Prólogo.
Originalmente, este fanfiction fue escrito en el año 2004, si mal no recuerdo. Para ese entonces los libros habían llegado hasta Harry Potter y la Orden del Phoenix, por lo que el escrito original fue manejado desde un punto en el que varios de los personajes que murieron aún continúan bastante activos.
Como gusto personal decidí re-adaptar la historia y actualizar las situaciones a un punto en el que todo se desarrolla de una forma más congruente con la historia original. Además, ensamblaré la historia con algunos de los elementos que J.K Rowling ha ido soltando en entrevistas posteriores.
Por respeto a mi "yo" de 19 años, intentaré no modificar demasiado la inocencia con que fue escrito en su tiempo, y simplemente ajustar algunos aspectos de la redacción, pues ahora mi "yo" de 29 años, seguramente lo escribiría bajo un enfoque totalmente diferente.
Así que aquí estoy 10 años después, nostálgicamente divirtiéndome con "5 Años después; Regreso a Hogwarts"
Gemini-Left
CAPITULO 1
BIENVENIDA; S.O.S.
Era de noche y entre los fríos muros del castillo, dos jóvenes arribaron a la inmensa gárgola con forma de águila.
"¡Grajea de nuez!" Murmuró el chico con cabello oscuro y alborotado. La oscuridad no dejaba que su rostro se definiera bien.
La gárgola crujió y comenzó a girar, dejando una puerta visible por la cual los dos jóvenes entraron. Segundos después se adentraron en una habitación bastante familiar, rodeados por varios artefactos mágicos interesantes y enormes cuadros parlantes de los antiguos directores de Hogwarts. Continuaron caminando hasta llegar a otra puerta, que abrieron lentamente.
Antes incluso de que hubieran puesto un pie dentro de la habitación, escucharon una familiar voz, esa que tantas veces les instruyó y dio sabios consejos y esperanzas para llegar a la Gran Batalla final; la inconfundible voz de Albus Dumbledore.
"Bienvenidos otra vez, mis queridos muchachos." Dijo el anciano desde su retrato, luciendo fuerte e imponente como en sus mejores años.
La Directora de Hogwarts, Minerva McGonagall, que hasta ese momento miraba el retrato del antiguo director, giró sobre sus talones para encontrarse con los jóvenes Aurores. "Potter, Weasley…" Dijo con un semblante duro, como si estuviera a punto de darles una reprimenda "…no saben cuánto me alegro de verlos." Agregó suavizando su rostro de forma sorpresiva, haciendo que los visitantes soltaran un respiro que sin darse cuenta habían contenido, recordando sus tiempos de infancia.
Dumbledore los miró con una familiar sonrisa, sosteniendo su bastón. Era bien sabido por todos, que su retrato aún poseía una enorme impresión de elocuencia; Siendo Dumbledore un mago de su talla, era de esperarse que la imagen que deambulaba en él, conservara mucho de su habitual sabiduría. Cualquiera podría pasarse horas enteras charlando con él, recibiendo consejos, y escuchando sus particulares puntos de vista sobre un tema u otro. Era casi como tenerle en vida, sin embargo, algunas veces, la figura de Albus podía quedarse simplemente en silencio, con la mirada perdida pero sin perder su mística sonrisa, cosa que al final de cuentas, hacía sentir a los presentes que era una intencional y bien ubicada respuesta "Por favor siéntense."
Los dos jóvenes se aproximaron al escritorio y tomaron asiento en las sillas que estaban frente a él. Había una ligera luz que entraba la cual permitía ver parte de la cara de los jóvenes.
"Es genial estar aquí otra vez." Dijo el joven de cabello rojo y despeinado "Yo también me alegro de verlos."
"Aunque en realidad hubiera preferido que su regreso a Hogwarts, no fuera bajo estas circunstancias." Respondió McGonagall.
"De la forma que sea, es un honor para los dos el poder ayudarle." Dijo el chico de los ojos verdes y cabello negro azabache, era difícil por la poca luz que había saber si estaba sonriendo o estaba igualmente preocupado.
La profesora McGonagall miró nuevamente el retrato de Dumbledore, como si buscara tímidamente su aprobación para lo que iba a decir "Sin embargbo, y no porque desconfíe de sus grandes talentos, he estado pensando que, aun cuando Granger no es un Auror, su ayuda puede serles muy útil. No me lo tomen a mal, pero conozco muy bien su poca capacidad de concentración y eso me ha preocupado desde siempre."
"Con eso no veo qué podamos hacer... " el pelirrojo hablo de nuevo, sus ojos ahora reflejaban incertidumbre "... Usted sabe, no hemos hablado con ella en años, lo único que sabemos, porque mi hermana me lo dijo, es que trabaja en el Ministerio, en el Departamento de Regulación de…"
La figura del ex-director lo interrumpió antes de terminar con lo que estaba diciendo "…Criaturas Mágicas. No te preocupes, muchacho. En realidad, para este momento, ella ya es parte del equipo de maestros." Los jóvenes se miraron el uno a otro sorprendidos. ¿Sería realmente posible?
McGonagall agregó presurosa "Bueno, no se sorprendan. Sé que ella no ha respondido sus cartas, pero... ustedes la conocen, aún con la mala influencia que pudieron ejercer en ella, no ha podido dejar de responder la carta de una autoridad como la Dirección de Hogwarts." Dijo intentando disimular una tierna sonrisa "Aunque debo agregar; en realidad ella piensa que sólo necesitamos su ayuda porque le di un año sabático a mi maestro de Encantamientos." Añadió McGonagall con ojos nerviosos.
El chico de cabello negro contesto con una mirada confundida "Por qué no le dijo que..."
"Porque no creo que fuera a tomarlo muy bien, obviamente…" Respondió Minerva severamente. "... Después de todo, sabemos muy bien los estragos que quedaron en ella después de la guerra…" Miró al chico pelirrojo un segundo antes de que este desviara su mirada pensativo.
Ante esto Dumbledore habló con dulzura desde su retrato "Como podrán darse cuenta, en realidad estamos confiando en su encantadora manera para convencerla y que nos ayude. Llegará aquí una noche antes de la fiesta del sombrero seleccionador, para la cual esperamos contar ya con su presencia.
"No me lo perdería por nada…" Dijo el pelirrojo expresando en sus ojos entusiasmo combinado con ilusión, más sin embargo, cualquiera que lo conociera podía encontrar en ellos, también, un poco de resentimiento.
"Tratare de llegar a tiempo..." contestó el chico de ojos verdes "…sólo necesito hacer unas cosas de trabajo y soy todo suyo."
