Hola de nuevo, antes de que leais el fic quería aclarar un par de cosas. Como por ejemplo las fechas, he tomado que Harry cumpliría dieciseis años en nuestro presente, es decir en el 2004. También aclarar que ningun personaje (excepto Paige) me pertenece, sino que es de Jk. Rowling. Bueno y espero que os guste y que me mandeis rewievs.

Capítulo 1
El principio del fin

Londres, 29 Julio de 1989

Era una pequeña y humilde cafetería en uno de los barrios céntricos de Londres, estaba prácticamente vacía. Aparte del camarero, que leía el periódico en la barra, había un anciano. Tenía el pelo y la barba blancos, y largos. Llevaba una gabardina vieja y descolorida; mientras esperaba, jugueteaba con un sombrero de fieltro. Todo aquello le daba un aspecto un tanto extraño, sobretodo para estar en pleno verano.

La puerta sonó al abrirse, los dos hombres se giraron para ver a los recién llegados. Uno de ellos era un joven alto con el pelo negro muy revuelto, los ojos de color castaño oscuro brillaron tras las gafas de montura redonda. Una mujer mucho más pequeña que él, le daba la mano. Tenía el pelo largo de un rojo brillante y los ojos verde esmeralda.

La pareja se sentó en la misma mesa que el anciano, los tres compartieron miradas de preocupación pero no dijeron ni una sola palabra. El joven, conocido por James Potter, pidió dos cafés al camarero y cuando éste encendió la máquina, haciendo un ruido sordo muy molesto, la mujer habló:

- Parece que los demás se retrasan.

- Tranquila Lily - susurró el viejo - lo planeé para que fuera así. Si no me equivoco llegarán de un momento a otro.

Entonces se volvió a abrir la puerta y otra pareja entró. El hombre era alto y atractivo, tenía el pelo de color negro y le llegaba a los hombros, peinado elegantemente. Con sus ojos azul claro miró a las otras tres personas y sonrió. Ella era más pequeña que él y también parecía mucho más joven. Tenía el pelo de color cobre, ondulado y le llegaba a la mitad de la espalda, que le hacía juego con sus grandes ojos color ámbar. Los dos se sentaron en la misma mesa.

- ¿Dónde está Harry? - preguntó el recién llegado.

- Lo está cuidando tu prima, Sirius - respondió Lily - ¿Tiene que venir alguien más?

Como respuesta de la joven la puerta se abrió una vez más y un hombre entró. Era pequeño y gordo, con el pelo castaño oscuro cortado a lo tazón y con pequeños ojos de color negro. Fue rápida pero torpemente hacia ellos.

- Creo que ya estamos todos, así que nuestra pequeña reunión puede dar comienzo - dijo el anciano, más conocido como Albus Dumbledore.

- ¿Qué pasa con Remus? ¿Él no viene o le ha pasado algo? - preguntó James Potter, el joven del pelo revuelto, visiblemente preocupado.

- No - respondió el anciano - Y mucho me temo que el señor Lupin no volverá a reunirse con nosotros, por lo menos de esta manera... Me apena el comunicaros que ya no podemos confiar en él como lo hacíamos antes, por lo menos por el momento y hasta que se demuestre lo contrario.

- ¿Qué estás insinuando? - preguntó Paige Thomas, la joven del pelo cobrizo.- ¿No pensaras que Remus es el traidor? ¿Verdad?

- Me temo, mi niña, que sí.- Aclaró gravemente Dumbledore - Antes de pensar que estoy loco escuchad lo que tengo que deciros, por favor. Quedó muy claro que sólo alguien muy cercano al núcleo de la Orden podía ser, y Remus siempre ha sido una parte vital en nuestra estrategia. Además lleva varios meses yendo regularmente al callejón Knocturn, y todos sabemos la clase de gente que va por ahí. Por no hablar de que ya casi ni nos vemos, haced memoria y pensad en la última vez que estuvisteis a solas con él... Además nos guste reconocerlo o no, él siempre tendrá esa parte de su alma corrompida.

- ¡Por amor de Dios! - exclamó la joven, que no podía aceptar aquello, él no podía ser un traidor, él no - Todos hemos ido a ese callejón alguna vez, todos hemos estado raros alguna vez...

