Capitulo I

Tocando Fondo

Había pasado casi un año desde la partida de Tenma a los Estados unidos, pero aun así Harima no podía superarlo, ¿quién podría? Los últimos meses los había pasado tomando, peleando y haciendo toda clase de inmoralidad que, aun en su pasado de malviviente, no le había causado tanto placer.

Harima- ¡Itoko, abre la maldita puerta! ¡Ya llegue!- Fueron absolutamente inútiles sus súplicas, su prima estaba cansada de él-. Está bien, maldita bruja, me largo para jamás volver.

Tenía la esperanza de que, con ese chantaje, que en el pasado le había traído buenos resultados, la perilla de la puerta finalmente comenzara a moverse… no fue así. Una vez se marchaba comenzó a reflexionar sobra sí mismo.

Harima-Maldición, ya han pasado casi dos años, ¿por qué se habrá enamorado de alguien como él? ¿Cómo es que tú, Tenma querida, no viste todo lo que hice y estaba dispuesto a hacer por ti?-Esas eran preguntas que ni el genio más talentoso en psicología humana podría responderle; esas respuestas jamás las encontraría y menos en el lugar donde las buscaba.

En momentos así, cuando quería olvidar su triste vida, acudía asiduamente a la cantina. No había en todo el lugar, vago, ladrón y mesera que no conociera al desdichado de Harima Kenji.

Harima-Viejo, el tequila es para hoy.

Cantinero-¿Esta vez tienes para pagar, o sólo vienes a pelear con algún malviviente?

Harima-No, en estos momentos no tengo nada.

El Cantinero lo observaba con lástima, como si lo que estuviera en su presencia fuera un perro maltratado y echado a la calle por su amo y no una persona. Era una situación deprimente la que estaba pasando aquel joven que su única equivocación fue enamorarse de un engaño, el haber pensado que todo es posible si se desea de corazón.

Cantinero-Escucha, Harima, yo vivo de estúpidos como tú que vienen a regalarme el poco dinero que ganan; sin embargo, me duele el ver que alguien tan joven y con tanto talento desperdicie su vida-El cantinero después de tanto tiempo le había tomado cariño a Harima.

Harima-Tomar es la única manera que me olvido de ella-observaba el piso para tratar de eludir la mirada de aquel hombre-. Además nadie daría un centavo por mi, ¿qué más da lo que haga?

Cantinero-. Llevas dos años tomando y no veo que estés cerca de olvidarla. Me has contado que dos jovencitas trataron de darlo todo por ti, ¿qué ocurrió con ellas?

Harima- Las dos son grandiosas personas, especialmente Imouto-san, sencillamente no me lo merezco. Y Ojou, a ella o a mí deben de ponernos camisa de fuerza; si una mujer tan guapa y distinguida como ella quiera pasar tiempo conmigo, sin lugar a duda debe estar loca de remate.

Cantinero- Eres caso perdido. Será mejor que te largues y el día que tengas un momento de lucidez, ven a buscarme.

Después del fracaso en su tentativa de conseguir alcohol tenía que buscar un lugar donde dormir, ya que últimamente las piedras y las aceras de las calles no le parecían tan reconfortarles como en el pasado. Entonces vino a su memoria la cara de una pequeña mujercita con carácter de león, que jamás en su vida le había escuchado negarle algo. Había pasado tanto tiempo desde la última vez… sin otra alternativa se dirigió a la mansión de los Sawachika.

Nakamura-¿Qué se te ofrece, Harima?-Interrogó muy cortés el mayordomo.

Harima-Eh, pue.. s vera, He venido a ver a Sawachika.

Nakamura-¡Que sorpresa! Ojou-sama se alegrará mucho de recibirlo. Sígame.

Nakamura guió al joven hasta la sala de invitados, le indicó que esperara en un ostentoso sofá en lo que iba a buscar a Eri. Después del aviso del mayordomo, Eri bajo a la sala hecha un resorte como si fuera recibir al primer ministro de Japón. A pesar de su esfuerzo no pudo evitar esbozar una sonrisa en cuanto vio al moreno.

Eri- Hige, Parece un milagro que no vengas ebrio? Dime que se te ofrece.

