Mi viaje al pasado

El viaje.

Dentro de una habitación, alumbrada por velas se podía apreciar pieles de animales, unas sillas de madera, el suelo de piedra cubierto por pieles, un gran ventanal cubierto por unas cortinas oscuras dejando más íntimo el lugar para que dos personas, las cuales se encontraban ahí, pudiesen hablar como debían.

-Habla ya mujer ¿qué dicen tus visiones de mi futura mujer?-pregunto ya molesto por tantas vueltas un joven de una altura intimidante, hombres anchos, un pelo de color llamativo, anaranjado, largo hasta los hombros, con algunos mechones cubriendo parte de los ojos, donde se podían apreciar un color chocolate, su vestimenta, en ese momento, solo consistía en un pantalón de lana color azul, su torso estaba al descubierto, sus pies estaban cubiertos por unas sandalias.

-Su mujer mi señor no tiene la mente que las nuestras-aclaro una mujer pelinegra, de ojos turquesa altura promedio, delicada a simple vista, un cuerpo bien desarrollado, cubierto por pieles de excelente calidad en gris-su mujer tiene mente propia, rebelde pero generosa, una joya extraña-menciono confundida por esa mujer.

-Perfecta-menciono el pelinaranjo con una sonrisa siniestra-¿cuándo vendrá a mí?-pregunto ansioso.

-Muy pronto mi señor, la encontrara cerca de nuestra diosa de la fertilidad-menciono frunciendo el ceño-ella la traerá a usted, como recompensa por sus incontables victorias y su devoción a los dioses, ella le otorga una gran compañera mi señor-comunico mirándolo fijamente notando satisfacción en su vista-pero debo advertirle que como regalo de los dioses debe tener paciencia ella no será fácil de gobernar ni se inclinara ante usted y ante nadie-menciono logrando que su rey frunciera el ceño.

-Deberá hacerlo-menciono molesto.

-No lo ara porque ella es un regalo de nuestros dioses, elegida entre cientos de mujeres, ella no será igual y deberá respetarla y cuidarla-advirtió.

-¿De qué hablas hechicera?-pregunto molesto.

-Ella vendrá seguido de una guerra-diviso, logrando que él pelinaranjo la mirara sorprendido y confundido-la belleza de esta mujer despertara la codicia y la envidia de muchas mujeres y hombres, ya que ella traerá al mundo los descendiente de usted y al ser un regalo de los dioses ella contara con un poder extra, lo que ara a sus herederos invencibles-menciono.

-No me interesa cuantos reyes quieran a mi mujer no la obtendrán y si ellos insisten-menciono poniendo su rostro de forma siniestra-la muerte será lo único que encuentren-menciono sacando su lado más oscuro, dejando a la hechicera temblando-en cuanto a las mujeres ella no serán un problema-anuncio seguro.

-Mi señor solo tengo algo que decirle-sus ojos brillaron ante la ansiedad-ella se acerca muy deprisa, del mundo de donde viene, pronto encontrara la puerta al nuestro-menciono segura de sus palabra.

-No se diga más, are que empiece el preparativo para su llegada y pondré hombres para custodiar la zona, si ella aparece tendrán ordenes de tráela ante mí-menciono dándose la vuelta para ir a dar las ordenes pero la voz de la hechicera lo detuvo.

-Yo que usted no aria eso mi señor-menciono sonriendo-si usted manda hombres por ella, los dioses creerán que usted no la querrá, ara que ella sea devuelta a su tiempo y los dioses ya no nos protegieran -advirtió viendo como los ojos chocolates brillaban con furia-ella será traída a usted, y usted ira por ella, recuerde que ella es especial, los hombres que vallan serán tentados por la lujuria y mancharan a la joven-advirtió tembló cuando el pelinaranjo rompió un mueble.

-Nadie tocara a mi mujer-advirtió molesto-si tengo que ir por ella que así sea-menciono dándose vuelta molesto.

-Cuando sea el momento usted lo sabrá e ira sin darse cuenta, pero recuerde debe tener paciencia y no deje que la lujuria lo ciegue mi señor-pidió como último ruego.

En la actualidad.

