Amores Correspondidos
Malos entendidos.
Hacía un bello día ese lunes, pero era una tarde un tanto molesta para Akane, ya que tenía cita por primera vez con una médica ginecóloga. Eran sus primeros estudios como mujer, y por esto Kasumi se ofreció gustosa a acompañar a su hermana menor, con lo cual ésta accedió ya que estaba algo asustada.
Ya habiendo decidido partir, se las ve dirigirse hacia la consulta médica. Llegan y se acomodan en una pequeña pero acogedora sala de espera. La mayor de las hermanas comenzó a ojear una revista maternal que había en una mesa, mientras la peliazul jugueteaba muy nerviosa con sus dedos.
No pasó mucho tiempo, que la doctora llama a la muchacha Tendo para que pase a su consultorio. Akane, aterrada, buscó el rostro de su hermana, la cual le dirigió una tierna y muy pacífica mirada que calmaría a cualquiera. La peliazul se relajó, y largando un tímido suspiro, caminó hacia la mujer con delantal que la esperaba con una encantadora sonrisa.
Terminada la revisión, la cual resultó algo incómoda para la joven, la doctora le dio a Akane unas pastillas anticonceptivas para regularizar su período, la peliazul le había explicado que su regla no venía en las fechas correspondientes, que tenía hasta retrasos y que algo andaba mal ya que ella nunca había tenido relaciones. Esto había comenzado a ocurrir hacía pocos meses, a lo que la mujer le respondió con una ligera sonrisa, que era algo normal, no debía preocuparse porque al estar en cierta edad, los conflictos y presiones de la vida adolescente tal vez aumenten y esto le generaría algo de nerviosismo, el cual podía hacerse presente en algún síntoma extraño en su cuerpo, como estaba pasando con ella, y que tomando anticonceptivos, ésta se regularizaría ya que contenían hormonas.
La muchacha salió tranquila del box, su hermana la esperaba con una divertida mueca de "te lo dije, no era tan terrible", y debido a esto, la jovencita rió algo aliviada.
Salieron del centro médico para ir a su casa, aunque Kasumi se detuvo en un almacén para comprar algo de pan para la cena, no tardó casi nada y retomaron su marcha.
Ya llegadas a su hogar, la mayor fue de inmediato a la cocina a preparar una deliciosa receta nueva que había visto en un canal de cocina muy popular en Japón, mientras que la joven de pelo corto iba casi a los tropezones a su habitación. Sacó aquellas diminutas pastillas de su bolso, las miró con incertidumbre y se dispuso a tomar la primera. No se disgustó, ya que no tenían sabor alguno, supuso que sería muy fácil cumplir con el requisito de la doctora. Se sonrió a sí misma y se sentó a terminar su tarea.
Del Dojo se escuchaban unos fuertes golpes, los cuales eran provocados por un pelinegro de trenza.
Éste había estado dedicándose prácticamente todos los días a su entrenamiento como artista marcial, ya que tenía más tiempo. Tanto para él como para Akane, era su último año en la escuela Furinkan, con lo que consiguieron que sus deberes como alumnos fueran cada vez menos pesados. Los maestros fueron muy considerados, el baile de fin de curso se acercaba, por lo que decidieron ser comprensivos y hacerles la vida un tanto más ligera a los estudiantes. Todos estaban muy emocionados con este acontecimiento, las chicas se enfocaban en encontrar un hermoso vestido para su graduación, mientras que los varones se peleaban entre ellos para ver quién invitaba a la joven más bella.
Todo el mundo estaba ansioso, todos menos Ranma, que nunca le habían interesado ese tipo de cosas a decir verdad.
El resto de la casa estaba muy silenciosa. No había griteríos, no había charlatanerías, nada.
Soun había decidido hacer un viaje de entrenamiento de casi un año con el maestro Happosai, se sentía algo solo ya que su amigo Genma había vuelto con su esposa Nodoka, ésta lo aceptó a regañadientes. Dado que los mayores ya no estaban en el Dojo, la convivencia era más llevadera, no habría pandas que le robaran la comida a Ranma, ni padres hostigando a sus hijos a casarse, ni maestros pervertidos robando ropa interior.
Nabiki estaba a mediados de su primer año de Universidad, lo que hacía que vaya sólo algún que otro fin de semana a la casa, en su último año de escuela había decidido que debía terminar con tanta fiesta y diversión y enfocarse más en sus estudios. Era una joven muy ambiciosa y codiciosa, si quería una vida que le garantizara éxito monetario, debería trabajar duro para ganársela, así que decidió que estudiaría Contaduría. Aunque...no malinterpreten, Nabiki decidió buscarse un pequeño alojamiento cerca de su Universidad para mantener su privacidad y alguna que otra noche, por qué no, divertirse como solía hacerlo ? Era muy joven, que haya centrado cabeza no quería decir que se había vuelto una mojigata aburrida, de hecho, pagaba el alquiler de su pensión a costa de pretendientes a los cuales chantajeaba con encuentros casuales...esa Nabiki nunca cambiaría a final de cuentas.
Todo iba bien, los jóvenes prometidos habían dejado de pelear tanto, el no tener a sus padres de molestos insistiendo con el casorio era un gran avance para que su relación mejorara.
Kasumi estaba viéndose con el Dr. Tofú. Aunque él era muy lento, ya no resistió más a su encantadora amada y de algún modo, torpemente, le declaró sus sentimientos, ella entendió que su enamorado nunca tomaría las riendas como para dejar salir todas sus palabras, así que decidió, todos los sábados, invitarlo a cenar con la familia y luego mirar algo de tv juntos, o salir a tomar un helado mirando el cielo de la hermosa noche. Era todo muy inocente, pero mejor que la relación que mantenían anteriormente era.
Así pasaban los días, las semanas, cada vez todo era mejor, más apacible, más sereno.
Eran pasadas las ocho de la noche, cuando la mayor de las Tendo llamó a su pequeña hermanita y a Ranma para que prueben su nuevo plato en la cena.
Ésta estuvo deliciosa y muy complacidos, sin peleas ni miradas de odio o rencor, se despidieron los tres y se fueron a conciliar el sueño.
Luego de pasar una hermosa noche y dormir hasta no muy tarde, como todas las mañanas, Akane hacía su rutina de salir a correr.
Su figura era majestuosa, en ese último año sí que había madurado. Hasta su rostro era más armonioso y delicado. El entrenar la ayudaba a tonificar sus ahora estilizadas piernas y sus redondas y firmes posaderas. Tenía un cuerpo escultural, y aunque cualquier ser vivo podía apreciarlo, ella no hacía registro de esto. No dedicaba su tiempo de entrenamiento para lograr ese atractivo semblante, sino para estar saludable y para en un futuro poder llevar adelante el Dojo sin ninguna dificultad. Sus preocupaciones no eran comunes entre las muchachas de su edad. Todas sus amigas habían ya tenido sus primeros besos, Yuca estaba de novia con un joven muy apuesto que conoció en un boliche a principios de año, todas habían madurado en ese aspecto, menos Akane, que era muy tímida e inocente para con los chicos, más con uno en particular, su forzado prometido. No estaba en sus intenciones cambiar la relación que habían logrado, ambos parecían estar conformes, pero solo porque nunca lograron probar el gusto de tener contacto llegando a segunda o tercera base, ni primera de hecho...
