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Songfic: Life Starts Now (Three Days Grace)
Beyblade no me pertenece…
~ [ o ] ~ analepsis
-o- cambio de escenario
-oO08( La Vida Comienza Ahora )80Oo-
por Kiray Himawari
'cause life startst now
you've done all the things that could kill you somehow
and you so far down
but you will survive it somehow, because life starts now
Capítulo I Cambios
Eran las doce con cincuenta y tres minutos cuando abordaron el automóvil negro, era un día soleado, bastante prometedor, al menos eso pensaron al principio. No habían avanzado más de diez metros cuando el teléfono móvil de Voltaire sonó.
Estaba molesto, era la quinta llamada que recibía desde que había dejado la oficina esa mañana para reunirse con los inversionistas en el almuerzo. Esa última llamada era diferente, se veía forzado a volver al lugar en el que anteriormente se había reunido con los inversionistas. El chofer dio vuelta en 'u' para poder dejar a Voltaire en el mismo lugar.
Kai estaba harto, le molestaba tanto estar con esas personas, pero al final era su abuelo, su familia y si bien no eran la mejor familia, sí habían logrado un avance significativo luego de su intento de conquistar el mundo a sus costillas.
Sí, ahora eran abuelo y nieto. Eran una familia, pequeña y curiosa familia. Aún tenían deficiencias en la comunicación, todavía existía esa molesta mirada cuando se veían fijamente por periodos prologados; el proceso era lento, sin embargo iba viento en popa. Ahora Kai lo acompañaba a las reuniones sin protestar, después de todo era parte de la familia y como tal debía actuar.
El chofer abrió la puerta y Voltaire descendió. Se tardaría al menos una hora en arreglar ese pequeño pendiente y como tenía una reunión con otros socios minoritarios, Voltaire vio la oportunidad de involucrar más a su nieto en los negocios, al final de cuentas, sería el heredero de ese imperio, sería sano para él ir aprendiendo las costumbres y protocolos en el medio.
Para Kai era de presuntuosos viajar en esos autos lujosos, después de todo, Kai había vivido como un mendigo por algún tiempo y es que en la abadía no era el niño rico que todo mundo podría pensar. En la abadía era un niño sin hogar, sin amor y sin nada de esperanzas de salir de allí… Las cosas pasan y te cambian la vida, sí, la vida cambia…
-o-
El automóvil iba a una velocidad regular, no iba muy rápido, pero tampoco muy lento. Kai miró por la ventana, era agradable el paisaje urbano, gente iba y venía en todas direcciones, era como ver al tiempo caminar. Las cosas mejoraban, ahora sentía un hogar formándose ante sus ojos, era tan reconfortante ver cómo todo por lo que alguna vez luchó se hacía realidad…
– ¿Joven Kai? –
-o-
Era raro poder ver a su nieto como eso, como SU nieto, siempre lo consideró una herramienta, pero ¿cómo no verlo así?, su padre también lo había educado de esa manera tan recia, tan peculiar: Los hijos son para servir a los padres, para estar a la disposición de los mayores. Un hijo era una herramienta para reforzar su ego, su seguridad y su autoestima.
Ahora todo había cambiado, las cosas cambian y la vida comienza una nueva etapa, sonrió para sí cuando recordó la fotografía que hacía dos días se había tomado, serviría para un artista que haría el retrato de la famililla Hiwatari. Orgullo, sí, eso que sentía era orgullo, Kai siempre había cumplido con sus expectativas, por difíciles que parecieran, Kai era el nieto perfecto, ahora, justo ahora, se sentía orgulloso.
Tocó el picaporte para abrir la puerta de la oficina que estaba cerca del comedor cuando sintió que el estómago se le contrajo, se detuvo por unos instantes, tomó aire y continuó su camino.
-o-
Su amigo era extraño, lo supieron desde el momento en que se conocieron. Reservado, distante, frío, pero a la vez atento, preocupado por el bienestar de todos. Al principio era molesto tener que soportar sus conductas arrogantes y groseras, sin embargo al conocer un poco de su vida comprendieron que era sólo una forma de protegerse, Kai era un chico melancólico, pero a la vez lograba sacar siempre adelante a los demás, aunque su vida era un desastre.
Kai había sobrevivido a cosas que quizás su imaginación no alcanzaría crear y que su mente jamás comprendería. Era fuerte, era un guerrero.
Luego de darse cuenta de que juzgar a las personas no era muy bueno y más si se trataba de juzgar ante la primera impresión, las cosas fueron mejorando. Entiéndase que mejorar no significaba que Kai era ahora un chico comunicativo o menos frío, pero por ahora las cosas mejoraban; al menos se veían con mayor frecuencia y se alejaba cada vez menos, sí, Kai estaba progresando.
Claro que en ocasiones su amigo se iba por días, ciertamente les disgustaba que los dejara plantados en reuniones que planeaban con semanas de anterioridad, pero entendían el proceso que se estaba llevaando a cabo en su casa y en la relación con su abuelo, aunque no era lo más agradable, era bueno saber que su amigo ahora comenzaba a conocer lo que era un hogar.