- Pero ninguno somos un hombre lobo - la silenció el pequeño Peter Pettigrew, mientras se pasaba la mano por el pelo castaño - Tenemos que admitir que él es el más propenso a ponerse del lado de Quien-no-debe-ser- nombrado... Paige, tú no sabes nada, al fin y al cabo sigues siendo una niña.

- Es verdad, sólo soy una niña... Pues cuando te salvé la vida no decías eso, rata despreciable...

- Será mejor que nos tranquilecemos o llamaremos demasiado la atención - les recordó el anciano mirando fijamente a los dos más jóvenes.

- Yo no estoy muy convencido - intervino James - aunque también es cierto que nunca te has equivocado hasta ahora, Albus. ¿Tú que opinas Lily, cariño?

- No sé que pensar, ¡es Remus! Prefecto, Premio Anual, era el bueno de los Merodeadores... No me puedo imaginar que esté de parte de Voldemort - al escuchar ese nombre Peter se estremeció ligeramente - la verdad no sé que creer... Sirius, ¿tú qué opinas?

- Tampoco lo tengo muy claro, aunque por mucho que me cueste creerlo debo admitir que tiene su lógica... Desde que salimos de Howarts todos hemos cambiado, ¿por qué él no puede hacerlo a peor? Lo que sí tengo muy claro es que me falló antes...

- ¡Lo que faltaba! - suspiró Paige.- ¿Lo dices en serio Sirius? De verdad que desonfías de él por aquello... ¿Cuántas veces te dijo que fue un error? ¿Cuántas?

- Muchas, pero eso no me alivia cariño ni sus disculpas tampoco. Y creo que si pudo traicionarme asi puede traicionarnos de este modo, entiendeme aquello... Me dolió demasiado - la angustia se adueñó de la voz de Sirius al recordar aquel asunto que quería olvidar pero no podía, por más que lo intentara.

- ¿Nos disculpais? - preguntó Paige a la vez que se levantaba y salía corriendo de la humilde cafetería, seguida de su pareja. Cuando los dos salieron a la calle, retomaron la conversación.- ¿Cómo puedes ser tan rencoroso? No te reconozco...

- ¡No! El que no te reconoce soy yo... Y, ¿se puede saber por qué defiendes tanto a Remus? ¿Por qué? No seguiras...

- ¡No! Sólo contéstame a esta pregunta: ¿Por qué no?

Los dos se callaron, el silencio entre la pareja se iba haciendo más y más tenso. Ella se sentó en la acera, él la imitó y le pasó un brazo por los hombros. Aunque era verano hacía fresco en la calle, y el joven quiso calentarla.

- Últimamente no hacemos otra cosa salvo discutir, ¿qué nos está pasando Paige?

- No lo sé, tal vez hayamos cambiado demasiado... Yo no sé tu pero yo no te reconozco, ya no eres el Sirius del que me enamoré. Antes era el Don Juan, el payaso oficial del colegio... Incluso ahora te recuerdan por eso. Sin embargo ya no lo eres, te has convertido en un frio cazador de mortífagos que no confía ni en uno de sus mejores amigos...

- Si me he convertido en eso es por tí y por mis amigos, quiero que Harry crezca en un mundo dónde no se teme a un nombre... Quiero que puedas graduarte en Howarts, aprovechando cada minuto, no rezando porque no me ocurra nada...

- Yo también quiero esas cosas e intentó hacerlas realidad pero yo no desconfio de ninguno de vosotros, yo no dejo que mi trabajo se interponga en mi vida...

- ¿Es por eso? Porque no pude ir al entierro de tu madre, porque no pude apoyarte... Sé que estuvo mal pero no tuve otra opción, no podía quedarme y tú lo sabias. Pensé que no te importaria.

- Me dolió Sirius, ¡sólo tego dieciseis años! Mi padre recontruye su vida lejos de mí, incluso ha tenido un hijo... Y mi madre muere en un atentado, ¿cómo quieres que no me moleste que mandaras a Remus en tú lugar? Aunque por lo menos tuviste ese detalle, llego a estar sola y no sé lo que hago...

- ¡Claro, por eso no estuvo ese día! - exclamó para sí mismo, después se volvió hacia ella - Era muy duro para mi, ya sabes como es mi familia.

- Lo sé por eso no te dije nada... Sirius no estamos bien, creo... Creo que será mejor que lo dejemos, no quiero hacerte daño y tampoco quiero estropear algo que fue tan maravilloso...

