CAPITULO 1- ESTO NO PUEDE ESTAR PASANDO
Nunca pensó que esto le podía pasar a ella…
Esa misma tarde, se encontraba caminando por las calles de Nerima, volviendo de la escuela, se encontraba un poco molesta porque Shampoo, como siempre le llevaba comida a Ranma que él no podía evitar comer, también le pedia una cita que él no sabía cómo rechazar, y como siempre que lo visitaba una de las locas de la ciudad, como por arte de magia llegaban todos y armaban una gran pelea. Akane harta de esto, se fue de la escuela, ya después arreglaría cuentas con su prometido.
Cuando intentaba controlar su mal humor camino a casa, paso Ranma corriendo a cuatro patas, estaba en estado Nekoken, iba persiguiendo a unos gatos callejeros, mas bien parecía que quería matarlos, Ranma estaba como alterado, quizá el mal humor que le daban sus otras prometidas se le pasaba cuando estaba en estado neko. Como siempre Akane, no pudo resistirse a la idea que lastime a esos animales indefensos y fue corriendo tras de ellos.
Llegaron a un callejón, estaba un poco obscuro y se oían las peleas de los gatos contra Ranma
-Hey, Ranma deja en paz a esos gatos, metete con alguien de tu tamaño.- le avento una piedras para ver si lo espantaba y los alejaba de los animales. Ranma le gruño, nunca lo había visto tan alterado en ese estado, por lo general es muy dócil con ella y siempre busca que lo acaricie, ahora parecía que la estaba rondando, que la estaba olfatenado desde lo lejos, que estaba midiendo el camino para que no se le escape.
Repentinamente y de un salto, llego cara a cara con Akane, asustándola y acorralándola de paso, Akane se sentía asustada, nunca había visto así a Ranma y más porque sentía que no podría controlar la situación.
Ranma empezó a maullar muy fuerte, los demás gatos salieron despavoridos del callejón. –Ranma… tranquilízate… ven… ven gatito- intentaba llamar su atención y tranquilizarlo, que la abrazara si quisiera pero que se calmara.
Ranma se veía alterado. Lo único que hacía era mirarla y olfatear el aire. Akane se asustó más cuando empezó a acercarse de manera lenta, midiendo el espacio para que no se le escapara.
-Ra.. Ranma por favor, tranquilízate, ¿qué te ocurre?- sólo recibía por respuestas maullidos.
Intento escapar, volteó y corrió lo más rápido que pudo, pero Ranma la alcanzó, de un solo salto se trepó a su espalda haciéndola perder el equilibrio y callendo ella de cara al piso con Ranma pegado a su espalda.
Ranma empezó a morder su cuello y maullar a la vez, parecía un gato intentando de dominar una gata en celo, ese pensamiento se cruzó por la cabeza de Akane la asustó más, sabía que estaba en su etapa de ovulación, controlaba eso seguido por los problemas de quistes que tenía. –¿Será posible que en ese estado reconozca cuando estoy en mi periodo fertil? Nooooo Ranma detente, porfavor-
Era lo único que se repetía cuando empezó a sentir como a manotazos torpes, le alzaba la falda del uniforme e intentaba quitar la ropa interior que llevaba.
Ranma estaba feliz, porfin su compañera se encontraba en esa etapa, había esperado pacientemente que alguna vez que se encontrara con ella estuviera en ese periodo, que todo animal con instintos maduros sabía que significaba, aparearse, eso lo hacía feliz, por fin podría estar con su gatita.
Cuando se dio cuenta de las ropas que llevaban los dos, intento quitársela con las garras, era difícil porque no tenía, además que su compañera no dejaba de moverse, pero eso sólo lo excitaba más, ya no veía la hora de entrar en ella.
Oía gritos por parte de su compañera, gritos que no sabía que significaban, intentó morderla para ver si ese gesto le gustaba y dejaba de moverse un poco, pero sólo logró que se moviera más y que intentara de huir.
Por fin, se dehizo de todos los obstáculos que había entre ellos, y entro en ella con fuerza, no escucho que ella gritaba desesperadamente, ya no más, lo único en lo que se podía concentrar era en lo bien que se sentía estar así con ella, con su pareja.
Akane no podía dejar de gritar, llorar y patalear, Ranma le estaba haciendo daño, mucho daño, le causaba dolor, aunque en el fondo siempre quiso hacer el amor con Ranma, nunca lo quiso de esta forma, no se encontraba emocional ni físicamente preparada para lo que Ranma le hacía.
