Disclaimer: La historia es mi propiedad, excepto los personajes y escenarios que, lógicamente, pertenecen a Squaresoft (Aunque me he hecho una reserva en la lista de fans para escribir alguna historia sobre ellos.)… No pienso molestarme en repetirlo en los siguientes capítulos de este fic, quedáis completamente avisados. Otra advertencia. Si tardo mucho en actualizar el fic, es porque estoy metida de lleno en mis hobbies o hay deberes en la escuela o me da pereza escribir o la fuerza a la que llamamos inspiración no viene a visitarme (O cosas conjuntas).

A/N: Principalmente, me gustaría agradecer el trabajo que ha hecho mi beta-reader NiKpt-o… Que no ha dudado en comentar hasta el más mínimo detalle, criticando y desmontando todas las escenas para que tuvieran más solidez y consistencia argumental, aunque a veces significara rescribir el trozo entero... ¡¡¡Gracias NiKpt-o!!!

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UNITED DESTINIES

-Capítulo 1-

Cuatro años después de la derrota de la bruja Artemisa, el Jardín de Balamb volvía a estar colocado en la pequeña y triste isla de Balamb. La isla había cambiado ligeramente desde la última vez; ahora la Caverna de las Llamas no podía ser penetrada porque las raíces y ramas de los árboles del bosque de al lado la cerraban completamente, y la ciudad de Balamb se había desarrollado notablemente, convirtiéndose en una localidad más grande; sin embargo seguía manteniendo su ambiente anterior, con la constante y característica olor marina que siempre había habitado ahí.

Squall Leonhart, comandante del Jardín de Balamb, estaba estirado en su cama y, como siempre, pensaba en sus cosas, demasiado metafísicos para ser pronunciadas en voz alta.

Rinoa Heartilly, una chica alegre y entusiasta (incluso demasiado para la opinión de algunos), lo estaba torturando con sus constantes preguntas del tipo "¿Squall, me puedes acompañar a Esthar un momento?" o explicando las ventajas e inconvenientes de decolorarse las mechas antes de volver a teñírselas. Al cabo de unos intentos fallidos, la chica parecía estar perdiendo la paciencia:

- Squall, ¿Me estás escuchando? -

… y todo el maldito día igual.

Sus preocupaciones eran numerosas: su trabajo no era precisamente fácil y los descansos y horas libres eran escasos, la monotonía empezaba a hacerse insoportable. Y en ese momento, el único para descansar, estuvo pensando y pensando… Sus pupilas empezaban a cerrarse, el sueño se apoderaba de todo su ser… hasta que se durmió completa y profundamente.

- - - -

- Squall… ¡Squall…! ¡¡Squall, despierta de una vez!! – el chico se sobresaltó, confuso en un principio, hasta que se dio cuenta de que se trataba de Rinoa que, como siempre, había entrado antes de llamar a la puerta.- Ya era hora… ¿Me puedes hacer un favor?

"Si no es tu trabajo, puede que lo haga. Sabía que vendría a tocarme las narices… Nunca falla." pensó Squall, incorporándose en la cama.

- … - dijo, si eso se consideraba como tal.

La joven bruja se enfadó un poco la ver que el chico no contestaba. - ¿Me puedes llevar a Deling un momentito?... ¿Por favor? – La chica sonrió débilmente y una mirada de perro abandonado iluminó su rostro, como hacía cada vez que quería salirse con la suya.

Squall no pudo negarse.

"Si tu pagas el viaje, estoy sin blanca por culpa de la última vez que fuimos a Esthar… Tsk, me hizo comprar media tienda de ropa…" pensó.

- Eso es un sí. – dijo la chica, y de repente su sonrisa se volvió enorme. – No te preocupes, los gastos del viaje están a cargo de mi padre. – Lo comentó tal y como si pudiera si pudiera leer los pensamientos que había tenido Squall hacía unos momentos.

- ¿Qué? – Squall dejó de poner su cara normal, y la cambió por una de sorprendida "¿Qué se traerá entre manos?"

- Tengo que hablar de unas cosas muy importantes con él. – dijo, y fue hacia la puerta de la habitación. - ¡Quedamos a las nueve en el Pórtico! ¿Te parece bien? ¡No me falles!

Y sin esperar alguna respuesta, se fue.

