¡Irasshaimase!
¡Ejem!, me he tomado el atrevimiento de empezar esta historia de nuevo, sin tanto enredo, con muchos detalles menos para no complicar más las cosas. Claro que va a ser el mismo argumento, pero va a estar menos tedioso (o eso espero xD...)
Si ya habías leído la otra versión, los primeros 3 capítulos y el prólogo
son prácticamente un resumen textual de aquella
(igual se enteran de qué onda con el resto de la trama en las líneas siguientes ¬¬U).
Si no, pues igual espero que este fic sea de tu agrado n.n
Dedicado a:
Suna no Tenshi; Medea of Scripio; Rin Tsuki; Kitsune Megamisama; lololo; tati-chan; Nodoka-chan; AnOnImO; Akari; Viki; Dark Amy-chan; Iria; tenma24; k2-san; Shikamita; dormilon; hopesol; YoseChAn; anto; anto-chan; arziita; Kaze no Misuki; Yose; Minixa; Lia Du Black; ShinobuByako; danifra; Noelia; Angelique-Neige; Boddy-Mayumi; Hana-imotou-chan; penny mousy; Naru Narusegawa25; Maytelu; naufraga2003, hiana-chan
y al resto de los lectores...
Por su apoyo y por el tiempo que le invirtieron a "Blanco como la nieve". Espero que no se hayan enojado mucho y que se animen a leer esta versión del fanfic.
NOTA: Naruto y sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto. Aquí NADA ES USADO CON FINES LUCRATIVOS.
:-:-:-:--:-:-:-x-x-X-x-x-:-:-:-:-:--:-:-:
Lirio de la nieve
Prólogo
La aldea shinobi que en algún tiempo fue la más elogiada y la más importante dentro del mundo Feudal, ahora caía marchita y débil ante los ojos incrédulos de sus súbditos.
Colosales lenguas de fuego se levantaban por toda la villa. Los derrumbes de concreto y tierra se mezclaban para sepultar a desafortunados. El sonido de afiladas hojas de metal chocando unas con otras amedrentaban a los perros y gatos callejeros. Silenciosos movimientos fugaces aquí y allá levantando ligeras ráfagas de viento. Humo, gritos, llanto...
La guardia de Konoha estaba sucumbiendo. Los civiles fueron desalojados mientras que los jounin y chunnin hacían lo posible por salvar a su villa.
Hokage-sama contemplaba desde lo alto de su oficina el resultado de la ira de los ninjas de la aldea, destruyéndola poco a poco, dejando bien claro el nivel de indignación.
Desde el ataque del bijû de nueve colas, no se había vivido destrucción igual; ninguna invasión enemiga había llegado tan lejos.
Ahora, frente a las miradas recelosas de los valientes camaradas que apostaban su vida, uno de los mejores clanes había osado retar la resistencia de su propia cuna.
Tsunade no podía hacer nada. Era muy difícil mantener la inestable armonía entre los apellidos más prestigiosos de Konoha, sobre todo por los privilegios que gozaban unos u otros, inequidad, pureza de sangre; sin contar la estricta disciplina que les regía... y de la que muchos se quejaban.
Una latente sublevación que no pudo esperar más.
Demandar mejores tratos, y por qué no, el honor que tantas veces les habían pisoteado. Una treta muy bien planeada. Resultando vencedores, el dominio ninja sería de ellos.
Nunca debieron subestimar el poder de su aldea natal...
Arriesgándose hasta morir, los fieles a la Hoja vencieron. Fue un holocausto descomunal que llevó víctimas tanto aliadas como enemigas, pero que había valido la pena.
No obstante, no fue una victoria que satisficiera a los aldeanos del todo. Los daños materiales y morales habían superado las expectativas de los expertos en el arte de liquidar.
-¡Tsunade-sama! ¡ha llegado otro escuadrón!-
-¡Que esperen!- contestaba la rubia con las manos sobre la herida abierta en el abdomen de un jounin.
El hospital ya no era basto. Muchos lesionados eran atendidos en las calles, sobre camillas improvisadas con ropas desgarradas hechas cartón debido a los restos de sangre seca. Los ninjas médicos cuidaban incluso a tres o cuatro convalecientes a un tiempo...
Aquellos a los que no correspondían labores clínicas, hacían uso de su talento como sigilosos amigos de la noche, moviendo rocas y escombros con el afán de encontrar sobrevivientes de entre estos.
Una larga lista colgaba del edificio de la Quinta con los nombres de los individuos recuperados. La muchedumbre civil se aglomeraba ahí para averiguar el estado de sus conocidos.
Pleitos civiles que no podían ser vigilados por alguna autoridad, desacuerdos incoherentes que daban pie a una violencia antepuesta por el pánico.
Un caos que duró más que la propia guerrilla.
Así pasaron seis días.
Pero como el Fénix que renace de entre las cenizas, Konohagakure comenzó a tomar fuerza de nueva cuenta. Un proceso que llevaría mucho tiempo; sin embargo, con la ayuda de todos, se lograría al final.
-¿Los han encontrado?- preguntó Tsunade, que permanecía de pie junto a una de las camas del hospital, al escuchar la puerta de la habitación abrirse.
-No, Hokage-sama. Aún son muchos los desaparecidos-
-¿Y Hiashi?-
Shizune dudó en contestar.
La heredera del liderazgo de los Hyuga había sufrido un daño que nadie, conociendo el poder que la chica poseía, creería que pudiera padecer. Desde que había sido localizada, se mantenía inconsciente, con heridas profundas, severas, en peligro constante de muerte.
-No... no quiere responder por ella- dijo finalmente la asistente.
La rubia suspiró con resignación, contemplando a la niña con suma compasión. Acarició los cabellos azulados que se regaban en la almohada blanca, conservando una mirada enternecida
-Más vale que estos chicos aparezcan- susurró entristecida -por el bien de Hinata, más vale que aparezcan-