- Vaya, hablas como si fueras una adulta... El estar con Remus tanto tiempo últimamente te ha venido bien, eres mucho más madura. La verdad es que yo también me había dado cuenta de que esto no iba bien pero no sabía como decírtelo.

La chica se levantó y le sonrió, él la retuvo unos segundos más. Paige se volvió y levantó la mirada para ver aquellos ojos azules de nuevo. -

Me voy a dar una vuelta, o hacer una poción... Necesito estar sola, ¿me despediras de los demás?

- Sí, tranquila... Entonces, ¿amigos?

- Siempre seremos amigos, siempre - exclamó ella alegremente aunque fingía.- Prométeme que no harás ninguna tontería, que podré verte mañana.

- Te lo prometo.- sonrió antes de besar a la chica por última vez y antes de verla desaparecer entre los longuineses.

- Tarde o temprano acabaría pasando - le consoló Peter que acababa de salir de la cafeteria - hacíais buena pareja pero no podíais durar demasiado, eres demasiado hombre para ella... ¿Vamos a emborracharnos para que superes la ruptura?

- De acuerdo, ¿avisamos a James?

- No, Dumbledore quería terciorarse de que los dos estaban bien después de haber escapado del señor oscuro de nuevo, por eso salí. Por cierto te esperan a las ocho en su casa mañana, Lily me ha dicho que si por algún casual no puedes ir que los avises.

- Venga amigo, vámonos al Caldero Chorreante. Por cierto Peter, el problema no es que yo fuera demasiado hombre para ella, sino que no era su hombre aunque ella todavía no se ha dado cuenta.

Dinamarca, 30 Julio 1989

Amanecía, el sol iluminaba poco a poco las costas de Dinarmarca. En un barranco cercano había una modesta casa, y acercándose a ella había un hombre desnudo que se maldecía a sí mismo por haber roto otra de sus túnicas. El joven se llamaba Remus Lupin y tenía veinte años. A pesar de su juventud el joven se sentía mayor, sobre sus delgados hombros descansaban toda clase de preocupaciones. En ese momento rezaba por la comisura de la boca para que nadie lo viera y para que no hubiera nadie en su casa.

Entró rápidamente en la casa y echó un rápido vistazo, para asegurarse de que todo estuviera en su sitio. Después llenó una bañera de agua caliente y se metió. Se quedó un buen rato allí, el agua tibia le relajaba y gracias a su condición de licántropo la piel no se le arrugaba. En cuanto salió cogió dos toallas (las dos igual de viejas y mohosas). Una de ella se la ató alrededor de la cintura y con la otra se quitó el agua del pelo. Se apoyó en el lavabo y se miró al espejo, dos hermosos pero tristes ojos ambarinos le devolvieron la mirada. Se echó el pelo castaño y mojado hacia atrás y se lo desenredó, por suerte lo llevaba corto (exceptuando el flequillo) y no tardó mucho.

Fue a su cuarto y vió que había una chica en la cama, sonrió y la tapó con la sabana mientras le besaba suavemente la frente. Sigilosamente cogió una túnica limpia y ropa interior, fue hacia el salón. Allí se vistió y encendió un fuego, después comenzó a leer.

- ¿Remus? - preguntó una voz femenina. El joven dejó de leer y se volvió hacia la chica - Ya veo que si...

- ¿Qué haces aqui Paige? Mejor dicho, ¿qué haces aqui a estas horas?

- Vine a traerte la poción que me pediste pero era demasiado tarde, ya te habías ido cuando llegué, después no quería volver con la Orden y no tenía ningún otro sitio, asi que me quede aqui... Espero que no te moleste.

- No, tranquila, no me molesta. Pero dime, ¿por qué no querias volver con la Orden? ¿Te has peleado con Sirius de nuevo?

- Sí, me peleé con él pero no es por eso... Es... Es algo demasiado complicado y no quiero pensar en eso, ahora no...

- Como quieras.- le suplicó mientras la miraba a los ojos de forma que parecían a punto de empañarse para llorar.

- ¡No me mires asi Remus Lupin! - exclamó la chica al ver que el licántropo ponía ojos de niño bueno y le sonreía de aquella manera con la que ella se atontaba - Das asco... ¿Por qué siempre consigues que haga lo que tú quieras? Aunque no creo que debería contarte yo esto pero ya que insistes... Veras, Dumbledore está convencido de que tú eres el traidor.

