Los grandes parajes externos de Hogwarts, el antiquísimo Colegio de Magia y Hechicería, se encontraban casi desiertos en ese momento, considerando que los mismos estaban siendo batidos por una llovizna constante, que se había extendido durante toda la tarde. Los rayos y truenos era bastante extraños de ver, pero en esta ocasión, lo extraño se había materializado en los alrededores y los ruidos estruendosos estremecían a los estudiantes más jóvenes que se encontraban recluidos en sus salas comunes, jugando partidas de ajedrez mágico, leyendo historias fantásticas, y algunos otros, estudiando hasta tarde aquellas materias que les resultaban más complicadas.
Ante toda esta situación, podía calificarse de suicida el ímpetu de cierta chiquilla, que montada en su escoba, estaba dispuesta a finalizar la práctica de Quidditch que había empezado antes de que el cielo se dispusiera a caer en forma lluvia sobre sus hombros.
Lily Luna Potter estaba consciente de todo aquello, pero la joven pelirroja había pasado una semana fatal, entre las clases aburridísimas de Historia de la Magia, las bromas pesadas que solían tener para con ella algunos estudiantes descendientes de antiguas familias mágicas que aún hoy en día, enarbolaban con orgullo su status de sangre, y las cartas constantes de sus familiares preguntando por ella y sus avances en el equipo de Quidditch, ahora con el puesto de buscadora, remplazando a su hermano mayor, James Sirius, quien se había graduado el año anterior. Sí, Lily tenía mucha presión sobre sus aparentemente delicados hombros, y aunque aquello no era nada nuevo para una hija de Harry Potter, la muchacha solía agobiarse con tanta atención.
La práctica del equipo de Gryffindor había acabado hacía una media hora, cuando para sorpresa de todos, una cruenta lluvia paró en seco la práctica. Lily ni se había inmutado, y aunque sus amigos y compañeros de equipo le habían pedido que parara y regresara al castillo, la testadura Gryffindor se había negado fervientemente.
En ese momento, una cabeza rubia atravesaba los amplios terrenos de Hogwarts, con la mente puesta en el campo de Quidditch, el cuerpo ataviado en el uniforme de las serpientes, y la escoba apoyada sobre el hombro, una hermosa y clásica Saeta de Fuego.
Lorcan Scamander adoraba la idea de capturar la snitch en medio de las condiciones que la naturaleza le ofrecía justo en este momento, para él no era más que un reto y la idea de sentir las pequeñas alas batir contra su mano era demasiado excitante para dejar pasar esa oportunidad.
Una vez en el campo, el joven montó la escoba y con un golpe al suelo, se elevó con cierta gracia que sólo los nacidos al juego poseen, y otra de esos nacidos para el juego, era la figura que se hallaba a unos metros suyos, en medio vuelo. El rubio frunció el ceño, algo molesto por encontrar el espacio compartido y así lo hizo notar cuando alzó la voz.
-¿No podrías entrenar otro día, Potter?- ese cabello rojo intenso era imposible de confundir, menos para él que prácticamente había crecido viéndolo.
Lily se elevó un poco más, incrementando la velocidad, mientras sus ojos se mantenían clavados en la snitch frente suyo. Extendió una de las manos, mientras la otra se aferraba con firmeza en el borde del mango. Iba directo contra una de las tribunas pero aquello no le preocupaba, pues la joven hacía alarde de un control magistral y sabía que cuando tuviera la snitch en la mano, bastaría con un simple movimiento para evitar el golpe…y lo hubiera logrado, si no fuera porque la voz a su espalda rompió la concentración que Lily poseía, cometió el error de volver la mirada por sobre su hombro y lo próximo que supo fue que su cuerpo recibía el golpe y caía vertiginosamente.
Lorcan soltó una maldición entre dientes y se impulsó hacía adelante, logrando apenas rodear la cintura de la muchacha con su brazo, poco antes de que su cuerpo se impactara sobre el césped. Lily se mantuvo en sus brazos, demasiado adolorida para poder abrir los ojos, y sintiendo los músculos agarrotados y palpitantes debido al frío que le calaba los huesos.