Harima-Pues, verás, Itoko no quiso abrirme la puerta y no tengo ni dinero ni mucho menos a donde ir, y por eso he venido a pedirte ayuda. Llevo días sin comer

Esas eran las palabras mágicas que utilizaba para conmover a la rubia. Nunca Fallaban.

Eri-¡Lárgate!-Esta vez no le salió.

Harima-¡Pero, Ojou!

Eri- Estoy cansada de que sólo vengas cuando me necesitas, quién te crees que soy tu banco o alguna clase de estúpida?

Harima-He cambiado desde la última vez. Te prometo que esta vez será la última.

Nada de lo que estaba diciendo era verdad, pero a las mujeres les gusta escuchar lo que quieren oír, por eso es tan fácil engañarlas; Sin embargo, después de tanto tiempo la rubia tenía bien estudiado al Moreno; sería más fácil engañar a una Hitana que a una Sawachika.

Eri- Harima, no sé si reírme o enojarme. A ver si es que has cambiado, dime qué día es mañana.

Harima-Mi entierro si no como algo-la rubia, aunque enojada, no pudo evitar soltar una risita-; ahora eres todo lo que me queda, no me puedes abandonar, preciosa.

Cuando las mentiras fallaban Harima tenía siempre un plan b, tratarla con ternura, contra eso la rubia no tenía defensa alguna.

Sawachika-Está bien. Nakamura, prepara algo de comer para el joven.

Harima no esperaba eso, lo de la comida era un simple pretexto para conseguir dinero para ir por unos tragos. Como no podía negarse a quedarse a comer porque se descubriría la mentira, acepto la invitación.

Harima- Ojou, estás segura de que no prefieres prestarme el dinero. No soy de los que le gusta dar molestias.

Eri-Si quieres puedes comer, si no puedes largarte.

El tiempo no había hecho cambiar a Sawachika, tenía el mismo carácter corrosivo y cortante. Harima no tuve las agallas de responder y se limitó a sentarse en la sala con cara de tonto.

Harima-Bueno, pero con todo y tus atenciones, necesito algo de plata para pagarme un alquiler.

Nakamura, que estaba escuchando la plática, a la velocidad de Usain Bolt se apresuró a sugerir:

Nakamura-Señorita, Eri, si me lo permite, yo le sugeriría que el joven se quedara a dormr aquí; sus padres no están y le vendría muy bien la compañía, últimamente ha estado muy sola.

Eri-Muy buena idea, Nakaruma- es rostro de la rubia revelaba mucha alegría-¿Estás de acuerdo, Hige?

Por supuesto que no estaba de acuerdo, pero como no le quedaba de otra que asentir con la cabeza. Cuando una idea se le metía en la cabeza a Eri, era más fácil sacarle la cabeza que la idea; el moreno tenía un mal presentimiento de todo esto.

Nakamura-Descuide amo Harima, aquí se le tratara muy bien-lo decía más como burla que por cortesía-Por favor sígame.

Para su sorpresa, el mayordomo lo estaba conduciendo a una habitación contigua a la de Eri y antes de que pudiera inconformarse, el mayordomo se había esfumado. Quien se la apareció a la espalda, casi matándolo de un susto, fue Eri para indicarle que la comida ya estaba lista. Los dos se dirigieron al comedor. Los dos tomaron asiento. Nakamura les llevó unos manjares que hasta un magnate le costaría conseguir en Japón.

Sawachika- Dime, Hige, ahora a qué te estás dedicando?

Harima-A no hacer nada. Soy un gamberro y nosotros no trabajamos.

Sawachika-¿Y qué piensas hacer cuándo nos casemos?

La broma casi le cuesta la vida un Harima que estuvo a punto de ahogarse con un pescado a causa de la impresión del comentario de la rubia.

Eri-Era broma tonto, yo jamás me casaría con un tipo como tú-ella mentía-. Si me disculpan me voy a dormir. Quedas en tu casa.

Eri subió las escaleras sin perder de vista a al moreno que estaba tan entretenido con el curri como para darse cuenta de la mirada tan tierna que los ojos de Eri le dirigían. Uno no entiende cómo es que este tonto prefería vivir como un perro callejero, en lugar de vivir en aquella mansión digna de un rey.