Intentó relajarse, decirse así misma que era Ranma, inconcientemente él la escogía a ella de entre todas, pero no funcionaba, sólo podía sentir dolor y más dolor, Ranma no era nada cuidadoso, era tosco y salvaje, era un animal en todos sus sentidos.
Cuando Ranma terminó y salió de ella, sintió un gran alivio, dejó de doler un poco, pero no podía moverse, estaba entumecida por toda la situación. Ranma se recostó a su costado y empezó a lamer las lágrimas que aún salían de sus ojos hasta quedarse dormido.
Akane aprovecho que él dormía, agarró fuerzas de donde no pudo, se puso de pie, intentó limpiar su ropa que estaba llena de tierra, por suerte no la había roto, al menos el uniforme, la ropa interior estaba hecha tirones, y camino como pudo hacia su casa.
Apenas llegó a su casa entró corriendo sin saludar a nadie, no quería encontrarse con su familia, ni que la vieran en ese estado, estaba segura que no se veía nada bien, entro directo a tomar un baño y lloró, lloró por horas, no podía dejar de llorar, Ranma la había tomado a la fuerza, ella no lo quería de esta forma
-¿y ahora que va a pasar?, Ranma se odiará así mismo si sabe lo que hizo, no querrá acercarse a mi nuevamente, o se casara conmigo sólo por responder a sus actos, no porque me quiera.-
No sabía que hacer, si lo enfrentaba toda la familia se enteraría que había hecho, si lo callaba y llegaban a casarse, él se enteraría que no llegaba virgen al matrimonio. Estaba cansada de pensar, se levantó se vistió y se fue directamente a dormir, no salió de su cuarto hasta el día siguiente, fueron muchas emociones por el día de hoy para ella.
A la mañana siguiente, Ranma despertó en el callejón, se preguntaba porque estaba tan sucio y con los pantalones abajo. Se levantó algo desorientado. No le dio mucha importancia a su aspecto después de todo siempre despertaba herido, magullado, golpeado, con la ropa rasgada y algunas veces tirada por todos lados.
Llegó a casa justo para darse un baño y bajar a desayunar, no sabía por qué pero se sentía feliz, muy feliz, normalmente no despertaba así cuando salía de ese estado, sentía su cuerpo relajado, como si hubiera eliminado energías de una manera placentera.
Cuando Akane bajó a desayunar, él la miro con una sonrisa en los labios, sentía una vocecita en su cabeza que le decía sé amable con ella, es mi mujer, sacudió la cabeza al pensar en el término "mi mujer", Akane aún no era su esposa, mucho menos su mujer, se rio por dentro al pensar en que ella "aun no era su esposa", lo que equivalía a que algún día lo sería. Se sonrojo al pensar en ella y el casado teniendo una vida marital. La miró de reojo, pero ella no le devolvía la mirada, lucía triste, cansada, ojerosa como si hubiera llorado toda la noche.
Durante todo el desayuno y de camino al instituto, Akane no le dirigía la palabra, el asumió que era porque había pasado la noche fuera de casa y que quizá estuviera celosa de que se hubiera quedado con alguna de sus otras prometidas, pensó que debía hacer las paces con ella, después de la escuela lo intentaría.
Había transcurrido un mes, desde aquel incidente, Ranma había intentado hablar con ella todos los días, pero ella sólo podía correr y esconderse de él, no quería darle la cara, no podía verle a los ojos y recordar ese día, tampoco podía decirle lo que había pasado, el jamás se perdonaría asimismo, y ella lo amaba mucho como para verlo sufrir.
Desde hace una semana se sentía mal, las náuseas matutinas, los mareos y el sueño constante la venían molestando, sabía lo que tenía, se lo imaginaba, pero no sabía cómo afrontarlo, ¿Qué le diría a su familia?- Estoy embarazada, pero no se preocupen es de Ranma, el abuso de mí en estado nekoken y no lo recuerda.- No le iban a creer algo así, además que con eso lo único que conseguiría sería casarlos y hacer infeliz a Ranma por el resto de su vida. Tenía que hacer un poco más de tiempo, primero hablaría con él, aún no decidía que decirle, pero sabía que tenía que contarle todo, aunque fuera doloroso para él, un embarazo no lo puede afrontar ella sola. Había tomado una decisión, esta noche hablaría con él.
Después de todo un mes que Akane huía de él, se limitó a tratarla con la misma indiferencia que ella le trataba a él, ya no la esperaba a la salida de la escuela, ya no intentaba hablar con ella, pensaba que ella no quería saber nada de él. Algún día iba a tener que hablar con ella y hacer que le explique de una buena vez que diablos le pasaba ¿acaso querría romper el compromiso?, era lo único que pasaba por su mente últimamente.