Lorcan la apoyó contra su cuerpo y se quitó con cierta dificultad el guante, dejándolo caer y llevando su mano derecha para limpiar un hilillo de roja sangre que corría desde la sien de Lily y cruzaba su mejilla.
La muchacha parpadeó un par de veces, mientras las gotas de lluvia incrementaban su consistencia y caían sobre ellos de forma indiscriminada, sus facciones se distorsionaron en una mueca al abrir los ojos por completo y centrarlos en el único punto fijo cercano, el rostro del muchacho.
Lily pensó en morderse la lengua y evitar que palabras de agradecimientos salieran de sus labios, porque en todo caso ese horario pertenecía a su casa y el muchacho no tenía nada que hacer allí, pero eso iba contra todo lo que le habían enseñado de pequeña, así que a duras penas se obligó a tensar la mandíbula y soltar un:
-Gracias.-con los dientes apretados y el rostro reflejando justamente lo contrario. El rubio abrió un poco sus azules y fríos ojos, demasiado asombrado. Él conocía de primera mano que no había muchacha más orgullosa que Lily Luna Potter, no esperaba un reconocimiento de parte suya, sólo estaba interesado en hacer lo correcto.
-No tienes nada que agradecer, Potter.- dijo, mientras descendían juntos y tocaban finalmente el césped.
Lily dirigió la mirada alrededor, buscando con la misma su escoba, y esperando, realmente esperando que esta no hubiera sufrido infortunios por culpa suya, él interceptó la mirada de la muchacha y señaló con la propia el lugar donde descansaba su escoba, una preciosa Nimbus 2010, clásica y veloz, que Lily se apresuró a recoger.
-¡Por Merlín, Potter!- exclamó Lorcan, observándola, y rodando los ojos después.- Eres una bruja, utiliza un hechizo para convocar tu escoba.
Ella alcanzó su objetivo y soltó un resoplido.
-Oh, vamos, ¿Usas la magia para todo, Scamander?-preguntó con ironía.- Hay personas que preferimos hacer un poco de ejercicio.
-Y eso…es lo que dicen los magos y brujas que olvidan que existe un hechizo convocador.- dijo con cierta diversión.
-Y eso es lo que dicen los que usan la magia hasta para levantar la taza de café en el desayuno.
-Creo que no vamos a poder llegar a un acuerdo razonable, Potter.- El muchacho le dirigió una sonrisa ligeramente divertida, mientras la veía montar nuevamente la escoba y elevarse.- ¿Vas a seguir entrenando después de semejante golpe, Potter? Wow…vaya que debes tenerle miedo a mi equipo, ¿Eh?
La muchacha rodó los ojos.
- Se llama constancia, señor premio anual, creo que tú debes saber algo sobre ello, ¿Me equivoco?
-Vale en ese caso.- el muchacho apoyó los brazos cruzados sobre el mando de la escoba, con una media sonrisa.- ¿Quieres algo de competencia, Potter?
Lily se detuvo en seco, segundos antes de tomar la snitch en su mano, y lo observó por sobre el hombro en actitud de desafío.
-¿Apostamos para hacerlo más interesante? ¿O vas a tener miedo de que una buscadora amateur de cuarto te pase por encima?- sabía que estaba siendo soberanamente displicente, y por lo general no lo sería, pero había algo en el muchacho que la empujaba a mostrarse así, y no como una de las tantas que dejaban un rastro de baba cada que seguían al joven rubio.
-Nunca digo que no a un reto, Potter.- contestó el muchacho, elevándose hasta estar a su lado.- ¿Qué pides en caso de que pierda? ¿Y qué ganaré cuando te derrote? Quisiera que empezaras por lo segundo, ya sabes, la realidad primero.
-Ajá, ya…pues creo que sería gracioso verte correr desnudo por los pasillos de Hogwarts- lo miró con cierta sorna.- ya puede tú definir qué quieres si ganas, por cierto ¿Qué pasó esta noche, Scamander? Pensé que los chicos ágiles como tú las aprovechaban para consolar a chiquillas asustadizas de tu casa.