Hubo una vez que Ranma y su prometida estaban practicando una técnica, ésta consistía en fijar la mirada en el oponente e intimidarle con la misma hasta seducirle, se suponía que al dejarla en un estado de enamoramiento, el cual ella se negaba admitir ya tener, él manipularía sus extremidades para así huir, lo pensaba usar con Shampoo, o Kodachi, Ukyo había entendido que su amigo no le correspondería nunca, ya que su corazón latía por alguien más. A todo esto, vale aclarar que la "técnica" la había inventado el maestro Happosai que, cansado de ver a esos dos desperdiciando su tiempo como pareja, decidió intervenir como pudo, desde su lugar de Sensei, lo cual no funcionó porque Genma y Soun se deschabaron ante los prometidos diciendo "EL PLAN PARECE ESTAR FUNCIONANDO !", los cuales fueron mandados a recorrer el mundo gracias a una patada al unísono por parte de los artistas marciales, todo fue un fiasco.
Pasados unos cuatro meses de este nuevo estilo de vida adquirido, había llegado Septiembre, estaban a tan solo cuarenta días del baile tan ansiado por casi todos. Los amigos de Ranma lo envidiaban por tener la suerte de ser el prometido de la joven Tendo, quien suponían que sería su pareja en el baile, mientras que sus auto-denominadas prometidas lo fulminaban con la mirada cada vez que podían.
Ukyo había superado con mucha fuerza de voluntad a su amado Ran-Chan, al igual que Ryoga se había prometido nunca más enamorarse de los ojos chocolate de su amada Akane, cómo pasó esto ? La bonita cocinera y el desorientado muchacho habían ideado un plan para separar a los otros dos, el que consistía en actuar como enamorados entre ellos para ver si tanto Ranma como Akane sentían celos, pero lo único que consiguieron fueron las felicitaciones por parte de ambos, ya que ver a sus amigos "enamorados", los hacía sentirse muy contentos. Tanto fue tiempo que dedicaron para que crean su tan ridículo plan, que comenzaron a gustarse sin darse cuenta.
Una tarde, Ukyo estaba haciendo un exótico okonomiyaki para su cómplice de planes fallidos, Ryoga, el cual lo devoró, y como agradecimiento por lo delicioso que le había resultado, le obsequió una botella de sake que había conseguido en uno de sus viajes. La bella gourmet se dispuso a compartirla con él, y para cuando se dieron cuenta, ya se habían acabado todo su contenido. Minutos más tarde comenzaron a hablar de sus mas íntimos secretos, tontas confesiones, etc.
Ukyo decidió proponer un juego, que resultó un tanto atrevido para aquél chico tímido de sobresalientes colmillos. El juego era el de girar la botella y besarse con lo que tengan en frente. Ryoga fue el primero en girarla, y paró justo enfrente de una banqueta, ésta recibió un beso muy apacionado por el joven, lo cual hizo reír fuertemente a Ukyo llamando la atención de él, su risa lo contagió, estaban muy divertidos, así siguieron jugando y besando objetos inanimados, ambos lloraban ya de tanto reír. Le tocaba a Ryoga girarla, lo hizo y paró en donde la ojiazul, a pesar de su borrachera, se sonrojaron al punto de tener sus caras rojas como fresas, ella cerró sus ojos esperando un tímido beso, y lo que recibió fue un simple roce de los labios del muchacho, pero en sus mejillas, lo que la alivió un poco, aunque su lindo rostro mostraba algo de decepción. Cayó de sus pensamientos para aterrizar en la realidad y notar que era su turno, giró la botella y ésta paró en un grupo de botellas de vino que guardaba en un rincón para su clientela. Se dirigió hacia ellas gateando, tomó una con sus torpes y mareadas manos, la abrió y comenzó a beberla simulando un muy sensual beso, esto hacía que el vino saliera por los costados de su boca, mojando su uniforme azul, y aunque era de tela un tanto gruesa, no dejaba mucho a la imaginación, su pecho comenzó a marcarse dejando ver mas claramente los detalles de sus sostén, ella seguía besando la botella del pico y parte del vino seguía mojando sus ropas.
A todo esto Ryoga la miraba embobado, el efecto del alcohol parecía haber desaparecido en él, para lograr otro efecto...en sus pantalones. No pudo contenerse, el muchacho era muy impulsivo, y más teniendo una belleza como Ukyo delante de él, quién podría culparlo ?
Quitó la botella de la mano de la joven para arrebatarle el beso que no le había logrado dar momentos atrás, ella no se negó y acarició con una mano el pectoral del fornido chico por encima de su camisa, mientras con la otra bajaba hasta llegar a su entrepierna, la excitación del pobre muchacho era tal, que no aguantó más y fue corriendo al baño a echarse agua fría para así calmar sus deseos, pero al hacerlo se convirtió en P-Chan y empezó a maldecir para sus adentros.
Para cuando volvió a la normalidad, la joven cocinera estaba dormida en el piso, esto enterneció y enfureció a la vez al chico, la llevó hasta un sofá que tenía cerca, la acurrucó en su pecho y se dispuso a dormir con ella. A partir de ese suceso las cosas cambiaron entre ellos y empezaron a mirarse de otra manera, eran algo más que amigos.
El amor flotaba en el aire, para Kasumi, para Ryoga, para Ukyo, para Tofú, pero para la hermosa Akane Tendo no parecía pasar nada, ni para Ranma...qué esperaban ?
A tres cortas semanas de la especial noche estudiantil, se los ve a todos correteando hacia la salida la escuela, ya habían terminado la jornada y Ranma se había ido con Ukyo ya que estaban llevándose mejor que nunca, su amistad estaba en la cima gracias a que la bonita joven tenía un novio, Saotome se sentía muy feliz de ver a su amiga de la infancia tan contenta.
Akane salió sola, tarareando una canción de moda que le habían contagiado sus amigas, la cual fue interrumpida por un "Akane !", ésta viró y divisó a su hermana Nabiki. Corriendo fue a abrazarla, pues hacía un largo tiempo que ésta no iba de visitas debido a la preparación de sus exámenes finales.
Ambas estaban muy contentas de reencontrarse, la mediana de los Tendo invitó a su hermosa hermana a un café, lo cual sorprendió a Akane ya que esto era algo totalmente nuevo en Nabiki, estaba siendo generosa ? Era de no creer, pero fue una sorpresa agradable, por ende guardó sus palabras y sólo se redujo a asentir con una sincera sonrisa.
Llegaron a la confitería, ambas muy animadas, y comenzaron a charlar. Akane le preguntó qué tal estaba llevando aquella vida algo solitaria y cómo iban sus estudios, a lo que Nabiki contestó bufando una y otra vez, pero su hermana sabía que en el fondo estaba muy entusiasmada.
