Bueno, primero que todo, esta idea no es del todo mía. La trama en sí la saqué de un post en tumblr que ahora ni recuerdo donde está, yo solo decidí escribirla. Y eso no más, las dejo leer. uvu


Y es que en serio no le cabía en la cabeza cómo diablos había terminado ahí, siendo que odiaba ese tipo de lugares y en realidad todo lo que tuviera cierta relación con la palabra "aprender", a decir verdad no se le daban ese tipo de cosas. De hecho… No sabía cómo lograba pasar las materias y ascender de clase cada año en la escuela.

Eren suspiró por enésima vez en el día. De alguna forma u otra su rubio amigo, Armin Arlert, le había hecho aceptar la amable petición que éste le hizo de por favor acompañarlo a la recién inaugurada biblioteca de la ciudad. Evidentemente su mejor amigo estaba más que feliz por ello, puesto que el mismo Eren sabía lo apasionado que era cuando se trataba de libros y de aprender nuevas cosas día a día; A diferencia del castaño que los odiaba con su vida y lo aborrecía por completo.

Luego de pronunciar cientos de "No", aceptó de todos modos la propuesta de su mejor amigo por más aburrida que sonara. Sí, debía aceptarlo, Armin siempre le prestaba ayuda en lo que se trataba de tareas y exámenes, solo gracias a eso el ojiverde se encontraba en el puesto de los alumnos con mejores calificaciones, justo después de Armin. Luego de rechazarlo por casi quince minutos, recapacitó al recordar aquello y pensó que sería una manera de devolverle el favor. Una pésima forma de hacerlo. Quizás sería aburrido, pero al menos haría feliz a su mejor amigo y eso lo hacía feliz a él.

— ¡Bien, aquí es! Gracias Eren, en serio. —el rubio le dedicó una de sus radiantes sonrisas, para luego rápidamente encaminarse a la entrada del lugar.

— Como sea… —otro suspiro se escapó, a la vez que le seguía el paso a Armin.

La única ventaja, si es que podía llamarse así; es que la biblioteca se encontraba no muy lejos de su hogar, no tanto como la escuela. Podía permanecer unas horas en el interior del edificio y a la salida, no tomaría mucho tiempo regresar a su casa.

Armin le señaló en qué lugar encontrarse si es que lo perdía de vista y, lleno de emoción, el rubio se marchó en busca de quizás qué libros. Eren, mientras tanto, se dedicaba a mirar todo su alrededor e inspeccionar cada cosa que veía, a pesar de que no fuera de su interés. El lugar era bastante amplio, con repisas gigantescas colmadas de libros de todos los tamaños existentes y cada una separada por distintos géneros: Terror, Romance, Drama, Humor, libros de auto ayuda e infantiles, entre otros; Las paredes eran de un suave color rojo que las cubría por completo y el piso era de una madera color café claro que contrastaba con las paredes. Y claro, también estaban las típicas mesas en un lugar apartado de las repisas, donde se podía leer sin ningún inconveniente.

Bien, apenas habían pasado diez minutos desde su llegada. Debía hacer algo para pasar el rato, ¿Verdad? Además el profundo silencio lo estaba matando y necesitaba distraerse de alguna forma.

Se paseó por cada uno de los pasillos que formaban la fila de estantes, leyendo los títulos de los libros y, si es que alguno le parecía interesante, leía el resumen y por su puesto la página final del libro. ¿Qué había de interesante en leer un libro de quinientas páginas o incluso más que eso? No entendía, simplemente no descifraba el por qué a su rubio amigo le gustaba algo tan aburrido como eso. El hecho de sólo imaginarse a sí mismo leyendo uno de esos libros le provocaba sueño y bostezos que no podía evitar. Se detuvo finalmente en la última repisa que quedaba del inmenso lugar, para luego suspirar y apoyar su espalda contra ella. Vaya lío en el que se había metido y probablemente le quedaban cinco horas de tortura ahí, conociendo a Armin.

— ¿Buscas algo en especial?

Una grave e intimidante voz le sacó de sus pensamientos y le obligó a girar su cabeza asustado, acto que le obligó a encontrarse con el dueño de ella. Era un hombre de una altura poco prominente y cuerpo delgado, cabello azabache y liso, rapado en la nuca y un poco más abajo de las sienes. Sus ojos eran de un tono azul grisáceo y sus facciones bastante finas. Se encontraba con el semblante serio y el ceño levemente fruncido, y en su mirada se notaba una cierta neutralidad e indiferencia. Vestía ropa casual, camisa negra sin ningún tipo de diseño y pantalones ajustados negros, al igual que sus zapatos; Aunque eso no le llamó mucho la atención, solo lo hizo una pequeña "tarjeta" que el más bajo tenía pegada a su pecho y en la cual decía en pequeñas letras "Bibliotecario – Levi Ackerman." En definitiva nunca había escuchado ese nombre.