La sonrisa que se instaló en su rostro fue más suave que el humo, e incluso tuvo el descaro de pasar el índice por su labio inferior.
-En todo caso sería las que pertenecen a otras casas, en las noches como estas, los truenos no se escuchan en la de las serpientes, si sabes a lo que me refiero, además…no dejo que las chicas interfieran en mis entrenamientos- dejó escapar una pequeña risa.-Vaya, Potter, si quieres verme desnudo sólo debes decirlo…
-De hecho, creo que agregaré una clausula, cuando vayas a cumplir el reto, porque lo harás, no debo estar presente, créeme, valoro mucho mi retina para ello.- alzó la barbilla con orgullo y lo miró con los ojos entrecerrados.- Que suerte tienes, los chicos sí interfieren en los míos, lamentablemente.-mencionó, alegando claramente a él.
Lorcan no pudo evitar soltar una carcajada.
-Que mal, Potter, no deberías dejar que lo hagamos, ¿Sabes?- le guiñó un ojo, complaciéndose con su irritación.- Y tú te lo pierdes, tendré que rechazar muchas citas luego de aquello, y eso me quitaría mucho tiempo, así que tendré que ganarte…
-Quiero verte intentarlo.
-Ahora que lo pienso, no me has dicho que ganaré en caso de que te venza, cosa que en realidad va a pasar, Potter.- El rubio enarco una ceja.
-Supongo que lo justo es que seas tú el que elija.
-Bueno, en realidad dejaré que seas tú la que elija tu castigo, ¿Qué es lo que te molestaría hacer por mí?
-¿Yo elijo? ¡Vale! Si ganas me veré obligada a…¡Recordar que existe un hechizo convocador! Sin nada más que agregar, supongo que podemos iniciar.- afirmó, más que preguntó, con los ojos brillantes de triunfo.
El rubio frunció el ceño. Tenía que admitir que la chica tenía una mente rápida, pero no era justo, así que estiró su largo brazo para posar su mano sobre la de ella, que reposaba en el mago de la escoba.
-Alto ahí, pelirroja, se trata de un castigo, no de escapes rápidos, elige algo justo, o tendré que elegir yo, y no seré condescendiente contigo.
-Dijiste que eligiera algo que me disgustara hacer, me disgusta darte la razón, rubio, yo lo veo muy justo.
Él chaqueó con la lengua dentro de la boca en actitud negativa.
-No me hagas perder la fe en los leones, Potter.
Lily soltó un gruñido por lo bajo.
-En ese caso elige tú.- los ojos celeste del muchacho brillaron con suspicacia.-
-Vale, un beso.- dijo entonces, y antes de esperar una réplica de parte de la muchacha, que había quedado completamente turbada. Salió disparado hacía arriba.
Lily tragó saliva, concentrándose en ganar el juego, ya luego tendría tiempo para inmiscuirse más a fondo en lo que sus hormonas (porque no podía ser mas que eso) le estaban provocando.- Ya lo creo que sí.- murmuró inclinándose, manteniendo el agarre con firmeza e iniciando el vuelo. La snitch zumbó sobre sus cabezas y luego se precipitó hacía las gradas de los profesores. Un segundo más tarde, Lily estaba cayendo en picada a por ella.
El rubio observó cada una de las acciones de la pelirroja, era veloz, no podía negarlo, pero eso no era todo en la posición de buscador, permitió que ella la persiguiera, dándole unos segundos de ventaja, no por caballeroso, sino por táctica. Sonrió al verla descender en picada y se impulsó hacía adelante, adquiriendo de forma mucho más fácil la velocidad de la muchacha, pero desviando la trayectoria para dejar la snitch en medio de sus cuerpos, él sabía muy bien como actuaría su dorada presa.
