En este universo Yuuri no es patinador ni profesional del ballet pero los practicó de niño como pasatiempo. Me gusta conservar algo de lo original en los UA... Oki, espero que lo disfruten.
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Desde el día que Yuuri Katsuki nació su madre Hiroko supo que amaría y protegería a ese pequeño de todo y todos. Ese niño lindo, su segundo hijo y el primer varón se convirtió en un instante en la luz de su hogar.
Al pasar el tiempo la familia Katsuki se dio cuenta de que el pequeño Yuuri tendría problemas para socializar con otros niños. Los primeros años no fue tan notorio, rodeado del ambiente familiar y gente de confianza el pequeño Yuuri sonreía con alegría corriendo de un lado a otro, pasando el tiempo con su hermana Mari, observando y aprendiendo del negocio familiar de aguas termales.
El problema al socializar de Yuuri inició con la escuela, el pequeño parecía poco cómodo con la cercanía de otros niños, prefería las actividades calmadas y solitarias. Igualmente el pequeño no tomaba muy bien que sus compañeros le criticaran y se burlaran de su gusto por el ballet, en algún momento la preocupación familiar creció cuando a Yuuri llegaron a maltratarlo y agredirlo en la escuela.
El asunto preocupaba sobremanera a su madre de manera particular, pero siempre que veía a su pequeño no podía siquiera tratar de cambiarlo. El dulce Yuuri era una bolita de ternura que se hacía querer por las personas si se le daba la oportunidad, ninguno de los miembros de la familia se imaginaba obligándolo a integrarse a deportes como fútbol o dejar sus pasatiempos como el ballet que había aprendido con la amiga de la familia, Minako, ex bailarina que lo había tomado bajo su tutela desde los cuatro años.
Un tiempo pasó y Hiroko se dio cuenta de que no debía preocuparse, cuando su niño entró a clases de patinaje conoció a Yuuko y Takeshi, aunque mayores que él se hicieron pronto buenos amigos. A Mari en particular le daba un poco de gracia el asunto, los pequeños sonrojos de Yuuri al mirar patinar a Yuuko que en ocasiones también eran provocados por los halagos y mimos de la chica cuando lograba ejecutar correctamente los ejercicios sobre el hielo eran la prueba de un amor platónico del pequeño muchacho de diez años.
Takeshi era harina de otro costal, siempre tan enfadado por todo parecía que le divertía molestar a Yuuri. Hiroko fue la primera en darse cuenta de que en parte sentía un poco de celos por la relación de ambos con Yuuko, por otro lado intentaba hacer al menor un "chico rudo" para que el pequeño supiera sobrellevar mejor las burlas de los otros.
Pasaron los años y el pequeño Yuuri seguía igual, con pocos amigos en la escuela, tímido con los desconocidos y teniendo unas calificaciones excelentes. A los doce años la familia se dio cuenta del gran amor de Yuuri por los libros, poco a poco y con dinero que se ganaba ayudandoles en el negocio familiar comenzó a hacerse de una colección bastante respetable de textos de diversos temas. Ver a un chico de esa edad prefiriendo leer cumbres borrascosas a algún manga popular era un poco extraño, pero eso hacía feliz al pequeño y eso era suficiente.
A los dieciséis años Yuuri encontró a su escritor favorito: Theodor Vorifni. Ese era el pseudónimo de un ruso del cual no se sabía nada realmente. El libro de tal personaje se lo prestó Yuuko que estaba profundamente enamorada de la historia, no estaba muy convencido, su amiga disfrutaba demasiado de las novelas rosas a su parecer.
El libro favorito de Yuuri se transformó en "El príncipe del hielo" el primero de lo que parecía una serie de cuatro o cinco libros si tenía aceptación entre el público. EL texto estaba escrito en inglés y la editorial era estadounidense pero no había problema, su manejo del idioma era muy bueno. Del autor solo se sabía que era una joven promesa literaria, era ruso y no deseaba hacer aparición pública alguna.
La historia se centraba en un personaje de vente años llamado Víctor Nikiforov que se había alejado de la vida con su familia aristócrata en Rusia por un año para recorrer Europa, en secreto el personaje deseaba seguir su sueño de convertirse en un pintor. Si bien la historia parecía típica el protagonista no lo era, los escenarios no lo eran y los sentimientos que manifestaba tampoco.
Ambientada en el siglo XVIII en Inglaterra el libro describía la realidad de la época de manera magistral, la revolucion industrial, las diferencias sociales, los amoríos imposibles entre los aristócratas y las pobres muchachas que les servían, etcétera.
El libro finalizaba con el corazón de Víctor roto al ser abandonado por su joven amante para convertirse en la querida de un hombre rico que estaba cerca de los cincuenta años y estaba casado.
La que parecía la coprotagonista había sido cruel con Víctor cerca del final de la historia, destruyendo sus sueños con viles palabras. La muchacha de la cual Víctor se había enamorado, que había dejado su trabajo como prostituta por él, la modelo a la cual había pintado en sus obras durante medio año, la chica por la cual le escribió a su padre que rechazaba el matrimonio arreglado en su patria...
Con el alma hecha trizas Víctor había tomado unas tijeras y había destrozado su larga cabellera plateada en medio del llanto, ese pelo que la chica acariciaba siempre que hacían el amor mientras le juraba estar a su lado para siempre aunque fuera en medio de la miseria.
Por primera vez en mucho tiempo un libro hizo a Yuuri llorar, era tan triste, tan real... Las palabras se metían bajo su piel y le helaban los huesos. El japonés se sentía vacío y deprimido, deseando que en la siguiente entrega Víctor se recuperara.