La mayor de las dos preguntó por Ranma, le resultó extraño verla salir sin él, y así fue como se enteró que estaba con Ukyo, quien ya no acosaba más al pelinegro por estar de novia con Ryoga. Su hermana no lo podía creer, el amor que ese joven sentía por Akane era muy grande y profundo como para olvidarse tan fácil de ella.
-No puedo creerlo hermanita, me sorprende en verdad, además...estás muy guapa Akane, cómo es que Ryoga cedió tan rápido ?
-...pues, supongo que se dieron cuenta lo mucho que se gustaban.- Dijo algo sonrojada por el halago de su hermana.
-Vaya que las cosas han cambiado desde que me fui ! Y sí que estas muy atractiva hermana, tus pechos están enormes !- Gritó con sus ojos dirigidos a los senos de su ahora roja hermana mientras los picaba divertida.
-Nabiki ! Cómo te atreves !?- Se hundía en su propia vergüenza al mirar sus enormes pechos, su hermana tenía razón, sí que eran grandes. Y ahora, gracias a la escena recién provocada, toda la gente del lugar miraba sus dotes.
-Qué envidia, haz superado a Shampoo, wow ! ...Mmh, ahora que lo pienso, tal vez haya que hacerle algunos retoques al vestido.- Se frustró.
-Vestido ? De qué vestido hablas ? De mi uniforme ?
-Nnnno ! Te tenía una sorpresa hermanita, te compré esto para tu graduación- Dijo señalando una caja que sacaba de su bolso.- Pero viéndote, dudo que te quede.
-Me...me compraste un vestido ?- Sus ojos se tornaron vidriosos, ese gesto superaba cualquier otro, no podía creerlo.
-Sí, pero...habrá que ver si te va, en verdad tu cuerpo creció muy bien, y tu cintura está tan pequeña, esto sin dudas no te quedará.
Siguieron hablando de trivialidades, y entre halagos y sonrojos se dispusieron a ir a que la menor de las Tendo se probase aquel vestido que traía en la caja.
Al llegar a su casa, Nabiki dejó su bolso en su antigua habitación mientras que la peliazul la esperaba ansiosa en su cuarto, fue con ella y sacaron el vestido de la caja. A Akane se le abrieron la boca y los ojos, era un vestido muy hermoso aunque algo inocente, pero su sorpresa no fue tanto por esa prenda, sino por ver lo que su hermana había hecho por ella. Estaba realmente encantada.
-Bien Akane, desnúdate.- Akane se sobresaltó.- Vamos, soy tu hermana, despójate de ese uniforme y de tu sostén, quiero ver cómo te queda esto.- Señalando el vestido.
Akane, tímidamente se empezó a quitar su ropa, hasta quedar en ropa interior. Con coraje se sacó su sostén y rápidamente trató de tapar sus atributos. Fue algo inútil ya que al estar tan crecidos se le escapaban por entre sus manos.
-...Wow, qué has estado comiendo, Akane ?- Dijo sorprendida y con una ligera mirada de envidia.
Akane se fue hasta su cajón y sacó una pequeña caja, se la entregó a su atónita hermana y vio que eran pastillas para prevenir embarazos.
-Akane ! Acaso ya lo has hecho ? Felicidades hermanita, que afortunado es mi cuñado al tener tremendo cuerpo para profanar !- Se reía orgullosa de su hermana.
-No ! No seas mal pensada, Nabiki, me las recetó la doctora, son para regularizar mi período, no pensé que harían algo más, hasta que leí uno de los posibles efectos, y dice que puede aumentar el busto y las caderas, es que contienen hormonas.- Se defendió roja.
-Y qué bien que te han funcionado, jajaja, tremendo cuerpo has echado, Akane.
-Mmm...no me entra, diablos !
-Es que tus tetas están enormes ! Mmm, ya sé ! Dejámelo unos días y te lo devolveré con unas mejoras.
La muchacha le dio una última mirada a su vestido, era bonito, de seda amarilla, con un escote cerrado hasta el cuello, que podía llegar a tapar el pecho, si éste fuese mucho más chico, tenía unas cortas mangas y era largo hasta las rodillas con un tajo de lado. Era entallado. Realmente podría resaltar sus curvas con algunos detalles de costurería.
Ranma había estado entrenando muy duro esa tarde y había sudado mucho, tanto que se echó una cubeta de agua fría, sin importarle que estaba sin sudadera y convirtiéndose al instante en chica. Decidido a tomarse un baño fresco, salió del Dojo para entrar a la casa, pero subiendo las escaleras, escuchó la voz de Nabiki, esto le sorprendió gratamente por lo que decidió ir a saludar a su cuñada, vio que la puerta estaba entreabierta y cuando se disponía a entrar, divisó la figura de la peliazul, estaba quitándose lo que parecía ser un vestido, no le dio importancia porque se quedó con la mirada perdida en el cuerpo de su prometida.
Cuándo había crecido así ? Qué estaba pasando ahí ? Esa era su marimacho ? Sus ojos no paraban de inspeccionar los senos de Akane, su vientre bien trabajado y su trasero...Ranma miró sus propios pechos que ahora estaban desnudos y comparó que hasta eran más grandes que los de él. Esto no le molestó, al contrario, quería ver más ! Pero para su desgracia, para cuando subió la vista, su prometida ya tenía puesto su sostén. Éste se reincorporó bufando y se fue directo al baño.
Qué rayos había pasado ? Por qué se sentía tan agitado y con su cuerpo tan caliente ? Su sangre hervía, no podía sacar esas imágenes de su cabeza. Akane en bragas, con un cuerpo que derretiría el mismo infierno. Se sentó en una banqueta y miró sus piernas sudar. Miró sus pechos y pudo notar por sus pezones que estaba excitado. Se llevó una de sus manos hasta uno de sus senos y dándole suaves caricias cerró con fuerza y pudor sus ojos. Su otra mano empezó a meterse por un costado de su short amarillo y azul. Estaba llegando mas arriba de sus muslos cuando abrió sus ojos, estaba excitado como nunca, antes ya había tenido pensamientos que involucraban a Akane, pero nunca en su cuerpo de mujer, y lo peor de todo es que...se sentía bien, se sentía endemoniadamente bien tocarse así.
