Konichiwa! nOn...nuevamente aquí vengo con otra d mis historias xDDD...primero que nada agradecer todo el apoyo brindado por uds en ángel y esperando que este fic también sea de su agrado sin mas ni mas les dejo el primer capi n.n

Disclaimer: Inu y CO no me pertenecen si no a la sensei Rumiko Takahashi, solo los tomé prestados para este fic y su entretención.


1. Palabras de tristeza

La batalla final ya había sido ganada, todos fueron vengados, los muertos, los que perdieron a su familia, e incluso los que ni siquiera tenían que ver con aquel grupo de yuokais, hanyou y humanos que perseguían al odioso ser de ojos rojos que tanto daño les había causado en tiempos pasados y presente.

El invierno estaba ya sobre el Sengoku, los paisajes se veían llenos de nieve, una sustancia que hacía ver los árboles como verdaderos algodones, gordos, esponjosos pero que si los tocabas se caía poco a poco.

Los lagos congelados daban cuenta del frío que hacía, claramente no era la mejor época para pelear pero ellos no habían tenido otra opción mas que esa, pues siempre lo hicieron y no se iban a detener en el momento culmine cuando todo estaba saliendo a su favor por fin.

Lo destruyeron a un precio que pareció caro en un momento, con todos heridos pero con su querida amiga salvando otra ves al hanyou de las garras de su más odiado enemigo, todo porque el estaba preocupado de ver si su antiguo amor se encontraba aún con vida después de que Naraku inyectara en su cuerpo hecho por barro y huesos su veneno, lo cual la debilitó claramente, su rostro estaba pálido y las almas a veces en ves de entrar salían de ella sentenciándola a la muerte.

Fue en ese pequeño descuido en el que la joven miko de la época actual se lanzó para protegerlos, Inu Yasha se dio cuenta demasiado tarde pero gracias a Kouga la joven no murió con el ataque recibido en su delicado cuerpo.

No dejó que la tocara cuando la batalla terminó, la alejó del hanyou diciéndole que por su culpa ahora Kagome se encontraba mal herida, lo cual fue un puñal para él quien ahora comprendía el error que había cometido. En una pelea con Naraku descuidarse aunque fuera por un segundo era para poder perder la propia vida o arriesgar la de los demás, era un ser traicionero que se aprovechaba de las debilidades y por ende de los errores que cometían cuando se encontraban con él.

El cielo continuaba gris, un gris como las cenizas, oscuro, con nubes completamente negras, con otras blancas, jugaban con estros tres colores a su voluntad, los combinaban como querían y le podían dar un aspecto mágico y a veces aterrador. Poco a poco pequeñas gotas de cristal comenzaron a caer sobre las aldeas, todos se refugiaron en sus casas, con un plato de sopa caliente y un fuego junto a la familia.

El día continuaba pasando y la joven no respondía ante las atenciones de la sacerdotisa Kaede, solo temblaba pues estaba muy descubierta y el frío le llegaba hasta los huesos pero gracias a él la herida no sangraba más de la cuenta.

Todos se encontraban a su alrededor, inclusive el joven lobo quien si ya bien sabía que Kagome jamás podría ser su mujer pues amaba a otro, la quería como una buena amiga y jamás le perdonaba a Inu Yasha los errores que cometía por personas que no valían la pena.

Lo que todos mas detestaban esque Inu Yasha había tenido el descaro de llevar a Kikio a la cabaña para que Kaede intentara hacer algo por ella, y como era su hermana no pudo evitar curarla e intentar poner una pócima en su ya desgastado cuerpo, estaba con múltiples quiebres que podrían arreglarse sin problemas pero….el veneno era algo mucho más complicado de sacar.

Todos lo miraban con un dejo de dureza, si una infinita dureza que le recriminaba todo lo que estaba haciendo, Kagome se había casi sacrificado por él y no le prestaba atención si no que seguía cuidando a su antiguo amor para que no tuviera frío pues aparte de lo pálida que se encontraba estaba helada.

La piel de Kagome se había comenzado a poner blanca, sus labios perdieron ese tono rosa que Kouga muchas veces quiso probar pero que no se atrevió no por esa molestia bestia, si no porque comprendió que si lo hacía perdería cualquier contacto con la miko, tanto de amistad como de cariño y no lo permitiría, ahora se encontraban medios morados, sus ojos no se abrían, sus labios estaban inertes y no sonreían, a él le gustaba mucho esa sonrisa pero ahora no se encontraba, por más que intentaba buscar la joven que el conocía no podía reconocerla, esta ves su rostro tenía el semblante de tristeza, una profunda tristeza.

