Todas las almendras.

Donde Astrid dice "Te amo" muchas veces, pero Hiccup solo lo dice una.

Se había vuelto algo molesto, en serio.

La primera vez que Astrid lo dijo ambos ya llevaban saliendo por 4 meses, pero su relación se alejaba a 11 maravillosos años de amistad y sentimientos ahogados—así que cuando Hiccup por fin capto las indirectas y la invito a salir en una tarde de otoño, la respuesta que Astrid dio inmediatamente fue "Si"

Muy bien, tal vez "¡Si!" también hizo una aparición—seguido por su primer beso. El primer beso que la dejo sin aliento alguno, el primer beso que aun sin lujuria alguna fue la muestra más grande de afecto que ella jamás haya sentido—el solo recuerdo aun causa escalofríos desde sus labios hasta los dedos de sus pies.

Fue su primer beso perfecto, pero también el primero de muchos.

Desde entonces, las pequeñas muestras de afecto en público y esos grandes gestos en secreto la han atraído como polilla a una flama—¿y cómo no hacerlo? Lo que la atrajo en primer lugar hacia ese maravilloso, incomodo, sarcástico y sorprendente muchacho fue su gentileza, su originalidad, incluso su ridículo cabello y su sonrisa torcida.

Su primera cita fue un desastre, se suponía que irían a ver una película horriblemente romántica en el cine, seguido por estacionarse en un mirador horriblemente romántico y pasar una velada horriblemente romántica llena de cursilerías y tonterías y clichés—dios, solo tenían 16 años, prácticamente eran bebes.

Pero con Hiccup, nada salía según lo esperado.

Su auto se quedó atorado en el auto lavado, estuvieron ahí atrapados hasta las 6 a.m del día siguiente—no exactamente lo que ninguno de los dos tenía planeado, pero aun así la mejor cita de su vida.

Su relación prosperó, incluso con aquella horrible pelea en la que el padre de Astrid expreso su desdén en una relación con un extranjero—familia estúpidamente patriota—o aquella horrible semana en la que la ex novia de Hiccup regresó de Utah pensando que la había esperado—Ninguno de los dos jamás había roto un corazón, y la sonrisa tristemente resignada de Camicazi probablemente la perseguiría por muchos años.

Las palabras mágicas sucedieron durante su aniversario de 4 meses—Hiccup era el idiota más adorable, ignorando sus quejas y organizando algo cada mes en vez de esperar al año mientras ella le encantaba en secreto e intentaba no sonrojarse—y mientras Astrid hundía su rostro entre el hombro y el cuello de Hiccup, al borde del éxtasis y la satisfacción, las palabras salieron sin darse cuenta.

"Dios, Te amo."

Hiccup había parado por un momento, dándole importancia a la situación entre gemidos y sudor—entonces le había mostrado la sonrisa más brillante que jamás haya visto, seguido por un beso que la dejo sin palabras, su lengua bailando contra la suya, se sentía correcto.

Ella estaba tan fuera de sí misma que no fue hasta el día siguiente que recordó lo que había dicha—escupiendo su malteada de vainilla sobre todo el equipo deportivo de Ruffnut.


La segunda vez fue un tiempo después, durante la entrega de diplomas en su graduación—Astrid consiguió información de que uno de sus ex novios acosadores intentaría hacer un "gesto romántico" y probablemente estúpido frente a todo el mundo, así que el obvio plan de Hiccup—en su infinita sabiduría—fue un gesto aún más romántico y estúpido.

Astrid lo amenazo a muerte, tanto a él como al estúpido ex novio cuyo nombre ni siquiera recordaba—el ex novio cedió fácilmente ante la poderosa mirada Hofferson, Hiccup no.

Astrid ni siquiera estaba sorprendida.

Arreglo todo para que un desastre de globos se derramase sobre el auditorio cuando Astrid recibiera su diploma, luego se acercó a ella y la doblo con un largo beso frente a medio Colorado bajo una lluvia bicolor, después ella lo golpeo en las costillas, se soltó a reír, y lo besó.

Astrid no se dio cuenta que murmuro "Te amo" hasta que las orillas de sus ojos parecieron llenarse de lágrimas. La besó una vez más, solo porque sí.


La siguiente vez, él no la escucho decirlo.

A Hiccup le gustaba la velocidad, eso era algo que todos sabían desde que construyo su primera motocicleta a los 16 años—por eso nadie pensó que un accidente sucediera, después de todo era como si las únicas veces que Hiccup no era descuidado era a bordo de un vehículo, preferiblemente a velocidades sobre los 100 K/H.