Por su mente empezaron a aparecer preguntas. "Su prometida se tocará de la forma que él lo estaba haciendo ?" Su cara echaba fuego. De pronto las imágenes de nuevo...Akane desnuda, pero esta vez tocándose, sudando como lo hacía él. Llevando una de sus manos a su entrepierna, Ranma pudo sentir su pelvis muy húmeda, se levantó despojándose de su short de inmediato, volviendo a la posición anterior, quería mirarse, verse tocándose, imaginando que su mano era la mano de Akane, que su intimidad era la de su Akane. No pudo contener más la excitación e introdujo su dedo medio dentro de su centro, éste estaba muy caliente y aunque la primera sensación fue dolorosa, el placer se hizo presente muy rápidamente. Se tocaba sus senos con la mano que le quedaba, los hacía rebotar, los pellizcaba, hasta que los soltó, trataba de contener sus gemidos, llevó esa mano abajo, para juntarla con la otra, comenzó a tocarse con desesperación mientras en su mente repetía el nombre de su prometida, "Akane ! Akane !", sus manos se movían de arriba a abajo, adentro y afuera, un sinfín de caricias, llevó uno de sus dedos hasta su boca, quería sentir su sabor, el sabor que habría de tener AKane, chupaba su dedo, cada vez con más fuerza, para luego volverlo a introducir en su parte húmeda, echó su cabeza hacia atrás por sentir una pequeña electricidad recorrer su cuerpo, era muy placentero, su masturbación se volvió cada vez más húmeda, Ranma estaba por llegar a su final, se sentía muy caliente, se acariciaba tanto, tan fuerte y tan rápido, su cabeza se volvió, le gustaba ver como se hundían sus dedos, como iban tan veloces, así mirándose, escupiéndose para lubricar aún más su zona, frotando más y más, rozó aquella abertura de un modo tan sugerente, con pequeños círculos, hasta que llegó al clímax, sus ojos parecían dar vueltas, veía borroso, tenía la respiración agitada y su vientre temblaba, todo le temblaba, susurraba el nombre de la chica a quien iban dedicadas aquellas caricias...Akane.
Desde la cocina subía un aroma extremadamente agradable. Las dos Tendo se percataron de que su hermana mayor había estado preparando la cena. Nabiki bajó muy contenta para saludar a Kasumi. Ésta recibió a la universitaria con una sonrisa que emanaba un amor fraternal que desbordaba dulzura.
-Nabiki, qué bueno que hayas venido ! Me alegra de sobremanera ! Ven, siéntate que la comida ya está lista, Akane ! Ve a llamar a Ranma !
-Está bieeeeeennn...- Dijo a regañadientes.
Akane buscaba a Ranma en donde se pensaba que estaría, el Dojo, pero solo vio su sudadera tirada y una cubeta vacía.
, ... Siempre tan desprolijo, baka ... - Gruñió -. Raaaaannnnmmmmaaaaaaaaaa!
La peliazul entró a la casa y se dirigió a la habitación de los Saotome.
-Ranma ?! Estas ahí ?- Nada se escuchó.
-Ak...Akane...aquí estoy, estaba...dándome un baño.- Salía del baño mirando la sudadera que Akane sostenía en su mano.- Perdón por olvidarla en el Dojo, uhm...me la das ? La lavaré.- Replicó tímido.
-Ranma, estas bien ? Estas rojo ? Tienes fiebre ?- Tocando su frente.
-No ! No me toques !- Se largó a correr, saliendo de la casa Tendo.
A todo esto, Akane estaba sin mediar palabra. Bajó muy despacio pero perturbada y les dijo a sus hermanas, quienes ya estaban sentadas a la mesa, que volvería enseguida con Ranma. Estas dos la miraron extrañadas. No entendían por qué Ranma había salido tan repentinamente, y Akane entendía menos.
-No puedo, no puedo ser tan débil, tan solo me tocó la cara ! Cómo puedo tener tan obscenos pensamientos ?!- Derramaba lágrimas.
-Eh, Ranma !- Lo divisó luego de buscarle por unos largos minutos, estaba entre unos árboles hecho un bollo.- Se puede saber qué diablos te ocurre ?!- Indagó preocupada.
Ranma solo la miró con culpa. Se paró como si le doliese todo el cuerpo, la tomó por los hombros y apoyó su cabeza entre el espacio de su pecho y su cuello. La muchacha pudo notar que su prometido estaba emocionalmente dañado, lo que no entendía era por qué ? Qué había ocurrido ? Por qué actuaba tan extraño ? Ella se limitó a devolverle el abrazo y calmando su agitada respiración con caricias a su cabello, le pidió de volver a la casa, éste aceptó con desgano.
Todo era muy raro, llegaron a la puerta y el pelinegro la detuvo.
-Akane, perdóname un favor.
-No te entiendo, qué debo de perdonarte ?- Con una sonrisa llena de pena.
-Perdóname por todas las veces que te insulté, que te humillé, todas las veces que mi orgullo me ganó, perdón por todo eso...- Triste la miraba fijo, como esperando aprobación.
-...claro- Sonrió sinceramente.- No se qué te ha ocurrido para estar actuando así pero, estamos bien, creo que la nostalgia de terminar la escuela no sólo me está afectando a mí. Tranquilo, en verdad estamos bien.
-Gr...grac...ias, gracias por soportarme. Eres en verdad una buena amiga.
- ...
Amiga ? Ranma había dicho "amiga" ? Al oír esas palabras, Akane frunció la boca esbozando una mueca de tristeza. La cual ocultó de él. Ranma no se percató del gesto de la bella chica y siguió:
-Vamos adentro ? Tus hermanas ya deben estar hartas de esperar, no me gustaría hacerles perder el apetito.- Soltó con una sonrisa.
-Sí.- Dijo seria.
Entraron, Ranma saludó a Nabiki con un gentil abrazo y se ubicaron en la mesa dispuestos a cenar.
Momentos más tarde, Nabiki se levanta excusándose para tomar un baño. Todos terminan por retirarse yendo cada uno a su respectiva habitación.
Akane estaba algo abombada, nunca unas simples palabras le habían lastimado tanto, y lo que más le dolió fue que en verdad sonaron sinceras. Ranma acaso la quería como su amiga ? Akane miraba la caja vacía en la que venía aquel bonito vestido que ahora tenía Nabiki y suspiró pensando que era en vano arreglarlo, no quería usarlo. Con quién iba a ir ? Con su nuevo amigo Ranma ?! Era una locura para ella, justo cuando pensaba que las cosas estaban mejorando...
Ranma, por otro lado, se situaba en su futón un tanto confiado, relajado por la conversación que había tenido con la hermosa peliazul. Estaba sereno, la única forma que encontró para calmar su excitación había sido el mentalizar a Akane como su "amiga", le pareció tonto a él, ya que sabía mejor que nadie que jamás podría ver a su prometida como una simple amiga, y mucho menos después de recorrer su desnudo cuerpo con sus ojos...otra vez, poco había durado la calma. Recordó nuevamente a la peliazul en paños menores y comenzó a masturbarse hasta quedar dormido, para luego seguir soñando con ella. Sabía que esa imagen lo perseguiría de por vida.
Ya se hicieron las 9 y ninguno se había levantado. Todos descansaban plácidamente, menos la joven de cabellos azules que sintió mucho calor, sentándose en su cama se despojó de su pijama. Se levantó en busca de alguna ropa casual, era sábado, tal vez iría al cine con sus amigas más tarde.
