Los personajes de Crepúsculo pertenecen a Stephenie Meyer, la historia es mía.


Sinopsis.

Isabella no solo es una marioneta empoderada para una ambiciosa familia, sino que además un misterio brutal para Edward Cullen, a quien conoció alguna vez y que espera que calle lo que sabe. Ambos son locura y perdición, y pese a que luchan contra sus rebosantes sentimientos, ninguno puede evitar perder la cabeza de amor por el otro, a sabiendas que ella ya tiene dueño.

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Uno es dócil, la otra obstinada.

Uno es benévolo, la otra prepotente.

Uno es locura, la otra perdición.

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Capítulo 1

Edward

Seattle, Washington.

Junio, 2016

Edward se sentó en el asiento del auto y encendió un cigarrillo con manos temblorosas, haciendo un esfuerzo descomunal para controlar la ira que le consumía igual que una aspiradora, y, por último, se quitó a su hijo Aiden de la cabeza, imaginándolo preocupado cerca del teléfono. Quería mentirse a sí mismo pensando que no lo defraudaría de nuevo diciéndole que no iría a visitarlo, pero el niño comenzaba a cansarse de sus excusas. Con seis años, él se daba cuenta que no era una coincidencia.

Sin embargo, no podía no llamarlo.

Tomó el móvil de la guantera y jadeó. Si no lo llamaba, Aiden protestaría y exigiría una explicación, de modo que optó por enfrentarlo. Marcó el número de casa sintiendo que le costaba tragar saliva. Sabía que al contestar las preguntas saldrían de su boca sin saludar primero:

¿Por qué estoy en la casa del abuelo, papá? ¿Por qué no puedes venir? ¿Por qué tú y mamá pelean tanto? ¿Cuándo iremos a tomar un helado? ¿Por qué no regresamos a Texas?

Cerró los ojos, pero la voz que contestó desde el otro lado no era dulce e infantil.

—Aiden se durmió esperándote.

—¿Le puedes decir que…?

—No voy a seguir abogando a tu favor. Llámalo mañana después de la escuela.

Se dejó caer en el respaldo del asiento.

—Esto no está funcionando. —sopló.

—¿Te rendirás así tan fácil?

—¿Así tan fácil? —repitió en un gruñido— No me hagas recordar por qué estamos dónde estamos.

—Tengo que irme a trabajar, Edward, no pretendo discutir por teléfono.

—Por supuesto.

Y colgó. Ni siquiera le prometió que llamaría. Estaba furioso, dolido con su ex mujer, y probablemente lo estaría siempre. Ella se había marchado de su casa en Texas hace dos semanas para vivir con su padre en Seattle y Edward no tenía las fuerzas ni las ganas para impedírselo. Lo único que hizo fue tomar la arrebatadora decisión de viajar hasta Seattle sin un plan determinado, esperando conversar con ella, acercarse a su hijo, pero era tan difícil.

Se sentía dolido, traicionado. Muy traicionado.

Dejó caer el móvil en la guantera y miró la anticuada fotografía de su madre colgando del espejo retrovisor y sintió unas repentinas ganas de llorar. No le quería romper el corazón, así que estaba evitando que sus padres se enterasen que él estaba en Seattle de nuevo. Suficientes sermones tuvo cuando decidió casarse con Kate para encima asumir su derrota. Aunque, siete años de matrimonio no eran pocos.

Volvió a gruñir.

Una mano desconocida se apoyó encima de la ventanilla del coche haciendo que Edward soltara un gemido de la impresión. El rostro pálido de una mujer joven apareció pidiendo ayuda con voz inaudible. Edward leyó sus labios y tardó demasiado tiempo en reaccionar cuando la mujer se desplomó al suelo. Mierda. Ahora lo que le faltaba era que una desconocida se desmayara fuera de su coche en medio de la noche. Dándose prisa, abrió la puerta con cuidado y estuvo rápidamente junto a ella. Los transeúntes que pasaron se acercaron para prestarle auxilio. La mujer se removió inquieta y apretó ambas manos sobre su evidente estómago abultado. Edward abrió los ojos con alarma, no por el bulto, sino por la sangre que manchaba su vestido de verano justo en dónde debería comenzar la barriga.

—Necesito… ir al hospital, por favor. Necesito ir al hospital. —rogó. Se sentó y apretó más su panza, rechinándose los dientes— ¡Dios, esto arde!

Sin pensarlo mucho, Edward tomó a la mujer del suelo y con gran dificultad la metió dentro del auto. Ella se acomodó entre quejidos, mientras gruesas lágrimas manchaban sus mejillas.

—Dame un segundo… dame un segundo. —pidió él intentando encontrar la llave correcta para hacer andar el motor.

—¡Apúrate! —ella gritó con angustia— ¡Ah!

—¿Es que esas son contracciones?

Ella levantó una pierna doblada y trató de arquearse como un sándwich para así disminuir el dolor, lo que tampoco funcionaba.

—No debería. —susurró.

El motor se encendió y se introdujo en la ajetreada carretera.

Edward también quería decir "no debería" ya que la panza no era grande. Si no estaba mal aquello no pasaba los cuatro meses de gestación.

—¡Deja de mirarme y maneja, por el amor de Dios!

—¡Es lo que intento! —se quejó— Oye, te estoy haciendo un inmenso favor en llevarte al hospital.

—Te pagaré. Te prometo que te lo devolveré, pero por favor date prisa. —otra contracción la interrumpió— ¡Jesús!

Edward no estaba esperando una recompensa, de hecho, intentaba calmar un poco el ambiente tenso aun sabiendo que ella se estaba torciendo de la tortura.

—¿Sabes? Cuando mi esposa estaba embarazada…

—No me puede importar menos. —jadeó.