-Vamos Orihime no llegaremos al autobús a ese ritmo-menciono una peli azul de altura alta, vestía una pescadora besh con una remera azul oscuro, championes negro, cargaba una mochila.

-Etto Tatsuki-chan, no estoy muy interesada en ir-menciono una joven pelinaranjo oscuro, largo hasta la cadera, de unos llamativos ojos grises, altura promedio de grandes pechos, fina cintura y anchas caderas, vestía una pescadora blanca con una blusa en rosa, sus tenis de color blanco, cargando una maleta de viaje-no estoy muy animada para salir-mención triste.

-Orihime-menciono dolida por su amiga, frunció el ceño al saber el motivo-debes seguir ser fuerte sé que lo eres, y sé que saldrás adelante, vamos nos tienes a nosotros, a mi de tú lado-menciono abrasándola para darle confianza.

-Gracias Tatsuki-chan-menciono con una sonrisa tímida.

-No se diga más vamos o perderemos el autobús y nos perderemos la excursión al templo-menciono tomándola de la mano para salir corriendo con ella, un par de cuadras más delante vieron el autobús amarillo esperándolas-perdón la demora Mia-sensei-se disculpó.

-No hay problemas chicas suban-pidió su profesora, una mujer de cabello castaño corto, ojos café, vestida para la ocasión, short café claro, una remera verde claro, tenis color negro-suban-pidió amablemente.

Una vez abordo notaron a todos sus compañeros esperándolas, una leve sonrojo apareció en las mejillas de ambas al notar que era a ambas que las esperaban, comenzaron a caminar hasta el fondo y ver que hay estaban sus amigos, un morocho alto corpulento, cabello castaño al igual que sus ojos, serio vestido de pescadora gris remera blanca y tenías blancos, al lado de él un pelirrojo con extraños tatuajes, vestía una pescadora negra con una remera roja, tenis negros y un pañuelo en la cabeza de color rojo, un peli azul, al igual que sus ojos usaba lentes, se encontraba leyendo, su vestimenta era una remera azul, con una bermuda azul oscuro tenis blancos, detrás de ellos venían el gran amor y dolor de la pelinaranja, una pelinegra de ojos violáceos, altura baja, bestia una remera rosa claro con el logo de un conejo chapy, un short rojo y unos tenis blancos, acompañada de su novio, un pelinaranjo de altura alta, ojos chocolate, vestido con una remera negra y bermuda al igual que su remera, tenis negros.

-Oi Tatsuki, Inoue tardaron-sonrió amigable el pelinaranjo.

-No es de tú incumbencia-respondió la peliazul molesta tomando de la mano a su amiga para irse más al fondo lejos del grupo, la respuesta lastimo al pelinaranjo que agacho la cabeza derrotado, no entendía, desde que se en novio de Rukia Tatsuki lo mira y habla de manera hostil, al principio no le molesto como siempre eran así, pero luego del tiempo eso no cambio y de cierta forma dolía, ver a sus dos amigas lejos de él, Inoue se la pasaba callada en las salidas, no lo miraba y no le hablaba, eso dolía, tenía una novia y había perdido a dos grandes amigas, sin contar que el pelirrojo estaba algo distante también, los otros dos no opinaban.

-Esa Tatsuki sigue igual de hostil-menciono la pelinegra molesta.

-No importa-mención aunque en realidad eso lo lastimaba.

El resto del viaje se la paso callado hasta llegar al templo, cuando el autobús llego notaron un sin fin de escaleras escondidas entre árboles, los marcos de madera en rojo les daba la bienvenida al grupo.

-Hermoso-menciono la pelinaranja maravillada por el lugar.

-Es cierto-menciono el pelinaranjo al lado de ella, ocasionándole un pequeño brinco, cuando la miro le sonrió, pero su sonrisa murió al ver los ojos grises sin vida de su amiga, ¿en qué momento paso eso?, se preguntó, pero ni tiempo pudo hacerlo, su novia lo tomo del brazo, al bajar la vista y verla ella le sonreía, le respondió el saludo, pero cuando volvió la vista a su amiga ella ya no estaba, iba conversando con su amiga y el pelirrojo, por lo que vio algo dijo su amigo que ocasiono la risa de las mujeres, un sentimiento de celos surgió en él, ¿cuándo fue la última vez que la vio reír?, o ¿cuándo fue la última vez que la hizo reír él?, no lo recordaba.