Al llegar a su armario se quedó mirando el espejo de cuerpo entero que tenía en la puerta del mismo. Estaba sólo en bragas, se detuvo a mirar su busto. Se tocó con ambas manos sus hermosos y blancos pechos, notó lo suaves que eran, Akane no dejó de jugar con ellos. Se colocó de perfil viendo su esbelta y firme figura, se quitó sus bragas. Se había excitado de tan solo verse ? Era entendible...su cuello era largo y estilizado, sus hombros femeninos estaban bien delineados, sus fuertes pero delicados brazos eran largos también, su piel blanca y sedosa, aquellos pechos grandes, enormes, los pezones rosas, era tan bella, su ombligo era pequeño y alargado, lo que la hacía lucir aún más delicada, sus sutiles abdominales, su pelvis, con apenas algo de vello. Por último agarró sus nalgas con ambas manos abriéndolas y cerrándolas. Eran sin dudas obras de arte. Se tiró a su cama y llevó su mano a su parte baja y comenzó a dar leves gemidos, los cuales se fueron agudizando a medida que su mano se movía con mayor agilidad. Estaba boca abajo restregando su cuerpo contra sus sábanas, pegó un grito seco de placer, esto hizo que Ranma diera un salto, haciéndolo salir de la habitación enseguida. Corrió hasta la de Akane para asegurarse de su bienestar y abrió la puerta de la joven sin preguntar. Aquella escena era más de lo que pudo pedir en el resto de sus navidades. Akane con su trasero mirando hacia arriba, tocándose y mojándose a metros suyos. La muchacha sonrió pervertida. Ranma sólo parpadeaba con la boca semiabierta. Sin notarlo, su miembro estaba más despierto que él. Un espectáculo así no se ve todos los días. El ojiazul dio unos pasos hacia la hermosa criatura que tenía en frente, miró su cara buscando su boca, la besó, la lamió, era perfecta, ella gritaba su nombre, "Ranma !", "Ranma !", "Ranmaaa !", "Ranma despierta !", "despierta Ranmaaa !"...qué ?! Acaso estaba...soñando ?! Noooooo !
-Ranma ! Estamos llegando muy tarde ya !- Gritó con enojo.
-Ya bajo...- Susurró tapando su excitación con la sábana.
Se dispusieron a irse a la escuela.
Al llegar vieron cómo los preparativos para el baile estaban casi terminados y ambos no pudieron evitar mirarse con sonrojo. Ranma ladeó su cabeza para evitar que ella lo vea tan colorado. Akane se molestó, pensó que él jamás la invitaría. Se fue a paso veloz a su clase, seguida por un desconcertado Ranma.
Terminada la jornada, la cual parecía haber pasado fugazmente, Yuka y más compañeras, pidieron a peliazul que las ayudaran con los últimos detalles de la decoración. Ésta aceptó gustosa. Ranma salió de clases pero frenó al ver a su buena amiga Ukyo correr hacia él con una gran sonrisa.
-Hola U-Chan.- Dijo alegremente.
-Ranma, cómo has estado ?- Se la notaba feliz de reencontrarse con su mejor amigo.
-Pues...bien, como siempre. Se te ve muy contenta U-Chan, ese crédito creo debérselo a mi amigo Ryoga, eh ?- Guiñó pícaro su ojo al unísono de una sonrisa traviesa.
Ukyo rió y asintió sonrojada. Fueron caminando hasta el puesto de la bella cocinera, la acompañaría y aprovecharía a comer algo. Ella le sirvió un okonomiyaki, el cual despedía un rico aroma, y se acomodó en una silla junto a su amigo.
-Ranma, las cosas con Akane, andan bien ?
Ranma se petrificó ante esa pregunta, su amiga había notado su angustia ? Cómo lo hizo ?
-Y bien ?- Apresuró la morena ojiazul.
-Qué dices Ukyo ? Andan bien, digo, nada ha cambiado, por qué preguntas ?
-Curiosidad. Me imagino que ya la has invitado al baile.- Afirmó en modo de interrogación.
-No...- Sonrió apenado.
Su amiga se levantó de la silla indignada.
-Ranma ! No renuncié a tu amor en primer lugar para que no hagas nada con Akane. Sí, ahora Ryoga ocupa mi corazón, pero cuando mi mirada iba dirigida a ti, la bloqueé principalmente porque sabía que tu y Akane se correspondían !
Ranma, atónito ante las palabras de su mejor, o única amiga, se quedó en silencio. Ella tenía razón, y él lo sabía. Algo debía hacer. Le prometió que se le declararía llegada la noche de graduación. Ukyo sonrió victoriosa.
A dos días para la gran noche, Nabiki y su pequeña hermana decidieron probar aquel vestido nuevamente. Sí que la mediana de los Tendo lo había modificado ! Akane lo miró y notó que lucía un tanto atrevido.
-Y bien...te gusta ?
-Pues...sí, sí Nabiki, gracias, me encanta.- Mintió, aunque no del todo, ya que al ponerse aquella prenda se sonrió. Vio que el vestido hacía notar sus curvas y esto le agradó. Estaba contenta pero algo asustada. No quería parecerse a Shampoo, ella sí que era una muchacha atrevida y escandalosa, no tenía pudor alguno en mostrar su cuerpo. Akane la envidió por ello, ésta nunca hubiera vestido algo así.
Volvió a guardar el vestido, pero esta vez lo colgó para que no se arrugue.
Ranma terminaba de bañarse cuando se dirigió a la habitación de su prometida. Llamó pero nadie contestaba. Estaba dispuesto a invitarla a que fuera al baile con él. Abrió levemente la puerta y la vio a Akane tumbada es su cama, daba leves ronquidos, lo que enterneció e hizo reír al pelinegro. Iba a retirarse cuando pudo notar el vestido de seda amarilla colgado en el armario. La puerta estaba abierta y le permitía la vista. Ranma se sorprendió, él no la había invitado y ella ya tenía un vestido ? Supuso que era para aquel baile, y sacó sus propias conclusiones de que alguien se había apresurado a invitarla, lo que lo entristeció. Se culpó por ser tan lento y se fue frunciendo el ceño.
Akane despertaba de su plácido sueño, pues al no tener ya que estudiar ni hacer deberes, podía dormir o hacer lo que quisiera. Esbozó una sonrisa al toparse con ese bonito y seductor vestido, pero cambió enseguida al darse cuenta que Ranma aún no la había invitado. Estaba enojada y frustrada. Sus ojos marrones se llenaron de lágrimas, pero se negaba a mostrarse triste, era demasiado orgullosa. Se fue hasta su armario y sacó una caja metálica que se notaba intacta. La abrió y sacó de allí un set de maquillaje. Era bastante grande, y ella jamás lo había usado. Recordó que entre Kasumi y Nabiki se lo habían obsequiado por su cumpleaños numero 17, había pasado un año de ello. Sonrió y se sentó en su escritorio. Sacó un espejo mediano que guardaba, y se maquilló. Era inexperta en el campo del maquillaje, por lo que se lo quitó de inmediato, no le gustó como lucía, lo había hecho mal. Decidió no angustiarse y llamó a su hermana mayor para que la maquille. Ésta subió y al escuchar la petición de su pequeña hermanita accedió emocionada a ayudarle.