Eren no hizo más que quedarse estático, observándolo fijamente sin saber que decir o hacer. El aspecto que tenía ese hombre le hacía demostrar una notable autoridad, al punto de que aquel muchacho que siempre peleaba con ciertos compañeros de clase, defendía a sus amigos o cercanos a golpes e insultos y no tenía miedo de nada… Se sentía como un pequeño cachorro indefenso ante él.

— ¿Acaso te cortaron la lengua? —y nuevamente aquella voz le estaba torturando. ¿Qué debía hacer? ¡Ni si quiera estaba buscando un libro, joder! Estaba entre la espada y la pared. Y si decía que no estaba haciendo nada más que ver libros para perder un poco de su tiempo, podía jurar que el mayor lo ahuyentaría a patadas de ahí.

— ¡A-ah! S-sí, yo… —miró de izquierda a derecha, se encontraba en medio de dos repisas y tomó un libro cualquiera de una de ellas, para luego mostrárselo justo frente a su rostro. No sabía ni él mismo lo que estaba haciendo por culpa de los nervios, ni menos la razón de por qué estaba tan nervioso. ¡Maldición! En su vida se había enfrentado a personas más intimidantes que el hombre que tenía en frente y él con solo mirarlo le estaba haciendo sentir esa inquietud. — ¡B-Buscaba este libro! Sí, este. Gracias por la ayuda. —suspiró aliviado, por fin se iría y ya no sentiría esa penetrante mirada en su persona. Bueno, eso creía.

— Ah, con que buscabas "La juventud homosexual". Ese libro se ha estado pidiendo mucho últimamente.

—… ¿Eh?

Eren, con los ojos abiertos como platos, dirigió su vista al libro que tenía en sus manos y leyó el título de éste. Como había dicho el azabache, tenía por nombre "La juventud homosexual." Los colores se le subieron al rostro y podía jurar que en ese mismo momento parecía un tomate con brazos y piernas. Dejó a un lado lo más rápido que pudo aquel libro, para luego tomar valor y volver a mirar al otro a la cara. ¿¡Cómo no se había fijado antes!? Lo más seguro era que el azabache debía estar burlándose de él por dentro.

— ¡NO, NO! ¡E-Este no es el libro que buscaba! Y-yo, yo… —suspiró resignado, evitando terminar la nueva excusa que ya estaba planeando en su mente. No tenía caso mentir y al parecer el contrario ya se había percatado de la situación. — No buscaba ningún libro, solo acompañé a un amigo a este lugar.

— Debiste decir eso en lugar de hacerme perder tiempo, niño. —el ojiazul dejó salir un suspiro, para luego mirar por última vez a Eren y dar la media vuelta para marcharse.

Eren siguió con la vista al más bajo mientras se iba, solo por no haber sido capaz de decirle algo más. Aún seguía con aquellos nervios y el molesto rubor en su rostro, además había causado mala impresión y le había hecho perder tiempo al probablemente ocupado bibliotecario, cosa que lo hizo sentirse increíblemente estúpido. Suspiró, notando que por fin el pelinegro se había alejado por completo, aunque sintiendo un extraño vacío luego de su ausencia a pesar de que casi no se hubieran dirigido la palabra.

— ¡Eren! ¿Dónde te habías metido? No estabas en el lugar que dijimos — y ahí estaba nuevamente su rubio amigo, en una repisa más adelante que en la que estaba él y con más de tres libros en cada mano. El castaño no hizo más que saludarlo con su mano y dedicarle una fingida sonrisa, para luego dirigirse a donde se encontraba él y echarle una mano con ello. Ignoró la pregunta que éste le había hecho, solo para no revivir la vergüenza que había pasado.

Luego de unos minutos de guardar y pagar todos los libros que su amigo había elegido, salieron de ese lugar. Eren por su parte echó una última vista a la biblioteca, para solo notar que el dueño de aquellos ojos grisáceos que había conocido ese mismo día, lo estaba observando fijamente desde lejos con aquella gélida mirada que poseía. Sintió su cara arder y se giró rápidamente, tomando camino hasta la salida del edificio y largándose de ahí con su pequeño amigo.

— Armin…

— ¿Pasa algo, Eren? —el aludido miró con cierta duda al castaño, el cual estaba bastante serio desde hace un rato y sobre todo callado, algo que no era muy común en él. Simplemente no decidió preguntar hasta ese mismo momento.

— ¿Cuándo vendrás de nuevo a la biblioteca?


Dejaré con la duda porque soy malvada (?) La verdad no tengo ninguna fecha exacta para subir capítulo. btw. De todas formas es como un experimento, si funciona la idea seguiré subiendo. Así que agradecería un comentario para saber si fue un asco o les gustó. (?) :'3 asdhjsdhj ¡Saludooos!