Justo ese día, Kai había cancelado el almuerzo con el equipo para acudir a uno con su abuelo, no era divertido, mucho menos agradable la mera idea, pero lo respetaban… Ese almuerzo habría cambiado tantas cosas…
-o-
Había pasado un mes desde esa cancelación y Kai no se había comunicado con ellos. Intentaron a llamar a su casa, sin embargo la servidumbre decía que Kai no se encontraba en casa y no sabían cuando lo podrían localizar, todo era tan raro.
Decidieron ir a buscarlo a casa, quizás tenía cosas que hacer, pero una llamada no dañaría a nadie, Kai a veces podía ser una persona bastante obstinada y orgullosa.
Se encaminaron hasta la zona residencial más lujosa de todo Japón, claro, era de esperarse que un hombre como Voltaire se diera esos lujos con tanto dinero a su disposición. Era un lugar enorme. Las rejas de la entrada permitían una vista bastante amplia de la mitad de la fachada de su mansión. Jardines enormes y plantas tan exóticas que probablemente hacían juego con la excentricidad de personas con tanto dinero.
El oficial de la entrada los dejó pasar, después de todo los tenía registrados en su computadora, allí tenía el registro de cada una de las personas que si alguna vez llegaran a pisar territorio Hiwatari pudieran entrar con 'libertad'.
Se encaminaron por el largo y ancho camino que los llevaba hasta la entrada. Era hermosa la mansión, probablemente Kai podía hacer ejercicio libremente en aquel lugar, correr por las mañanas unos cuantos kilómetros sin abandonar su hogar, sí, Kai era afortunado ahora.
La puerta principal era tan grande, casi tanto como la reja, pero esta puerta era de madera, de una madera bastante peculiar, quizás nunca llegaría a conocer un árbol del que probablemente esa madera provenía. Tocaron un timbre, era increíble que se hubieran ido más de diez minutos desde la reja hasta allí.
Ya en ese trayecto habían repasado en sus mentes lo que le dirían a Kai: 'Claro, una llamada es demasiado' repasaba en sus mentes; 'Oye, Kai, ¿es mucho esfuerzo visitarnos?', claro, harían rabiar a su amigo, pero esa era la idea, querían molestarlo y robarle una carcajada, de esas que en raras y espontáneas ocasiones habían logrado arrancarle.
Abrió una mujer de cabello cano, era obvio que era el ama de llaves. Los invitó a pasar hasta la sala, en donde esperaron alrededor de tres minutos para escuchar que la siguieran. Los conducía hasta la habitación del bicolor.
Pasillos decorados con fina atención y adornos meticulosamente seleccionados. Anchos y luminosos, debía ser una dicha caminar entre ellos todas las mañanas. La tercera puerta del segundo piso de lado izquierdo. Puerta ancha y de la misma madera que la de la entrada. La puerta se abrió y notaron la extrañeza del lugar.
Corrieron a prisa hasta el pie y costado de la cama enorme, Kai estaba sentado recargado sobre los finos almohadones. Tenía una venda cubriendo su frente y el rededor de la misma. Tenía algunas cortadas en el rostro, nada que no delatara la ya obviedad de su situación, había sufrido un accidente.
Lanzaron preguntas sin más ni más, su amigo les preocupaba. Kai hizo una mueca de disgusto fingido. Gracias a su renovado carácter logró dar una explicación de lo que había ocurrido.
~ [ o ] ~
El día del almuerzo se le había encomendado atender algunos socios y así lo iba a hacer hasta que el llamado del chofer lo sacó de sus pensamientos acerca del paisaje urbano… El chofer le había dicho que los frenos no funcionaban, pero que su velocidad les permitiría salir bien librados si no había otro contratiempo, sin embargo todo se salió de control cuando un auto gris los impactó de frente, había ido directo contra ellos y sin manera de frenar…
~ [ o ] ~
Recién había llegado del hospital. Allí había pasado ocho días en coma, tres en terapia intensiva, seis en terapia intermedia y once días en recuperación. Voltaire estuvo al pendiente de que su nieto fuera atendido con propiedad, con todas las atenciones dignas de un Hiwatari. Era su abuelo y su única familia y como tal actuó. Kai estaba feliz, su abuelo ya no lo veía como una herramienta sino como un nieto, como SU nieto.
Exigieron saber porqué no habían sido informados del accidente, a lo que Kai únicamente pudo contestar que había sido decisión de su abuelo y él no había podido comunicarse con nadie y realmente tampoco tenía muchos ánimos de hacerlo.
La puerta abriéndose los asustó. Voltaire entró sin miramientos y fijó su vista en su nieto, sentado al centro de aquella cama. Miró de reojo a los visitantes y los ignoró de una manera tan natural que quizás los petrificó. Fue entonces que notaron lo que traía consigo el anciano. Miraron con extrañeza, luego voltearon hacia su amigo en busca de una nueva respuesta, mas Kai sólo pudo sonreír hacia su abuelo, el hombre se le acercó y con cuidado lo cargó hasta el nuevo objeto que llegaba a su vida. Una silla de ruedas.
-oO080Oo-
