Los personajes pertenecen a nuestra adorada Steph. Meyer; "Mi Pecado Andante" es obra y gracia AryyMuse ;) prohibido su plagio y/o adaptación sin previo aviso.

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~Esta historia es rated M por Lenguaje de adultos y Lemmons explícitos. Si te molesta éste tipo de Fanfics… NO LEAS!

Summary: Hace un par de años que Edward no ve a su padrastro quien, es un empresario famoso y adinerado. Ahora regresa a casa con una sorpresa... Bella. Su prometida.
Edward desconfía de ella y se propone descubrir su secreto hasta que, todo se le olvida en el preciso momento en el que Bella aparece en su recámara:

-Edward, me casaré con tu padre!. -Padrastro!.-le corregí. -como sea. Esto no volverá a pasar. –dijo saliendo semidesnuda de mi cuarto.

Y yo desee, por más estúpido que sonara, que sus palabras fueran un simple cliché barato y que esto, se volviera a repetir.


Capítulo 1: Primer Encuentro.

No sé bien a qué hora fue que me quedé dormido. Lo último que recuerdo, fue ver el reloj de mi celular marcando las 4:35am. Tenía un insomnio bien cabrón gracias al café del consultorio. Y ahora, el despertador me jodía a las 8:00am. Me levantaba por un motivo muy diferente a trabajo, si hoy era mi día libre!. Me levantaba porque, debía ir al aeropuerto de Port Angeles a recoger a mi padre y a su novia.

Apenas hace dos días había hablado para anunciar que llegarían juntos hoy. Después de dos años sin verlo no me sorprendería que llegara demasiado cambiado. Y si a eso le sumamos la fuerte suma de dinero en el banco, tampoco me sorprendió el que tuviera novia. Aunque, Carlisle no era viejo. No aparentaba sus 45 años.

Carlisle no era mi padre. No biológico. Mi madre; Esme se había casado con él cuando yo tenía 7 años. Un año más y llegó Alice. Mi pequeño tormento. Aunque admito que, cuando era pequeña, me llenaba de orgullo defenderla de los demás y que cuando me viera dijera: "es él". Pero, como todo mundo, crecí y creció también. Ahora era una rebelde sin causa. Adicta al sarcasmo, pero no tanto como a las compras. Si una chiquilla normal de 16 era inestable, ahora, una con una tarjeta de crédito era un terrible caos. Carlisle le regaló una hace un año, cuando cumplió 16. La consentía mucho. Y a mí también, no me quejo. Pero, todo empezó hace cinco años cuando mamá murió. O se sentía bien comprándonos cosas, ó nos quería hacer sentir bien con regalos. Y lo lograba, al menos con Alice. Y es que ella era demasiado inmadura en ese entonces. Con apenas 12 años no entendía muy bien lo que pasaba a su alrededor. El dolor le duró una semana. Dos cuando mucho. Luego empezaron los detalles, regalos, viajes y se le olvidó. No dudo que la eche de menos, pero sé, que su recuerdo no le duele. No como me dolío a mi. Con 20 años y a la mitad de una carrera.

Ahora Alice tenía 17 y yo 25. Hace un par de años que vivíamos solos, desde que papá decidió tomarse unas vacaciones. Vacaciones que duraron más que un sabático. Alice iba al instituto de Forks y yo, trabajaba en el único hospital de allí. Y del que Carlisle era dueño. Cuando les dije a las enfermeras que él estaba en camino de regreso, todas suspiraron. Pero cuando mencioné que traía novia… sus sonrisas se distorsionaron hasta quedar en sólo una mueca. Yo reí ante eso.

Tanya, mi novia de toda la vida, insistió en ir con nosotros. Pero yo insistí, en que sólo debíamos ir Alice y yo.

-Apresúrate Edward! No quiero llegar tarde por tu culpa. –chilló Alice desde la puerta de mi recámara.

-No se hará tarde. Y ya te he dicho que debes tocar la maldita puerta antes de entrar.

-Como sea. Ya estás listo? Yo… preparé algo de desayuno.

Esto sí que era novedad. Nunca estaba suficientemente de buenas como para servir a los demás. El regreso de Carlisle la ponía contenta.