-Listo, mírate, Akane, te gusta ?- Preguntó después de terminar con su tarea.
-Sí que me gusta, muchas gracias Kasumi, me has ayudado mucho !- Le regaló una sincera y tierna sonrisa.
-No hay de qué guapa. Iré abajo a servir el desayuno, no tardes en bajar que estará listo enseguida !
Akane asintió. Bajó enseguida y pudo notar a su prometido ya sentado, lo que le resultó muy raro. Se lo notaba serio y estaba muy callado.
-Buenos días.
Ranma no la miró e hizo un ademán con su mano dejando notar desinterés en su saludo. Akane se molestó muchísimo pero se calló. Eso ya era una competencia de orgullo.
Habiendo acabado su desayuno, los dos jóvenes se levantaron dando las gracias, salieron juntos y callados. Ranma estaba triste, pero no quería hacerle ver eso a la bonita chica que caminaba junto a él.
Al darle una fugaz mirada, éste notó los rosados pómulos de su prometida acompañados por un labial rosado y unos ojos delineados con tonos oscuros, se veía hermosa, en todo el desayuno no la había mirado ni una vez. Se maldijo en su mente y se preguntó el por qué de ese labial.
-Te ves muy bonita, Akane.
-Akane paró su marcha, se congeló y miró el infinito.
-Estas bien ?
- ...
-Oye, qué te ocurre ? Qué ? Acaso te incomodan mis cumplidos ahora ? Es que te has arreglado para alguien en particular ?- Replicó sonando cínico y bufón.
Akane se enfureció, no permitiría esa ofensa y lo miró fijo.
-Siii, me he arreglado para alguien más.- Sentenció con confianza.
Ranma no podía creer lo que escuchaba. Sus sospechas eran ciertas entonces...ella estaba saliendo con otro ?! Alguien la había invitado y ella había aceptado ?
-Y Ranma...no me vuelvas a hablar ! Nunca más, oíste !?- Mientras gritaba eso corría hacia las puertas del salón.
Ranma quedó atónito, callado y perturbado. La había perdido.
La noche del baile había llegado y Nabiki estaba a los apurones maquillándose. Su novio, o el más actual mejor dicho, pasaría a buscarlas a ella y a su hermana para ir al baile. Akane le contó a Nabiki su discusión con Ranma y ésta se entristeció por ver así a su hermanita. No le gustaba, sabía que ambos se querían, pero eran unos tontos, y sabía que Ranma quería invitarla al baile, pero esta vez decidió no interferir. Ya eran grandes, debían saber cómo manejar sus asuntos, además, tenía esperanza de que al verla tan hermosa, su cuñado la invitaría al baile, por más tarde que fuese.
Eran ya las 19:30 y Akane no bajaba. A las 8 sería la entrega de diplomas y a las 10 comenzaría el baile.
Ranma salió de su habitación vistiendo un smokin negro con una camisa blanca, sin corbata. Se veía considerablemente mayor, ese traje lo hacía ver más guapo inclusive, y Nabiki, al verlo bajar por las escaleras, pensó que se había decidido a invitar a su hermana.
-Vaya cuñadito, qué bien te ves ! Es una lástima que vayas solo, qué desperdicio !
-Y quién dijo que iría solo ?- Miró superado a su cuñada.
Ésta sonrió pensando lo mejor y al momento en que estaba por hablar, sonó el timbre.
-Yo abro, debe ser mi cita.- Sentenció el pelinegro.
Nabiki no podía creer el descaro de su cuñado, estaba siendo realmente un pesado. Creyó que simplemente bromeaba y supuso que quien tocaba a la puerta era su novio que había llegado. Hasta que escuchó esa voz...
-Nihao!
Shampoo ? Qué rayos hacía ella ahí ? Cómo se atrevía a hacerle eso a Akane ? Ranma había preferido invitar a esa molesta chinita en lugar de su hermana ?
-Nihao Nabiki !- Sonrió entre contenta y sarcástica, esperaba ver a Akane para restregarle en la cara su cita.
-Qué bajo has caído, Ranma...- Dijo y les dio la espalda a ambos dirigiéndose arriba.- Akane, puedo entrar ?- Se mantuvo apoyada en la puerta para escuchar la aprobación de su hermana.
-Pasa, Nabiki, yo ya termino igual.
Al entrar vio que tan solo le faltaba ponerse sus zapatos y estaría lista. Se veía como una estrella de cine. En verdad estaba hermosa, su hermana se quedó con la boca semiabierta, en verdad despertaría deseos de lujuria con ese vestido.
-Akane ! Te ves...estas preciosa hermana !- Sonrió abiertamente.
-Gracias Nabiki, creo que a Ranma le llamaré la atención.- Rió.
Nabiki frunció su gesto.- Hay algo que debes saber Akane...
-Qué pasa ?
-Es Shampoo, Ranma la ha invitado al baile...están abajo.- Dijo a su pesar.
Akane quitó esa sonrisa que momentos antes tenía en su rostro y no dijo nada. Miró a su hermana y ésta pudo ver en los ojos de la hermosa peliazul el dolor.
-Akane, más que nunca debes mostrarte altiva !- Dijo muy confiada la morena de pelo corto. Akane, con una tristeza y odio profundos asintió.
Bajó primero Nabiki y se acomodó para ver bajar a su hermana. Shampoo y Ranma observaron a Nabiki, y cuando estaban a punto de partir, la peliazul de ojos marrones comenzó a bajar la escalera. Era una visión. Se veía tan seductora, su cabello estaba recogido con unos broches de oro que Kasumi guardaba de su madre, no tenía joyería ni en su cuello ni en sus muñecas, sólo aquellos pequeños destellos dorados. Su cara estaba maquillada con unos tonos tierra muy sexies y su boca llevaba a penas un leve brillo, el cual resaltaba sus delicados pero bellos labios en forma de corazón. El vestido había quedado muy provocador, Nabiki hizo su escote en V y achicó la cintura, la espalda estaba desnuda completamente y el largo de su vestido tenía 3 dedos menos y conservaba el tajo del costado. Se veía radiante y muy provocativa.
Ranma creía no estar viendo a su marimacho, pues lucía más mujer que cualquiera que haya antes visto, inclusive Shampoo parecía una chica normal al lado de Akane.
La china vio la mirada de su amado airen y lo tomó del brazo empujándolo para hacerlo aterrizar de su nube. Éste la miró y luego a su cuñada, la cual tenía cara de victoria en su rostro. Se quería morir, definitivamente Akane nunca lo perdonaría por llevar a la chica de cabellos púrpuras, él lo sabía. Pero antes de que alguien diga algo, recordó que Akane le había dicho que ella se había arreglado para otro, y su enojo volvió junto con sus ojos hacia ella.