- "Bah… Seguro que quiere hablar de la independencia de Timber otra vez… Parece que aún está en ello… Intentos inútiles para conseguirlo… Por cierto, juraría que a las ocho y media tenía una reunión con el director…" – pensó. Se levantó y se dirigió a su despacho.

- - -

Quistis estaba andando de camino al Comedor para almorzar. Pidió lo que cada día cogía: un zumo de naranja natural y un pequeño bocadillo de jamón dulce, y se sentó en una mesa de una esquina de la sala. Miró el envase del zumo, leyendo sus componentes. Al ver la fecha de caducidad se acordó de esa vez en la que habían estado ordenando la cocina cuando estaban en el orfanato. Mientras ella y Zell quitaban el polvo de los armarios y Squall y Seifer barrían el suelo, Selphie e Irvine miraban los productos que había en los muebles. Irvine cogió un envase de soja germinada que había en el fondo y miró la fecha. Hacía siete años y medio que había caducado. Invitó a sus compañeros a presenciar el momento de abrirlo con un gesto con la mano. Se acercaron lentamente con curiosidad. Irvine abrió cautelosamente la tapadera del pote de aluminio y se apartaron al ver el contenido. Los brotes estaban verdes y blancos, podrido y caducado. Quién sabría que tipo de ser vivía ahí. Cualquier bacteria podía saltar de ahí dentro y provocarles una grave enfermedad que los podría llevar a la muerte en pocos días. Nunca olvidaría esa experiencia.

Pocos minutos más tarde fue despertada de sus pensamientos por una voz chillona:

- ¡Quistiiiiii! – Selphie corría hacia ella con una bandeja llena entre sus manos, haciendo malabares para que no cayese nada. De camino tropezó con un estudiante del Jardín, al que pidió perdón, y prosiguió su camino hasta sentarse en la misma mesa que Quistis, en la silla contraria a la instructora.

- Selphie, ve con más cuidado cuando corras. Algún día te harás daño, o lo harás a los demás… - dijo con una voz tan fría que hizo tener escalofríos a Selphie.

- Ya iré con más cuidado… - dijo, con cara de circunstancias, y dejó su comida sobre la mesa; la chica había pedido un bocadillo extra grande, patatas fritas extra grandes y un refresco extra grande. Quistis miró el menú diario de su compañera y pensó en cómo podía estar tan saludable con lo que comía. – Cid quiere que vayas a verlo para hablar… He oído que está relacionado con alguna misión o algo por el estilo…

- ¿Qué? – Quistis se despistó un momento y con el codo hizo verter el zumo sobre la mesa. Quistis lo limpió con su servilleta. - ¿Por qué yo? Ya tengo suficiente trabajo como instructora, ¿No se puede ocupar otra persona?...

- Se supone que es una misión de importancia que requiere la ayuda de algunos de los Seeds especializados del Jardín de Balamb, y… - Quistis desconectó del mundo en ese momento y no oyó lo que decía. Cuando volvió en sí, en la bandeja de Selphie sólo quedaban unas cuantas patatas tiradas y migas de pan. – En resumen, tienes que ir  por obligación. – intentó beber lo que quedaba de su refresco. – Ya sabes, gracias a tus clases Seifer pudo aprobar el examen de Seed…

- Con la boca cerrada estás más guapa. – Después de cinco minutos, Quistis terminó de comer y se fue del Comedor para ver a Cid, pasando por el lado de Zell e Irvine, que acababan de entrar.

- ¿¡Cómo!? – Exclamó Zell al hablar con la chica de la barra. - ¿¡No quedan más bocadillos!?

- Lo siento, esa chica de ahí acaba de coger el último. – dijo, señalando a Selphie. Ella hizo como si no hubiera oído ni visto nada. Zell la miró con cara de furia. 

- Vamos, vamos, iremos a la biblioteca a descansar un rato. – dijo Irvine, cogiéndole del brazo mientras decía "¿Descansar en la biblioteca?" y estuvo a punto de abalanzarse sobre Selphie. El cowboy giró su cabeza y le guiñó el ojo a la chica. Selphie le hizo una señal que significaba gracias.

Irvine arrastró a Zell hasta la biblioteca, dónde cogió un libro de nuevas técnicas de artes marciales, Karateka número 9, mientras Irvine se resignaba a encontrar alguna novela verde, después de estar media hora buscando, sin resultado.

- … ¿¡Mierda, por qué no hay ni la triste sombra de un libro porno?! – el cowboy empezó a desesperarse y dejó las novelas eróticas para otro día. - … ¿Y tú? Me parece que es la primera vez que tocas un libro.