En aquel mismo momento el mundo del joven conocido por Remus John Lupin se desmoronó. ¿Cómo aquellos a los que más quería podian pensar que él era el traidor? ¿Cómo? Golpeó con toda la rabia de su interior la mesa, asustando a la chica y luego se echó hacia atrás. No sabía que era lo que sentía exactamente.

Un torbellino de emociones le recorría todo el cuerpo. Se debatía entre la tristeza y el odio, por un lado le enfurecía que hubieran fingido durante los últimos meses y que hubieran tenido en cuenta ese pequeño incidente con Sirius (por que estaba convencido que aquello les había convencido). Pero por otra parte le entristecía el echo de que no le conocieran lo suficientemente bien como para creerlo un traidor.

- Yo no lo creí cuando me lo dijeron ni lo creo ahora... Por si te sirve de algo - dijo Paige poniéndo la mano en la rodilla - Yo sé que tú no eres un traidor, nadie como tú puede serlo...

- La verdad es que me sirve, poco pero me sirve... Al menos sé que tú me conoces bien... ¿Cómo... Cómo se lo tomaron los otros?

- Lily y James tampoco se lo creían, Sirius no sabía bien que pensar y Peter se lo creyó, como todo lo que dice Dumbledore, ya sabes como es. Remus, sigo pensando que deberías hablar con Dumbledore, hacerle ver que se equivoca. Es un hombre sabio que reconoce sus errores, si se lo demuestras rectificará.

- El problema es si me creerá. Además no estoy preparado para hacerlo, todavía no. He de pensar en qué decirle, en cómo hacerle ver que no tiene razón... ¿Qué voy a decirle? ¿Qué le dices a la única persona que desde siempre confió en ti para que vuelva a hacerlo?

- No lo sé pero creo que te voy a dejar solo para que recapacites y te des cuenta que lo más sensato es hablar con él, te escuchará. Hasta mañana - se despidió la chica mientras iba hacia la chimenea - Recuerda que es el cumpleaños de Harry.

- Todavía no sé si iré, será mejor que no vaya quiero que Harry disfrute de su fiesta, será pequeño pero seguro que nota que el ambiente está tenso si voy.

- ¡No digas tonterias! A James y a Lily les dolerá si no vas, siguen siendo tus amigos. Además puede que sea la última vez que estemos todos juntos, nunca se sabe. Hasta mañana.

La chica desapareció entre las llamas de color verde dejando al hombre solo de nuevo. Éste se levantó y fue hasta una estantería llena de libros, escogió un pequeño album y se puso a verlo en el sofá.

Poco a poco los cuatro amigos iban creciendo en las fotos. No habían cambiado demasiado fisicamente: James seguía teniendo ese aspecto de soñador y el mismo pelo revuelto con el que le conoció, Sirius desde que tenía once años había tenido ese aire majestuoso que le hacía triunfar entre las chicas, Peter todavía seguía siendo pequeño y tenía esos pequeños ojos negros que le daban el aspecto de estar triste y luego estaba él... Lunático, Remus o cualquiera de los múltiples motes que le ponía Sirius seguía conservando la cara de no haber roto un plato en su vida, con el cabello castaño (que empezaba a ser ceniciento) y los ojos de color café.

Las lágrimas cayeron por las mejillas de Remus, sentía tanta pena al comprobar que todos habían cambiado tanto, que nunca volverían a ser tan felices como antes, que nunca sería lo mismo... ¿Por qué todo tenía que cambiar? ¿Por qué nunca era fácil por lo menos para él?

Desde que era un niño todo había sido difícil, y nunca sería fácil ya que su condición se lo negaba. Sabía que aunque Voldemort fuera destruido él nunca tendría felicidad, él nunca podría formar una familia, él nunca podría tener un empleo como los demás. Tal vez por eso se había distanciado de sus amigos, al ver que poco a poco ellos cumplían sus sueños, que tenían una vida a la que él nunca aspiraría.

James en sexto año se hizo novio de Lily, dos años después de eso se casó con ella y después tuvieron un niño, Harry. Sirius llevaba el mismo camino, había conocido a una chica Paige, y había encontrado un gran empleo en el ministerio. Incluso Peter había conseguido un buen puesto de trabajo en el ministerio. Sin embargo, él tenía que malvivir porque nadie quería contratarlo por ser un hombre lobo ya que no podía ocultar aquello a los que iban a ser sus jefes.

