Advertencias: un Makoto algo folclórico a veces xD y bromas así de estúpidas.

Aclaraciones: Ninguno de estos personajes es mio, porque si lo fueran, ya se sabe, el anime tendría rating +18

Esto es un relato yaoi, es decir, chico x chico, así que si no te gusta, primero: no se que coño haces buscando en la sección de fanfics de Free xDD; y segundo: pues eso, dale a la flechita de atrás y lárgate tranquilamente y en paz~


Makoto Tachibana no era un chico pesado. Insistente quizás, protector. Pero no pesado. Al menos el nunca se había considerado así y de echo le fastidiaba bastante si alguien se lo decía.

Pero a pesar de todo aquello, esta vez si que se sentía pesado, un completo plasta, llamando una y otra vez a la puerta de su mejor amigo. ¿Por qué estaba la puerta cerrada, para empezar? Jamás habría imaginado que sus charlas de "Por qué deberías echar la llave por la noche, Haruka" funcionaran con el chico delfín. Vamos, de hecho, estaba seguro que todo aquello por un oído le entraba y por el otro le salía al moreno. Entonces, nuevamente, ¿Qué demonios hacía la puerta cerrada con llave?

Se desesperó un poco, la verdad. Las clases ya habían empezado y el seguía allí, intentando que le abriera, preocupado a morir por el chico. Al final optó por la opción mas sensata e ilegal y le dio la vuelta a la casa por el jardín, mandando a la porra el instituto. ¿Y si el muy inconsciente se había quedado dormido en la bañera?

-¿Haru? ¿Haru-chan?- Su voz se dejó oír preocupada en cuanto hubo pasado por la ventana de la cocina, después de tirar la mochila adentro primero. Ya iba a ser raro que tuviera la casa cerrada a cal y canto. Miró al rededor, fijándose en que la cocina estaba, exactamente, como el la había dejado la noche anterior después de fregar los platos. Haru cocinó, como siempre, y, como siempre, hizo caballa. Los platos aun estaban colocados en la bandeja de plástico junto al fregadero, ya secos después de toda una noche escurriéndose. Trago saliva ¿era cosa suya o la casa estaba muy oscura?
Y de todos es sabido que Makoto Tachibana es un buenazo, nada pesado, protector y...rematadamente cobarde. Un escalofrió le recorrió de pies a cabeza cuando le pareció oír una respiración pesada venir del oscuro pasillo. "AI DIOS, AI SEÑOR, ¡AI VIRGEN DEL CARMEN!*"pensó, notando ya los mismos testículos de corbata. ¡¿Pero dónde estaba Haru?! Tragó saliva, armándose con lo primero que su mano agarró -que resultó ser un cucharón de palo-, y adentrándose en el oscuro pasillo como todo un valiente.

Bueno, mas bien como un chihuahua tamaño caballo, porque el pobre no dejaba de temblar y notaba los lagrimones a punto de caérsele por las mejillas. De nuevo, aquel extraño sonido, aquella especie de inquietante respiración, le llegó a los oídos...¡y venía de la derecha!...¡De...!

-¡Haru-chan!- exclamó con voz aterrorizada. ¡Aquella cosa venía del dormitorio de su mejor amigo...! Armado de todo el valor que jamás pensó que reuniría y blandiendo su cucharón de palo como si de una espada se tratase, Makoto se abalanzó a la oscuridad de aquella habitación, soltando una especie de "IIIIIIH" con voz ahogada...y entonces la luz lo cegó por completo durante unos segundos.

-Makoto...¿Que...estás haciendo...?- La voz de Haruka sonaba cascada, interrumpida por una tos que, una vez que Makoto se dio cuenta de la situación, no le gustó nada. El chico estaba en su cama, medio sentado y con la mano puesta todavía sobre el interruptor de la luz... y su aspecto tampoco agradó al castaño.