Habían descrito al personaje como un chico ingenuo, guapo y que le agradaba a todo el mundo; como un chico lleno de luz e imaginación con un corazón fácil de destruir.
Esperando la siguiente publicación de su autor favorito Yuuri investigó todo cuanto pudo respecto a él, encontrando casi nada. Al medio año salió un libro recopilatorio de cuentos cortos de Theodor Vorifni. El texto estaba escrito en una prosa impecable, eran relatos hermosos y dulces. Según el prólogo fueron escritos por el misterioso ruso a sus 16 años, reflejaban una visión tan romántica e ingenua respecto al amor... Ese hombre deseaba creer en los finales felices hace algunos años.
Al cumplir los 18 Yuuri recibió una enorme sorpresa, medio año atrás había solicitado una beca para una Universidad en Detroit, misma que se le concedió por su desempeño escolar. En medio de una encrucijada no sabía que hacer, dejar la comodidad de su hogar para enfrentarse a una cultura diferente, las preocupaciones respecto a si podría sostenerse a si mismo en un país ajeno, la exigencia de no poder bajar su rendimiento académico.
Dos días después de confirmada su aceptación en la Universidad de Detroit con una beca académica completa Yuuri se enteró de que su escritor favorito lanzó la continuación de la historia de Víctor. De inmediato compró la novela en la tienda en línea, el envío tardaría unos cuatro o cinco días en llegar hasta Japón, esperaba con ansías leer.
La novela "Caminos y veredas" mostraba a un Víctor más maduro, había vuelto a su hogar en Rusia luego de que notó que el amor decepcionaba en ocasiones. A los veintiún años murió la madre del ruso, víctima de dolores abdominales que los médicos no supieron diagnosticar ni tratar, su padre se había casado prácticamente de inmediato con una joven aun menor que su hijo a las pocas semanas, tratando de huir de su vida en Rusia aceptó viajar a Francia donde su padre tenía algunos conocidos.
En la lejanía de su hogar Víctor conoció al que se convertiría en su mejor amigo, un suizo llamado Chris. Víctor decidió en algún punto experimentar cuantos placeres parecían nuevos ante él. El hedonismo de su nuevo camarada lo llevó a juergas y a experimentar la dicha de perderse en varios cuerpos. Al parecer eso no sació la necesidad de amor que sentía el protagonista, sabía de su destino, casarse en Rusia con una noble ya que estaban comprometidos desde los siete años, ambos debían concretar su matrimonio en algún momento.
En sus juergas por París Víctor conoció a un joven francés que disfrutaba de la vida como él, un chico de cabello castaño y ojos verdes, se volvieron amigos casi de inmediato. Chris le había dicho que su nuevo compañero parecía más interesado en los hombres que en las mujeres, Víctor no se impresionó, no era tan ingenuo o miedoso de ese tipo de cosas, el propio Chris era bastante liberal y no se disgustaba si era un lindo muchacho al que se llevaba a la cama.
Cuando la historia avanzó Yuuri notó como Víctor amaba de nuevo, se dio cuenta que ese misterioso hombre cuyo nombre jamás se dijo lo fascinaba con su risa y encanto. Al mes y medio de tratarse y en medio de una borrachera hicieron el amor en el cuarto donde se hospedaba Víctor, en medio de dulces palabras dirigidas uno al otro y besos ardientes.
Yuuri no recordaba que algún libro le hubiera causado tal reacción, la descripción fue increíble, tan precisa, detallada y sensual... En el anterior libro el autor había descrito escenas de cama, pero esto lo superaba por mucho.
Leer escenas tan subidas de tono nunca le había ocasionado excitación como ocurría ahora. Como todo joven sano de su edad había recurrido a la masturbación después de pensar en alguna linda chica, nunca creyó que lo haría luego de una escena de sexo entre dos muchachos. Se imaginó que le hacían todo lo descrito en ese texto, en ocupar el lugar del desconocido en la cama con Víctor, al terminar luego de un orgasmo fuerte e impresionante se sintió abrumado de su proceder, culpable en parte.
El libro quedó en el abandono en ese instante, pasaron dos días hasta que la curiosidad obligó a Yuuri a terminarlo. De nuevo Víctor tenía el corazón roto, el amigo le había desechado después de un par de meses e incluso le invitó a asistir a su boda. Cuando el ruso decidió encararlo respecto a su relación el tipo de manera cínica le dijo que podrían seguir jugando un par de veces al mes, a escondidas de la que sería su esposa.
Yuuri continuaba su lectura tortuosa y terrible, Víctor con el alma triturada de nueva cuenta decidió alejarse de ese mundo, rompió con sus amistades salvo con la de Chris, ese hombre parecía tenerle un cariño genuino, lo demostró luego de partirle la cara al supuesto amigo que había jugado con Víctor.
En medio de toda esa tristeza Víctor recibió un pequeño obsequio, cuando paseaba durante una noche de invierno una pequeña bola de pelo café se acercó a él buscando calor. Un pequeño cachorro de caniche de grandes ojos le veía con devoción buscando abrigo, Víctor tenía compañía y amor, no del tipo que buscaba pero al menos menguaba su soledad en parte.
Al concluir la novela Yuuri decidió partir a Detroit, se sintió un tanto vacío, a sus dieciocho años no conocía nada del mundo a diferencia del personaje que le encantaba.Víctor había sufrido, pero había experimentado en carne propia la vida, él por otra parte por su personalidad no se atrevía a avanzar. Algo tenía que cambiar respecto a eso, deseaba ser fuerte y reponerse como el personaje Víctor.