Fue en una autopista tristemente abandonada por una carretera donde una caseta de peaje era más viable, donde la pandilla entera se reunía todos los domingos, no importa que sus vidas fueran cambiando—siempre serían Los 6 de Berk.

Fue una tarde en la que decidió salir a correr solo por primera vez en la vida, la universidad no era lo que esperaba y el estrés se acumulaba dolorosamente—una voz en la nuca de Astrid siempre le decía que, al menos en parte, fue su culpa. Había pasado semanas demasiado ocupada con sus clases extra en un intento de graduarse rápidamente como para contestar sus llamadas.

Hiccup acelero en la autopista, su casco negro sobre su cabeza y su motocicleta aún más negra rindiendo sobre su engranaje, marcando la autopista a 110 k/h.

Hace meses que Hiccup no usaba esa Ducati, como todo vehículo necesitaba servicio que nadie le había brindado.

Los frenos fallaron, un rin salió disparado antes de la curva cerrada ¿Quién toma una curva cerrada a 95 k/h de todas maneras?

Sorprendentemente, Astrid fue la que lo encontró.

Esa autopista abandonada estaba lo suficientemente lejos de las zonas habitadas como para que nadie escuchara el estallido, el choque y el único grito ahogado.

Toothless había estado ansioso toda la mañana, y cuando Astrid lo descubrió lo primero que hizo fue llamar a Hiccup—después del quinto mensaje de voz ella se dio cuenta que algo en serio estaba mal.

Primero lo busco en su departamento, en el dormitorio de Snot y Tuff, en el gimnasio de su amigo Eret y en el Taller de Gobber, pero no se encontraba en ningún lugar.

Tan preocupada que se sentía vomitar, busco desesperadamente en su casa de la infancia, esa donde vivieron tantas pijamadas y rompieron tantas piñatas de cumpleaños. Donde sostuvieron las manos del otro, dedos pequeños entrelazándose por horas.

Tampoco estaba ahí, pero si estaban las marcas del derrape de una motocicleta que salió del garaje.

Cuando se acercó a la autopista abandonada y vio los restos destrozados del retrovisor de una motocicleta, su sangre corrió más helada que nunca había estado.

Aun bajo pánico lo busco, estaba a metros de la motocicleta destruida, su casco rajado y su brazo al revés, pero lo que más la impacto fue la horrible pieza de metal deforme saliendo de su pierna.

Astrid pago por su universidad con una colegiatura ofrecida por ser la más rápida de toda su generación, pero aun años después ella no recuerda haber corrido tan rápido como cuando corrió hacia el cuerpo inmóvil de Hiccup Haddock, tan destruido, doblado y pasmado al lado de una igualmente destrozada motocicleta.

El resto fue una serie de imágenes borrosas, ella solo recuerda estar sosteniendo su cuerpo y aguantando gritos para cuando llego la ambulancia. Ella recuerda haber llegado con él al hospital incluso cuando los médicos dijeron que solo podrían entrar familiares (Ella nunca pensó que diría que era la prometida de Hiccup en esa situación), ella recuerda como los doctores cortaron el casco de su cabeza y como un par de enfermeros tuvieron que sostenerla cuando la palabra "Amputar" fue articulada, incluso cuando se lo llevaron al área de emergencias y le pidieron gentilmente que llamara a sus padres.

Ella apenas y recuerda las siguientes horas, sentada sin emoción alguna más que angustia inaguantable en la sala de espera, intentando no mirar los rostros rotos y preocupados de Estoico y Valka—sabiendo perfectamente que ella se veía igual.

"Tienes que ir a dormir" había dicho algún médico, "Está bien, él se estabilizara"

Al día siguiente, toda la pandilla sabía lo que había sucedido, todos lo fueron a visitar—cuando Fishlegs pregunto por él, necesito decir sus rasgos para que la enfermera supiera de quien estaba hablando.

"Entro ayer" Había dicho el gigante rubio, inusualmente exasperado "Cabello café, ojos verdes, alto, eh, ¿pecoso?" Tan pocas palabras para describir a la persona más importante de su vida.

No fue divertido, tener que esperar un día entero para poder verlo de nuevo—ella no durmió la noche anterior, el incapacitante miedo de que mientras ella estaba en su cama, su ser más precioso podría estar escapándose entre sus dedos, para siempre— igual de inmóvil en la cama blanca e inmaculada del hospital que cuando lo encontró en la carretera, manchado de aceite y sangre.

