¡Holaaa, personas! Les traigo un OneShot hecho totalmente con la canción "Satisfied" de Hamilton. La verdad es una de mis canciones favoritas de ese musical, así que espero que ustedes también lo disfruten.
Bueno, ya saben que HDA no me pertenece a mí y Hamilton, evidentemente, tampoco. De modo que, una vez dicho eso, a leer. :3
Les dejo el link de la canción para que la vean con animatics muy bien hechos, y la escuchen al tiempo que leen esto, tal vez, si quieren.
www!youtube!com/watch?v=7pR-PeeRYVc
P. D. Cambien los signos de admiración por puntos, ya conocen las reglas de FF, ellos no aceptan links.
—¡Muy bien, muy bien! ¡De eso estoy hablando! —gritó alguien en cuanto los novios se besaron—. Ahora reciban con un gran aplauso a la dama de honor. ¡Bonnibel Bubblegum!
La gente no se hizo esperar y obedecieron. Respiré profundo y le sonreí al muchacho de cabello rubio que me tendía el micrófono, no era momento para ser débil, mi hermano se estaba casando hoy con el amor de su vida y tenía que darle todo el apoyo que como familia se esperaba de mí.
— ¡Un brindis por la novia! —dije lo bastante fuerte. Las personas repitieron las tres últimas palabras—. ¡Por el novio! —De nuevo el coro de voces después de la mía—. De parte de su hermana, que siempre está a tu lado. Por la unión y la esperanza que nos dan. Espero que siempre estén satisfechos…
Flash Back.
Recuerdo esa noche como si hubiera sido ayer. Creo que toda la vida me arrepentiré de lo que sucedió ese día. Era una fiesta como tantas otras donde hombres y mujeres trataban de conseguir nuestra atención, algunos bailaban cerca de nosotros, otros nos invitaban directamente. Honestamente, el más entretenido parecía ser Gumball, yo me las arreglaba bastante bien sola y me hubiera gustado que las cosas siguieran así. Las luces daban un aspecto de ensueño al salón, tenía que alabar el trabajo de nuestros organizadores, esta vez se había esmerado bastante en la decoración.
Por fin con la velada ya algo avanzada, alguien llamó mi atención, era una cara nueva para mí que conocía a la mayoría de mis ciudadanos y a los demás príncipes y princesas de los reinos vecinos. No era como todos, eso seguro, sus ojos desprendían cierto aire de inteligencia, o sería astucia tal vez. Quizás ambas. Un semblante hambriento, como si fuera un depredador buscando presa a la cual cazar. Estoy segura de que nunca volveré a ser la misma después de haberme visto en aquellos orbes grises.
Se trataba de una mujer más alta que yo, cabello negro sujeto en una coleta alta y un andar resulto que hacían voltear a más de uno cuando pasaba por la pista. Se estaba acercando a mí y yo estaba sin aliento, pensando que en cualquier momento me iba a desmayar.
—Señorita, buenas noches.
Carajo. Se supone que debería presentarme, pero en lugar de eso olvidé mi maldito nombre y enrojecí hasta las orejas. Seguro que lo notó porque una sonrisa encantadora apareció en su rostro, y yo no supe qué era más lindo, si su sonrisa, su cabello, su figura, sus ojos, o todo el conjunto en general.
Sentí mi corazón en llamas y me reprendí mentalmente. ¡Tan sólo me había saludado! No podía perder la compostura tan rápido, pero debo admitir que esa mujer tenía un aura atrayente que no había sentido nunca con nadie. No era para tomarse a juego.
Me tomó de la cintura y comenzamos a bailar como otra de las tantas parejas que ya había en la pista. Mis manos sobre su cuello, tratando de no besarla ahí mismo, ya que sería algo indigno para una princesa hacer semejante cosa. No importa lo impresionante que fuera esta mujer, debía guardar la compostura.
—Me da la impresión de ser una mujer que nunca ha estado satisfecha.
—Desde luego no sé a que se refiere. Recuerde su lugar.
