Disclamer: Ninguno de los personajes usados para este fict me pertenecen, todos son de Masashi Kishimoto, y yo no tengo regalías por mis geniales historias (tengo ego, no me culpen xD).


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Calor

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Aquella mañana, el calor estaba insoportable. El termómetro indicaba los 40 grados centígrados a la sombra… y francamente, él no quería saber a cuanto es que ascendía aquella cifra en pleno rayo de sol, aunque lo que sí le hubiese gustado saber era cómo los habitantes de Suna eran capaces de ir por aquellas resecas calles enfundados en tan largas y oscuras vestimentas y no morir de insolación…

¡Por Kami, que él ya se había visto en la necesidad de andar en playera de maya y pantalones cortos para soportar el calor que hacía en el domo del Kazekage y aún así estaba que se sentía desfallecer!

—¿Te sientes bien Shikamaru?

Aquella problemática voz consiguió sacar al pelinegro del sopor en que el calor lo había metido e internamente se lo agradeció. Puede que Nara Shikamaru fuese el cobarde y flojo número uno del país del Fuego, pero por primera vez el estar sin hacer nada lo estaba matando. Quizás si se ponía a hacer algo de provecho podía soportar mejor ese infernal calor.

—Es muy problemático, el calor me está matando y creo que me estoy deshidratando... ¿cómo puedes estar tú tan fresca, mujer problemática? —cuestionó sin dudar, arqueando una de sus cejas mientras criticaba abiertamente a Sabaku no Temari, su guía y acompañante obligada durante aquella visita diplomática a Suna, quien sonriendo con superioridad se mostraba como si el calor no le afectara aún vistiendo ese largo kimono azul marino.

—Además de vago, exagerado. Este calor no es nada comparado con el de los días de verano —comentó y la cara de estupefacción y susto que puso Shikamaru consiguieron que la ojiverde casi se doblara de la risa.

Definitivamente haberlo visto así no había tenido precio, pero ella no tenía mucho tiempo para burlarse de él.

—Anda, levanta tu perezoso trasero de ahí y acompáñame, hay algo que tengo que hacer y no puedo dejarte aquí —le informó tratando de contener la risa aunque sin poder ocultar la burlona sonrisa.

Después de todo él era un invitado en Suna a quien debía tratar bien.

Así, acto seguido y demostrando aún su pereza Shikamaru se levantó y la siguió a paso lento, seguro de que cualquier cosa era mejor que estar sentado en aquella calurosa habitación observando el desolador paisaje a través de la ventana.

Minutos más tarde, se daría cuenta de su error: ¡Temari lo había arrastrado a fuera del cómodo Domo del Kazekage exponiéndolo a las inclemencias del ardiente sol que lo quemaba todo a su paso!

—Venga, no te desmayes aquí cabeza de piña —le reprendió la kunoichi rubia al notar que el muchacho a su lado sudaba a mares y no conforme con el regaño, en un descuido Shikamaru a punto estuvo de tropezarse con un pequeño montículo de arena, de esos que había a todo paso por la avenida...

Kami, ¿qué había hecho él para merecer eso?, se preguntó el moreno maldiciéndose a sí mismo por haber aceptado aquella misión de la cual había aprendido una gran lección que procuraría no olvidar a futuro: nunca jamás debía volver a aceptar una misión a Suna por muy diplomática y corta que fuera, lo había decidido y aquello no estaba a discusión… más antes de poder seguir con sus pensamientos Temari repentinamente se detuvo frente a una puerta de madera que cerraba el paso al interior de un amplio lugar cuya barda parecía extenderse por al menos la mitad de lo que abarcaba el domo del Kazekage y, aún con el calor sobre su rostro, Shikamaru arqueó una ceja sin saber qué era aquel lugar y qué iban a hacer ahí.

—Ya llegamos, espero esto te haga olvidar el calor —le dijo a modo de darle un poco de ánimo la rubia mientras abría la puerta y lo invitaba a pasar al interior, en donde el shinobi de Konoha entró sin rechistar.

Adentro había sombra y con eso se conformaba, sin embargo se llevó una agradable sorpresa al notar que el interior de aquel lugar estaba fresco aunque no estaba tan seguro de si era la misma frescura que se podía sentir en el domo del Kazekage, dado que el breve trayecto bajo el rayo del sol le había aumentado considerablemente la temperatura.

—No te quedes ahí parado y entra, vago de mierda —le volvió a reprender Temari que lo observaba al final del pasillo recibidor ya sin las sandalias y con una de sus cejas arqueadas. Que ya iba tarde y a Shikamaru sólo se le ocurría quedarse parado…

Así que, tan sólo susurrando su típico mendokusai, el muchacho se descalzó las sandalias y siguió a su anfitriona apenas un par de pasos rezagado, todavía con la duda sobre lo que era aquel aparentemente cómodo lugar… y en cuanto giraron a la derecha del pasillo y Temari descorrió la puerta no pudo evitar sentir una ligera sorpresa: aquel lugar era amplio y tenía la apariencia exacta de un dojo de artes marciales lo cual era totalmente inesperado.