Se pasó un semáforo en rojo, pero esto era una emergencia.

—Como quieras.

Aparcaron en la entrada del hospital regional y consiguió una silla de ruedas antes de que la chica se desplomara al suelo otra vez. Ella gimió en protesta, inhalando y exhalando profundamente por la boca. Mientras se sentaba, Edward se dio cuenta que su aspecto era peor de lo que imaginaba. No era tanto por las lágrimas, el maquillaje corrido o la piel pálida, sino que su rostro era seco y escuálido. Para nada saludable.

Empujó la silla hacia la sala de urgencias y tuvo que hacer de tripas corazón cuando Kate vino hacia ellos. Se mordió la lengua. Ni siquiera tuvo problemas en conseguir un puesto en el hospital, pensó, lo que significaba que no estaba pensando en volver a Texas por el momento. Algo que a él poco le interesaba.

Kate frunció el ceño.

—Edward, no puedo creer que vengas a molestarme a mi puesto de trabajo.

Kate era hermosa en todo aspecto; su cabello dorado estaba tomado en una coleta simple y sus labios estaban pintados de un rosa pálido otorgándole una suavidad tersa a su rostro. Quitó ese pensamiento embobado de su mente. Él estaba enojado con ella, podía sentir la ira embargarlo de nuevo.

—Olvídate de ti y de mí por un momento y ayúdala a ella. —señaló— No está bien.

Kate lo miró de reojo y luego puso toda su atención en la chica. Ella se retorcía de intenso dolor, lo que hizo que algunas personas se voltearan a verla. Edward siguió a Kate al lado de la silla de ruedas, pese a que había cumplido con su deber en traerla al hospital.

—Necesito saber tu identidad. ¿Me puedes decir tu nombre?

—B-Bella.

—Muy bien, Bella. Quiero que te tranquilices porque el doctor te atenderá enseguida y te pondrás mejor, cariño ¿está bien?

Bella lloriqueó incluso cuando ambas desaparecieron de su vista.

Se preguntó si debería esperar sentado o irse a casa. Tampoco sabía si la mujer tenía familiares. Al menos quería asegurarse de que todo estuviera bien. Y además, necesitaba hablar con Kate. Le importaba un pepino que estuviera en su jornada laboral, iba a escucharlo por las buenas.

Tras unos instantes bastante largos, Edward cabeceó en la silla de espera soñando con la traidora de su esposa y sintiendo su corazón romperse en mil pedazos.

¿Por qué Kate? Se preguntó.

Habían sido un buen matrimonio; ejemplar, digno de admirar, entonces ¿qué ocurrió? ¿qué hizo mal?

La sangre hirvió en su cabeza, deseando entrar en la sala de urgencias y exigirle la verdad, pero… ¿Cómo iba a hacerlo? Eso sería peor. No estaba seguro si quería saberlo.

Kate salió de urgencias mirando hacia todos lados.

—Tenemos que hablar tú y yo. —se sintió culpable de no preguntar primeramente por la salud de Bella.

—¿La viste pasar?

—¿Perdón?

—La chica que trajiste. Bella. ¿Pasó por aquí?

—No. —respondió— Se suponía que estaba contigo.

—Sí, pero escapó. Se arrancó la intravenosa del brazo. —Kate estaba sumamente preocupada— Debería llamar a la policía, pero no sabemos nada sobre ella, a excepción de su nombre.

—De todos modos ¿qué le pasó?

Kate suspiró.

—Sufrió un aborto.

Él no era ningún insensible para no sentir pena. ¿En qué momento habría pasado por su lado? Edward cabeceó un par de veces así que cabía la posibilidad que mientras soñaba con Kate, Bella pasó pálida y ojerosa hacia la salida.

—Pobre mujer.

—Sí. —su esposa parpadeó al ver que ninguno había discutido en los últimos cinco minutos— Tengo que volver a trabajar.

—Tenemos un asunto pendiente.

—Lo sé, Edward. Y te prometo que lo haré, pero ahora estoy ocupada. —refunfuñó ella— Hasta mañana.

Y ella se fue. Como siempre.

Edward pateó una piedra invisible en el suelo y se fue echando chispas al estacionamiento. Se sentía como un animal enjaulado y apoyó la cabeza en el manubrio. De pronto, recordó a Bella y levantó la mirada esperando encontrarla en algún lugar. Si acababa de tener un aborto, no debería estar tan lejos ¿verdad? Encendió el motor y anduvo por la salida tratando de divisar alguna cabellera oscura entre la noche, pero no tuvo éxito. Había desaparecido.

No se podía sacar su doloroso y demacrado rostro de la cabeza. Y mientras eso sucedió, aceleró el ritmo y se fue a casa.


¡Holaaaa!

La verdad es que pensaba subir esta historia cuando terminara Acorralada, pero como están en sus últimos capítulos, decidí subirla hoy.

Como todo comienzo de historia, deben estar muy confundidas. Lo sé. Y este comienzo es corto, pero en sí los capítulos son de ese modo. ¿Por qué Edward está enojado con Kate? ¿Por qué Bella escapó del hospital? ¿Cuándo se reencontrarán? Aunque con la sinopsis más o menos saben que se reencontrarán pronto.

Preguntas frecuentes:

No tengo idea de cuántos capítulos tendrá. Nunca lo sé, los que me siguen en Acorralada se darán cuenta que yo había dicho que serían 25 capítulos y ya llevamos 30, así que prefiero no dar un número determinado.

¿Tendrá final feliz? Por supuesto que sí.

Casi nunca me tardo en actualizar, así que por ahí me ven seguido.

Espero que les haya gustado este primer capi y me cuenten qué les pareció! No olviden dar fav y alerta para que estén pendientes.

Un beso!