-Vamos Ichigo-mención llevándolo con ella.

Cuando subieron las infinitas escalera, quedaron sorprendidos por el lugar, el piso de piedras, dos estatuas de dragones a cada lado de las escaleras de una gran mansión antigua, al final de las escaleras dos columnas de piedra en rojo, sostenía el techo, un corredor de madera costeaba la mansión, puertas corredizas de madera con diseños hermosos, aparecían en varias partes del corredor, los árboles les daba un refugio y a la vez ocultaba esa belleza difícil de ignorar, cerca de ahí, un gran árbol sobresalía, rodeado de una piola gruesa con algunos papales blancos colgando.

-Este lugar es mágico-susurro la pelinaranja.

-¿No entiendo por qué sigues diciendo eso?-pregunto molesta la pelinegra.

-Kuchiki-san este lugar a durado miles de años, guerras y conquistas, vio el tiempo pasar desde aquí, y aun así conserva su magia, sigue firme sin importar que el mundo continuaba evolucionando y avanzando-menciono sonriendo de forma amigable, mientras miraba a su alrededor sin darse cuenta que los presentes la miraban maravillados.

-Al parecer tenemos una joven inspiración-menciono una señora mayor, sus ojos negros mostraban cansancio y a la vez sabiduría su pelo largo y blanco estaba amarrado a unas cintas blancas al fin de su pelo, vestía kimonos blancos y rojos, usando sandalias de madera-y he de decir que una rareza entre rarezas-menciono estudiando a la joven, la cual estaba sonrojada.

-Yo-susurro apenada.

-No pequeña no te retractes de lo que dijiste con tanta pasión y sabiduría -pidió con cariño-pasen las habitaciones de las jóvenes están al lado derecho los jóvenes al lado izquierdo-menciono caminando a las puertas principales.

-Vamos Orihime-menciono la peliazul, tomando de la mano a su amiga, al llegar a sus respectivos cuartos notaron que era de a dos-nos toca compartir -menciono sonriendo con su amiga-ventana o pasillo-pregunto notando, que los cuartos eran cubiertos por un suelo de madera, un ropero dentro de la pared, un escritorio, un modular donde se encontraba los dos futones, la ventana estaba cerrada.

-Valla-susurro al abrir las ventanas de papel y luego las de vidrio, notando el bosque.

-Mira Orihime-menciono mostrando dos trajes de kimono en blanco-esto es raro-menciono mirando la ropa, causando la risa de su amiga.

-Vamos a cambiarnos Tatsuki-chan-pidió emocionada, cuando se colocaron la ropa salieron al pasillo encontrándose con el resto de chicas.

-Valla Hime-chan te quedo hermoso-menciono una pelirroja de pelo corto ojos castaños, su kimono era blanco diseñándose al cuerpo de ella.

-Aléjate pervertida-menciono la karateka-remangándose el kimono.

-Tatsuki-chan-mención avergonzada, el kimono le quedaba bien en la parte de la cadera pero cuando llegaba al pecho se notaba que le quedaba chico dejando ver un gran escote.

-Vamos con la anciana tendrá que tener otro kimono-mención yéndose al ala izquierda chocando con sus amigos.

-Oi Tatsuki-saludo amigable el pelinaranjo, con una yukata clara, su sonrisa murió al ver a la pelinaranja con el kimono y el pelo atado cerca de la punta, al fin del pelo-Inoue-susurro sonrojado, la nombrada se ruborizo hasta el pelo.

-Vamos Orihime, tiene que tener otro kimono-menciono tirando de ella al notar que ambos estaban sonrojados.

-Ichigo-llamo molesta su novia.

-Rukia-susurro aún sorprendido por su amiga.

-Vamos con el resto-menciono tomándolo de la mano.

-Baba-san-llamo la peliazul encontrándola sentada en unos almohadones de terciopelo bordo-queríamos pedirle un kimono más grande para mi amiga-pidió de manera educada.

