¿Por qué el lobo se enamoró de caperucita?
¿Por qué dudaba él mientras se encontraba frente a ella? La chica de la capa roja y el cabello amarrado en coletas, era una niña indefensa, que ni siquiera tenía uñas largas con que defenderse, ¿Por qué se quedó petrificado delante de ella? ¿Qué le podría hacer? Si ni siquiera cuchillos traía en su pequeña sesta de comida.
¿A dónde iría? ¿A dónde iba tan animosamente, con esa pequeña sonrisa que en ese momento lo detenía? Al verlo ni siquiera se inmuto, sus ojos parecían sorprendidos en primer momento dejando caer el canasto con ricos alimentos que tal vez ella había preparado con tanto cuidado, pero con el pasar de los segundos, ella le dedico una leve sonrisa.
El plan era simple, acabar con la vida de la chica de la capa roja, venganza tal vez, pero al tenerla ahí en frente…no pudo llevar acabo ese plan tan maligno, se había quedado congelado, no supo que lo detuvo si la sonrisa de la chica o los ojos que le miraban, pero esos ojos no le rogaban piedad, ni le mostraban temor alguno.
Ella lo veía como si lo hubiese conocido de toda la vida, ¿A caso la conocía? No, él no la conocía, a él se había encomendado acabar con la descendencia del leñador, en este caso la chica de la capa roja. Era una venganza contra el leñador y el cazador que hacía mucho tiempo habían asesinado a su familia quedando el únicamente, él era muy pequeño y pudo huir fácilmente junto con su madre, pero la vida de su padre y sus hermanos mayores termino esa tarde de otoño a manos de esos dos hombres.
El prometió a su madre terminar con la descendencia de esos dos hombres, una venganza que pudo cumplir tan solo la mitad, ya que el no pudo concluirla, quedando petrificado ante ella como si un hechizo le hubiese puesto.
Ella cayó al suelo de rodillas por un instante, acaso… ¿Se había rendido antes de comenzar a luchar? ¿Sabía que ella seria si siguiente victima por lo que su padre había hecho con su familia? No, tal vez no lo sabía, y tal vez el miedo la había invadido haciendo que sus piernas flaquearan dejándola caer al suelo. Él también hizo lo mismo quedo a su altura, tan solo con una rodilla apoyándose en el suelo.
La mirada de la chica de la capa roja intentaba distinguir algo en él algo que ni siquiera él sabía que buscaba, y ahora lo tenía todo claro…
No podía terminar con la vida de la chica de capa roja, sus ojos en alguna parte de ellos le suplicaban que no lo hiciera. Miro al suelo con detenimiento ocultando un poco su rostro algo sonrojado, vio que las manos de ellas temblaban, levanto su rostro para ver los labios de ella, los vio temblorosos como si quisiera decirle algo. Pero de sus labios no salió ningún sonido.
El tan solo bajo la mirada intentando encontrar algo, cuando vio una pequeña florecilla color blanca, que la entrego a la chica de la capa roja, entonces cuando la volvió a ver, de sus ojos caía una cristalina lagrima.