Miroku cambiaba los paños de la joven para que no tuviera fiebre y Sango sostenía a un preocupado Shipo y mantenía a Kirara a su lado para que con su cuerpo pudiera darle calor a Kagome quien se encontraba recostada con ella y Kouga…Kouga mantenía la mano de la miko entre las suyas, las sentía heladas y se encontraba muy preocupado.

Esto no solo causaba celos en el joven hanyou de plateados cabellos, si no también un odio contra ese lobo que no podía controlar, pero nada podía hacer, en sus piernas se encontraba Kikio y no la apartaría de su lado. Se encontraba confundido, pero nadie lo ayudaba mas que Kaede, hablaban entre ellos y lo molestaba, el podía escucharlos y de ves en cuando a más de alguno se le salía un comentario en contra de la mujer que el protegía, solo les mandaba una mirada fría y ellos no le prestaban atención, realmente se encontraban molestos y él comenzó a pensar que sin ellos se sentiría mas tranquilo.

El cielo comenzaba a opacarse cada ves más, no quedaban nubes blancas, solo grises y unas tan negras como el mismo mar cuando el manto de la noche lo cubría delicadamente, entonces comprendieron que se hacía de noche, y el frío en ves de disminuir, aumentaba, Sango y joven lobo salieron un momento y descubrieron que estaba nevando nuevamente, la temperatura estaba muy baja y además un fuerte viento se hizo presente meciendo los árboles que aún tenían algunas ramas sin nieve, se llevaba las cosas livianas que encontraba a su paso y las llevaba a un rumbo desconocido.

Ya nadie se veía fuera, todos intentaban buscar calor dentro de sus hogares y esa cabaña no era la excepción.

Iré por leña –comentó el joven de verdes ojos que se puso una manta de piel y caminó hacia la puerta-

Espera Kouga de seguro eso podrá cubrirte del frío pero no de la nieve, lleva esto….-la hermosa exterminadora se levantó con algo de dificultad por algunas heridas en su estómago que no era de gravedad y le pasó al lobo un sombrero hecho de paja pero que le serviría para que no molestara en su vista-

Arigato Sango – antes de salir dio una mirada llena de odio al hanyou el cual se la devolvió, no prestó importancia y salió del lugar generando un tornado para volver luego con la leña que hacía falta.

El ambiente era tenso, la anciana Kaede debía partirse en dos curando por una parte a la miko y por otra a su hermana mayor, Sango se recostó un momento al lado del monje quien la abrazó dándole calor esperando que Kouga volviera. Ninguno miraba a su amigo, habían impuesto un muro de cristal entre ellos y él, parecía indiferente pero por dentro moría de rabia, quería gritarles y darles a entender el porqué de sus acciones, aunque a veces ni el mismo las comprendía del todo.

Todo oscureció, las nubes negras se hicieron todas presentes y daban al cielo un aspecto de un gran agujero, un agujero sin fondo en el que todos caerían si se descuidaban, la noche por fin había cubierto el Sengoku con su manto, habían muchas estrellas y la luna se encontraba media, pero nada de eso podía verse, las nubes no querían que observaran ese hermoso espectáculo, estaban celosas y lo querían solo para ellas.

La miko comenzó a abrir poco a poco sus ojos ante la alegría de la mayoría de los presentes, aún se encontraba débil pero sus ojos se dirigieron directamente hacia la mujer que su amado traía en sus brazos, el se encontraba bien y eso le bastaba para estar tranquila, quiso sentarse, vio que Kikio estaba muy débil y debía ayudarla, no podía dejar que muriera otra ves, no quería ver a Inu Yasha triste por perder a la mujer que amaba, aunque esto le rompiera el alma en mil pedazos.

En ese momento Kouga iba entrando y al ver a la chica de pie soltó la madera que sus brazos cargaban y fue hacia ella tomándola de los hombros y reprochándola por haberse levantado en aquel estado. La joven sonrió al verlo tan preocupado y puso su mano en su rostro dándole un pequeño gesto de gratitud, con mucha dificultad logró avanzar hacia Inu Yasha y cayó de rodillas ante Kikio. Todos la miraban sorprendidos y aún no creían que fuera capaz de salvarla, nadie jamás comprendería a Kagome, eso estaba claro.