-No veo el problema-menciono tranquila, sacándole una maldición en lo bajo a la peliazul.

-Es chico en la parte delantera-menciono sonrojada dejando ver a su amiga, la mujer la estudio y luego sonrió.

-Sin duda él estará complacido-sonrió amigable, se paró y se acercó a la ventana-por ese sendero hay una estatua que pertenece al templo, fue creada en forma de agradecimiento por la reina Masaki, en agradecimiento por concebir al heredero-comento sorprendiendo a las jóvenes.

-¿Masaki?-susurro la peliazul-así se llama...

-Así es, como la madre de tú amigo-mención leyendo la mente de la joven-él joven nació fuerte y sano, gano incontables batallas a tan corta edad y fue muy respetado por sus aliados y muy temido por sus enemigos-relato mirando con melancolía el horizonte-él busco una compañera digna de él, pero paso mucho tiempo sin hallarla, cuanta la historia que ella fue un regalo de los dioses, en específico de la diosa de la fertilidad, para él-menciono mirando a la pelinaranja, la cual estaba atrapada por la historia-ella cambio su mundo y trajo paz y armonía a la vida del joven, lleno de luz su mundo y lleno la casa de risas de niños, unos jóvenes sanos y fuertes, los cuales reinaron con sabiduría-menciono con una sonrisa.

-¿Qué tiene que ver eso con el kimono de Orihime?-pregunto desorientada.

-Lo siento no tengo más, no contaba con tantas jóvenes-menciono apenada.

-No se preocupe Baba-sama, está bien-menciono con una sonrisa la joven.

-Vamos Orihime el resto nos espera, no te alejes de mi-ordeno como si fuera una niña pequeña, yéndose con su amiga, mientras la anciana las miraba para luego mirar por la ventana hacia el sendero.

-Pronto estarán juntos-susurro.

El grupo se había encargado de recorrer el lugar, limpiar algunas fuentes y pasillos, estaba anocheciendo cuando la pelinaranja se paro frente al árbol, sin saber porque lo toco cerro los ojos y dejo que el silencio y tranquilidad la envolviera un largo suspiro dio, cuando iba a sacar la mano, sintió que estaba viendo se así misma de otra perspectiva, como de otro lugar, pudo verse tocando el árbol, con otras ropas su pelo más largo, brillante y sedoso.

-¿Qué haces aquí?-escucho una voz masculina.

-Recordando mi hogar-susurro la joven.

-Este es tú hogar-menciono molesto.

-No, este es tú hogar-le respondió dándole frente al joven.

-Tú hogar es a mi lado-menciono.

-Eso parece-menciono con voz baja.

-Esa soy yo-susurro sorprendida, al verse-pero es en otra época, ¿acaso estoy viendo a mi antepasado?-se pregunto confundida.

-Tú fuiste traída a mí y no pienso dejarte ir-advirtió tomándola de la mano, pudo ver que la ropa del joven era una ahori azul eléctrico de seda.

-Inoue-escucho como un susurro, la imagen frente a ella se disolvió-Inoue-llamo más fuerte tomándola del hombro.

-Kusoraki-kun-susurro sorprendida, miro a su alrededor, quito la mano del árbol, para darle cara-¿sucede algo?-pregunto sorprendida de verlo.

-Te he estado llamando varias veces y parecías ida-menciono preocupado-¿estás bien?-pregunto dudoso.

-C-claro-susurro confundida mirando el árbol.

-B-bueno yo-menciono arroscándose la cabeza mirando a otro lado con un leve sonrojo ya que ella continuaba con el kimono.

-¿Pasa algo?-pregunto confundida al verlo tartamudear.

-La verdad me sorprende que te guste este lugar-menciono para cambiar el ambiente.

-Oh si me gusta, creo que tiene un misterio sorprendente-menciono mirando al árbol de desolado-es increíble, ¿te imaginas cuantas peleas vio este templo, cuantas aventuras?-le pregunto entusiasmada.