- ¡¿Tienes algo contra mí o qué?! – dijo Zell. – Sólo quiero superarme a mi mismo.

- Ya… - dijo Irvine desconfiadamente. – Pero, ¡¿Por qué porras sólo hay libros de lectura y para los empollones que sólo piensan en estudiar y que tienen medio coco comido por culpa de los instructores?! … supongo que tendré que entretenerme con… Éste.

- Deberías dejar las revistas eróticas para otro momento, chico. Haz cómo yo y busca tácticas nuevas. - Zell no miró a Irvine, tenía la cabeza enganchada en el libro.

- Para ti es muy fácil, señor sabelotodo, a tú no te importan las "ciencias naturales" - Seleccionó un libro de la estantería que tenía más cerca y leyó el título. – "Mmm…" – Luego miró el sumario y lo dejó en la estantería. – Por dios, estos libros son aburridísimos. ¿Te vienes al Patio?

- Dentro de… Cinco minutos.

- Vaaaale…

Zell terminó de leerse su libro y bajaron a lugar elegido por Irvine. El cowboy esperaba que por casualidad estuviese paseando por ahí una tía buena con la que ligar, pero se equivocó; el Patio estaba completamente desierto, sin ningún alma rondando sin rumbo intentando asesinar a su tataratataratataranieto/a, o el zombi del instructor y novio de alguno de los integrantes del Jardín de Balamb esperando a encontrarse con su amante para terminar con lo que habían dejado una noche en la habitación de alguno de los dos.

- ¡¡Mierdaaaaa!! – el chico, desesperado, subió las escaleras del Patio y se fue a su habitación.

- Idiota. – dijo Zell, sentándose en uno de los bancos, en silencio y en paz, leyendo el libro que tomó prestado de la Biblioteca. – "Ahora que lo pienso, me parece que sí es la primera vez que leo un libro… Irvine tenía razón."

Irvine se fue a su habitación y se puso a dormir para optimizar al máximo la hora libre que tenía. Cuando estaba medio dormido, alguien llamó a la puerta.

- Que pase quién se… se… sea – dijo con voz ronca cuando no pudo evitar bostezar.

- ¡Irvy, soy yo! – Irvine oyó la voz de Selphie traspasar las puertas del dormitorio.

Abrió la puerta como si en eso le fuera la vida. – Ho… Hola… - dijo la chica, al ver la cara que ponía el cowboy y lo que llevaba puesto. – Mmm… Creo que antes de todo vístete… ¿No? – El chico se observó y el rubor subió por sus orejas; estaba en ropa interior.

- ¿Q. Q. Qué? – cerró la puerta delante de las narices de Selphie, se vistió a la velocidad de la luz y la volvió a abrir. – Buenas, Selph. – respiró un poco y dijo: - ¿Qué te trae a mi humilde morada?

- Bueno… Primero quería darte las gracias por evitar que Zell me mate… - dijo sarcásticamente.

- De nada… - dijo orgullosamente.

- Y… ¿Me podrías acompañar al Jardín de Trabia unos días, por favor? – dijo la chica, sonrojándose un poco, sin que el cowboy lo notase. – Querría ir a visitar a mis amigos que están reconstruyéndolo…

- ¿Eh? ¿Aún están reconstruyéndolo? – Selphie afirmó con la cabeza. – Mmm… De acuerdo. No tengo nada más a hacer… Me ofrezco voluntario. Pero… ¿Por qué quieres que vaya yo?

- Porque Rinoa se va a Deling con Squall, Quistis va a una misión… Con Seifer me parece… I alguien más… Pero no me acuerdo… Y Zell está enfadado conmigo por haberme comido el último bocata de la Cafetería…. Y tú eres el único que me queda… - dijo, bajando al cabeza.

- ¿Cuándo? – preguntó.

- Que te parece… Mmm… ¿Mañana? – Selphie volvió a levantar la cabeza.

- ¿Mañana? ¿Tan pronto? – Irvine se extrañó.

- ¿No puedes? ¿Tienes algún compromiso importante? - La chica se quedó decepcionada.

- No, si poder ya puedo, y tengo ganas de ir contig... de volver ahí- el chico se sonrojó al decir las últimas palabras. Por un momento pensaba que se estaba delatado a sí mismo.