El hanyou en un principio creyó que la chica podría hacerle algo pero esta solo sonrió, fue una sonrisa mecánica y llena de melancolía, podía sentir que Inu Yasha desconfiaba de ella, tanto era el valor de la promesa que le hizo, de que se quejaba, estar allí era su decisión. Puso sus manos en el pecho de Kikio y ante la mirada atónita de todos cerró sus ojos mientras una luz medio morada/rosa comenzó a transmitirse desde sus pálidas manos. Al mismo tiempo del cuerpo de la miko iba saliendo una sustancia espesa, que se transformaba en humo, en un principio era morado pero después se transformaba a casi negro, comprendían que trataba de sacar con sus pocas energías el veneno del cuerpo de la mujer.

Una ves que terminó cayó al suelo ante la mirada sorprendida y preocupada del hanyou quien solo mencionó su nombre pero que el joven lobo tomó en sus brazos para gruñirle que era un idiota y luego poner a Kagome con Kirara y darle los cuidados necesarios.

Esa noche fue una de las mas largas que tuvieron todos, cuidando de la joven y recriminándole por haber hecho tal acto de bondad con una mujer que quizás jamás haría algo así por ella, era Kagome….nadie podría cambiarla.

La nieve se detuvo, pero los caminos eran casi inaccesibles, metros de nieve se ponían sobre el césped y las caminatas eran dificultosas, la comida era guardada para que no se estropeara tanto con el frío y pudiera ser usada en el día y en los siguientes.

La mañana fue agitada, la que despertó fue Kikio, en un principio no tenía noción de donde se encontraba, ni quien la sostenía en sus brazos, pero cuando vio unos dorados ojos que la miraban con preocupación y un brillo de alegría pudo saber que era el hanyou que respondía al nombre de Inu Yasha, dio vuelta su mirada y vio a Kaede y a 4 sujetos que la miraban con mucho rencor, no les dio importancia y se levantó, pidió al joven que la acompañara y este sin reprochar salió del lugar sosteniendo a la mujer para que no cayera por su debilidad.

Dentro todos volvieron a ver a la joven miko quien aún no se reponía del gasto de energía que hizo la noche anterior. Pareciera como si todos los esfuerzos fueran inútiles.

Ya era media mañana, calcularon, unos leves y tímidos rayos de sol pedían permiso para intentar animar aquellos corazones tristes y dar aunque fuera un poquito de calor, pero las nubes no querían y muy de ves en cuando lo dejaban asomarse para cumplir con su misión. De él aun no se sabía nada, de seguro seguía con la mujer esa pues no quería dejarla.

Era la verdad tuvo que pelear bastante con ella pues no se sentía seguro de dejarla a merced de cualquier demonio, hasta que comprendió que si se quedaba allí solo sería una molestia y le prometió volver para saber como se sentía, la mujer solo sonrió fríamente mientras recibía almas que sus serpientes habían cazado para su regreso de la batalla.

Al llegar a la cabaña encontró a Sango, Shipo y Miroku fuera de esta, le estaban impidiendo el paso pero debían hablar las cosas estaban llegando demasiado lejos.

No entiendes lo que hiciste –comenzó Sango-

No sé a que te refieres háganse a un lado quiero ver como sigue Ka…-fue interrumpido por un pequeño kitzune quien ya se encontraba harto de que la hiciera sufrir-

Baka!...ni siquiera eres capaz de reconocer tus propios errores! Es mejor que no veas a Kagome porque está mejor sin tu presencia!

Pero de que estás hablando pequeño zorro déjame pasar yo sé lo que hago uds son los que molestan con su presencia y sus comentarios!