Hiccup era su futuro, ella simplemente no podía imaginar un futuro donde Hiccup no estuviera ahí—haciéndola reír y besándola mientras ambos veían Netflix en su casa, acurrucados bajo una sola frazada.

No despertaba, y nadie sabía porque.

Ella estuvo ahí junto a él durante semanas, esperando el momento en el que se despertara, y más de una vez pensó en golpearlo o gritarle o besarlo hasta que lo hiciera.

Pero eso no serviría de nada—golpear o gritar o llorar o besar no lo haría despertar.

Tampoco regresaría su pie.

Durante la tarde del treceavo día, Astrid por fin se dejó a si misma aceptar la realidad de que puede que nunca despertara.

Ella no estaba lista para separarse de él—pero aun así tenía que aceptarlo…Hiccup podía quedarse así por el resto de su vida.

Astrid imagina una vida sin Hiccup, sin sonrisas torcidas ni besos valientes…duele demasiado, tanto que el dolor sentimental se vuelve físico y ella vomita en un bote de basura.

Esa tarde, Astrid no había soltado la mano de Hiccup por horas, tan pálida e inanimada que parecía ajena a su cuerpo, pero también rezaba por que la calidez de ella nunca desapareciera.

"Te amo" le había dicho entre lágrimas "más vale que despiertes pronto, idiota"

3 días después, mientras Astrid festejaba leyendo un buen libro el hecho de que logro meter a Toothless de contrabando en la habitación, vio como Hiccup se movía lentamente.

"Astrid…" él murmuro, y Astrid sintió su pecho explotar.

La recuperación fue lenta, pero hizo que todo valiera la pena—ella nunca dejaría que Hiccup se alejara tanto de ella nunca más.


La siguiente vez fue más casual, meses después, durante un viaje largo desde Denver hasta Boulder para recoger las cosas de la casa de Astrid—fue él el que ofreció que se mudaran juntos, ¿eso tenía que significar algo, cierto?—llevaban horas manejando y Astrid en serio se estaba cansando de jugar palabras cruzadas.

Nada que ver con el hecho de que no había ganado una estúpida ronda del estúpido juego una sola estúpida vez.

"…Serpiente"

"Temporal"

"R…Ralo"

"Astrid, esa no es una palabra" Hiccup había reído y Astrid lo había golpeado en el hombro.

"Hablemos de otra cosa…escuche que Fishlegs y Ruff piensan llevar su relación al siguiente nivel" Ella había sonreído

"… ¿Compraran un gato? Astrid tienes que detenerlos, ¡esas cosas son horribles!" la broma fue natural, pero siempre la hacía feliz de todas maneras.

"No, idiota" Ella rio de nuevo, pero entonces se puso seria "¿me estás diciendo que Fishlegs no te ha dicho nada?"

"No que yo sepa, ¿hay algo que debería saber, Astrid?"

"… ¿No?"

"Astrid…" Hiccup había hecho un puchero, y Astrid sabia que había perdido.

"Ruff está embarazada"

"¡¿Qué?!" Hiccup casi se salía del camino.

"Hiccup, ¡Cuidado!" Astrid le había gritado.

"¿Embarazada? Así como…hay un-¿hay un bebe dentro de ella? En este momento un bebe crece dentro de ella…wow, esa es mucha información. Necesito un minuto" Hiccup respiraba como si acabara de correr un maratón, intentado controlar su respiración.

"Oh vamos, no es para tanto…No, espera, si lo es—embarazada a los 23 años, ¿imaginas eso?" Astrid había reído.

"Claro, imagino litros y litros de cafeína" Hiccup había hecho una señal con los dedos, "Seria como vivir con un pequeño Snotlout, la única diferencia es que Scott no se duerme cuando le cantas una canción de cuna"

"Sabes Hiccup, eres bueno evitando temas delicados con bromas" Ella le había dicho, dándole un pequeño apretón a su pierna.

"Claro, mis talentos incluyen evitar conversaciones difíciles y luego entristeciéndome por cosas que vi venir a dos kilómetros de distancia" Él le había sonreído, y Astrid estaba molesta por lo mucho que su sonrisa le quitaba lo enojada…si, eso no tenía sentido, y también la hacía enojar un poco.