Era por eso por lo que casi no veía a sus amigos, tenía envidia aunque hasta ese preciso momento no lo había admitido. Puede que tuviera envidia de James y Sirius cuando iba al colegio, y puede que por eso hiciera lo que hizo. Y, si tenía envidia, ¿qué? Ni siquiera sabía por qué se avergonzaba de tener envidia, todo el mundo podía sentirla. ¿Por qué es un pecado capital? Se respondió a sí mismo, últimamente solía divagar mucho y contestarse a sí mismo también era una de sus nuevas costumbres.

"Vaya parece que te estas haciendo viejo - pensó - comienzas a actuar como tu abuelo, divagando y estando siempre solo..."

Hocico de Cerdo, 10 Julio 1987

Albus Dumbledore estaba sentado en una esquina, jugueteaba con las monedas que tenía en la mesa. No sabía exactamente porque estaba allí esperando a la que seguro sería otra falsa vidente que solo pretendía engañarle para poder vivir en un lugar seguro en los tiempos que corrían.

Una mujer entró en el local, a primera vista le pareció un insecto gigante aunque luego se dió cuenta de que era la señora a la que esperaba. Rió por lo bajo, la señora que tenía enfrente tenía un aspecto de lo más extraño con todas esas cuentas de colores, el pelo y esos ojos...

- Siento la tardanza pero tuve que entretenerme con un asunto... Personal. Espero que no le haya molestado demasiado.

- No se preocupe, Sybill, ¿verdad?

- Sí señor.

- He estado revisando el curriculum que usted me envió, me ha sorprendido gratamente el saber que es familiar de Cassandra.

- Sí señor, era mi abuela. Ella me enseñó todo lo que yo sé.

- Vaya, pues entonces sabrá usted mucho. Conocí a su abuela y era una vidente estupenda, recuerdo que adivinó con los poros de té que iba acabar siendo director de Howarts. ¿Podría predecir ahora algo?

- ¿Ahora? ¿Aqui? - el anciano asintió con una sonrisa, sabía que la mujer no tenía el poder de su abuela tal vez un poco pero no lo suficiente como para enseñar Adivinación - Esta bien... Déjeme que me concentre... Ehh, veo... Veo que usted luchará pronto, luchará contra aquel que le traicionó y usted vencerá sobre él, eso es, usted vencerá.

- ¿Nada más? Esta bien, le comunicaré mi decisión dentro de un par de días mientras tanto si quiere puede alojarse en Howarts, estamos en pleno Julio asi que los chicos estan de vacaciones.

Dumbledore le tendió la mano, ella no se la cogió asi que la miró. Vió como de repente se puso tensa, sus ojos estaban en blanco y comenzó a decir:

- El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso se acerca... Nacido de los que lo han desafiado tres veces, vendrá al mundo al concluir el séptimo mes... Y el Señor Tenebroso lo señalará como su igual, pero él tendrá un poder que el Señor Tenebroso no conoce... Y uno de los dos deberá morir a manos del otro, pues ninguno de los dos podrá vivir mientras siga el otro con vida... El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso vendrá al concluir el séptimo mes...

- ¿Sybill? ¿Se encuentra bien querida? - preguntó amablemente Dumbledore mientras la zarandeaba ligeramente.

- Sí... ¿Por qué no iba a encontrarme bien? Por cierto, ¿qué me decía sobre me trabajo?

- Que está contratada.

Colegio Howarts, 30 Julio 1989

Habían pasado dos años desde que Albus Dumbledore había escuchado aquella profecía aunque todavía no se lo había dicho a nadie. Por mucho que le doliera reconocerlo, había encontrado a dos posibles candidatos a lo largo de esos dos años aunque por fin sabía cual era el elegido por Voldemort.

El elegido había resultado el pequeño Harry Potter, el hijo de dos de sus amigos más queridos. Sabía que tenía que decirles por qué iba tras ellos Voldemort pero aún asi no sabía como hacerlo. ¿Cómo le decias a alguien que su hijo tiene el poder suficiente para acabar con tu peor enemigo? ¿Cómo le decias al que es como un hijo para ti que su hijo que va a cumplir el año es la clave para solucionar todo? ¿Cómo?

