Los pensamientos de Draco
Ahora que llevo a mi hijo, Scorpius, al andén 9 y ¾ recuerdo la primera vez que fui a Hogwarts. Recuerdo como Potter me rechazaba como amigo y prefería a Weasley. Entonces no comprendía porque alguien tan importante prefería juntarse con hijos de muggles y gente como los Weasley.
Ahora se que hay algo más que poder en la vida. No soporto el recordar como fardaba de la Marca Tenebrosa, esta marca que me arruinó la infancia, me enseñó que era el miedo, el sufrimiento, el que tu vida dependa de otra persona. Es una marca que, ahora, me gustaría borrarme, quitarme, arrancarme...No entiendo como mis padres permitieron esto. Claro que ellos habían sido muy fieles al señor Tenebroso antes de su caída. Lo consideraban como a un Dios, como si él lo fuera todo. No podían imaginar que Dumbeldore llevaba razón. Podríamos habernos salvado esa noche. Esa noche en que yo tenía que matarlo. No fui capaz. Tenía miedo a ser castigado pero también a quitarle la vida. Fue entonces, en esa torre, cuando lo comprendí. Si lo mataba, no habría nadie a quien el señor Tenebroso temiera, no habría nadie que lo pudiera derrotar. Él tendría todo el poder y nosotros estaríamos siempre sometidos. Dumbeldore tenía razón. No es importante el poder. Aunque años atrás había creído que el poder de mi padre me hacía mejor que los demás, comprendí que algo fallaba. No teníamos poder. Éramos esclavos. Esclavos del señor Tenebroso.
El miedo y el odio hacia esa persona, si es que era persona, se acentuaron la noche en que a nuestra casa vinieron todos sus seguidores y él mató a una profesora por haber expresado su opinión. Entonces yo solo sentía el miedo. Cuando me hablaba creía que me mataría. No podía mirarle a la cara. Mi madre, por suerte, me apoyó. Ella era la única que se había preocupado por mí. Ella quería que yo fuera feliz. Yo había creído serlo. Pero nunca lo fui, nunca lo he sido. Ahora el arrepentimiento (no solo de mis actos, sino también de los de mi padre) corre por mis venas de una manera sorprendente. Este arrepentimiento, esta frustración y este sentimiento indefinido, me carcomen, me impiden ser feliz.
Sólo quería darle las gracias a Potter, el que me rechazó; a Weasley, quien yo suponía que era inferior y a Greanger, a quien llamaba sangre sucia. Me salvaron la vida dos veces en una noche. Eso eliminó por completo todo el odio que se había acumulado durante los seis años que estuvimos juntos. Pero de todos modos no fui capaz, ni soy capaz, de demostrar ese sentimiento de gratitud.
Todo esto lo pienso mientras veo como Scorpius se despide de su madre. Una madre que cuida de él como mi madre hizo conmigo. Creo que ella daría la vida por Scorpius. Veo la inocencia en los ojos de mi hijo y a pesar de que no le he enseñado ni explicado la lección que he tenido en esta dura vida, creo que entiende que no importa ser más o ser menos, tener más poder o menos. Pero aún y así quiero prevenirle, no quiero que le pase lo mismo que a mí... no quiero ser un padre como el mío. Y como despedida y consejo le digo:
- Ten amigos, pero nunca les pongas condiciones
Parece que no lo acaba de entender, pero inocentemente me dice que sí (para hacerme feliz) y un débil "no te preocupes papá" sale de sus labios. No puedo evitar sonreir y con esto, él parece más feliz y más decidido. Sube al tren y se pierde entre la multitud. Me digo a mi mismo que, tarde o temprano, lo entenderá.
Es mi primer fic, por lo tanto mi primer one-shot. Espero que les haya gustado. Los personajes son obviamente de JKR. Espero comentarios... ¡GRACIAS!