-Enseguida bajo Alice. Oye, deberías peinarte antes de salir.

-Muy gracioso. –me sacó la lengua-. Date prisa!. -gritó antes de salir del cuarto.

Después de desayunar, y de un corto viaje en carretera, al fin estábamos en el aeropuerto. Alice daba pequeños brinquitos al pasar entre la gente desesperada por encontrarlo.

-Allá está! –me gritó señalando hacia el costado derecho.

Corrió y yo traté de seguirla lo más rápido que pude. Cuando estuve un poco cerca pude ver a la mujer que permanecía a su lado. Era joven. De seguro era hija de la novia de Carlisle. Oh, esto sería mejor de lo que pensé. Me acerqué más y sin pena alguna la recorrí de pies a cabeza, deteniéndome perezosamente en cada detalle. Llevaba un vestido rosa fiusha que hacía un contraste exquisito con su piel extremadamente blanca. Sus piernas largas y ligeramente torneadas eran adornadas por un par de zapatillas negras con tacón de aguja. Mi vista iba ascendiendo y noté la ligera curva entre su discreta cadera y su ceñida cintura. Subí un poco más y miré sus pechos entre el escote. Dios! Que pechos! Hacían una perfecta sincronía a su delgado cuerpo. Una vez más comprobé que el cielo me ama! Estaba como para comérsela entera y sin inhibiciones. Y yo no lo dejaría pasar, por supuesto. Subí un poco más mi vista y miré su afilado rostro, sus labios jugosos; el inferior un poco más grueso que el otro me hacía una atenta invitación a quitar con los míos todo rastro de aquel labial rojo intenso, a morderlo, chuparlo, saborearlo…. Por fin, miré sus ojos, unos hermosos ojos color chocolate adornados con largas y lacias pestañas me miraban atentamente. Y si antes creí que su cuerpo era hermoso, no hay palabras para describir la belleza de sus facciones. Volví a recorrer su cuerpo pero ahora un poco más rápido. Se veía frágil y vulnerable con esos tacones. Como si de un momento a otro ella fuera a caerse con un mal paso. Y yo claro, estaría allí para correr y abrazarla antes de que cayera al piso y "accidentalmente" rozar su trasero. Noté el rubor en sus mejillas y le sonreí de lado al darme cuenta de que yo había provocado su enrojecimiento.

-Oh papá! Te extrañé mucho! –chilló Alice a mi lado. Ya se encontraba en los brazos de Carlisle.

-Yo también mi niña! A los dos!. -volteó hacia mí y me encaminé para abrazarlo también.

-Qué bueno que estés aquí viejo! –le saludé-. Me urge que te encargues de tu pequeña creación. –dije señalando a Alice.

Los dos rieron y yo me giré, indispuesto a ignorar a quien-quiera-que-fuese que estaba junto a Carlisle. Ahora ella sonreía y nos miraba a los tres.

-Alice, Edward… les presento a Bella Swan -anunció y levanté mi mano hacía ella-. Mi prometida.

La mano de ella estrechó la mía en el preciso momento en que digería las palabras de mi padrastro.

-Mucho gusto Edward. –dijo ella y apartó su mano.

Y yo, que juré haber visto todos los lugares existentes en su cuerpo, jamás noté el anillo en su mano izquierda.

-Es ella? –pregunté mientras Alice la saludaba.

Él asintió y su sonrisa se desvaneció al ver mi rostro. Evité no hablar más de lo necesario por temor a decir una pendejada frente a "Bella". Pero, que pretendía Carlisle? Si alguien de la autoridad lo hubiese escuchado, lo acusarían de abuso a menores. O en el mejor de los casos, de acoso. Y lo peor era que, desde el instante que la vi, comencé a fantasear con ella. Con la prometida de mi padrastro.

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De regreso a casa, Bella quiso ir en el asiento trasero para continuar platicando con Alice. Asi que Carlisle estaba sentado a mi lado en el asiento del copiloto.

-Cuál es tu actor favorito?. –preguntó Alice.

-Robert Pattinson.

-Oh en serio? También el mío! Quieres que te muestre las fotos en mi cel? Oh, en mi cuarto tengo pósters! Puedes tomar uno si no traes.