Haru tenia las mejillas encendidas y los ojos vidriosos por la fiebre, el pelo húmedo pegado a las sienes por el sudor que esta le provocaba... Estaba claro porque no había ido a abrirle...si parecía que apenas pudiera erguirse. Makoto palideció y soltó el cucharón encima de la cómoda del moreno, corriendo a su lado, recuperándose instantáneamente del anterior -y bochornoso- ataque de pánico. Se apoyó en la cama, a su lado, y sin mediar palabra lo primero que hizo fue tomar a Haru de las mejillas y posar los labios sobre su frente. En seguida comprobó que, efectivamente, ardía de fiebre.
Haruka no replicó, mas que acostumbrado a la cercanía del otro chico, a sus costumbres de "madre devota"... aunque mentiría si dijese que, de un tiempo a aquella parte, no había empezado a sentir ridículos cosquilleos cada vez que el bobo de Makoto le rozaba siquiera. Pero lógicamente no era algo que pudiera apreciarse a simple vista y el estaba seguro de que por ahora el otro no se había percatado.
Cuando el mayor se separó al fin de la piel ardiente del chico le clavó aquellos ojazos verdes, indignados y preocupados.

-¿Por qué no me has avisado?- le espetó, aunque lo que mas sentía era miedo por él, no verdadero enfado.

-Solo es...un catarro- respondió con su tono monocorde de siempre...aunque su voz tomada por el resfriado solo consiguió que Makoto frunciera un poco mas el ceño.

-Te has vuelto a meter en la piscina esta noche ¿verdad? ¡Haruka! ¿En que demonios pensabas? ¡ya estamos en pleno otoño! ¿Es que quieres matarte?
Normalmente la habilidad de Makoto para leerle era una ventaja, una comodidad, pero en aquel momento Haru fue incapaz, como pocas veces, de sostenerle la mirada...y no solo por que le escocieran los ojos a horrores a causa de la alta fiebre. Eso ya fue el acabose para el castaño, que se levantó de la cama serio y con el ceño fruncido como rara vez ponía. Por eso estaba la puerta cerrada ¿no? Porque no quería que le pillase. En otro momento aquella actitud traviesa del chico le habría resultado divertida, adorable, pero ahora estaba demasiado enfadado con él.

Demasiado preocupado mas bien.

Sin decir una palabra mas el alto de los dos salió de la habitación y se dirigió al cuarto de baño, a la enorme bañera, para empezar a llenarla enseguida. Mientras la tina se iba llenando de agua abrió las persianas de la casa, dejando pasar al fin la luz. Maldita sea ¡había pasado horas jugando entre aquellas paredes cuando eran niños! ¿Cómo podía haberse asustado tanto?!

Mientras Makoto hacía y deshacía por la casa Haruka había vuelto a dejarse caer en el colchón, suspirando pesadamente, tosiendo después. No le gustaba tener al mayor enfurruñado con el, no era natural... aunque, quizás, el hecho de que se desviviera hasta aquel punto por su persona le hiciera sonreír solo un poco. Las comisuras de los labios curvadas nimiamente hacia arriba, ...quizás. Debería sentirse mal y en realidad estaba encantado con la situación. Vaya, puede que fuera un poco mas retorcido de lo que el mismo pensaba, porque aquello parecía mas propio de Nagisa ¿No? Eso de enfermar para que el chico que te gusta cuide de t...

Cerró los ojos con el ceño fruncido y gruñó algo, ocultando su rosto aun mas sonrojado contra la sudada almohada. Para empezar él, definitivamente, no se había puesto malo a posta. Tan solo se había levantado a media noche con unas ganas irresistibles de sumergirse en el agua. Y puede que por el camino sintiera el frió de la noche y recordara que, pasara lo que pasase, Makoto estaría ahí para cuidarle si se acababa acatarrando. También puede que a la vuelta, ya moqueando, se sintiera culpable por aquellos pensamientos y terminara cerrando la casa para no importunar al pobre chico. Que idiota, como si una puerta cerrada pudiera detener a "Mamá Mako", como lo llamaba Nagisa de vez en cuando. Y ahora lo tenía refunfuñado de aquí a allá mientras el tenía la cabeza como un bombo a causa de la fiebre y solo podía pensar en bobadas...Como en lo guapo que estaba el castaño con el ceño fruncido, para variar.

-Bébete esto- su voz sonó mas cerca de lo esperado así de repente ¿que había pasado? ¿Se había quedado dormido sin darse cuenta? Cuando Haruka miró y logró sentarse- bizqueando- se encontró con los ojos dolidos e indignados aun del otro chico, que le tendía un baso lleno con algo caliente.- Para que te baje la inflamación de la garganta- murmuró con aquel tono serio y autoritario que rara vez usaba... y nunca con el. Si que estaba enfadado ¿verdad?