"Idiota" Ella había dejado que se riera, pero no lo había dejado evitar la conversación. "Y tu…quieres, ehmm, ¿Quieres tener, tu sabes, hijos algún día?"

Uh, Astrid siempre imagino que ella sería la que tendría miedo al compromiso, pero por la manera que Hiccup se había tensado era obvio que él estaba mucho mas aterrado

"….Okaaay, hijos, eh…supongo que…algún día, claro" Astrid había quitado la mano de su pierna y Hiccup inmediatamente la había tomado de vuelta, posesivamente dulce "no, no, no, no, espera, Astrid…" Hiccup había respirado, sabiendo completamente como calmar el fuego antes de que empezara.

"Respira" Ella le había ordenado.

"Hijos…" Hiccup tocio "la verdad es que…Si"

"¿Si…?" Astrid habia preguntado.

"Claro que quiero hijos, he querido hijos desde que tenía 17 años y tuve que cuidar a mi prima de 3 años y…Wow, mira, aparentemente si apesto en esto" Hiccup se rio nerviosamente.

"Prueba y error, Haddock"

"Si…bueno, si amaría tener hijos, con-contigo…" Hiccup termino, feliz "algún día, no—no quiero apresurarte y—tu sabes, con la universidad y todo eso y…bueno, solo quiero que seas feliz…"

Hiccup se había visto algo asustado, esperando la reacción de ella como si lo significara todo.

Ella se había reído, y luego lo había besado y luego había reído más—porque de repente era un día demasiado hermoso como para no reír.

"Te amo, estúpido"

Él había tomado su mano y entrelazado sus dedos con los suyos, la acción más significativa que cualquier palabra.


Un año después, Hiccup y Astrid estaban acostados en la cama, acurrucados en comodidad, cubiertos por una capa de sudor tras sus últimas actividades, sintiéndose completamente satisfechos y felices. Las palabras magicas ahora dejaban la boca de Astrid con puntualidad de reloj, cada vez que cualquiera de los dos siquiera se despedía, un pequeño "Te amo" era mandado y archivado por ella—y aunque ciertamente era algo molesto, esto no significaba que ella estuviera enojada por lo mismo.

Hiccup la sorprendio, de nuevo.

Ella había esperado que la primera vez que él lo dijera fuera sorprendente—como todo lo que hacía—ella se imaginaba fuegos artificiales sobre la torre Eiffel, ella se imaginaba que las palabras la dejarían sin aliento.

Lo habían hecho.

En la noche, en aquel pequeño departamento que compartían, relajándose en su cama mientras el sueño amenazaba con llevarla, Hiccup había inundado su rostro en su cabello—sus ojos brillaban aun en la habitación oscura—y le había hablado con una voz grave y cautivadora.

"Te amo, Oh dios Astrid, te amo"

Astrid había soltado un llanto que ni siquiera pudo controlar, levantando su cabeza y lanzando sus brazos sobre sus hombros—ella tenía razón, Hiccup siempre la sorprendía, de una forma u otra.

Ella no era una princesa, ella no necesitaba una confesión cursi para sentirse amada—ella se sintió amada desde la primera vez que hicieron el amor, ella se sintió amada desde su primer beso.

Igualmente, el hecho de que lo dijera era suficiente para llenar su estómago de mariposas.

"Por fin" Ella había gritado contra su pecho.

Pero al parecer, no era suficiente para Hiccup—él tenía que seguir empujando.

"Cásate conmigo"

Astrid lo había mirado como si estuviera demente, pero tras un solo instante ciego de duda en sus ojos, estos se habían llenado de lágrimas.

"Si"

Y aun durante las noches gélidas en Boulder, Astrid nunca se sintió tan cálida.

Notas del autor: Solo un pequeño One-shot que tenía guardado por ahí en lo que le doy los toques finales al capítulo 3 AU del Camaro del 68 y termino el epilogo del mismo. Estoy trabajando en unas cuantas mini historias con cierta cantidad de angustia así como una que otra llena de cursilería que todos amamos, y—como siempre—estoy tomando notas de todos los que dejen peticiones y me manden mensajes privados, en este momento hay un AU de superhéroes así como uno de graduación en el horno, esperen por ellos.
Hay 3 canciones en las que me puedo basar para escribir una historia:

Hurricane, de Halsey.

Sk8er boi de Avril Lavigne

y Closer de The Chainsmokers.

Ustedes decidan, las decisiones no son lo mio, tal vez por esto tuve una crisis existencial jugando Pokemon.

Como siempre, me despido.

HD.