—Espérame aquí, si quieres puedes sentarte.

El muchacho, al escuchar la orden enmascarada como sugerencia, giró el rostro hacia la chica para tan sólo para verla desaparecer por una pequeña puerta ubicada justo al lado de la que recién habían atravesado para llegar.

Por supuesto, el que lo dejase ahí solo le pareció algo poco amable, en especial porque el lugar estaba ocupado por (lo que le parecía a él) el grupo femenino de aspirantes a kunoichis de Suna quienes mientras realizaban unos sencillos ejercicios de respiración sentadas en posición de flor de loto lo miraban con discreción pero con mucha curiosidad, cosa que no era recíproca aunque sí incómoda.

Por tanto tratando de no darles mucha importancia a las féminas Shikamaru se llevó las manos a los bolsillos del pantalón y elevó la vista al techo buscando alguna grieta en la cual poder interesarse, todavía meditando si aquel dojo era más fresco que el palacio del Kazekage mientras esperaba a que apareciera la problemática rubia que lo había dejado ahí cosa que ocurrió escasos minutos después tras escuchar como se descorría la puerta por la que había entrado Temari.

—Ya le he pedido a alguien que te traiga un poco de agua, de cualquier manera no tardaré mucho —le informó ella deteniéndose a su lado mirándolo un segundo antes de antes de fijar la vista en el grupo de estudiantes que estaba terminando con los ejercicios y comenzaban a incorporarse para acomodarse alrededor. Shikamaru que mantuvo sus ojos en el techo la miró apenas de reojo y asintió con desgana agradeciendo su atención.

—¿Esto es parte de la academia de Suna? —cuestionó tras un par de segundos en silencio, y Temari esbozó una orgullosa sonrisa.

—Sí, es una clase especial que impartimos a nuestras kunoichis en Suna —respondió, y antes de que él pudiese comentar nada más, ella avanzó con tranquilidad al centro del lugar.

Y no fue hasta entonces que Shikamaru se dio cuenta de que su guía se había cambiado el largo kimono azul marino por una falda negra con un cinturón dorado, muchísimo más corta con aberturas a ambos lados y que dejaba a la vista sus bien torneadas piernas, y una blusa de red a través de la cual podía ver con total claridad una especie de cinta negra que tan sólo cubría su busto… y él simplemente no pudo evitar quedarse casi con la boca abierta.

¡Por Kami! ¡¿Que tipo de enseñanza era la que impartía esa problemática rubia para tener que cambiarse por aquella escasa vestimenta?!

—Soraide sama me ha pedido que les recuerde que faltan 3 días antes del examen quincenal, así que pongan mucha atención. Les recuerdo también que estos ejercicios les ayudarán no sólo en misiones de camuflaje, también les ayudará a mejorar equilibrio, agilidad y resistencia durante sus enfrentamientos en taijutsu, así que tómenselos en serio. A mas de una nos han salvado la vida.

El breve discurso de Temari terminó sin aclararle a Shikamaru de lo que se trataba la clase, aunque siendo francos, el pelinegro tan sólo había escuchado la firme y estricta voz sin poner atención a sus palabras. Toda su atención se había mantenido clavada en la escultural figura de Sabaku no Temari que normalmente permanecía oculta bajo la ropa…

Inevitablemente Shikamaru tragó duro percibiendo como esa sensación de sequedad en la garganta se incrementaba cuando la vio girar un poco el rostro hacia él dándole una sonrisa de medio lado y bajando los ojos casi con coquetería antes de volver la vista al grupo de jovencitas, mientras una suave melodía de tintes árabes comenzó a escucharse en la sala, cosa que lo distrajo por apenas un segundo o dos porque la rubia frente a sus ojos comenzó a moverse.

Así bajo la atenta mirada del Nara, la hermana del Kazekage extendió con gracia su brazo derecho, moviendo la muñeca en pequeños círculos, al mismo tiempo que comenzaba a mover su cadera de forma ondulatoria, dando comienzo a un sensual baile que al caballero a sus espaldas dejó sin respiración…

La música poco a poco iba aumentando de ritmo y con ello los movimientos de la rubia aumentaban también de intensidad. Ya no era sólo su mano derecha la que permanecía extendida, también había comenzado a mover la izquierda de forma serpenteante desde los hombros y cuyos movimientos estaban ligados al torso que se contraía y distendía por momentos, cuando la cintura y la cadera cesaban brevemente su contoneo...

Y Shikamaru con todos los sentidos puestos sobre ese excitante movimiento corporal sintió el acelerar de su corazón a todo lo que daba, incapaz de apartar los negros ojos de las curvas femeninas, notando el sudor que recorría la suave espalda de la bailarina e ignorando consciente el propio sudor que perlaba su frente.