-En realidad, traigo unos cuantos. Pero son para ti. –contestó Bella y por el retrovisor miré su enorme sonrisa.

Escuché a Alice chillar un "gracias" después de un grito de satisfacción. Y con eso, Bella tenía a mi hermana a sus pies.

Llegamos a casa y ayudé a papá con las maletas de su prometida. De vez en cuando echaba ojeadas hacia ella y la noté algo nerviosa. Bueno, no era para menos. Tal vez era porque esperaba aceptación en esta pequeña familia. Y por Alice ya no tendría que preocuparse, no mientras siguieran hablando de ese actor inglés. De mí es de quien debería preocuparse. Una interesada no iba a ocupar el espacio vacío que dejó mi madre. Y menos alguien tan joven como ella. Tendría, que? Unos 20 años? 25 cuando mucho. Seguramente esperaría a que Carlisle le diera una tarjeta de crédito ilimitada, un apartamento en una residencia cara, un coche último modelo, y tal vez un buen puesto en el hospital, y después? Adiós Bella! Se fugaría con un amante y….

-Podrías llevar las maletas de Bella a mi Habitación? -pidió Carlisle, desviando mis pensamientos. —Iré a mostrarle el resto de nuestra casa.

Me limité a asentir y caminar. Vaya que el viejo era feliz! Sin duda, esa tipa lo había engatusado. Pero mi padre no estaba solo. Oh no. Y yo iba a sacarla de aquí antes de que acabase hasta con el fondo universitario de mi hermana.

Dejé las maletas en donde me pidió Carlisle y fui a encerrarme en mi cuarto. Revisé mi correo y hablé con Tanya.

"Hola hermosa".

"Amor! Como te fue? Como está Carlisle?"

"Bien. Y bien."

"No quieres hablar de eso verdad?"

"Me conoces tan bien…." –del otro lado del auricular, escuché a Tanya reír.

"Bueno, que te parece si vienes a cenar hoy a mi casa… mis padres salieron de la ciudad y regresarán en dos días, así que… estaremos solos."

"Esa es una excelente idea amor". –sonreí. Me encantaba ese tono seductor que sólo ella sabía hacer. Sólo una cosa era segura cuando hablaba así… SEXO!-. "A qué hora?"

"Después de las ocho. No, espera! De las nueve."

"Estaré allí puntual."

"Te amo."

"También yo." –le contesté y colgué.

Me quedé un rato más haciendo nada importante en el portátil y después bajé por algo de comer. No había probado mucho del "desayuno" que preparó a Alice. Sabía horrible. Pero no quise herir sus sentimientos por lo que, puse el tiempo de pretexto para no terminármelo. Entré a la cocina y frente a mí, estaba el trasero de Bella en todo su esplendor. Agachada buscando sabe dios qué en el refrigerador. Tragué en seco y carraspeé la garganta. Ella se levantó de prisa.

-Oh, yo… lo siento. Buscaba algo de tomar.

Pasé por su lado para cerrar la puerta del refrigerador. Pude sentir su delicioso aroma nublar los pocos pensamientos racionales que me quedaban cada vez que miraba su cuerpo. Caminé un poco más hacia el pequeño frigorífico que teníamos para la cerveza y saqué una botella.

-Cerveza? –pregunté levantando una ceja. Ella sonrió y asintió.

-Gracias. –contestó.

Saqué las llaves de mi volvo ya que, en el llavero cargaba un abre-corcho latas. Le entregué la cerveza abierta y saqué una para mí también.

-Y Carlisle?. –le pregunté y ella arrugo el entrecejo.

-Carlisle?. No deberías decir, mi padre?

-Si eso te hace feliz… donde está mi padre? –tomé un trago de cerveza.

Ella suspiró al notar mi indiferencia supongo, y después mordió una esquina de su labio inferior. No! no hagas eso! Que no ves lo peligrosamente sexy que luces así! Quise gritar. Caminó lejos de mí y se sentó en una silla de la mesa de cocina.

-Dijo que iría al hospital. Y yo estoy demasiado cansada para acompañarlo. –bebió.

-Me lo imagino. –dije sentándome frente a ella-. Te puedo hacer una pregunta, Bella?.

