Dedicado a Laura, por su idea.

DESCARGO DE RESPONSABILIDAD: Nada es mío, ni Skip Beat ni Tsuruga *suspiro*.

Línea temporal: en algún momento del futuro…


EL ATRACO

El brazo de Hizuri Kuon no era más que un borrón debido a la velocidad con que lo movía. Al otro extremo del brazo había un pobre desgraciado que se veía siendo agitado como un muñeco de trapo. O como un Cosmopolitan dentro de una coctelera gigante, que para el caso era lo mismo. Kyoko, a tres metros de esta escena, toda compungida, se deshacía en arcos continuos mientras musitaba "Perdón… Perdón… Perdón…".

Todo había empezado un rato antes, no mucho la verdad. Ella se dirigía al parking descubierto donde Tsuruga Ren iba a recogerla después del trabajo, pasó un tipo corriendo, agarró el bolso, siguió corriendo, arrastró a Kyoko que cayó al suelo por la fuerza del tirón, gritando "¡Corn, tiene a Corn!", Tsuruga salió disparado del coche, interceptó al ladrón, y el resto es historia…

Pobre delincuente, no tuvo ninguna oportunidad…

Recapitulemos:

Kuon zarandeando al malhechor, verde ya hasta el punto del vómito, Kyoko prodigándose en arcos al señor caco diciéndole perdón, perdón…, mientras el Hizuri con lentillas sisea con furia:

- ¡A la señorita … no se le molesta!

- ¡A la señorita … no se le importuna!

- Y sobre todo …, y lo más importante …, ¡a la señorita no se le hace daño!

Finalmente los vigilantes de seguridad llegaron corriendo y se hicieron cargo del rufián para su inmenso alivio, cuya alma mareada ad nauseam* pugnaba por regresar a su cuerpo. "Gracias" dijo cuando lo esposaron… Después, las declaraciones a la policía, los testigos, la ambulancia… Sí, Kyoko tuvo que ser atendida, a pesar de su renuencia, de las abrasiones sangrantes en rodillas y en las palmas de las manos. Su senpai se mostró inflexible al respecto. Y ella, con un suspiro exasperado, hubo de aceptar.

Por supuesto que todo acabaría en la prensa al día siguiente, "Tsuruga Ren, el caballero andante, el protector de doncellas…". Pero eso ahora no forma parte de esta historia. Finalmente, cuando todo el barullo se calmó y la gente empezó a dispersarse, se dirigieron al coche de Tsuruga.

- ¿Seguro que estás bien? -dice Ren mientras la revisa de arriba abajo, comprobando por segunda o tercera vez que no hay más daños que los que ya habían sido tratados.

- Síííí… Déjalo ya…

- Oye, no me culpes por preocuparme…

- No tenías que haber dejado al pobre hombre casi desmayado. Tienes que aprender a controlar tu mal genio. Te lo he dicho mil veces.

- ¡Hey! ¡Ni lo toqué! Solo lo retuve hasta que llegó seguridad. Y además te hizo daño. Y eso no se lo perdono…

- Anda, déjalo, ya ves que estoy bien. Vámonos ya…

Poniendo en marcha el coche, la cara de niño reprendido por lo que él considera que es un reproche injusto, le duró hasta que la vio buceando dentro del bolso.

- ¿No lo encuentras? Creía que a Corn lo dejabas en casa…

- Sí, sí… Lo tengo en casa… Era Mini-Corn el que tenía en el bolso. No recordé ponérmelo al terminar de trabajar -suspiro-. Si lo hubiera hecho, nos hubiéramos ahorrado problemas.

- Pues te hubieran robado toda la documentación, por no hablar del disgusto…

- Eso me da más o menos igual. Pero habría que haber cortado a Corn de nuevo…

- Cierto…

- Bueno, bien está lo que bien acaba, supongo…

Y por fin encuentra a Mini-Corn.

- Kuon, lo encontré… -y lo expone a la luz temblorosa de las farolas de las calles.

Un precioso anillo de oro blanco, con una piedra azul en talla oval, que emite destellos violáceos, con pequeños diamantes engarzados a su alrededor.

- Menos mal… Desde luego, Kyoko, hubiera quedado fatal ir a nuestra propia fiesta de compromiso sin el anillo de pedida…


* Ad nauseam: locución latina que significa en exceso. Literalmente, hasta la náusea. Podemos entender claramente la razón… XD