-No-susurro al ver brillo de esos ojos grises, por un momento quedo atrapado ante la belleza de su amiga, no era idiota, su amiga era lo más cerca de la perfección, no solo su cuerpo si no su forma de ser lo atrapaba, él lo admitía estaba confundido al principio entre su dos amigas, pero Rukia fue de sierra forma más insistente no pudo negar el placer que sentía junto a la pelinegra, pero cuando se trataba de la pelinaranja, su mundo daba vueltas, esas sonrisas su mirada le transmitía paz y calma, ella lo comprendía y lo ayudaba, bueno a cualquiera que lo precisara, pero ese hormigueo que sentía cuando la veía, o la dificultad que sentía al hablarle cosas coherentes-pero debió ser una verdadera locura-menciono mirándola.

-Es verdad-sonrió-aunque no me importaría ir por poco tiempo al pasado-menciono sorprendiéndolo-viviendo aventuras y peligros y encontrar un amor-susurro lo último y luego quiso morderse la lengua.

-Valla -susurro sorprendido, no supo porque sus puños se cerraron al imaginarse a su amiga pasando peligros, y un deseo de ver sangre al pensar que un hombre la tomase.

-Veo que el árbol los atrapa-menciono la anciana, sonrió al ver a los jóvenes salar del susto.

-Baba-sama-susurro.

-Las aventuras que vio el templo fueron legendarias-menciono viendo a la joven-una jovencita lo busca-menciono viendo al pelinaranjo el cual frunció el ceño, miro a su amiga, al ver el vacío en su mirada miro el suelo derrotado para luego irse-un joven con el corazón dividido, lástima que cuando su corazón decida la mujer que quiera ya no pertenecerá a este mundo ni a él-comunico viéndola-el destino obra de una manera extraña, pero siempre nos lleva con el fin de nuestro hilo rojo, no importa lo difícil que parezca la situación, él siempre nos lleva con nuestra mitad-le dijo mirándola con cariño.

-N-no entiendo-menciono confundida.

-Lo entenderás llegado el momento-le sonrió-vamos el grupo ya está junto para cenar-menciono llevándola con ella, cuando llegaron la vio irse con su amiga, busco al pelinaranjo, noto que discutía con su pareja-no es tú destino-menciono bajo, fijo su vista en la pelinaranja, la cual sonreía con sus amigos, para luego sumarse el joven, cenaron en paz, cuando estaba tomando su té, cerró los ojos para disfrutar, pero apenas abrió el izquierdo noto que la pelinaranja salía al pasillo, unos minutos después el pelinaranjo salió tras ella, creyendo que nadie lo notaria, oh pero que equivocado estaba, pudo divisar como la pelinegra iba tras ellos-al parecer ya es hora-susurro dejando la taza té, pudo sentir claramente los rayos amenazando con caer con furia, dando la señal, suspiro cansada pero una sonrisa apareció en los labios.

-Inoue-llamo a su amiga al verla nuevamente en el árbol con el señor marcado.

-No sentí nada-susurro decepcionada, quería ver la cara del hombre que la tomo-Kurosaki-kun ¿qué pasa?-pregunto al verlo tras ella.

-No deberías estar aquí no ves la tormenta que viene-regaño parándose a su lado

-Pero si cuando salí no estaba-se defendió y era verdad la tormenta se había formado muy deprisa.

-Da igual vamos-mención tomándola de la mano llevándola con él.

-P-pero-susurro sorprendida al ser arrastrada por él, noto su mano firme pero no la lastimaba, le gusto la sensación, se dejó llevar por él.

-Debí suponer que estarías tras ella-menciono la pelinegra saliendo de una de las estatuas de dragón-estas muy pendiente de Inoue últimamente-menciono molesta.

-Rukia no comiences-pidió molesto al verla.

-Oh ya veo me cambiaras por ella-acuso -claro ella tiene cuerpo de las historias hentai, perfecta una muñequita que solo se usa para esa diversión, ¿no es así Ichigo?-le pregunto de forma venenosa.

-Respeta a Inoue-ordeno molesto notando que su amiga quería soltarse.

-Pero si tú mismo lo has dicho-se defendió dolida.

-Basta-ordeno furioso.

-¿Q-qué?-susurro sorprendida.