A simple vista nadie habría dicho que hubo un cambio en la falta de expresión habitual que tenían los ojos azules de Haruka Nanase, pero para Makoto eran tan fácil de leer...

-No me mires así, Haru- replicó sin necesidad de que el moreno dijese nada primero. Suspiró, observando como el chico bebía aquella medicina y arrugaba un tanto la nariz, casi imperceptiblemente, como hacia cada vez que algo no le gustaba. Haruka había vuelto a agachar la mirada, con el ceño nimiamente fruncido...y ver que se sentía culpable no hizo sentirse mejor al castaño. Makoto no era así, de echo aquello solo consiguió que le dieran ganas de abrazarlo y decirle que no pasaba nada, que el le cuidaría hasta que se pusiese bueno. Las mejillas se le encendieron instantáneamente. Siempre había sido un chico cariñoso, pero últimamente su cabeza estaba llena de pensamientos así de bochornosos solo para con Haru. Se mordió el labio inferior sin darse cuenta, mirándose las manos fija e intensamente mientras esperaba a que su amigo terminase de beber... atrayendo la atención de este en seguida.

¿Qué le pasaba? no saber que era lo que pasaba por aquella cabecita castaña era algo nuevo para Haru. Normalmente se leían el uno al otro con facilidad, pero en aquel momento, como pocas veces, el chico de ojos azules no tenía ni idea de lo que pasaba por la mente de su amigo.

-¿Ma...?- comenzó, con el sabor amargo de la medicina aun en el paladar. Pero Makoto le interrumpió levantándose y quitándole el vaso suavemente de las manos.

-¿Puedes levantarte solo? A la bañera, vamos. Hay que quitarte el sudor- ¿era cosa suya o la voz del castaño sonaba algo avergonzada? Haru lo miró fijamente, con su falta de expresión habitual, aunque el otro notara su intensidad fácilmente. Ahora era el moreno el que estaba preocupado, pese a la fiebre. ¿qué...? ¿por qué Makoto de pronto evitaba sus ojos? Aunque no pareció tener problemas en tocarle. Le paso un brazo por la baja espalda y lo ayudó a levantarse...porque aunque Haru pensaba que no era para tanto, la verdad es que el suelo le dio vueltas en cuanto se puso en pie y de no haber sido por el otro - Makoto, su pilar- se habría caído de bruces al suelo.

Sin que ninguno de los dos dijera nada, el castaño lo ayudó a llegar al baño, cada uno sumido en sus propios pensamientos. Makoto notaba el cuerpo de Haruka mas cálido que de costumbre, a ciencia cierta por la fiebre. Lo sintió frágil como pocas veces y su ceño se frunció sutilmente, mordiéndose el labio, cuando lo apretó un poco contra si sin querer...como si su cuerpo se disculpara por ser duro con él sin su permiso. A Haru aquello le hizo volver a mirarle para encontrarse con que seguía sin poner sus ojos verdes en el...y quiso decirle algo, pero de nuevo el otro le interrumpió cuando apenas abría la boca.

-a ver, apóyate en el lavabo para desnudarte, eh, voy a meter las sábanas en la...la lavadora, si. - ¿eh? ¿estaba nervioso? ¿por qué? desconcertado, Haru obedeció y se agarró al lavamanos, observando con sus ojos azules como Makoto le daba la espalda para salir del baño. Y sabía que era una tontería, pero se sintió extrañamente solo. Habría ido con el de no tener la cabeza como un bombo. Suspirando, empezó a desabotonarse el pijama despacio, mirando su reflejo en el espejo, escuchando el sonido del agua caer en la bañera, llamándole. Estaba pálido, exceptuando el sonrojo que la fiebre le provocaba...
No le gustaba aquella situación, eso de que su amigo no le mirase a los ojos... esta vez había metido bien la pata ¿no? Makoto nunca había estado tan enfadado con él, no hasta aquel punto. Lo que el pobre Haru no sabía era que lo que menos sentía ya el mas alto de los dos era enfado. Se le había pasado casi en seguida...lo de ahora era distinto. Mientras metía las sábanas de Haru dentro de la lavadora no podía dejar de pensar en sus ojos, brillantes por la fiebre, en lo adorable que le había parecido al mirarle con aquel deje culpable. Por dios, le habría besado en aquel mismo momento...y aquel era un pensamiento nuevo para él.