-eh… sí. –contestó no muy convencida. Con la punta del dedo haciendo círculos en la boquilla de la botella.

-De verdad vas a casarte con Carlisle? Por qué?

Se removió inquieta en su asiento y dejó caer las manos entre las piernas.

-Sí. Me casaré con él. Porque es lo único realmente bueno que haré en toda mi vida.

-Claro. –Bebí cerveza-. Asegurando tu futuro eh?. –reí amargamente.

-Así que crees que es eso? Por dinero?. –quedó pensativa-. Le dije a Carlisle que todo mundo pensaría eso.

-Y que crees tú, que pensaríamos si no es así? Por amor? A alguien que te dobla la edad? Por favor!.

-Pues, eso es. Aunque tú no lo creas. La verdad es que no me importa. –dijo levantándose y caminando hacia la puerta.

Me levanté tras ella y la alcancé de un brazo. Su hermoso rostro quedó a escasos centímetros del mío cuando la traje hacia mí. Sentí su respiración acelerarse y sus mejillas se colorearon de un adorable color carmesí. Sería muy fácil acercarme un poco más, arrinconarla contra la pared y hacerle lo que me viniera en gana. Besaría su cuello mientras mis manos estuvieran explorando cada centímetro debajo de su vestido. Y lo iría subiendo más, y más y más.

-Suéltame. –dijo ella, tratando de que su voz sonara autoritaria. Pero en vez de eso, su orden salió como un simple jadeo. Su mano se posó en mi pecho, intentando alejarme.

-No te saldrás con la tuya. Sé lo que pretendes… "Bella". –susurré su nombre en su oído, asegurándome de que mis labios rozaran su lóbulo.

Ella se estremeció como respuesta y apretó su mano hasta que mi camisa quedó atrapada en su puño. Me alegré de no ser el único afectado de los dos. Quise volver a hablar pero escuché abrirse la puerta principal. La solté de inmediato y busqué sus ojos. Pura confusión. La miré casi con odio por hacerme desearla tanto y salí de la cocina. Carlisle había llegado con tantas bolsas de mandado como sus brazos pudieron cargar. Fui hacia él para ayudarlo y el aire fresco de afuera me hizo demasiado bien. Las cosas se habían puesto un poco calientes.

-Para que es todo esto? –le pregunté cuando vi que era comida. O cosas para hacer comida.

-Prepararé una cena especial hoy. Tendremos noche familiar. –bufé.

-Yo… tengo cosas que hacer.

-A sí? como qué? –avanzó hacia la cocina y lo seguí.

-Cenaré con Tanya y, bueno… tú sabes. –reí de lado mientras ponía las bolsas en la mesa

-Quien es Tanya? –preguntó el pequeño pecado que había traído Carlisle a casa.

-Amiga de la familia. Y novia de Edward. –contestó él y evité verla.

-Bueno, siendo asi –continúo Carlisle-. Por qué no la invitas a cenar aquí? Ella es como de la familia. O lo será muy pronto, no hijo?.

Que dios no lo quiera! El matrimonio no figuraba en mi lista de prioridades. Quién necesita un papel lleno de palabras huecas para ser feliz?

-Ya tenía planes con ella.

-Por favor hijo. Hace mucho que no estamos juntos. Hazlo por mí. –casi suplicó.

-Sabes?, está bien. La traeré a casa. Después de todo preguntó por ti. Seguro querrá verte.

-Excelente! Entonces, iré por unas cosas que me hacen falta.

-Yo voy contigo amor. –dijo Bella abrazando a Carlisle por atrás.

Y antes de que comenzaran a ponerse "cariñosos" delante de mí, salí de la cocina. Decirle a Tanya el cambio de planes no era un problema; ella estaría encantada. El problema era yo. Me quedaría sin una buena noche con mi novia.

Al pasar por la sala vi el reloj: 10:30am. Tenía tiempo de dormir un rato. Subí a mi habitación y me dejé caer en la cama.

No supe en cuanto tiempo me quedé dormido. Ni tampoco sabía cuánto tiempo había pasado desde que toqué la cama. Lo que sí sabía es que aún tenía mucho sueño cuando una música a todo volumen procedente del cuarto frente al mío me despertó. Chingado! Ahora ni siquiera dormir podía en mi propia casa. Salí de mi cuarto y toqué la puerta de Alice tan fuerte que me dolieron los nudillos. Pero ni siquiera escuchó. Saqué el llavero y abrí.