-Una vez Ichigo se emborracho con Keigo, tú nombre salto en la conversación y esa fue la descripción que te hicieron, o ¿me equivoco?-le pregunto a un furioso pelinaranjo.

-Sabes perfectamente que no fue así-le grito, pero un fuerte tirón en su mano lo obligo a girarse, un dolor fuerte se apodero de su mejilla obligándola a soltarla-Inoue-susurro tomando su mejilla al verla deseo que un rayo callera sobre él, las mejillas de su amiga estaban empapadas de lágrimas, había dolor en su mirada-Inoue te juro que

-No te me acerques-ordeno furiosa y dolida-no te me acerques-pidió con voz quebrada, comenzó a retroceder mientras él avanzaba-aléjate-ordeno.

-Espera deja que te explique-pidió tratando de tocarla.

-Deja que ella vea la realidad-menciono detrás del joven-solo mírala-le señalo la ropa-luego no quiere provocar nada, solo ve su ropa-señalo lastimándola más.

-Rukia cállate-ordeno molesto, cuando volvió su mirada a su amiga esta ya estaba lejos-Inoue escúchame por favor-pidió en ruego.

-Vete déjame -pidió a punto de colapsar de tanto dolor.

-Quiero que me escuches, cuando dijimos eso, yo dije que tú cuerpo llamaba mucho la atención y Keigo menciono que tú cuerpo se parece a las chicas que sale de los libros hentai, estaba borracho y no lo negué, pero jamás te usaría así, de esa manera tan asquerosa-le menciono desesperado.

-Por favor no la trates de idiota, todos saben que ella esta locamente enamorada de ti, y que no le molestaría ser tratada así si eres tú el que lo hace-menciono de manera fría.

-RUKIA VETE-grito molesto, noto que su amiga se iba corriendo él quiso ir tras ella pero la pelinegra la detuvo.

-Si vas tras ella todo se acabó, no te lo perdonare jamás-advirtió molesta.

-No me importa, lastimaste a una gran mujer, la heriste con tus palabras ¿qué demonios te pasa?-le pregunto furioso.

-Cuando te emborrachaste, me besaste y me dijiste Inoue-le confeso dolida.

-Rukia-susurro sorprendido.

-No lo soporte todos hablan maravillas de ella, Inoue es una joven tan educada, tan hermosa, tan perfecta, hasta tú lo dijiste, y ¿yo?, ¿dónde está lo que se supones que le tienes que decir a una novia?, tú jamás dijiste que era hermosa, a ella sí, tú jamás me defendiste, a ella sí, tú jamás dices mi nombre en sueños el de ella si-le grito dolida dejando de piedra al joven.

-No quería herirte yo estoy confundido y no se-no pudo terminar la frase la mirada dolida de su novia fue todo lo que soporto por una noche.

-Te perdono pero si vas tras ella se acabó-amenazo.

-Rukia escucha la tormenta, ella salió rumbo al bosque, le puede pasar algo-intento razonar con ella.

-Si vas se acabó-advirtió, tuvieron un duelo de miradas hasta que el ruido de unas sandalias de madera les llamo la atención.

-No se preocupen-menciono falsamente-ella estará bien ira a su verdadero hogar-menciono sonriendo.

-¿De qué habla?-le pregunto confundido el pelinaranjo.

-Es una lástima que tú corazón no se allá decidido, ahora es muy tarde-menciono viendo el bosque con una sonrisa de triunfo-él la estará esperando-confirmo sonriendo para darse la vuelta he irse.

-Espere ¿no va a mandar buscarla?-pregunto extrañado por el comportamiento de la mujer.

-Si tú preocupación es tan grande ve tras ella, pero te advierto llegaras tarde-menciono yéndose.

-Tsk maldición-menciono para darle la vuelta y encarar el bosque.

-Si vas se acabó-advirtió furiosa.

-No la dejare sola-menciono y salió a correr, unos metros más adelante escucho el grito de la pelinegra-lo siento Rukia pero ya se a quién quiero-susurro corrió con más fuerte.