"Con que casarnos. Vahaa. Esa mujer está loca de remate. Ya parece que me casaría con alguien que no hace más que gritarme- Pensó-Mejor hubiera ido a casa de Imotou-san".

Una vez había terminado la comida Harima, se dirigió a dormir a la habitación que aquel loco mayordomo le había indicado. Justo cuando acababa de entrar al cuarto, fue sorprendido de nuevo por el mayordomo.

Nakamura-Amo Harima, me permite un momento.

Harima- sí, claro, pero por favor deja de llamarse amo.

Nakamura-Me gustaría saber si se quedará mucho tiempo, no es que lo esté corriendo, pero quiero estar enterado.

Harima-Mañana mismo me largo.

Nakamura-Sucede que mañana es cumpleaños de la señorita Eri y, me gustaría y a ella también, que nos acompañara en esta fecha tan especial.

Harima-De eso nada, yo mañana me largo de aquí. De lo contrario seguramente terminaré casado.

Por alguna razón el mayordomo no le creía, es como si Harima estuviera tratando de decir algo que no quería.

Nakamura-Ya veo. Que pase buenas noches.

Harima se tendió en el colchón quedando totalmente dormido sin saber nada de sí. Su sorpresa fue al despertar, ya que sorpresivamente no estaba en su casa sino en la de cierta rubia. ¿Cómo en el nombre de Dios fue a terminar allí?, momentos después cayó en cuenta que la única persona lo bastante loca para eso, era aquel Mayordomo Nakamura. En el futuro se dio cuenta de que era sonámbulo.

Eri- ¿Hige? ¡Hige! ¿¡Qué diablos haces aquí!?-Preguntó la rubia entre enfadada y sonrojada.

Harima-Ojou, esto no es lo que parece.

Sawachika-¡LARGO!

Harima se apresuró a levantarse, pero apenas lo había hecho se percató de que estaba desnudo. La rubio hizo uso de todas sus fuerzas para no desmayarse, si no lo hubiera visto ya en el pasado seguramente estaría asustada. Harima por su parte estaba parado como tonto. Fue hasta que Eri le dio un derechazo que consiguió sacarlo de su letargo.

Eri-Por lo menos vístete, violador.

Harima-¿Violador? Ni que fuera la primera vez que me ves desnudo, además de seguro esto lo planearon tu mayordomo y tú.

Eri- Se acabó-la rubia se salió furiosa de su habitación. Vaya regalo de cumpleaños que le dieron.

Harima se apresuró a ponerse la ropa. Nakamura que había escuchado los gritos de los jóvenes ya estaba en la habitación.

Nakamura-Lo siento mucho, joven.

Harima- Cállate, me iré a dormir de nuevo.

Nakamura- Sobre eso-dijo un tanto apenado-, la Señorita Eri me pidió que le indicara la salida. Lo siento.

Harima-Claro- él no estaba muy sorprensido-. Despídeme de Ojou, y dile que muchas gracias por todo.

Después de lo ocurrido, estaba claro que Harima tenía que buscar un lugar donde quedarse, al menos hasta que se le bajara el coraje a la rubia, cosa de unos dos o tres días. ¿Pero a dónde ir? Ya no le quedaban muchos amigos… Sólo le quedaba una persona a la cuál recurrir.

- Flash back-

Harima-Sempay, yo a usted-Yakumo sacó todo su coraje y dijo-Yo lo amo.

Harima-Ja ja ja.

Él no se río por crueldad, si no que el sólo pensar que alguien como Yakumo pudiera fijarse en él, le parecía un completo disparate.

-Fin del Flash Back…

"No estoy seguro de que Imotou-San me reciba"Pensó.

A pesar de eso, el tiempo había convertido a Harima en un cínico, así que sin mayor reparo se decidió por ir a la casa de las Sutkamoto. Pero primero tenía que ir a ver a su prima Itoko, después de todo seguía teniendo su moto y si tenía algo de suerte no tendría que ir a ver a Yakumo.

Hasta aquí el Fanfic

Bueno, lo que estoy tratando de hacer es editar los capítulos. Algunas cosas de la historia cambiarán, pero espero siga siendo de su agrado. Subieré uno cada semana sin falta. Espero sus comentarios. Gracias y disculpen por la tardanza. Terminaré la historia y lo haré sólo porque vi un comentario de un chico que me pidió el final.