Cuando llegó a casa saludo a Kasumi y se quedó en la cocina a buscar algo de comer, en eso siente que ella llega y saluda muy normalmente a Kasumi, pero cuando se encontró con él se le queda viendo con algo de temor, como si le ocultara algo, esa situación ya le estaba molestando, así que decidió que era el momento de enfrentarla y preguntarle que le pasaba respecto a él.
-Akane podemos hablar un momento-
Ella se asustó, el sonido de su voz la paralizó y la hizo recordar aquella tarde en el callejón, empezó a temblar, estaba entrando en pánico.
-Akane estas bien, estas pálida, Ranma ayudala a llegar a su…Akaaanne-
Las palabras de Kasumi fueron interrumpidas por el desmayo de Akane
-¡Ranma llevala a su cuarto, rápido!-
¡Kasumi, esta sangrando mira, llama una ambulancia! Lo decía señalando la entrepierna de su prometida.
Cuando Akane despertó, estaba demasiado cansada, los parpados le pesaban, miro con dificultad a su alrededor y sólo pudo ver a Kasumi leyendo un libro sentada a su lado.
-Kasumi, ¿qué pasó?- Kasumi no la miro, solo dejo el libro en su regazo y con la mirada perdida le dijo: -Cuando pensabas decírnoslo-
-Decirles que- Akane estaba asustada, no sabía a qué se refería su hermana, si a su embarazo o a lo que Ranma le había hecho.
-No te hagas Akane, ¿desde cuando frecuentas otro chico?-
-¿Qué?- la mención de otro chico en su vida, la paralizó, ella pensaban que estaba embarazada de otro.
-¿Qué desde cuando frecuentas a otro chico, desde cuando engañas a Ranma, desde cuando nos engañas a todos nosotros?
-Kasumi, yyo noo…..-
No pudo terminar de decir lo que quería, en ese momento entro su padre junto con su hermana Naviki, no se veían ni preocupados ni alegres de que haya despertado, se veían decepcionados y molestos.
-No puedo creer que hayas hecho algo así, Akane, tu estabas comprometida a Ranma, cómo pudiste hacerle eso, como nos hiciste eso a todos.-
-¿Ranma?, ¿él piensa lo mismo que ustedes?-
-El está mucho más decepcionado de ti que todos nosotros juntos, ahora ya sabe porque tu indiferencia desde hace un tiempo, no puedo creerlo hermanita, tenías un amante, que desfachatez.-
Para Akane esa palabra le cayó como un balde con agua. -¿Un amante?.- No podía articular palabras, ni siquiera podía articular pensamientos completos.
-Ya basta Naviki… Akane eres mi hija, y por eso no te voy a echar de casa, pero quiero que estés casada antes de este fin de semana o lo haré, tu condicón es delicada en estos momentos según los médicos, pero necesitas saber que Genma y Ranma siguen siendo invitados en nuestra casa, y lo seguirán siendo siempre en compensación a tu falta, He decidido que Ranma herede el dojo, de todas maneras, lo quiero como a un hijo, y tu…. Tu nos has desilusionado a todos.-
-Papá… no es así, no es como piensan.-
-¡Akane ya basta!... No quiero saber nada de ti o … o tu… noviecito o…. de ese niño que llevas… es una vergüenza lo que has hecho… y ya lo sabes casada antes del fin de semana…Por otro lado Ranma no ha aceptado en compromiso a ninguna de tus hermanas, ahí se va mi sueño de tener al herdero del combate libre. Y no llores Akane, si tuviste el valor de meterte con cualquiera en la cama, ten el valor de afrontar sus consecuencias.- Decía mientras se retiraban todos de la habitación. Akane no podía evitar soltar lágrimas por las palabras de su padre. Todos pensaban lo peor de ella, nadie se detuvo a preguntarle siquiera que es lo que había pasado realmente.
No podía evitar llorar, no sabía cómo había llegado a esa situación, necesitaba hablar con Ranma y explicarle todo, él la entendería. Intentó ponerse de pie, pero las piernas le fallaron y cayó de inmediato al suelo, no pudiendo levantarse y sintiéndose más desamparada que nunca lloro hasta que las fuerzas abandonaron su cuerpo y se quedó dormida en el piso del hospital.
Hola a todos, aqui les traigo una nueva historia, espero que les guste, y tambien espero sus reviews con pala bras de aliento o crítica, todo vale y todo es considerado.
Besos
Amarilis666
