Holaa! Bueno, pues este fic se me ocurrió ayer hojeando Frostbite. Yo, aunque siempre quise que Rose acabara con Dimitri, era muy fan de Mason (lloré como una magdalena cuando murió) y bueno... siempre me pregunté qué habría pasado si Rose no se hubiera detenido aquel día en su habitación con Mason. Así que aquí está el resultado (parte de él, hay mas capis xD). Ah, sí, parto desde el hecho de que Rose no le contó a Mason que los Strigoi estaban en Spokane, y la parte subrayada está sacada del libro, aunque con ligeras modificaciones. ¡Que os guste! :)

Su boca se encontró con la mía en un beso. Empujé a Mason hacia la cama, consiguiendo hacerlo sin romper el beso. Si yo era capaz de algo, era de hacer muchas cosas a la vez. Enterré mis uñas en su espalda mientras sus manos se deslizaban a mi nuca y deshacían la coleta que me había hecho escasos minutos antes. Pasando sus dedos por la melena suelta, bajó la boca a mi cuello y lo besó.

- Eres… increíble - me dijo.

Y podía asegurar que lo decía en serio. Su cara brillaba con afecto por mí.

Me arqueé, dejando que sus labios se presionaran con más fuerza contra mi piel mientras sus manos se metían por debajo de mi camiseta. Trazaron mi estómago, apenas rozando el borde de mi sujetador.

Me sorprendí de que las cosas estuvieran avanzando con tanta rapidez pero, honestamente, no me importaba. Era la manera en la que vivía mi vida. Todo era rápido e intenso. La noche que Dimitri y yo habíamos sido víctimas del hechizo de lujuria de Victor Dashkov, también había habido pasión desenfrenada. Dimitri estaba controlado, por supuesto, así que a veces habíamos ido despacio.. y eso había sido maravilloso a su manera. Pero la mayor parte del tiempo, no éramos capaces de retener nuestros impulsos. Sentí todo aquello de nuevo. La forma en la que sus manos habían recorrido mi cuerpo. Los profundos, poderosos besos.

Y entonces es cuando me di cuenta de algo.

Estaba besando a Mason, pero en mi cabeza, estaba con Dimitri. Y no era como si estuviera simplemente recordando aquel momento tampoco. Estaba imaginando que estaba ahora con Dimitri, reviviendo aquella noche con todo detalle. Con los ojos cerrados, era muy fácil fingir.

Pero cuando los abrí y vi a Mason, supe que él estaba conmigo. Me adoraba y había querido esto por mucho tiempo.

Me sentí horrible, y traté de borrar todo pensamiento de Dimitri de mi cabeza. Mason, Mason, Mason. Lo repetí como un mantra en mi cabeza, hasta que no recordé nada más que él. No se cómo, pero el resto del universo desapareció, solo era consciente de que él estaba conmigo, de sus caricias. Nada de Dimitri. Intenté con todas mis fuerzas que mi mente se olvidara de él. Era lo mejor para mí, y se lo debía a Mason.

No pienses en Dimitri, me repetí. Mason siguió avanzado. Mi camisa acabó en el suelo, y la suya también. Cada prenda que salía me acercaba más a perder mi virginidad. Estaba decidida a hacerlo, a probarme a mí misma que Dimitri era mi pasado y Mason, mi futuro.

Sus besos se hicieron más insistentes y profundos, y yo los correspondí con la misma fiereza. Más ropa siguió saliendo, y los dos acabamos en ropa interior. Iba a hacerlo. Después de todo, iba a pasar.

Mason pasó su mano por mi costado, suavemente, bajando hacia mis caderas. Pasó el pulgar por dentro de mi ropa interior, con la clara intención de bajarla.

- ¿Estás segura? - preguntó.

Estaba un poco nerviosa y asustada, pero asentí. Algo se debió de reflejar en mi cara sin embargo, porque frunció el ceño y me miró con cara de preocupación.

- Rose, ¿qué pasa? ¿Estás bien?

- Estoy nerviosa, eso es todo - respondí -. Es que yo… nunca he hecho esto… Es decir… - me sonrojé por la vergüenza -. Que soy virgen.

Me miró con cara de sorpresa, y abrió la boca, pero ningún sonido salió de ella. Carraspeó suavemente, y por fin pudo articular palabra.

- N-no me lo esperaba - tartamudeó -. ¿Quieres que paremos? No tenemos por qué hacer esto si no quieres.

- No - sacudí la cabeza -. Quiero hacerlo.

Mason no pareció muy convencido, pero asintió.

No tengo palabras para describir cómo fue el momento en sí, pero sí para decir cómo fue Mason durante todo el rato: dulce, cuidadoso, tierno. Sé que si no hubiera sabido que era virgen, no habría tenido tanto cuidado, y aprecié el gesto.

- ¿Rose? - dijo después -. Te amo.

Me congelé. Yo… no estaba segura de si lo amaba, no podía responder. Fingí estar dormida, aunque estuviera mal. Si veía que le había escuchado y no respondía, le haría daño, y mucho.

- ¿Rose? - repitió, girándose para mirarme -. Ah, se ha dormido. Descansa - dijo dándome un ligero beso en la mejilla.

De repente, alguien abrió la puerta, sin llamar.

Mierda, Lissa, pensé.

Oí que esa persona murmuraba algo por lo bajo.

- Dejo la nota y me voy. Por favor, que no esté aquí.

Los pasos eran suaves, pero en un momento dado se detuvieron abruptamente.

- ¿Rose? ¿Qué-

Su voz se detuvo a mitad de la frase. No hacía falta que terminara de hablar. Yo ya había entendido la situación.

No fue Lissa la que entró por la puerta. Fue Dimitri. Y nos había visto.