- Vale, pues quedamos mañana a las... ¿Tres de la tarde?- la chica notó que el cowboy estaba muy nervioso.

- De... De acuerdo... Pero... ¿Cuánto tiempo vamos a pasar ahí?- el chico estaba pensando si tendría algún compromiso para mañana... o para los días que hicieran falta... Arreglar un Jardín entero era mucha faena.

- Pues… El tiempo que haga falta. – se giró. - ¡Bueno, adiós! – y se fue.

- - -

Cuando Squall llegó a su despacho, vio que estaba decorado de manera muy femenina (demasiado femenina); guirnaldas y otras cosas raras rellenaban la mitad del despacho, pero era aún peor el color de esos objetos, demasiado llamativos para su gusto… Para el gusto de cualquiera.

- … - Squall pensó que se había equivocado de lugar, pero después de andar entre confeti y cosas brillantes con purpurina vio una placa situada sobre la mesa dónde ponía "S. Leonhart" grabado.

- ¡¡Kyaaaa!! ¡¡Squall!! – Rinoa corrió hacia él y se colgó de él abrazándolo con todas sus fuerzas. - ¡Felicidades!

- ¿Por qué? – Squall estaba muy confuso.

- ¿No te acuerdas? ¡Hoy hace cinco años que nos conocimos! – Rinoa se enfadó un poco al ver la escasa memoria que tenía su chico.

- ¿Estás segura de que era hoy? Creía que lo habíamos celebrado hace poco…

- Lo que celebramos hace poco fue tu aniversario. – Rinoa se quedó decepcionada al ver que Squall no se acordaba de nada. - … Ven, iremos a ver a la Dra. Kadowaki, no puede ser que no te acuerdes de que hace cinco años que nos conocemos y te quedes así. Le pediremos si tiene alguna magia que… - y siguió hablando mientras cogía a Squall del brazo y lo llevaba a rastras a la enfermería.

Squall tuvo que estar cogido de Rinoa todo el camino, quejándose en algún momento, y cuando llegaron...

- ¡¿Qué está haciendo aquí este… este… él?! - Gritaron los dos a la vez y señalando a Seifer que estaba en una camilla con cara de mala leche- ¿Qué le pasó?

- Rinoa, por favor, cálmate, Almasy está aquí porque, a diferencia de otros- y dirigió una mirada severa a la chica- lo necesita. Parece que cuando estaba en una misión en la Isla más cerca del infierno y le atacó un Gran Dragón de los grandes. Y el muy orgulloso, para presumir, quiso ganarle él solo y se lanzó al ataque. Consiguió derrotarlo, pero le quedó una buena herida en el brazo. Ha salido bastante victorioso, con sólo unos rasguños superficiales y el brazo herido… - Dijo la Dra. Kadowaki, que ya empezaba a repetirse. Parece que se dio cuenta por primera vez de la presencia de los chicos, aunque había estado hablando con ellos... o no- Por cierto, ¿Por qué habéis venido?-

- Es Squall. – dijo, arrastrándolo delante de la doctora. – No tiene memoria, no se acordaba ni de que hoy es nuestro quinto aniversario desde que nos conocimos en el baile de graduación … - Rinoa estaba realmente insoportable, y parece que estaba siguiendo los pasos de la Dra. Kadowaki en lo de repetirse. – Veníamos a ver si tenías alguna magia, poción o algo raro para que se acuerde de los días importantes para nuestra convivencia.

- Tengo una memoria perfect… - empezó Squall, pero Rinoa le cerró la boca.

- Lo siento por vosotros, pero la memoria no se consigue con magia, remedios u otros… Sé que lo que os voy a decir no os va a gustar, pero estáis molestando a los pacientes… - dijo, señalando un par de camillas ocupadas por miembros del Jardín heridos.

- … - "dijo" Squall, que por fin pudo deshacerse del brazo de Rinoa que le había estado sosteniendo desde hacía un buen rato. – Tengo una memoria perfecta, el problema es que no me sé fechas importantes…

Cogió a Rinoa por el brazo y se la llevó sin más explicaciones.

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Bien, para empezar, lo siento por los lectores de este fic, que por lo que he podido comprobar en los reviews son pocos, por haber vuelto a empezar el fic por segunda o tercera vez… (Ya está más o menos descrito en mi bio… Al igual que los planes de más fics que tengo por ahí…) Eso es sólo el comienzo, en los siguientes capítulos empezará a tener una trama más marcada… o eso espero.