Ese es tu problema Inu Yasha –replicó calmadamente el monje a pesar de que las últimas palabras que había lanzado su amigo no le fueron de gran agrado- la señorita Kagome se sacrificó por ti, porque no quería que Naraku te dañara, luego le salva la vida a Kikio sin que tuviera que hacerlo y tu no eres capaz de darle las gracias!...-el tono de voz iba subiendo a medida que hablaba, pues no toleraba que el muchacho no se diera cuenta del daño que la hacía-

Ella hace todo esto porque te ama y tú no la tomas en cuenta, ayer desconfiaste de ella Inu Yasha! Y tú crees que no nos dimos cuenta, si cuando se acercó a Kikio la abrazaste más contra ti como si Kagome fuese Naraku como crees que se sintió! Y aún así tuvo la sensatez de quitarle el veneno y no darte un buen golpe que era lo que te merecías! –gritó Sango mientras muchas lágrimas caían de su rostro, estaba verdaderamente preocupada por su amiga y esto era la gota que revalsaba el vaso-

Ustedes cállense no tienen ningún derecho a juzgarme! Lo que yo haga o deje de hacer no es su problema!

Esque no es solo lo que tu dejes de hacer o hagas esque tienes a Kagome sufriendo y eso es lo que no toleramos! –intentó hacerlo entrar en razón el kitzune-

Por favor Inu Yasha recapacita, la señorita te nece…-fue interrumpido por el hanyou-

Yo cuido de Kagome, no se metan en mis asuntos!

Pues ahora solo vemos que te preocupas por esa tonta mujer! –gritó el pequeño al cual solo Inu Yasha no golpeó porque Miroku estaba delante de él-

No hables así de Kikio zorro….no tienes ningún derecho y ustedes dos también!...creen que ayer no los escuchaba! Kikio también merece mi atención, yo le prometí irme con ella y lo haré!

No puedo creer que aún le sigas siendo fiel cuando solo quiere matarte –murmuraba la exterminadora sin dar crédito a sus palabras-

Ya te dije Sango no vuelvas a hablar mal de Kikio!...lo mejor esque uds no se metan manténgase alejados de mi es lo mejor que pueden hacer porque metiéndose en todo esto solo molestan! –ninguno podía creer las palabras que les había dicho, que molestaban, pero si solo trataban de ayudarlo, esta ves las cosas se habían salido de control, ni el mismo hanyou podía entender porque dijo esas terribles palabras contra sus amigos- lo siento pero ahora necesito estar solo –esta ves sus palabras eran calmadas y reflejaban tristeza por lo dicho antes, estaba ofuscado por no saber que hacer se sentía confundido y se había desquitado con las personas menos indicadas, sus incondicionales amigos…por unos momento sintió que no los necesitaba y no sabía si eso le causaba seguridad o una enorme tristeza.

Salió corriendo a toda prisa pues no podía mirarlos a los ojos, se sentía un completo idiota y no era para menos, muchas cosas de las que ellos dijeron eran verdad, solo que no quería admitirlo, no quería admitir que estaba equivocado. Después de mucho correr se detuvo y cayó de rodillas sobre la nieve, presionando sus manos e intentando aclarar su mente.

Sintió que eso no estaba bien pero las palabras eran ciertas, por momentos sintió que su presencia allí solo molestaba y hubiese preferido que se fueran pero después venían a su mente las imágenes de los tiempos que pasaban juntos y sentía una desesperación en su pecho que no sabía como calmar….y lo único que pudo hacer…fue caminar…


Wenop ahí se termina el primer capi...q tal? n-n...espero q les haya gustado...ahora un adelanto del segundo...

"Su rostro estaba pálido, sus ojos cerrados y parte de sus cabellos sobre su rostro, el hanyou la miró con insistencia y su mente le jugó una mala pasada poniendo a Kagome en su lugar, sus labios habían recobrado su rosa de siempre, quería probarlos, veía su rostro y estaba tan angelical que pensó en despertarla de una manera algo extraña. Fue acercando su rostro al de ella y cerró sus ojos dejándose llevar por la imagen que tenía frente a él, se veía tan delicada….

Sus labios tomaron posesión de los suyos en un contacto suave, pero era frío, no sentía la calidez de los labios de la joven miko y se asustó al pensar que había muerto, pero vaya sorpresa que encontró al despertar, Kikio lo miraba fijamente con algo de sorpresa, no esperó despertar de manera tan grata, pero Inu Yasha se veía asustado, su mente había jugado con él y la atracción que sintió por Kagome fue tan grande que por eso la besó, pero…ahora que haría, Kikio pensaba de seguro que ese beso era para ella pero no fue así"

Ahí ta el adelanto como verán a Inu las cosas no les saldrán tan bien y bueno otra triste sorpresita vendrá entre el y Kagome...estaré esperando sus reviews para saber q tal...de antemano grax x leer! nOn...Matta ne! n.n