-Qué bien te ves, Akane. Seguro tu pareja se divertirá mucho contigo.- Dijo esto como burlándose de su provocativo look y, tomando a su acompañante de su brazo, salió dando un portazo seco.
Akane estaba por llorar, cuando su hermana sonrió y le recordó lo hermosa que estaba.
-No derrama lágrimas ese patan, Akane.
-Él cree que me puse esto para provocar a alguien más...- Sollozó muy angustiada.
-Pues, si eso es lo que cree, así será.
Akane no entendía, ella no tenía pareja ya que nadie la había invitado, estaba sola. Faltando tan solo 10 minutos para la entrega de diplomas, Nabiki tomó el telefono y se dispuso a hacer una llamada.
-Ryo ? Nabiki habla, qué bien que aún no hayas salido, necesito un pequeño favor.
Akane no escuchaba ya que estaba absorta en sus tristes pensamientos.
-Lista hermana ? Enseguida vendrá Ryo a buscarnos.
Akane asintió. Esperaron 40 minutos y sonó el timbre. A Akane ya no le importaba estar llegando tarde. Estaba muy frustrada.
-Ryo! Tardaron menos de lo que pensé que se iban a tardar.
"Tardaron" ? Es que había alguien más ?
-Akane, te presento a Hiroshi, el hermano mayor de Ryo, será tu cita.- Dijo guiñando un ojo.
-Ho...hola.- Dijo embobada.
La belleza de aquel joven que acompañaba a Ryo era descomunal. Ranma era apuesto, pero este muchacho lucía como un verdadero Dios de la belleza. Era más grande que Akane, tenía 26 años recién cumplidos, sus ojos verdes se perdían entre los mechones rebeldes de su larga y rubia cabellera, ésta estaba atada en forma de trenza echada a un lado, su melena llegaba hasta el comienzo de su trasero. En su rostro había una sonrisa encantadora, sus labios eran finos pero bien marcados, los rodeaba una ligera barba rubia de no más d días. Su nariz era perfecta, fina y masculina, al igual que sus pómulos y de su bien definida quijada. Era una hermosura. Akane olvidó a Ranma por un momento.
-Mucho gusto, debo decir que si mi hermano o Nabiki me hubiesen dicho que me emparejarían con una modelo, no hubiese venido en estas fachas.- Dijo sonando humilde pero con algo de galantería.
Akane quedó embobada. Hiroshi estaba muy bien vestido, aunque un tanto casual.
Ya en el auto, sentados: Ryo al volante, Nabiki al lado de éste, Hiroshi detrás a la derecha y Akane a su izquierda, ésta pudo inspeccionar más de cerca la belleza descomunal del blondo. Ya su perfume de por sí era embriagador, sin mencionar sus ojos, que estaban delineados por una perfecta hilera de curvas pestañas castañas. Akane no paraba de mirar a su cita. Ya había visto a Ryo, era muy bien parecido, tenía ojos color miel y su nariz era idéntica a la de su hermano, su cabello era castaño y sus labios eran muy delicados. Aunque cuando lo conoció creyó que era muy guapo, no se comparaba con Hiroshi, era una hermosura similar a la de una especie de Dios, algo que no se ve no todos los días, casi nunca. Akane estaba en el paraíso, Ranma habría pasado a un segundo plano para cualquiera. El joven de ojos verdes también la miraba, era toda una belleza la peliazul, y muy poco peculiar. Se sonrojaron ambos al ver como se miraban mutuamente. Eran hermosos por separados, pero juntos eran la envidia de cualquiera.
A Ranma se lo notaba inquieto, miraba la puerta de entrada cada diez segundos, no vio entrar a Akane aún y eso lo mortificaba. Shampoo notó la mirada de su enamorado y refunfuñó, sabía que la estaba utilizando para darle celos y esto sólo logró que ella se le pegue como chicle.
El apellido Saotome se escuchó por los parlantes, era su turno de recoger el diploma. No estaba nada emocionado, pues le hubiese gustado compartir aquello con Akane. De mala gana subió, notando que luego de la S iría la T, llamarían a Akane y ésta no había llegado ?! Recibió su diploma y su medalla, y rápidamente volvió a su lugar.
-Tendo Akane,- Dijo ahora el rector, pero nadie subió.-Tendo ? Se encuentra la alumna Akane Tendo ?.- Preguntó.
Una muchacha que caminaba a paso veloz se empezó a divisar entre la multitud. Allí estaba. Era ella, todos la miraron, se quedaron embobados tanto los muchachos como las chicas, en verdad era algo de no creer, no sólo por lo hermosa que estaba, sino por su vestimenta, nadie había visto a la linda peliazul vestida de esa manera tan provocativa. Se escucharon suspiros y se vieron hemorragias nasales. Akane era el sueño de todo Furinkan. Ranma estaba estático. Su prometida nunca lo había dejado tan embelesado.
Luego de bajar con su medalla y su diploma, volvió a perderse entre todos los estudiantes. Ranma ya no lograba verla y esto lo frustró. Shampoo estaba que le hervía la sangre, no soportaba esa situación, ella debía ser la que provocaba, la más atractiva, sólo ella y nadie más. Se abrió dos pequeños broches que tenía su vestido chino, el cual era rojo sangre, y dejó ver más de la mitad de sus pechos al descubierto. Ranma miró de reojo esa provocación por parte de la muchacha de cabellos púrpuras y tragó saliva. Ese escote no dejaba nada a la imaginación, pudo ver que no llevaba sostén y esto lo excitó. Ella sonrió al ver la cara acalorada de su Ranma y con sus manos corrió uno de los tajos que tenía el vestido, dejándole ver que no llevaba bragas. Con esto a Ranma le sangró la nariz. Era mucha excitación junta, Akane en esas ropas y Shampoo sin ropa interior...demasiada tensión sexual. Como si eso fuera poco, la joven se acercó al oído del pelinegro susurrando "esta noche seré tuya". Ranma enmudeció mientras abría sus ojos mirando al vacío.
Hiroshi acercó su mano a la cintura de la bella peliazul para conducirla hasta la salida de la escuela, ésta se sobresaltó, pero no quitó la mano del rubio, se limitó a sonreír tímidamente. Nabiki y Ryo habían salido minutos antes de la entrega de diplomas y los esperaban en el auto. De allí irían a un salón que estaba situado a unas 10 cuadras de la Furinkan, en donde iba a realizarse el baile de despedida.
El chico de ojos verdes abrió la puerta para que Akane suba y ella agradeció con una leve sonrisa llena de sensualidad, él le devolvió la misma mueca mientras mordía su labio inferior. Llegaron en menos de 3 minutos y bajaron lentamente. Aparcaron detrás del salón y se dispusieron a caminar, Nabiki del brazo de Ryo y Akane del brazo de el hermoso Dios de la belleza. Era ciertamente una pareja que robaba suspiros.
Al acercarse a la entrada, la mediana de los Tendo se apresuró a entrar de la mano del joven de ojos miel, quedando Hiroshi y Akane detrás. El rubio la sujetó de los hombros y la separó de la entrada cortándole la respiración. Akane no entendía qué estaba pasando. Éste noto su sorpresa e interrumpió sus pensamientos hablando.