Lily plegó los brazos contra su cuerpo, optimizando la velocidad que había alcanzado, viejo consejo que su madre le había dado de sus tiempos como jugadora de las Arpías de Holyhead. "Te permite adoptar la aerodinámica natural de un águila, extender la mano y coger la snitch es luego sólo un trámite, Lily, y más aún al aproximarte al suelo, sólo debes encorvar la espalda, eso te permitirá reducir la velocidad y virar antes de chocar" Las palabras resonaron en su mente, y decidió hacer uso de ellas. Elevó la mirada hacía el joven, que venía justo frente suyo, pero aquello no sería un problema. Estiró el brazo derecho y sus dedos, alargados, también se extendieron. La Snitch sería suya.
Lorcan volteó a sus espaldas en una fracción de segundo, al parecer Potter no se percataba que una tribuna se encontraba demasiado cerca, el chico esperaba que ella pudiera notarlo por si sola, por ahora, la snitch era su objetivo. Alzó el vuelo justo cuando la chica rozó la pelota, extendió el brazo al costado y tal cual él lo predijo, la snitch utilizó su única vía de escape, yendo directamente a parar a su mano. Bien, la snitch era suya, como usualmente ocurría pero la chica seguía sin frenar, el inminente impacto se presentaría.
-¡Demonios Potter! -Profirió el rubio antes de lanzarse a toda velocidad detrás de ella, tomando su cintura con un brazo prácticamente arrancando su cuerpo de la escoba, ambos volaron errantes unos segundos hasta aterrizar en el césped donde Lorcan absorbió el fuerte impacto con su espalda y ella sobre él.
Había estado tan cerca...Lily sintió el rostro enrojecer pero esta vez de rabia ante la victoria del joven. Por supuesto que era consiente de tenía que reducir la velocidad y eso habría hecho si no hubiera sentido antes el brazo del muchacho sujetar su cintura.
-¡Maldición! - exclamaron sus labios, mientras era desprendida de su escoba. Ella hubiese podido virar el vuelo en un segundo, bastaba con levantar el mango e impulsarse, lo había hecho millones de veces, pero no, "Don Perfecto" Scamander tenía que ser el héroe nuevamente. Su respiración su agitó al notar el impacto y bien merecido que lo tenían, pero en lugar de recriminarle todo lo que su mente había maquinado sólo pudo fruncir el entrecejo con preocupación y subir ambas manos tomando su rostro.
-¿Lorcan? ¿Estas bien?
Sintió las manos de ella sobre su rostro, que inexplicablemente se encontraban cálidas contrastando con las heladas gotas que continuaban cayendo sobre ellos. Lorcan abrió los ojos lentamente.
-Sí, estoy bien... -Susurró incorporándose con pesadez.-
-Por merlín...-pronunció, mientras se quitaba de encima lo más rápido que su cuerpo le permitía, apoyándose de rodillas a su lado y observándolo con una mueca de preocupación evidente.- ¿En que estabas pensando? Podría haber evitado el golpe por mi cuenta, maldición, sólo has conseguido herirte...- soltó un bufido exacerbado.- Tal vez tengamos que ir a la enfermería, ¿Estas seguro que estas bien?
-De nada Pelirroja, yo también te quiero. -dijo en tono sarcástico intentando ponerse de pie, sin embargo su mundo giró vertiginosamente, aunque intentó controlar el mareo para que ella no lo notará.- No pienso ir a la enfermería.-concluyó.
-No seas necio.- probó Lily, mientras avanzaba hasta él y siendo lo más sin vergüenza que podía, usó uno de sus brazos y lo pasó por la cintura del chico, dándole estabilidad.
-Mira quien habla de necedades.- contestó él, algo reticente ante el contacto invasivo de la joven.- No soy un minusválido, Potter.
Lily tenía un límite, y muy, muy corto. Dio un paso hacía atrás y cruzó los brazos por sobre el pecho.
-Nunca más intentaré ayudarte de nuevo.-bufó.
Lorcan no pudo evitar seguir con su enfado, al ver lo tierna que se ponía la fierecilla roja cuando fruncía de ese modo la nariz…
-Lils, estoy bien, solo fueron unos leves golpes. -le sonrió a la pelirroja sin rastro de sarcasmo, sorna o superioridad.- Toma, tu snitch. Eres muy buena, al fin tendré una contendiente de verdad.