La joven corría tanto como las sandalias de madera le permitían ,tropezó varias veces algunas ramas golpeaban su rostro obligándola a cerrar los ojos, una rama escondida la hizo caer de lleno al suelo, cuando se arrodillo, noto que estaba a los pies de la estatua de la diosa, al verla quedo maravillada, una mujer hermosa sin duda, tenía algunas enredaderas cubriéndola, pero eso no quito su hermosura, noto que sus piernas temblaban, pero no solo sus piernas su cuerpo entero temblaba, lloro hasta que no pudo más. ¿Por qué tuvo que decirle sus sentimientos a él de esa manera? se preguntó más dolida, sin ver a su alrededor, ni sentir el viento que empezaba a levantarse, los rayos cada vez rugían más fuerte ni como el ojo de la tormenta se formaba sobre ella.

-¿Por qué?-susurro dolida se abraso al sentir frío, pero un grito de susto al sentir como un rayo cayó cerca, muy cerca de ella, se acercó a la estatua dándole la espalda, chocando contra la mujer de piedra.

-Hora de ir a casa-susurro tras ella ocasionando que la joven girarse y mirara a su alrededor.

-Hola-llamo asustada, pero el silencio reino, otro rayo cayó cerca de ella-es imposible los rayos no caen en el mismo lugar dos veces-susurro pero como respuesta otro más cerca cayo-o no-susurro asustada, cuando un rayo cayó tras ella, comenzó a correr sin ver que se dirigía a la estatua, la cual se encontraba con los brazos abiertos, como esperándola cuando se dio cuenta no pudo frenar, dándose de lleno con ella desmayándola.

-Ve con tú destino joven-menciono la estatua sonriendo para luego quedar quieta, un rayo cayó sobre ella iluminando el lugar, cuando la luz se fue solo estaba la estatua.

-Inoue-grito al escucharla gritar, viendo como los rayos caían donde su amiga se encontraban, corrió tan aprisa como pudo pero al llegar no encontró nada, solo una de las sandalias de madera a los pies de la estatua-Inoue-susurro tomándola-INOUE- grito más fuerte.

-Mi señor las puertas y ventanas están aseguradas-menciono un joven con vestimenta tradicional.

-Bien esta tormenta nos cayó de sorpresa-menciono caminando por los pasillos, cuando llego al final algo llamo su atención, varios rayos cayendo varias veces en el mismo lugar-eso no es normal-susurro afilo su vista, luego de unos segundos de identificar el lugar abrió los ojos sorprendidos-quiero una tina de agua caliente y ropa seca en mi cuarto-ordeno para salir corriendo al lugar-al fin-susurro ansioso, corrió sin problemas por el denso bosque, los rayos poco a poco dejaron de sonar pero la fuerte lluvia golpeo con fuerza ensopándolo de pies a cabeza, al llegar a la estatua, sin ninguna enredadera, se detuvo, trato de recuperar el aire, miro alrededor y no vio nada, frunció el ceño-maldita sea-grito molesto al creer que vendría, se pasó la mano por la cara, por lo menos la orden no fue en vano, se giró para volver, cuando un rayo cayó a su espalda cuando se volteo noto una figura femenina en el suelo a los pies de la estatua, se acercó con cautela, miro desde los pies, pies finos, noto que le faltaba una sandalia, el kimono blanco se pegaba a las torneadas piernas dejando la tela algo translucida, estaba en posición fetal, las manos cerca de la cara, su cuerpo no lo podía verlo bien pero lo noto perfecto para él, su largo pelo anaranjado estaba amarrada al final con un lazo blanco, un rostro delicado, labios carnosos hechos para ser besados por él, largas pestañas besaban sus mejillas piel pálida, frunció el ceño. eso era causa del agua, la cargo en sus brazos, notando que el peso de su mujer era liviano para él, al hacerlo un sonrojo tiñeron sus mejillas al ver el escote de su kimono-por eso la hechicera me prohibió que alguien viniese por ti-susurro con voz ronca, claramente excitado, respiro hondo para dejarla descansar nuevamente en el suelo, sacarse su ahori negra cubriendo el pecho femenino-lista-menciono al verla bien cubierta por su ropa-bienvenida a mí-susurro besando su mojada frente, para prender el viaje a su nuevo hogar.