"Esperaba por ti"

Capitulo 1: Bruce

~oOoOo~

A Bruce, hace años que la soledad lo rodeaba, quizá desde que su esposa murió, era verdad que cuando su hijo Abyo estaba en casa su vida era más activa, y la soledad más llevadera con las aventuras en que él y sus amigos se metían cada día. Pero aquel niño creció y se convirtió en alguien que tenía grandes aspiraciones y decidió irse a ver el mundo y demostrar que podía llegar a ser famoso, abandonando en el proceso a su padre, y desde entonces la soledad se le hacía más prolongada, casi inaguantable.

Por aquella época su mejor amigo le invitaba cada día a comer con él y su hija, la joven Ching, que había estado enamorada de Abyo toda la vida, y quien probablemente siempre lloraría por su partida, pero aun así, ella siempre parecía contenta de tenerlo ahí, le regalaba sonrisas, le platicaba de su día a día, y le hacía sentir que había alguien a quien él le importaba, llegó a platicar con ella sobre sus aspiraciones de aprender arte, mientras él le hablaba de su juventud, de cuando él y Chang, el padre de Ching, viajaban y entrenaban juntos, la veía contenta escuchando sus aventuras incluso emocionada, como si fueran grandes hazañas las vividas.

Eran tardes divertidas, hasta un día en que después de platicar por largo rato, ella dijo que estaba cansada y se fue a su recamara, él se quedó un rato más con Chang, hasta que vio que ya era muy tarde y decidió regresar a la estación de policía. Al salir, no pudo evitar voltear hacía la ventana de Ching, y allí estaba ella mirando al cielo y llorando, pudo verla limpiando sus lágrimas y entendió que tal vez que él estuviera ahí todo el tiempo le impedía olvidarse de Abyo, y eso le dolió profundamente, así que se alejó de ahí.

Después de eso, Bruce se paseaba durante el día por la aldea, dejando la comisaría sola, después de todo, no había delitos tan seguido y casi siempre estaba vacía, pero al llegar las tres de la tarde él se dirigía a su puesto y se quedaba ahí hasta el anochecer, si es que no había alguna emergencia.

Nadie notaba que se quedaba durante horas viendo por la ventana, inquieto, como si esperara algo, o alguien, y nadie notaba que lucía más melancólico que de costumbre, ni siquiera él mismo.

Aquella tarde estaba igual que siempre, viendo al cielo a través de la ventana, cuando escuchó que alguien entraba y se asomaba.

―¡Oficial Bruce, hola! ―Saludó alegre una jovencita de pelo castaño y ojos brillantes, acercándose a él con una canasta en la mano.

―¿Qué haces aquí, Ching? ― Le preguntó sin verla, pues había bajado la mirada inconscientemente.

―Hace días que no vas por la casa, y mi padre me dijo que te trajera algo de comer ― comentó alegre.

―Le diré a Chang que no es necesario que cuiden tanto de mí, es mucha molestia y tengo comida ― señaló un paquete de donas sobre su escritorio.

Ching frunció el ceño y movió la cabeza.

―Sabes que eso realmente no te alimenta, mira, te traje arroz con verduras y carne, es tu favorito. ¿No? ― Le sonrió mientras sacaba varias cosas de la canasta.

Bruce estaba incomodo, había hecho todo lo posible para alejarse, no soportaba que le diera tanta atención solo por cortesía y más si sabía que eso al final la hacía sufrir.

―Ching… ―Dijo y se la quedó mirando un largo rato antes de seguir ―. Por favor, vete.

Ella puso una cara muy triste, ya no sabía que hacer por él, desde que Abyo se había marchado, ella había intentado ser un aliciente para Bruce, dándole ánimos y tratando de cuidar de él, pensaba que lo estaba consiguiendo, pero un día de pronto él se alejó.

―Bruce, vamos, ven a comer y luego me iré ― contestó con una sonrisa melancólica.

―Ching, no tienes ninguna obligación conmigo, tu padre no debería hacerte venir, Abyo no debió pedirte que cuidaras de mí, no tenía ningún derecho, así que solo veté.

Ella bajó la mirada, las lágrimas empezaban a picar en sus ojos.

―Nadie me ha obligado a venir… ― retorcía sus dedos mirando al piso ―. Abyo no me pidió nada, no entiendo que tiene de malo que quiera que estés bien.

―Yo no soy nada para ti, Ching, eres muy joven, tienes otras cosas que hacer que estar cuidando a un viejo, sal a pasear con Pucca, o con otras amigas, búscate un novio.

―¡No puedo solo salir y buscar un novio! ―Gritó y las lágrimas comenzaron a escapar de sus ojos.

Bruce se sintió basura, la había lastimado, eso era lo que menos quería, se acercó a ella despacio.

―Lo siento, no debí decir eso, sé que aun quieres a Abyo ―puso las manos en sus hombros temblorosos.

―No es verdad… yo ya no lo quiero ―replicó ella mirando hacía el suelo.

―Dices eso y mira cómo te has puesto ―Le alzó la barbilla para mirarla y con la otra mano le limpió las lágrimas.

―Si estoy llorando, pero no es por Abyo ―dijo, mirándolo a los ojos.

―No tienes que ocultarlo de mí, te conozco desde que naciste.

―Y aun así, me conoces tan poco.

―Lamento haber dicho lo que dije, es que eres tan joven que no quiero ver tu vida desperdiciada.

―¡Deja de decir que soy joven! ― Le gritó.

Él iba a dar un paso atrás y ella lo tomó de la mano.

―¿Qué pasa Ching? ―Preguntó desconcertado.

Ella alzó la cabeza, se puso de puntitas y buscó los labios masculinos con los de ella, y lo besó, él no sabía qué hacer, pero ese beso era tan dulce, tan inexperto que no pudo evitar corresponderlo, ya eran años desde que había besado a una mujer, y ahora los labios puros de una jovencita, casi una niña lo estaban besando, pero no, ella ya no era una niña, era una mujer y no podía negárselo, ya lo sabía, cuando veía sus curvas perfectas acercándose a él, al notar su escote al servir la comida, incluso cuando la miraba entrenar, su delicadeza era demasiado femenina, no, por todos los cielos, ella era una mujer, y lo estaba besando y él también la besaba, correspondiendo más de lo debido, pero no podía entender que era lo que estaba pasando y la separó un poco asustado de sí mismo.

―Por favor, Bruce… No soy una niña, mírame como una mujer ― replicó ella limpiando sus lágrimas, tenía las mejillas encendidas y los labios enrojecidos.

―Ching, ¿es qué acaso, yo te gusto? ― Cuestionó incrédulo, aún sin aceptarlo.

Ella lo miró con horror, como si él acabará de preguntarle si quería morir.

―Debí saber que esto no estaba bien, tú nunca podrás verme de esa manera ― apenada dio dos pasos atrás y trató de llegar a la puerta.

Bruce la tomo de la mano, haciendo que se detuviera.

―Ching…

La jalo hacía él, y la abrazó con fuerza.

―¿Bruce?―Estaba totalmente sonrojada.

―Debí notar que ya te amaba… ― antes de que ella pudiera reaccionar él ya la besaba otra vez.

La puerta de la entrada se abrió entonces.

―¿Hay alguien? Ya llegu…

Ching y Bruce voltearon sorprendidos al escuchar la voz y se encontraron de frente con un joven de tez morena que los miraba con sorpresa.

― Abyo… ―Susurró, Bruce.

Continuara…

Mi primer fic de Pucca y es de una pareja tan rara, pero los amo, y quería ver qué pasaba, esto no ha terminado. ;)

~Rei

Bruce x Ching