No importa lo mucho que me encantara esta joven, debía recordarle en honor a quién se estaba haciendo esta fiesta. No pensaba recibir palabras soeces de nadie precisamente hoy.
—Eres como yo. Nunca estoy satisfecha.
— ¿Es eso cierto?
Muy a mi pesar, tenía que concederle la razón. Estar satisfecha es algo complicado, en especial teniendo tan insana obsesión por la ciencia, sabrán de sobra que en esa materia jamás se termina de aprender. Mis ojos brillaban pensando que otra persona en el mundo comprendía ese sentimiento. Quizá su pasión no era por la misma cosa que la mía, sin embargo, era igual de grande, eso podía asegurarlo.
—Nunca he estado satisfecha —me contestó.
No habíamos dejado de bailar y seguimos dando vueltas cuando decidí que era momento de presentarme, por fin había logrado recordar mi nombre.
—Mi nombre es Bonnibel Bubblegum.
—Marceline Abadeer —respondió ella con una sonrisa que me derritió.
— ¿De dónde es su familia?
Se puso pálida —más de lo que ya lo era— y desvió la vista antes de responder.
—Eso no es importante, hay un millón de cosas que no he hecho todavía. —Comenzó a separarse de mí y casi lamenté haber preguntado —. Pero sólo espera. Sólo espera… —Me guiñó.
La vi alejarse entre la multitud y detenerse con algunos hombres que reían y conversaban como amigos de toda la vida. Yo no podía creer lo que acababa de pasar, ¿de modo que es así como se siente coincidir con alguien de tu nivel? ¿Cuál es la trampa? Esta mujer es interesante en todos los aspectos, hasta su apariencia te grita que en cualquier momento puede hacer algo impensable para otros. Ella es como tener libertad y ver la luz en el camino. Un Ben Franklin con su llave y cometa.
Me la pasé dando tumbos por toda la pista radiante de felicidad, al fin había encontrado a alguien capaz de entenderme en tan sólo unos minutos. ¿Cuánto duró la conversación? ¿Dos minutos, tal vez tres? Todo lo que dijimos fue en total desacuerdo y aun así fue como un sueño con algo de baile, un poco de postura y elegancia.
No podía parar de verla a la distancia su sonrisa te apantalla, de modo que, guardé la calma un segundo y me quedé observando cómo se desenvolvía en mi ambiente natural. Coquetea bastante, pero podría darle una oportunidad, aunque su respuesta cuando pregunté por su familia me hace dudar, le sudaban las manos y miraba a otro lado, es obvio que es pobre y vive un día a la vez. Es guapa y lo sabe, quizá se aprovecha de eso para su propio beneficio. Quiero llevarla lejos de este lugar.
Entonces me dispongo a contárselo a mi hermano, lo buscó con la mirada y lo encuentro de pie en un costado del salón con la mirada perdida en algún punto de la pista. Reconozco esos ojos y siento como una garra me oprime el corazón cuando me doy cuenta a quién está mirando. Se encuentra sonrojado completamente y con los muchos años de experiencia que tengo de conocerlo, sé perfectamente bien que está indefenso. Con tan sólo verla lo ha hechizado y me parece lógico, después de todo ella es alguien excepcional.
Respiro hondo dándome cuenta de tres verdades fundamentales. Pasó a su lado y él aprovecha para detenerme y me susurra al oído.
—Bonnie, mira esa chica. —Suspira—. Creo que estoy enamorado.
Sé bien de que mujer habla y me trago el nudo en la garganta para poder sonreírle, se ve esperanzado y yo no voy a romperle la ilusión. Me la señala con un gesto de cabeza y la veo. Marceline sigue paseándose por el salón con sus amigos y me gustaría no interrumpirla, pero no hay otra cosa que pueda hacer.
—Ya veo. —Le doy una sonrisa cómplice antes alejarme.
Él me llama en susurros cuando ve hacia dónde me dirijo, yo en cambio, prefiero no hacerle caso y me acerco a Marceline tomando su brazo para que me acompañe. Ella no se resiste y lo hace sin dudarlo.