-Me...gustas, Akane...- Sus cachetes estaban más rojos que un tomate. Y los de ella ni hablar.
- ...Hiroshi.
-Mi hermano y Nabiki me han hablado de ti antes, pero nunca imaginé que me iba a encontrar con alguien como tú. No sólo eres bellísima, sino que también me siento tan cómodo a tu lado. Akane, sé que hoy estoy aquí porque el tonto de tu prometido se sobrepasó invitando a otra, Nabiki me lo dijo en cuanto subiste al escenario por tu diploma...- Su vergüenza era tal que no podía mirar otra cosa que no sea el piso. Esto Akane lo notó y le gustó, él estaba nervioso y se lo veía encantador.- ...pero no quiero ser el reemplazo de una noche, no me gustaría que sólo logres darle celos a ese tipo y nunca más saber de ti.
-Hiroshi, qué estas queriendo decir ?- Dijo entre suspiros. "Esto es demasiado bueno para ser cierto", pensó.
-Que...me gustaría conocerte, invitarte a comer algún día, si te parece bien, claro.- Dijo regalándole la mirada más tierna nunca antes vista.
Akane no dudó ni un segundo en contestarle que sí y él le dedicó una sonrisa que desbordaba sensualidad.
Entraron caminando uno al lado del otro, algo sonrojados e intimidados por la charla reciente. Las miradas al cruzar la puerta, no sabían si dirigirse a ese hermoso joven que nunca habían visto o a aquella nueva Akane que nunca habían descubierto hasta ahora. Estaban radiantes, todos los miraron y hablaron entre ellos, "quién es ese apuesto joven ?" Se escuchaba decir a las muchachas, estaban todas encantadas con tanta belleza. Mientras que los chicos morían de amor por esa seductora Akane.
Estaba viviendo su cuento de hadas, hasta que llegó Nabiki con dos vasos de ponche, uno para cada uno. Ryo y ella bailaban y reían, estaban en su mundo, descansando de los pesados exámenes universitarios. El joven de la larga trenza le preguntó a la peliazul si le concedía la próxima pieza. Ella rió ya que su tonada era exageradamente galante, fue adrede, él buscaba hacerla reír, le gustaba su risa, y a ella le encantaba que ese joven tan encantador busque hacerla reír. No entendía cómo su hermana nunca le había presentado a Hiroshi, y ahí recordó el motivo, Ranma, ella estaba prometida con Ranma, que por cierto se dio cuenta que no había pensado en él en casi tres horas, no lo había visto tampoco. Buscó al ojiazul con la mirada pero no logró encontrarlo. No la preocupó. En cuanto volvió sus ojos a esos ojos verdes, Yuka y Sayumi la samarrearon muy excitadas.
-Waaaaahh ! Akane ! Te ves preciosa ! Y por lo visto no has perdido el tiempo !- Dijo entre risas cómplices con Sayumi mientras miraba de reojo a su cita.
-Shh ! No griten !- Hiroshi estaba a dos metros de ellas, pero por el sonido de la música no llegaba a oír nada de lo que decían.
-Akane, por lo visto no te ha molestado la entrada de Ranma con Shampoo, qué descaro en traer a esa mujer, es tan atrevida !
-En realidad aún no he visto a Ranma...- Soltó apenada al recordar la imagen de él abrazando a esa amazona.
-No arruines tu noche Akane, y disfruta de tu pareja, sino lo harán las demás, jajaja !- Dicho eso se retiraron para dejar a su amiga con ese joven de ojos verdes.
-Shampoo, cálmate !- Gritó Ranma sacudiendo a la chinita que lo abrazaba sin pudor alguno.
Ranma buscaba a Akane para ver cuál era su cita, había escuchado a Daisuke decir que el tipo que la acompañaba estaba causando estragos con todas las alumnas, Ranma se rió pero no quería quedarse con las dudas. Después de más de 15 minutos mirando a su alrededor, divisó esa corta melena azul y sin que su pareja se percatara del porqué, la llevó hasta esa dirección. Lo que vio lo desanimó como nunca. Akane, su marimacho, más hermosa que nunca, bailando con un muchacho que estaba dejando a todas embobadas.
Ranma se arrepintió de haberla buscado, era cierto lo que pensaba en un principio, Akane ya tenía una cita de hacía días y era con ese tipo que, no sólo lo superaba en atractivo, sino que en personalidad, ya que Akane sólo le regalaba las más encantadoras sonrisas, se notaba que nunca la había pasado mejor. Era su fin. Shampoo miró esa escena y Ranma se dio cuenta de ello.
Con quién está Akane, Ranma ?- Preguntó con los ojos brillantes.
Shampoo también había caído en su encanto ? Qué diablos pasaba aquí ? Primero su marimacho y ahora Shampoo ? No lo soportaba. Su ego estaba por el piso y su "reserva" estaba distrayendo su mirada de la del pelinegro para dirigirla a la de ese rubio que ya odiaba. Ranma estaba furioso.
Akane, en un giro de baile vio a Ranma mirando a ambos bailar y quedó petrificada, se había vuelto a olvidar de él, vaya que ese joven la había hechizado. Se miraron por unos segundos hasta que Hiroshi hizo un ademán en el rostro de su cita haciéndola caer de vuelta a la realidad. Akane se apenó y él comprendió de quién se trataba aquel muchacho que los miraba con odio. Hiroshi la tomó entre sus brazos y la besó en la comisura de los labios. Ella quería quitarse de su agarre, pero le gustaba demasiado como para hacerlo, así que sin más le devolvió el beso pero con más ganas, sus labios chocaron con los del rubio y se perdieron en un largo apretón con los ojos cerrados.
Ranma creía estar en una pesadilla. Akane estaba besando a otro hombre delante de él. Por qué ? Todo lo que Ranma la quería era en vano, ella estaba perdida en otros labios. Shampoo tomó la mano del ojiazul y lo miró excitada, era su oportunidad ! Ranma contestó su mirada con asco y furia, y la besó de manera violenta. Tomó a la chica de cabellos púrpuras de la nuca atrayéndola más hacia su rostro, y sin poder respirar se besaban cada vez más fuerte, la lengua de Ranma se introdujo en la húmeda boca de la amazona, haciendo que ésta se aferre más a él. Ese beso continuó hasta que Ranma pudo ver como su prometida lo observaba con la cabeza apoyada en el hombro del rubio.
Ni Ranma ni Akane sabían qué hacían. El orgullo de ambos era algo de no creer. Ranma cortó ese choque de bocas entre él y su pareja y la llevó a rastras hasta lo que parecía ser una salida de emergencias del lugar. Se perdieron luego de haber cruzado esa puerta y las dudas comenzaron a comerse a la peliazul. Hiroshi se excusó con Akane, pues debía ir al baño y ella movió su cabeza asintiendo.
Era el momento para seguirlos a esos dos...
