Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a JK Rowling.

¡Hola a todos!

¿Nueva historia? No. Se trata de una serie de viñetas que estoy escribiendo para LJ 30vicios (te dan 30 palabras, y debes usar una por fic para unos personajes en particular). Quiero compartirlas también en esta página por lo que empiezo a subir las que me parece que han quedado mejor.

Mis otros fics tranquilos, están avanzando. Tengo ya el capítulo nuevo de Memorias, solo estoy esperando a ver si ff empieza a mandar avisos de nuevo para publicarlo...

De momento, espero que disfruten estas viñetas sobre los hermanos Black.

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LLUVIA

El Callejón Diagon es un lugar maravilloso, la magia se respira en él, se siente en el aire el caminar. Todos los niños del mundo mágico lo consideran su lugar favorito, porque no hay nada como caminar por esa calle eterna, donde cada tienda hace las delicias de sus deseos.

Sin embargo, hay otro Callejón cerca de ese muy distinto. En él se respira con dificultad un aire espeso, un ambiente sombrío: el callejón Knockturn. No muchos niños andan en él. A sus padres no les gusta exponerlos a los distintos tipos de magos oscuros que rondan en él.

Bueno, a la mayoría de los padres.

-¡Regulus, corre, no te quedes atrás que está empezando a llover!

Un niño de 10 años avanzaba con gran agilidad entre el gentío de la callejuela. Atrás suyo trataba de seguirle el paso un niño de 8 años, que sin embargo tropezaba con la gente y no lograba avanzar contra corriente.

Los niños eran hermanos, lo que se notaba a leguas por sus ojos grises y los cabellos negros cortados de la misma forma. Tenían un aire de familia innegable, aunque el primero se mostraba decidido y molesto, mientras el menor se veía asustado y cansado.

-¡Vamos a casa Sirius! – dijo en tono de queja después de ser golpeado por la bolsa de compra de una señora que probablemente llevaba una calavera en la bolsa, por como la había sentido.

-¿Tú crees que ando aquí por gusto? – preguntó Sirius mientras hacia una parada para esperarlo al tiempo que consultaba una lista que andaba en la mano – Ya sabes como nos trataría nuestra encantadora madre si no le llevo todo lo que pidió. Nos falta la sangre de arpía. Vamos, creo que al final del callejón puede haber. ¡Oh maldición!

Regulus había chocado con él tras tropezar contra un enano que había pasado corriendo huyendo de la lluvia que empezaba a arreciar, con tan mala suerte que había empujado a su hermano, a quien se le había caído la lista en el caño, ya lleno de agua. Las letras se corrieron a pesar de que Sirius trató de recuperar la hoja con velocidad.

-Genial Reg – dijo molesto – Ahora no tenemos ni idea de que nos falta.

-La sangre de arpía – dijo el niño con una sonrisa, feliz de ayudar. Sirius gruñó. Sabía que faltaba algo más.

-Vamos – dijo empezando a caminar de nuevo, acelerando el paso. Llovía tanto que la calleja estaba casi vacía ya, todos habían corrido a refugiarse. Otros habían hecho un hechizo sobre sí para protegerse del agua, lo que notó Regulus de inmediato. Trastabillando siguió a su hermano, que iba muy rápido para su paso.

-¿No puedes hacer un hechizo de esos Sirius?

-No.

-¿Por qué?

-Porque no soy mayor, no tengo varita y no sé hacerlo. ¿Quieres apurarte?

-¿Por qué estas enojado?

Sirius sentía la ropa totalmente pegada al cuerpo, sabía que su hermano no estaría mejor. Él era fuerte, pero Regulus podía terminar con una neumonía. Eso, que no llevaba todo lo de la lista y que se habían atrasado una hora por ir primero al Callejón Diagon a comer un helado era lo que tenía de mal humor a Sirius Black. Sabía que su madre lo acribillaría a maldiciones al regresar. Como siempre, no podía hacer nada de lo que le pedía bien.

No había respondido a la pregunta de su hermano sino que había empezado a caminar más rápido. El niño corrió tras él, pero llovía mucho, la calle estaba llena de charcos y huecos que no podía ver, tropezó varias veces hasta que se cayó.

-¡SIRIUS!

Pero su hermano no lo oyó. Él corría hacia la tienda donde podría comprar la sangre de arpía y volver a casa. Si no faltaba nada importante de la lista y Regulus se secaba un poco en el viaje por la Red Flu tal vez no habría maldiciones cruciatus esa vez…

O eso pensó hasta que notó que no oía la voz de su hermano hacía rato. Sobresaltado se volvió y no lo encontró.

Por un momento sintió que todo se había congelado, que la lluvia había dejado de caer, estática.

Y sin pensar en la sangre de arpía, sin pensar en los cruciatus o en su madre empezó a correr.

Finalmente lo vio. Sentado donde había caído abrazándose una rodilla, llorando. Llegó hasta él y se arrodilló a su lado. Vio que se había roto el pantalón y por la pierna bajaba un hilillo de sangre.

Sin pensarlo se rompió la base de la túnica que llevaba, gracias a la lluvia no fue difícil hacerlo. Le vendó la rodilla y lo levantó.

-¡¿Por qué no me llamaste cuando te caíste?!

Regulus le sonrió y lo abrazó.

-Sabía que te devolverías.

Sirius no pudo más que sonreír y abrazarlo a la vez. Aunque ya no había dudas sobre su regreso a casa: habría cruciatus esta vez.

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¡Espero sus comentarios!

Sara Fénix Black