La música sigue sonando, me encantaría volver a sentir sus manos en mi cintura, pero sé que estoy perdiendo el tiempo deseando cosas como esa.
— ¿A dónde me llevas? —pregunta viéndome con curiosidad.
—Estoy a punto de cambiar tu vida —Y la mía. Agregó para mí.
Lo he dicho con convicción y ella sonríe, desbaratando mi alma de nuevo.
—En ese caso, la sigo.
Número 1. Soy una chica donde su único trabajo es casarse rica. Soy la mayor y la más ingeniosa, de modo que yo tengo que escalar socialmente para conservar el apellido en la alta posición en la que está. Sin contar que los chismes en Ooo son insidiosos. Y Marceline no tiene un centavo.
Me rio internamente queriendo en realidad soltarme a llorar, puesto que eso no hace que mi cariño hacia ella disminuya.
Llegamos junto a Gumball quien está tan nervioso que no sabe qué decir. Me mira y da un respiro antes de presentarse.
—Gumball Bubblegum. Es un placer conocerla —le toma la mano dándole un beso en ella.
— ¿Bubblegum? —se pregunta y voltea conmigo.
—Mi hermano —le confirmo.
Número 2. Está detrás de mí porque soy una Bubblegum, eso elevaría su estatus social, tendría que ser ingenua para ignorar esa cuestión. Y bendita sea la ciencia, pero no lo soy. Quizá sea por eso por lo que le presenté a Gumball. Ahora él es su esposo y, aunque me mate, sé que es mejor así.
Buen trabajo, Bonnibel, ella tenía razón. Nunca estarás satisfecha.
—Gracias por venir —dijo mi hermano.
—Si hubiera sido necesario cruzar toda la nocheosfera con tal de conocerlo, habría valido la pena.
Gumball que estaba poco acostumbrado a oír hablar así a una mujer, enrojeció. Le dedicó una sonrisa donde quedaba claro que estaba completamente indefenso y yo no quise seguir mirando. Todo esto dolía más de lo que uno llegaría a pensar, al darme cuenta de que lo acababa de perder, mi mundo se fue abajo.
—Los dejo solos.
Número 3. Conozco a mi hermano como a mi propia mente. No hay nadie más confiable y amable que él, es todo un niño bueno y amoroso. Si le digo que la amo se resignaría en silencio y me dejaría estar con ella. Sería mía. Él diría "estoy bien", pero sé perfectamente que estaría mintiendo.
Todas las noches desde entonces la pienso y cuando fantaseo es siempre con sus ojos mientras me pregunto qué hubiera pasado si esa noche no la hubiera juzgado tan rápido, de no presentársela a mi hermano y dejarla sólo para mí. Por lo menos mi querido Gumball es su esposo. Conservo sus hermosos ojos en mi vida…
Fin del Flash Back.
Volvamos a la boda. Mi hermano la toma de la mano y ambos sonríen, esperando lo siguiente que tenga que decir, los invitados están entusiasmados, tienen las copas en alto y también esperan por mí. Yo debo respirar hondo para calmar mi dolor, pero de igual forma las lágrimas brotan en cuanto continúo con el discurso.
— ¡Por la novia! —grito fingiendo la sonrisa. Me acerco a mi hermano, y él ya venía de camino hacia mí—. ¡Por el novio! —Las lágrimas me nublan la vista. Gumball también está llorando—. ¡De parte de tu hermana, que siempre está a tu lado!
Mi hermanito se secaba las lágrimas y todos los presentes repetían mis palabras alzando las copas.
— ¡Por su unión, y la esperanza que nos dan! —grité—. Que siempre estén satisfechos. —Me había alejado un poco de él fundiéndome con las demás personas.
Ya no podía seguir cerca sin sentir como algo dentro de mi laceraba mis entrañas.
Todos los felicitaban y ellos se desvivían en abrazos, dejando claro a la gente que eran una bonita pareja de recién casados. Sé muy bien que él será feliz a su lado, tan bien como sé que ella nunca estará satisfecha… Yo nunca estaré satisfecha…