Lily devolvió la mirada, con cierto deje de tristeza nublando sus marrones ojos, y al oír el diminutivo casi estuvo a punto de ceder. Sintió como si retrocedieran en el pasado, cuando aún eran niños pequeños, y de seguro eso parecía ella aún para él.
-¿Déjame ayudarte, vale?
- No, descuida estoy bien-se encogió de hombros restándole importancia al asunto, mientras la conducía hasta la torre de la tribuna, contra la cual recostó la espalda.
Lily subió una de sus manos y tomó la barbilla del joven, inspeccionando su rostro una vez más.
-Bueno, no soy medimaga, pero sobrevivirás-bromeó finalmente, antes de bajar la vista a una de sus manos, la que aún tenía tomada la Snitch.-Ganaste...
-Sí, eso parece-le guiñó un ojo y tocó la punta de su nariz con la snitch.-
Ella rodó los ojos ante el guiño.
-Creo que ya estas completamente recuperado.-frunció apenas la nariz al sentir el toque.-Es una pena, hubiera sido interesante ver que decía McGonagall al verte en ropa interior.
-Sí, eso parece-Lorcan sonrió bastante divertido ante lo primero, pero luego sus labios se fruncieron.-Ya te lo dije, Potter, hubiera tenido que rechazar muchas citas.
-¿Sabes, Scamander? Deberían hacerle un monumento a tu escoba, no se como es capaz de levantar semejante ego.
Él le recompensó la lindeza con una carcajada. Ella soltó un nuevo bufido antes de hablar.
-Prefiero llamarle alta autoestima.
-Vale, ganaste un beso, ¿A quién quieres que se lo dé?-preguntó con tranquilidad, cambiando de tema, mientras caminaba hacía la escoba, la levantaba y apoyaba sobre su hombro, tras liberar un poco la presión que su empapada ropa ejercía sobre su cuerpo.
-A quien tú quieras Pelirroja, ese es tu derecho. Quizá a alguno de los chicos que andan tras de ti, que no son pocos. -Se encogió de hombros.- No lo sé, ese no es mi asunto.
Lily hizo una mueca no muy visible. Vale, no, no tenía idea de a quien darle el beso producto del reto. Lorcan sonrió al notar su confusión, y como su deporte favorito, luego del Quidditch, era fastidiarla, siguió pinchándola.
- ¿Y bien quien es el desafortunado elegido? Que te permita escogerlo no quiere decir que puedas hacerlo después, el reto debes cumplirlo hoy. Ah y es mejor que sepas que tus primos están prohibidos. Debe ser un beso, en los labios. -Explicó con diversión.-… y yo tampoco soy una opción.
Lily abrió los ojos color canela un poco más.
-¿Y qué te hace pensar que iba a besarte a ti, Scamander?
-La forma en la que me ves.- se burló él.- Pero no, no me va la pedofilia, Potter, eres demasiado pequeña para que te bese.
Lily comprimió los labios y cerró las manos con fuerza, formando puños apretados, a penas conteniéndose para no estrellar alguno en el rostro del rubio.
-Y ya buscaré entonces a alguien para cumplir tu reto.- escupió entre dientes, pasó de él y continuó el camino, hacía la entrada
Demasiado pequeña. Vale, tal vez tenía razón… ¡Y con un cuerno! ¡Ella era sólo dos años menor! pero como le había fastidiado aquello. Estúpido Slytherin, era de evidente después de todo, Lorcan estaba en un grado superior al suyo, y buscaba otra clase de... ¿Y eso que le importaba a ella? Lily sacudió la cabeza sin detener los pasos.
-Te avisaré cuando cumpla tu apuesta.- dijo, lo suficientemente alto para que él la escuchara, y eso haría, así besara al primer chico que se pusiera delante suyo, lo haría y bien podía Scamander esperarlo, aunque a esas alturas la pelirroja estaba consciente de que a él no le interesaba, después de todo, sólo era la pequeña Lily Potter.
