~[ Nightmare.]~


Las lagrimas son el llanto del corazón...

Y las tristes sonrisas la perdida de la ilusión.

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Se observo en el gran espejo frente a ella sosteniendo la mirada, presto atención en sus orbes jade. Ahora opacos, sin vida. Caminó hacia su cama y tomó un vestido negro con toques duraznos y se vistió tranquilamente. Regreso frente al espejo para comenzar a maquillase. Fue un toque leve de polvo traslucido, un ligero rubor rosa y maquillo levemente sus orbes con un tono durazno, abrió un cajón cerca de ella, a su costado y saco un pinta labios del mismo color que la sombra, retoco sus carnosos y atractivos labios.

Su vista regreso al espejo frente a ella.

Una larga cabellera rosada caía como cascada abundada de ondas por sus hombros, no portaba adornos ni broches, asi era mejor.

La chica rubia de mirada celeste que se encontraba detrás de ella sonrió con melancolía al verla. Aunque le daba tristeza verla en ese estado, no podía hacer nada, ya que la pelirrosa ocultaba todo tras una mascara de falsa felicidad.

Soltó un suspiro y levanto las comisuras de sus labios en un honesto intento por sonreír frente a su mejor amiga.

-Hinata y los chicos nos esperan en la disco frentona, quizás y encuentres a el amor de tu vida ahí ...-

Comento burlona la rubia. La pelirrosa sonrió sin alegría ante su comentario.

-Ya lo sabes Ino, no me enamorare de nuevo, jure que jamas creería en el amor.-

Respondió la pelirrosa mientras salían del departamento y entraban a el auto de un chico rubio de cabello alborotado.

Sakura Haruno era una chica de 20 años. Joven, llena de vida, pero sin sentimiento alguno. Aunque ya era mayor de edad, su aspecto era mas infantil he inocente. Sin embargo ella se sentía vieja, sin nada por que razonar. Su carrera de doctora era mas que estupenda, tenia amigas maravillosas, y en algún momento de su vida tuvo un novio perfecto, el cual la amaba con locura al igual que ella lo amaba a el. Pero todo se volvió un pozo obscuro y sin fondo ni salida cuando el murió.

Fijo su vista en la ventana, observando las luces de la ciudad a través de su reflejo, y los recuerdos de aquella noche azotaron su mente de manera estruendosa.


Las manos le temblaban, y las lagrimas en sus brillantes y claros ojos salían sin control, camino hacia la habitación, y sin mas entro a la morgue.

Al verlo ahí, pálido, y sin vida, lo único que logro hacer fue llorar. Se dejo caer en la esquina en donde se encontraba, sus gritos ahogados por el llanto se escuchaban por el oscuro hospital, su pecho se estrujaba y sentía como algo dentro de ella tronaba cada vez mas fuerte, quería apartar la vista, mas no pudo. No podía creer lo que veía. No se creyó capaz de realizar aquel trabajo que le habían encomendado unas horas antes de presenciar aquel horrible escenario.

Por la tarde. 8 horas antes el jefe encargado en ese hospital había llamado con urgencia a la pelirrosa, quien esperaba la llegada de su novio en casa. Ese día cumplían un año de haber comenzado su noviazgo. Se sentía alegre, contenta por tener al hombre mas maravilloso del mundo a su lado, sin embargo al ver el rostro preocupado de su rubia amiga quien le paso el teléfono, le hizo sentir un gran agujero en el estomago.

El medico en jefe le comento que tenia que reconocer un cuerpo que al parecer era alguien conocido para la pelirrosa, y que ademas tendría que hacer la autopsia ya que aquella persona ya estaba muerta. Ella llamo con insistencia a su novio después de cortar la llamada de el hospital.

El chico no contesto.

Así que, nublada por la preocupación opto por mandar un mensaje de texto diciendo que estaría en el hospital, tras no haber respuesta, su amiga la llevo al hospital y la dejo ahí con un solo -Los cadáveres me dan corte, así que te dejo. Nos vemos en casa.- dejando a la pelirrosa con una expresión de desconcierto.

Entro a la oficina del medico en jefe, un chico de 27 años de nombre Sabaku no Gaara, quien le paso el reporte de lo que tendría que hacer. La llevó hacia la morgue y regreso a su oficina. En cuando estuvo frente a la puerta de su zona de trabajo un mal presentimiento seguido de un frió espeluznante recorrió su columna, le comenzaron a sudar las manos y al leer la cartilla de investigación frente a ella, las lagrimas comenzaron a amontonarse en sus ojos.

[ Camilla 3-A. Uchiha Sasuke Edad: 23

Causa de muerte: Contusión cerebral y desgarramiento pulmonar.

Accidente: Choque automovilístico. ]

Dejo de leer y su mente se nublo.

-No... no es... verdad...-

Susurro al momento en que las lagrimas comenzaban a salir abruptamente. Regreso la mirada hacia la puerta, abrió lentamente y la tabla en sus manos cayo al suelo de manera estrepitosa al verlo en la camilla. Como si, simplemente, se encontrase durmiendo. Su mal presentimiento se había hecho realidad.

Se dejo caer en el rincón frente a la camilla que se encontraba ahí y comenzó a llorar. Y entre gritos ahogados y suplicas sin sentido, se desmallo en aquel lugar.