-Alice! –grité. Pero ella estaba de espaldas haciendo quien-sabe-qué en el piso.

Caminé hacía el mini componente y bajé todo el volumen.

-Oye! –reclamó.

-Oye nada! que tienes en la cabeza?

-Relájate hermanito. –dijo ella cortando un pedazo de cinta.

-Necesito… dormir! Por favor, podrías tener un volumen más moderado en tu… Ey! Mírame cuando te hablo.

-Estoy ocupada. –rezongó.

Y entonces vi lo que estaba haciendo. En el piso, alrededor de ella, había posters de ese actor inglés. Y ella les estaba poniendo cinta para después pegarlos en su pared. O quien sabe donde los pegaría porque las cuatro paredes estaban repletas.

-Te los trajo Bella verdad?

-Oh sí! –me miró con ojos brillosos de emoción-. No es genial?

Bufé y me di media vuelta para salir de allí.

-Espera! –se levantó y me detuvo-. Me pidió que te diera esto.

Tomó un pequeño paquete que tenía en la cama y me lo extendió.

-Para ti. –sonrió.

-Está abierto.

-Me ganó la curiosidad. –rodó los ojos-. Anda, ábrelo! Sé que te gustará.

Saqué lo que había en el paquete y oh! No había visto un reloj más perfecto. Las manecillas eran azules y delineadas con color dorado. Con el fondo totalmente blanco y la parte de la pulsera, gruesa, como a mí me gustaba. Tentador. Pero no le daría el gusto a esa mujerzuela. No iba a usarlo. Alice sonrió más cuando vio mi cara y fue a sentarse de nuevo.

-Cierra la puerta cuando salgas Edward.

-Tiene bien la hora?

-Sí! yo misma lo ajusté. Ahora vete! Tengo cosas que hacer.

"A la madre" pensé cuando vi bien la hora del reloj. Era la una de la tarde. Y ahora que no estaba dormido, mis tripas gruñeron.

-Alice, te gustaría que pidiera pizza para comer?.

Se levantó de inmediato y me dio el inalámbrico de su mesita de noche.

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El reloj marcó las seis de la tarde y salí a buscar a Tanya. No quise hablarle, necesitaba verla. La cena sería a las ocho. Y bien la conocía para saber que tardaba mucho en arreglarse. Aparqué frente a su casa y no me molesté en tocar la puerta. Entré y la encontré caminando por el pasillo.

-Edward! –gritó y corrió hacia mí.

Brincó a mis brazos con sus piernas enrollándose alrededor de mi cintura. La besé con todo el deseo que había acumulado desde la mañana. Ella, sin dudar me correspondió. Caminé hacia atrás y me di vuelta para arrinconarla en la pared. Gimió como respuesta y me aseguré de rozar mi miembro en su entrepierna para alargarlo.

-Edward!.

Yo no contesté y seguí con un camino de besos desde su mandíbula hasta su hombro, bajando el tirante de su blusa a mi paso.

-Edward! –volvió a llamarme entre risas y tiró suavemente de mi cabello-. Detente!

-Qué? –contesté contra sus labios.

-Qué haces tan temprano aquí. Ni siquiera me he metido a bañar.

-Eso no es problema. –dije y caminé con ella hasta su habitación.

No paraba de reír conmigo. Era lo que más me gustaba de ella.

Abrí la puerta de su baño y comencé a tirar de su blusa.

-Tienes prisa?

-Mucha!. –le contesté antes de intentar besarla de nuevo. Pero ella se apartó.

-Pues, lo siento amor. Tendrás que esperar.

-No! Tú no por favor!

-Qué pasó?

-Carlisle quiere que vengas a cenar a casa. Cena "Familiar" –hice las manecillas en el aire-. Con su novia.

-Oh! Eso sería estupendo! –sonrió-. Cuál es el problema?

-Que no estaremos a solas.

Sonrió y se acercó a mí.

-Pospongámoslo para mañana. –susurró en mis labios y antes de que pudiese besarla se alejó.

