3 días. Ese era el tiempo que Nico di Angelo había accedido a permanecer en la enfermería. Si, era cierto que pretendía quedarse en el Campamento Mestizo durante algún tiempo y que, por tanto, debía intentar adaptarse, y era consciente de que su cuerpo estaba débil por el esfuerzo del viaje y la batalla, pero nada de eso hacía que su tiempo de reposo pasara más deprisa. Lo único que amenizaba los días eternos tumbado en esa camilla blanca eran los momentos en los que Will Solace le hacía compañía. Ese chico podía llegar a ser muy persistente cuando se lo proponía, tomándole las pulsaciones cada pocas horas y obligándole a comer platos llenos de comida, pero a Nico no le desagradaba su compañía.
Estaba tan absorto en sus pensamientos que no se dio cuenta de que alguien abría la puerta de su habitación.
-¿Cómo va mi paciente favorito? ¿Preparado para tu última toma de temperatura? ¡Por Hades, Nico! ¿Tan mal aspecto tengo que te asustas al verme? No he podido dormir mucho esta noche porque uno de los-
-Solace, por favor, es muy temprano. Deja de hablar. –espetó mientras se tapaba la cara con sus sábanas.
-Son las 10, rayo de sol, creo que ya es hora de relacionarse con el mundo. –Will le dedicó su mejor sonrisa- Y ahora, si me disculpas, tengo que tomarte el pulso para poder darte el alta.
-Eh, lo que sea, pero deja de llamarme rayo de sol.
Algo en el interior de Nico dio un pequeño vuelco. Claro que quería salir de esa habitación, había estado esperando a ese momento durante los últimos 3 días. Pero no sabía si estaba preparado para volver a soportar las miradas del resto de los campistas, los susurros que le acompañaban a donde quiera que fuese, la soledad. Durante su estancia en la enfermería, Will había conseguido hacerle olvidar lo diferente que era. Le había hecho sentir uno más, hablándole sin miedo mientras le sostenía la mirada, pero Nico sabía que eso solo había ocurrido porque él era su paciente, su responsabilidad, y que en cuanto cruzase las puertas que le separaban del resto del campamento volvería a ser un alma solitaria, una sombra más, un hijo de Hades. Y eso le aterraba casi tanto como sus pesadillas. Aún así, estiró el brazo hacia Will y dejó que el hijo de Apolo trabajase.
