Todo pertenece a G.R.R.M
Este fic participa en el reto 10 "¿Que harán en la intimidad?" "Del foro Alas negras Palabras negras"
The first night
Por fin ha llegado el momento, aquel que soñé de niña en Dragonstone una y otra vez. Pues ahora le perteneceré en cuerpo y alma como marca mi destino.
Mi corazón salta de gozo en mi pecho ante tal perspectiva, mas lo observo entrar por la puerta de nuestros aposentos, ebrio, como solo Orys y el saben estarlo. Pero no puedo negarme ya que es la primera noche y si lo hago podría anularse el casamiento entonces, adiós a mi sueño.
Sin embargo aquello no puedo hacerlo pues el debe ser mío, solo mío ya que toda mi vida me he preparado para este momento y estropearlo no está en mis planes.
Es así que lo recibo a mi lado y él me toma entre sus brazos cubriéndome de besos, deshaciéndome con manos gráciles y apresuradas de mi ropa de cama. Y yo sé que no soy a quien esperaba encontrar aquella noche, mas niego aquel pensamiento pues el solo vislumbrarlo en la memoria me hiere cual si este fuera un cuchillo que se clava en lo más hondo de mi pecho.
En cambio, la realidad me invade casi al fin de mi plena entrega cuando oigo de sus labios surgir su nombre cual plegaria a los dioses, entonces es que no puedo evitar golpearlo y apartar mi cuerpo del suyo, a la vez que en mi interior deseo no haber existido, o haber nacido hombre para no pasar por aquella vergüenza. Más aquello me costara olvidarlo pues ha herido mi orgullo y quien hiere a alguien como yo de una u otra forma lo paga.
Esa noche me casaría y Visenya seria a la primera que tomara por esposa, ella se lo merece no solo por su acción en batalla sino porque es la mayor, ella antes que Raehnys muy a mi pesar, ya que hubiera deseado que ella sea la primera con quien debiera compartir mi lecho.
Pero el deber es el deber y tengo que cumplir con él. Es por eso que no puedo evitar emborracharme para imaginar que es a ella a quien poseo y no a nuestra hermana dado que es a ella y solo a ella a quien deseo, siendo los sentimientos guardados a Visenya separados por un abismo de los que atesoro por ella.
Mas no deseo hacerla sufrir pues conozco su naturaleza vengativa y pasional por lo que en contra de mis deseos voy a su encuentro y deseando terminar aquello de una vez la hago mía, sin mediar palabra. Pues ese es mi deber hacerla mi reina.
Sin embargo, es casi al fin llegando al clímax de nuestras entrañas que no puedo evitar decir su nombre mordiéndome luego el labio, rogando por que no lo haya oído escapar de mi boca. Entonces es que la veo a los ojos tras sentir que me aparta y no me cabe duda de que tarde o temprano lo pagare y que aquel golpe no era más que un simple aviso.