-Ahora sal de aquí –me empujó hacia afuera-. Tengo un suegro a quién impresionar.

Cerró la puerta y mi espera comenzó.

Una hora después, al fin, salió del baño.

Pero que jodidos se hacen las mujeres en el baño que tardan tanto?

Y ni siquiera estaba vestida. En vez de eso, salió con un conjunto de encaje que yo ya conocía bien.

-Podrías esperar afuera, cielo?

Sonreí de lado y salí rumbo a la sala. Prendí el televisor en el canal de deportes y muy cerca de las ocho, Tanya salió de su cuarto.

-Vaya! –dije yo mientras veía su cuerpo.

Se veía espléndida. Con un vestido de mezclilla que le llegaba a media pantorrilla. Tacones lo suficientemente altos para alcanzar mi estatura. Y maquillaje. Se veía hermosa. Aunque siempre me ha gustado mucho más lo natural. Una mujer bonita sólo con maquillaje… no es bonita.

-Te gusta? –preguntó acercándose a mí.

-Tú siempre me gustas. –le contesté acortando la distancia. Soltó una risita.

-Será mejor que nos vayamos. –dijo antes de besar mi cuello.

La tomé de la mano y salimos rumbo a mi casa.

Desde la entrada se podía distinguir el aroma a comida. Pierna con Gravy al horno. Sí, Carlisle se había lucido. Entramos y no había nadie a nuestro alrededor.

-Siéntate un momento. –le indiqué a Tanya-. Papá?

-Está en la cocina. –escuché su voz y me giré para verla.

Venía escaleras abajo y su vestido semicircular hacía ondas en cada paso que ella daba. Rojo. Del delicioso color de sus labios. Con las pestañas más largas que como las recordaba. Con rímel, o como se llamara esa cosa negra que usaban en las pestañas. Y aún así, no percibí ni una sola gota de maquillaje. Se miraba perfecta.

-Quién es ella? –preguntó Tanya confundida cuando Bella llegó a mi lado.

-Soy Isabella Swan. –le tendió la mano-. La prometida de Carlisle.

Tanya estrechó su mano y en su cara vi que quedó A-N-O-N-A-D-A-D-A con lo que dijo Bella. Me miró y yo asentí.

-Bromeas? –Sonrió Tanya-. De verdad eres tú?

Y aquí la tienen. Tanya Denali. Su defecto?

-No eres como muy joven para él?. –rió.

Imprudente hasta la madre!.

-Pues, parece que sí. –contestó Bella sonriendo un poco.

Y que podría decir ella?

"o sí, pero ese es solo el primer paso del plan para quedarme con su dinero"

Obviamente no.

Pero no noté ningún signo de vergüenza en su rostro. Me imaginé que ya antes le habían preguntado miles de veces eso. O tal vez era que, sí, de hecho; era una sinvergüenza.

-La cena está lista! –escuché gritar desde la cocina.

Volví a entrelazar mi mano con la de mi novia y la subí a mi rostro para besarla.

-Vamos.

Caminamos hacia el comedor, y detrás de nosotros nos siguió "Isabella". Retiré una silla para que Tanya se sentara y la noté muy seria. Raro en ella.

-Voy a la cocina. –le dije antes de besar su mejilla.

Ayudé a Carlisle y a Alice con las charolas de comida. Mi padre llevó la que tenía las rebanadas de pierna, Alice el Grabby y los cuernitos y yo, el puré.

Cada quién sirvió su plato excepto yo. Como buen novio, también serví el de Tanya.

-Mmm. –gimió Bella-. Todo está delicioso, pero el puré… es exquisito.

-Gracias. –dije yo y ella me miró confundida.

-Tú lo hiciste?. –preguntó y yo asentí.

-En realidad, –intervino Tanya-. Deberías darme las gracias a mí. Yo le enseñé a Edward. Verdad amor? –preguntó tomando mi mano.

Y esa no era mi chica. Estaba poniéndose posesiva. Pero no le tomé importancia, sólo me limité a sonreírle.

-Tanya es una excelente cocinera. –la halagué frente a todos.

Y con eso quedó más que conforme. Por lo menos lo que duró la cena.