A ver, quería a Haru, mucho, muchísimo ¿pero de aquella manera...? sus hombros se hundieron con derrota mientras echaba el detergente en su lugar correspondiente. No le gustaba enfadarse con el, pero definitivamente era un sentimiento mas fácil que aquello. Sacudió la cabeza, palmeándose las mejillas una vez puso aquel trasto en marcha.

-espabila Tachibana- se dijo a si mismo en susurros- ¡has visto demasiados doramas con tu madre!

Y en aquel momento escuchó algo salpicando con fuerza junto con un golpe seco. Se le olvidaron todas aquellas tonterías en el momento, volviendo a echar a correr para llegar al baño enseguida, encontrándose con lo que se temía. Haru se había caído dentro de la bañera de mala manera, con la ropa interior a medio bajar y las piernas mal apoyadas en el borde de la tina. Parecía que no se había hecho mucho daño, que era mas el estropicio de haberlo salpicado todo. Pero aun así Makoto se agacho al borde, a su lado, para sujetarle la cabeza y...

-¡¿estas bien?! ¡¿Te duele algo?!¿PINGÜINOS FLUORESCENTES?!- soltó sin pensar refiriéndose, claro esta, a los estridentes calzoncillos que Haru se había estado quitando.

-Un...regalo de Nagisa- murmuró el otro, algo aturdido, parpadeando un tanto para enfocar la asustada cara de su amigo que poco a poco, fue recuperando el color...la sonrisa. Vaya, por fin le miraba a los ojos.

-¡De quién si no!- exclamó el contrario, mirándole aun con cierta alarma...aunque en seguida rompió a reír ¡por Dios! ¡no podía creer que Haru usara ropa interior tan ridícula! ¿Es que no tenía ojos en la cara?! No es que el fuera un gurú de la moda, pero estaba seguro de que ni el mismo Nagisa se pondría una cosa así. Seguramente había sido una broma y Haru, siendo como era, ni se había dado cuenta.

Le soltó, agarrándose al borde de la bañera para no caerse mientras no podía parar de reír, con aquella risa masculina y escandalosa que tenía...y Haruka no pudo apartar los ojos de él, con ese brillo especial que le iluminaba la mirada muy de vez en cuando. Aquello estaba mejor, mucho mejor. Se alegró tanto de que no estuviera enfadado con él que se movió solo, sin darse ni cuenta.

...Y juntó los labios con los del mayor sin decir nada, habiéndose acercado a el despacio mientras este seguía riéndose, casi a lágrima viva.

"Suave" penó, con los ojos cerrados y las mejillas sutilmente encendidas, no solo por la fiebre, obviamente. Suave y dulce. Makoto olía bien. Olía a lugar seguro, a chico, a desodorante. A Makoto.

Y al pobre muchacho se le cortó la risa de pronto, ahogada por aquel beso de improvisto. abrió sus ojos un poco mas, impactado, sin ser capaz de reaccionar de ningún modo. De hecho... ¿estaba respirando? "Mierda, ¡¿cómo se respiraba?!". Haruka lo noto y se separó de él, cortando aquel suave contacto y mirándole con sus ojos azules, ligeramente mas brillantes que antes.

-Makoto, Aspira y expira.- le explicó con paciencia, dándole tiempo a digerir algo que ninguno de los dos había planeado. Y aunque su corazón ahora le latía furiosamente contra el pecho no se arrepintió de lo que había hecho. Besarle había resultado casi mas delicioso que comer caballa. al menos así, de primera instancia. Y sintió alivio a algo que hasta entonces no había querido pensar que sentía.

El castaño le miró con cara de pasmado, comenzando a ser consciente a penas de que sí, Haru acababa de besarle y además se estaba quitando aquellos estridentes calzoncillos sin decir nada... con la boca, porque sus ojos claramente le estaban invitando a acercarse por si mismo. Vamos, que en resumidas cuentas tenía a Haruka Nanase desnudo en una bañera pidiendo por mas besos. Quizás esa era demasiada información para alguien como Makoto, o eso empezaba a temerse el moreno al ver que aun no había mayor reacción que unos ojos verdes desorbitados.