Un mes después. Tomo la decisión de regresar al trabajo. La impresión le había causado un grave trauma emocional. Se juro asi misma, al aceptar que Sasuke ya no estaba vivo, que no amaría a nadie mas.


Tomó su segunda botella de whisky y volteo a ver a su amiga Ino que bailaba alegremente junto a un chico de cabello castaño, regreso su vista a la barra y bebió otro trago. Todo a su alrededor se torno borroso.

La risa armoniosa de una joven pareja se escuchaba por el parque 10, la chica se abrazo a el chico a su lado y le miro con ternura. Este la apretó mas a si mismo y le miro enternecido.

- Cerezo... ¿Podras amarme solo a mi?...-

Pregunto con tono aterciopelado el chico pelinegro. La pelirrosa le observo sonrojada y asintió con la cabeza.

-Yo, Sakura Haruno, juro por sobre todas las cosas, incluso mi propia vida, que te amare incluso hasta el final de nuestros días.-

Comento alegre poniendo una mano en su pecho, miró reprochante al chico y este soltó una carcajada.

- Y yo, Sasuke Uchiha, juro por sobre todas las cosas que te amare hasta el final de nuestros días y después de eso...-

Comento el pelinegro imitando a la pelirrosa, los dos comenzaron a reír sonoramente y se fundieron el un cálido beso. El se separo de ella lentamente y la observo al tiempo que se arrodillaba y sacaba una caja de terciopelo del saco oscuro que lo cubría. Sakura abrió los ojos sorprendida, y las lagrimas no tardaron en salir.

No sabia en que momento llego a la azotea de aquel ruidoso lugar, así que solo continuo bebiendo lo que le quedaba de la botella. Una sonora carcajada salio de sus labios en un tono amargo mientras sus lagrimas salían.

-Sakura Haruno, ¿te casarias conmigo?.- Fue la pregunta que salio de aquellos labios.

Sakura se lanzo a sus brazos y lo beso. -Acepto, Sasuke Uchiha.

No lo soportaba, el dolor en su pecho era horrible, la cabeza le daba vueltas, y lo único que pasaba por su mente al cerrar los ojos era la sonrisa cálida y arrogante de Sasuke. Cada dia, durante todo ese tiempo.

Lanzo la botella que tenia en las manos, esta se quebró en el suelo y los pedazos volaron por todo el lugar.

-No puedo... Sasuke-kun... no puedo seguir sin ti... tantos años amándote... toda mi infancia adorándote y amándote con locura...- Comento mientras gruesas lagrimas salían de sus orbes jades.- ¡Y me haces esto! Me dejas sola, abandonada, con el corazón roto... extraño verte reír por algún descuido mio, extraño los comentarios crueles que me dabas cuando estabas celoso, extraño tu ser, extraño tu forma de amarme. Tu voz, tus ojos, tu sonrisa... !TE EXTRAÑO TANTO!- Grito dejándose caer junto al barandal de la azotea.

Se puso de pie, temblando. Y observo la altura del lugar, ella se encontraba en el sexto piso. Una sonrisa triste se formo en su rostro.

-Si existe otra vida... desearía encontrarte y ser feliz, verte de nuevo. Y quizá, la próxima vez podamos ser felices. Sasuke... kun.- Murmuro sonriendo mientras gruesas lagrimas caían por sus opacos ojos.

Y lo ultimo que escuchó. Fue el grito de sus amigas al tirarse de la azotea de aquel lugar.

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Una niña de aproximadamente 6 años se encontraba corriendo en un hermoso jardín. Se encontraba alegre, sus orbes jades reflejaban inocencia y su cabellera rosada se mecía con el vaivén del viento al correr. Su rostro se sonrojo de sobremanera al tropezar y tirar a un niño que se encontraba caminando distraído.

-P... perdón. - Dijo ella alarmada al levantar la vista.

Y su mirada se cruzo con unos ojos oscuros. El niño se sonrojo.

-No... no importa. Mi nombre es Sasuke .- Comento el niño pelinegro mientras ayudaba a la pelirrosa a ponerse de pie.

-Yo soy Sakura. Un gusto...-

-¡Sasuke-chan! Es hora de comer.-

-¡Ya voy mama!. - Grito el pelinegro. - ¿Quieres venir a comer? Mama hace un arroz delicioso.-

Sakura giro la mirada hacia su madre, tras ella. y ambas asintieron.


La vida da vueltas inesperadas.

Quien diría que. Aquel triste ruego había conmovido a una figura encapuchada. Esperando a que la pelirrosa tomara la decisión definitiva en aquella azotea.

Su opaca mirada siguió a los pequeños correr y desapareció junto al viento.

A veces no todo lo que queremos lo obtenemos. Muchas veces el tiempo con nuestros seres amados se acaba demasiado rápido. Los sentimientos son algo que permanece ahí, dentro de nuestros corazones. Y vida tras vida, nos volvemos a encontrar con nuestro verdadero amor. Si aun no lo haz encontrado, no desesperes, no es algo que se desea y se tiene así nada mas, algo que puedes obtener de la nada, solo déjate llevar por el destino, y lo encontraras.