La música aumentó un poco más su velocidad y la cadera de la rubia comenzó a agitarse vertiginosamente mientras elevaba un poco los brazos hacia el techo para justo después, apoyando todo su peso sobre su pierna, elevar su cadera mientras giraba agitando las lentejuelas que llevaba atadas al cinturón y que sonaban a cada movimiento que daba… y al encontrarse de frente con el femenino rostro, adornado con un gesto de absoluto deleite e insinuación con los labios entreabiertos y aquellos ojos aguamarina mirándolo solo a él mientras su cuerpo se le insinuaba, era imposible que no sintiera en su entrepierna una punzada de excitación y se preguntara si ella se movería tan bien si estuvieran haciendo el amor…

Porque sí, se estaba muriendo de ganas de tomar a esa problemática rubia y hacerla suya ahí mismo para sentir en carne propia aquel excitante movimiento que estaba por volverlo loco…

Más Temari, ajena a aquellos pensamientos subidos de todo de nueva cuenta le dio la espalda e inclinó su cuerpo hacia delante para después echar el torso hacia atrás, mirándolo todavía con esa sonrisa insinuante unos instantes y en cuanto recuperó la posición recta, el estruendoso aplauso que las jóvenes aspirantes a kunoichi habían otorgado a su sensei regresaron al pelinegro a la realidad.

—¿Qué te pareció la demostración genio? —preguntó Temari con la respiración apenas agitada, un par de minutos después cuando ya todas las estudiantes se encontraban practicando los movimientos más difíciles bajo la supervisión de otras mujeres encargadas de ello, pero Shikamaru no fue capaz de sostenerle la mirada, obligándose a voltear hacia otro lado.

¡Por Kami sama, que aquel baile le parecía lo mas erótico que nunca jamás en su vida había visto y de muy buen agrado le daría todo lo que poseía con tal de volverla a ver todas las veces que le fuese permitido, pero no podía decirle eso a ella, simplemente no podía…! Así que actuando de la manera que creyó más conveniente le respondió.

—Tsk… Mendokusai, no se como es que eso les ayuda en taijutsu pero supongo que debe funcionar —respondió fingiendo desinterés y aunque no era lo que la rubia esperaba el estratega se apresuró a cuestionar. —¿Podemos irnos ya? Aquí hace todavía más calor al haber tantas personas reunidas…—se justificó y dándole la espalda el moreno se dirigió hacia la salida, dejando a la rubia que ceñuda y cruzándose de brazos bufó.

Ya sabía que él no iba a elogiarla, pero sí que le molestaba un poco saber que no había conseguido que él se olvidara por un momento del horrible calor ambiental… pero ya encontraría la manera de hacerle más cómoda la estancia en Suna, de eso estaba segura.

Así que, avanzando de nuevo hacia la habitación en donde había dejado sus ropas, Temari se prometió seguir intentando hasta lograr hacerle una estancia más amena sin percatarse siquiera de la discreta mirada que Shikamaru le había dirigido para deleitarse por última vez con su silueta antes de acabar maldiciéndose a sí mismo y exhalar un frustrado suspiro al verla desaparecer en aquella habitación dejándole con sus pensamientos lividinosos que le daban más y más calor...

Después de todo, Nara Shikamarau estaba cien por ciento seguro de que el intenso calor que sentía no bajaría hasta que tuviera a Sabaku no Temari desnuda y moviéndose de esa manera mientras le hiciera el amor…

—Andando, de regreso al domo.

Y al volver a ver ese hermoso rostro, el estratega tuvo que morderse la lengua y clavarse las uñas en las palmas de las manos en un vano intento por detener el curso de sus pensamientos que planeaban ya la mejor estrategia para lograr su nuevo objetivo, mientras salía de nuevo a las resecas calles de Suna al lado de la dueña de sus más profundos deseos quien ignoraba por completo la inquietud que con aquella demostración había despertado en el moreno…


Kyaaaa! OMG, pequeño fict producto de mi ocio e imaginación durante una de mis clases de baile jajaja xD y miren que lo que dice Temari es cierto, entre otras cosas, el baile es muy bueno para la agilidad, equilibrio y resistencia, aunque no muchos lo crean.

Anyway, este es un fict de regalo para la buena de Titxutemari, que no ha dejado de animarme para que continúe con mis historias, y como hice una barbaridad en Solo déjate amar, le prometí que tendría un shikatema de regalo por parte mía xP y por si piensan que debería haberle cumplido el sueñito a Shikamaru, les digo que esperen el nuevo proyecto titulado Enseñame a ser Hombre, jojojojo xP

Gracias por leer, y dejen reviews!


= Este fict ha sido corregido en Octubre del 2015 =