Pero entonces ¡por fin! pareció que la vida volvía a él. Le vio inflar el pecho al tomar aire de una vez y sintió sus manos fuertes tomándole de las mejillas, impulsándole hacia él a la vez que el grandullón se acercaba y le devolvía el beso. Haru cerró los ojos con fuerza, al igual que él, y se aferro con las manos a la camisa del uniforme del mayor.
Aquello si fue un beso de verdad. Makoto, mas exigente de lo que ninguno de los dos habría imaginado, se coló entre sus labios sin pedir perdón ni permiso, hundiendo los dedos en el pelo negro y húmedo de su mejor amigo. Haru no vaciló a la hora de responder, acariciando su lengua sin saber muy bien como, dejándose llevar. Y así estuvieron durante un poco mas, enredándose el uno en el otro, estremeciéndose por algo que desde luego había surgido de pronto...

O en realidad no.

No era como si Haru no hubiera fantaseado con aquello antes, o como si Makoto no hubiese sentido celos una y otra vez de Rin, del agua y hasta de las malditas caballas. Si, el era su mejor amigo, quien le entendía sin necesidad de palabras, pero ya no era suficiente. Hacía tiempo que quería ser su centro de atención, el motivo por el que aquellos ojos azules brillaran, y ni siquiera él se había dado cuenta.
Quizás aquello llevara gestándose meses, ¡puede incluso que años! y solo estuviera esperando el momento idóneo para estallar en la cara a ambos. Y ahora allí estaban, jadeando a causa de la inexperiencia después de un primer beso de los de verdad para los dos. Makoto había apoyado la frente en la de su mejor amigo, notándola arder de fiebre, y Haru le miraba, con los ojos entrecerrados, los labios suavemente abiertos...y fue el mismo el que volvió a acercarse para morder de manera sutil los del castaño.

-Siento haberte asustado- dijo en voz baja y ninguno supo si se refería al susto que se había llevado al encontrar la casa cerrada, a la preocupación por su enfermedad o a aquel beso repentino y sin motivo aparente. El caso fue que a uno le dio por reír por lo bajo y a otro por sonreír de aquella forma nimia tan suya, demasiado nerviosos quizás.

- Bueno, tampoco es muy difícil hacerlo- replicó el mayor, restándole importancia con aquella verdad como un templo, mirándole con una luz nueva, un brillo diferente en su mirada.

-Lo siento- volvió a disculparse el moreno con su tono siempre monocorde... subiendo una mano para acariciarle la mejilla, la linea de su mandíbula. Y Makoto adoró el gesto, sintió hasta las mariposas en el estómago que siempre mencionaban en aquellos doramas cursilones que tanto le gustaban a su madre y a Ran -y, a saber por qué, sospechaba que también eran del gusto de Rei- y que el pensaba que eran una leyenda urbana o algo por el estilo. Esta vez se limitó a negar suavemente con la cabeza, volviendo a inclinarse para buscar mas de aquel nuevo contacto, posando la mano sobre la que Haru tenía en su mejilla...

"RAAAAGE ON MABUSHII HIKARIIIII~!"**

La voz del vocalista de OLDCOEX -que a Haru siempre se le había hecho extrañamente familiar***, por cierto- los interrumpió de golpe y porrazo, haciendo que Makoto "Corazón de pajarito-kun****" diera un bote exagerado y se levantara para ir corriendo a buscar su móvil. Se lo había dejado en la mochila, tirada en el suelo de la cocina y la verdad es que en aquel momento se reprendió por no haberlo puesto en silencio ¿pero como iba a saber el que una cosa así pasaría?

Mientras Makoto se largaba a contestar al teléfono Haruka suspiró y se relajó en el agua todo lo que le fue posible. Estaba templada, no demasiado caliente ni demasiado fría, lo justo para no afectar a su fiebre y hacerle sentir a gusto. Como siempre, Mamá Mako estaba en todo.

-¿Nagisa?- de verdad que esperaba que aquel agudo que se le había escapado en la voz no resultara muy evidente. Makoto tragó saliva y cerró los ojos, intentando calmar los latidos frenéticos de su corazón, su respiración acelerada. No tardó en escuchar el tono quejicoso del chico rubio al otro lado de la linea.

-¡Mako-chaaaaaan! ¿Se puede saber dónde estáis? ¡vuestra tutora a venido a mi clase a pedir explicaciones...!- se quejó el rubio. Makoto empezó a hacer reverencias como si el menor pudiera verle, sonriendo apurado de igual forma.