No dejaba de preguntarse eso, había estado posponiendo aquella conversación durante demasiado tiempo y aunque quería posponerla más, sabía que no podía. Debía ocultar a Lily y a James y salvarles la vida, por mucho que les asustara el tema de la profecía si lo hacía claro. Por eso les había dicho a la pareja que fueran al colegio en cuanto pudieran.

Golpearon la puerta y los dos jóvenes entraron, ella llevaba al bebe en los brazos. Los dos sonrieron y el niño rió, Albus también sonrió y les indicó que se sentaran en las sillas que había cerca de su mesa. Una vez que estuvieron sentados, cogió aire y comenzó a hablar.

- Os he traido aqui para deciros una cosa que sólo podemos saber nosotros y quienes creais necesario. No sé si sabreis que vuestra profesora de adivinacion se jubiló hace dos años y que busqué un nueva candidata.

- ¿De veras? - preguntó James - Siempre dijiste que no te gustaba demasiado esa asignatura y que en cuanto se jubilara la profesora Hale la quitarias.

- Bueno decidí darle otra oportunidad, y busqué una nueva profesora. Ninguna era realmente una vidente pero hubo una que parcialmente lo era, incluso profetizó algo importante. Algo que creo que debeis saber...

- Albus, me estas asustando - dijo Lily - ¿Por qué nos estas contando todo esto?

- Porque la profecía os incluía a vosotros, mejor dicho a vuestro hijo. Mirad, la recuerdo perfectamente, escuchad atentamente y vereis como se adapta. El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso se acerca. Nacido de los que lo han desafiado tres veces, vendrá al mundo al concluir el séptimo mes. Y el Señor Tenebroso lo señalará como su igual, pero él tendrá un poder que el Señor Tenebroso no conoce. Y uno de los dos deberá morir a manos del otro, pues ninguno de los dos podrá vivir mientras siga el otro con vida.

- ¿Y sólo se adapta a Harry? ¿No hay otro niño más? - preguntó James mientras abrazaba a su mujer - Tiene que ser otro niño, Harry no puede ser...

- La verdad es que hay otro niño, Neville Longbotton, creo que lo conoceis por lo menos a sus padres sí y lo tenemos escondido aunque no creemos que Voldemort lo marque, marcará a Harry porque es como él, por eso creo que deberíamos llevar a cabo un encantamiento para protegeros.

- Me parece bien, ¿qué tenemos que hacer?

- Simplemente encargaros de buscar un Guardián secreto, vereis esa persona es la única que conocerá vuestro paradero, sólo os encontraran si os traicionan. Yo mismo puedo ser vuestro Guardián si quereis. -

Muchas gracias pero no, será Sirius, él nunca nos traicionaria.

- Una noble hazaña hacerlo a él Guardian pero es demasiado evidente puede que sea peligroso para el señor Black creo que sería mejor que yo fuera vuestro guardián.

- No, de verdad, quiero que sea Sirius, no puede ser otro. ¿Cuándo lo llevarás a cabo?

- Ya mismo si quereis, con buscar al señor Black...

-¡No! Espera mañana es el cumpleaños de Harry, dejemosle que al menos tenga un cumpleaños normal y despedirnos de nuestros amigos - intervino Lily - En cuanto acabemos podeis llevarlo a cabo.

- Lo que quieras Lily - dijo Dumbledore. - Bueno Albus, nosotros ahora nos vamos a casa, te veremos mañana supongo.

- Si, James no te preocupes, hasta mañana.

Dumbledore vió partir a la pareja, vió como Harry seguía riendo y jugueteando con el cabello color fuego de su madre sin importarle lo que le deparaba el futuro pero también vió como la pareja estaba echa polvo. Decidió irse a dormir, pensó que mañana sería otro día aunque lo que no sabía es que iba a ser un día mucho peor.

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Espero que os haya gustado, ya me lo contareis en los rewievs y también espero que por fin se vea bien de una vez.

En el próximo episodio: "La teoria del caos", podremos ver como vivían los Potter antes de tener que ocultarse, el primer y único (por el momento, jejeje) cumpleaños de Harry celebrado en condiciones y como la rata de mierda... Digooo, Peter, se convirtió en el Guardián de James y Lily. Aunque de momento no diré nada sobre como Remus traicionó a Sirius, admito sugerencias pues no lo tengo muy claro.