba las dudas que, en el fondo, tenía.

Recomiendo escuchar: "Main theme" OST de To the moon.

Volvieron a subir a su automóvil, rumbo al puerto, acurrucados en los asientos traseros conversaron acerca de lo bien que había salido la boda y rieron recordando los comentarios que les habían hecho los invitados. Sakura se dejó llevar por los pensamientos en varios momentos del viaje, lo sucedido con Touma le había afectado un poco; su esposo lo sabía pero intentaba hacer que lo olvidara.

Lo consiguió cuando se apearon del coche y ella vio la hermosa lancha que flotaba en el mar, decorada con luces doradas como en la noche que habían ido a cenar a aquel restaurante de los cerezos, era muy romántico. De la euforia se arrojó a sus brazos y, al percatarse de ello, se sonrojó completamente pero, gustosa, recibió el beso que su esposo tanto quería darle.

—Estoy feliz— confesó, sin separarse mucho de sus labios ni cerrar los ojos.

—Y yo Sakura— la levantó del suelo y la llevó hasta la proa de la embarcación, cuando la dejó sobre sus piernas la joven no dejaba de reír, inspeccionó cada rincón. Shaoran sabía que ella adoraba el mar, había sido una buena idea llevarla allí.

Arregló todo para que zarparan rumbo a la isla donde había comprado una bonita cabaña, solo para ellos dos, solo había un pequeño pueblo donde podrían comprar cosas que necesitaran pero se había ocupado de que solo fuera eso. No quería hoteles, ni vuelos en avión, durante su luna de miel quería estar a solas con su esposa, sí, tal vez había sido egoísta y posesivo pero lo necesitaba, la necesitaba, solo para él.

Fue a donde estaba y la encontró de pie en el pequeño balcón que había en la habitación, al estar al aire libre la brisa marina hacía bailar sus cabellos mieles con suavidad. La abrazó y depositó un suave beso en la coronilla.

— ¿Te gusta?— le preguntó sonriendo.

—Me encanta— lo miró. —Es perfecto Shaoran.

—Espera a que lleguemos, en la isla todo es aún más bonito.

—Estoy emocionada— rodeó su cuello con los brazos. El joven tomó su cintura y comenzaron a girar como si bailaran al ritmo de una melodía que no sonaba, cuando se encontraban solos disfrutaban tanto de la compañía del otro que en verdad no importaba si se pasaban de cariños, de hecho no les importaba ni un poco.

Salieron nuevamente a la proa y permanecieron mirando el cielo estrellado y oyendo el susurro de las aguas que recorrían. Ella apoyó la cabeza en el hombro de él y soltó un suspiro de satisfacción. "Parece magia" pensó.

—Si estás cansada puedes recostarte en el camarote, puedo despertarte cuando lleguemos— lo oyó, lo miró con curiosidad y sonrió.

—Estoy tan feliz que dudo poder conciliar el sueño Shaoran.

—Comprendo— contestó el castaño con una sonrisa de satisfacción.

Desembarcaron en un muelle que estaba rodeado de flores, la entrada a la cabaña tenía flores por todas partes. La construcción no era excesivamente amplia, estaba construida sobre una base de roca y el resto todo era de madera. Avanzaron por un camino de piedras de colores y al llegar Sakura no podía dejar de mirar alrededor, Shaoran sabía que si se excedía con los lujos probablemente la haría sentir incómoda, a pesar de su belleza deslumbrante Sakura era una mujer muy simple, esos detalles conseguían el equilibrio perfecto. Reconoció para sí los conocimientos de su guardaespaldas en la temática, su ayuda había sido indispensable después de todo, si no probablemente hubiese enloquecido buscando la manera de sorprender a su esposa.

La tomó de la mano y la llevó adentro. El recibidor no era demasiado grande, tan solo estaba decorado con una mesita sobre la cual yacía un florero lleno de lirios y un sillón de terciopelo color crema, las luces bajas le daba un toque íntimo perfecto para esa noche. Recorrieron juntos la cocina, el baño, los jardines y la habitación principal, todo era hermoso y delicado.

Se sentaron sobre la amplia cama matrimonial y, mirándose, tomaron las manos del otro.

—Te cuidaré Sakura— dijo el joven serio, pero su mirada era tan suave que logró confortarla a pesar de que se sentía un poco nerviosa, no estaba asustada, solo nerviosa. —Te cuidaré toda la vida así que no quiero que tengas miedo de nada.

—No tengo miedo, cuando estoy contigo en verdad no le temo a nada.

—Me alegra escucharlo— inspiró profundo. —Yo en verdad esperaba este momento desde que te he pedido matrimonio pero... si tú no, entonces no pasa nada, en verdad, solo con estar junto a ti me alcanza para ser feliz.

—Yo...— sonrió, sonrojada, y miró hacia sus manos. —Sí quiero...— un dejo de sorpresa atravesó aquellos ojos ambarinos que tenía enfrente. —Sí...

La sonrisa adorable de Shaoran la dejó sin aire un segundo antes de que la besara. Era un tipo de beso que no había experimentado antes, lleno de amor pero también de pasión; la misma clase de pasión que sentían dos personas que se amaban, dos personas que no podían estar separadas. Y Sakura no tuvo miedo, tal y como él se lo había prometido, solo percibió una ansiedad inmensa.

Cuando se dejaron caer uno sobre el otro no dejó de acariciarla en ningún momento, la hizo sentir sumamente amada y calmada, tanto que casi no escuchó el sonido de las ropas deslizarse por sus pieles.

Tal vez no era así siempre, Sakura no lo sabía, jamás lo sabría probablemente, no deseaba estar en los brazos de nadie más; pero aquello solo podía ser magia que nacía de lo que ambos sentían el uno por el otro, a pesar de la timidez inicial no se sintió avergonzada después de unos instantes, no podía pensar con claridad tampoco, su cabeza solo deseaba que esas caricias no cesaran nunca. Como si su piel quemara si no sentía el roce de las dulces manos de su esposo. ¿Era posible que existiera algo más hermoso que eso? ¿Cómo habían vivido toda la vida sin haberlo sabido? Más tarde, abrazados, se darían cuenta que la vida era maravillosa tal y cómo era. Sin embargo en ese momento estaban embriagados de la calidez del otro.

La luz de la luna fue la única testigo de esa noche de otoño en que la magia y la realidad eran una sola por primera vez.

Fin de la canción.