-Aaah ¡lo siento, perdón!- soltó apurado- haru esta acatarrado, así que me quedaré a cuidarlo ¿Puedes decírselo a Ama-chan? Seguro que ella lo entenderá...!

-Vaaale, vale. ¿pero por qué has tardado tanto en responder? ¿Le pasa algo malo a Haru-chan?

Makoto se sonrojó de golpe.

-¿e-eh? ¡F-fiebre! ¡s-solo un poco de fiebre! hehé...¡nada que no pueda manejar...!- por favor, que no se lo notara en la voz, ¡que no se lo notara!...

-Mmmn...-y, efectivamente, la voz de Nagisa sonó a sospecha. Makoto tragó saliva, notando el nudo de la corbata del uniforme apretándole como nunca.- muuuy bien...¡te dejo a cargo, mamá Mako!

Y justo cuando el castaño ya respiraba tranquilo y se disponía a despedirse, volvió a escuchar la cantarina voz de su amigo rubiales.

-¡Pero no lo dejes muy agotado!- y colgó.

-¡¿E-EEEEEEEEEHHHHHH?!- el chico se separó el móvil de la oreja como si quemara, mirándolo como si de un instrumento del mal se tratase. ¡Maldito e intuitivo Nagisa...! ¡N-no, no podía ser que lo supiera...! ¡Era imposible! ¡si ni siquiera él sabía lo que sentía hasta hacía pocos minutos...!

-Makoto.- la voz monocorde de Haru llamó su atención desde la puerta de la cocina...y allí estaba el, solo con la toalla cubriéndole la cintura. Parecía que el baño y la medicina habían surtido su efecto, porque la verdad es que no le había costado salir de la bañera y seguir su voz hasta aquel lugar. Y ahora le miraba desde allí, fijamente, con sus ojos azules esperándole.

-E-era Nagisa...- murmuró el mayor, sonrojándose con fuerza. Estaba harto de verlo casi desnudo cada día en la piscina...o cada vez que se despelotaba para meterse en cualquier recipiente lo suficientemente grande...y sin embargo aquella situación era muy diferente, porque por algún motivo notó su cuerpo tensarse ligeramente mientras sus ojos verdes recorrían las gotitas de agua que perlaban la piel del moreno.

Haruka ya sabia quien era solo con haberle oído gritar, como también sabía a lo que aquellos ojos verdes miraban tan fijamente...sintió un delicioso escalofrío bajo su mirada y no se lo pensó dos veces antes de soltar la toalla y dejarla car al suelo. Makoto estaba a medio terminar algo como "te vas a poner peor" pero las palabras murieron en sus labios conforme la tela mojada iba cayendo al suelo. Dejó el móvil sobre la encimera y Haru entrecerró sutilmente la mirada, girándose hacia el pasillo.

Makoto lo siguió hasta su habitación como hipnotizado, notando el calor treparle desde el bajo vientre a cada paso que lo acercaba a aquella piel suave y desnuda, pujando por ser acariciada...

Y, esta vez, había apagado el móvil antes de soltarlo.


*: vale explico la broma de la Virgen del Carmen. Mi ciudad, como la del anime, es un lugar costero, y aquí ella es la patrona de los marineros. No se, en mi cabeza la relación era graciosa, no me apuñaléis por esto xD

**: obviamente, el opening del anime XD

***: el vocalista es el mismo seiyuu que dobla a Makoto, BA DUM-TSS soy TAAAAAN GRASIOSSSSSA

****: cuando alguien se asusta con facilidad, por aquí decimos que tiene el corazón como el de un pajarito :P


¡Muchas gracias por llegar hasta aquí y leerlo entero! La verdad es que tengo mis dudas sobre si escribir el lemon o no. Estoy acostumbrada a escribirlo en rol, pero no se como me quedaría de forma narrativa. Todo depende de los reviews que me lleguen! xDD

ASÍ DE MALVADA SOY

Con lo que, si llegamos a los 10 reviews, escribiré el lemon de regalo XD, así que ale ale, ¡a hacerme feliz!

P.D: Nagisa cockblock mode, para no variar xD Yo lo considero muy inteligente, algo así como un lobo con piel de cordero, muy intuitivo. Seguramente el fuese el primero en darse cuenta de lo que sentían el uno por el otro y por eso no le costó nada sumar dos y dos.