Después de cenar, platicamos de las vacaciones de mi padre. Me gustaba ver como Tanya y él, se acoplaban en la conversación.

-Papi… -oh esa voz la conocía perfectamente bien.

Cuando Alice quería algo, ese tono nunca fallaba. Funcionaba hasta conmigo. Esa niña era una manipuladora profesional!

-Rosse me invitó a dormir en su casa hoy. Puedo ir?

-No quieres estar con tu padre, mejor?

-Te quedarás despierto tooooodaa la noche para platicar conmigo?

Carlisle pareció pensarlo un momento y luego negó con la cabeza.

-Entonces, por favor por favor por favor! me dejas? Si?

Mi padre volteó a ver a Bella y ésta se sorprendió.

-Sugieres que yo le dé una respuesta?

-Bueno, en unos meses serás mi esposa, tú mandarás por aquí.

Pff. Lo que faltaba. 17 años viviendo con ella y no me hacía caso en lo más mínimo y ahora viene una desconocida y en un día ya hasta otorga permisos. Que porquería.

-Bueno… sí. Te damos permiso. –dijo ella.

-Gracias Bella!

-Pero nada de chicos.

-Nada de chicos. –repitió Alice acatando la orden.

-Ni alcohol.

-Ni alcohol.

-Y tampoco ingleses con cabellos desordenados.

Alice abrió la boca dispuesta a discutir ese último punto pero Bella se echó a reír. Carlisle y mi hermana se le unieron. Yo rodeé los ojos. Tanya sonrió sólo un poco y suspiró. En los seis años que teníamos de novios, nunca se llevó tan bien con mi hermana, como lo hacía Bella. Estaba celosa. Y en parte, también yo.

-Te paso lo de los ingleses. –continuó Bella, guiñándole un ojo-. Que te diviertas.

-oh! Eres genial Bells.

Oh-oh. Alice tenía dos fases de aceptación. Y las había aplicado juntas al mismo tiempo.

Fase uno: Adjetivos Calificativos positivos.

Fase dos: Diminutivos del nombre propio.

No había duda. A Alice le gustaba Bella. Y Carlisle estaba eufórico por eso. Tomó la mano de ella y mi hermana se levantó de la mesa para besar su mejilla y darle un abrazo a Bella. Corrió a su habitación.

-Necesitas que te llevemos? –preguntó Tanya, para ver si obtenía algo de crédito.

-No… Rosse vendrá por mí. Pero gracias de todos modos. –hizo un ademán con la mano restándole importancia al ofrecimiento.

Apreté un poco su mano y me mostró una sonrisa fingida.

-Quieres ir afuera un momento? –le pregunté.

-Por favor. –contestó y me levanté para ayudarle con su silla.

Se despidió de mi padre y de su novia y después tomo mi mano camino hacia afuera. Conforme íbamos avanzando al jardín, noté cómo su rostro se hacía más duro y molesto. Tanya era de las personas que frente a la gente jamás se muestra intolerante o enojada. Pero a solas…

-Odio que me ocultes cosas. Ella? Su, prometida? –gritó.

-Shh! Baja la voz. No sabía nada de eso. Apenas lo supe hoy.

-oh claro. Y también te acabas de enterar precisamente hoy que es una veinteañera no? Santo Dios Edward, es de mi edad.

-No, claro que no. Tú eres más joven. Y más hermosa… -susurré esa mentira acercándomele.

-No trates de hacerme olvidarlo con tus jueguitos.

-Cuales jueguitos?

-No me quedaré tranquila sabiendo que duerme en el mismo techo que tú.

-Técnicamente, no en el mismo techo. Más bien, su techo es mi piso ya que su recámara está en la planta baja…

-Como sea. No creo que sea buena idea.

-No empieces con tus celos amor, hoy no por favor. –"hoy estoy sexualmente frustrado" quise agregar-. Qué crees que haría con la novia de mi padrastro?

Y yo mismo me tensé al tratar de auto contestarme. Y la respuesta no sería muy alentadora para Tanya.

-Por qué no, vienes a dormir conmigo. –dijo jugando con el cuello de mi camisa. Sonreí por eso.

-Por que mañana domingo, tengo que trabajar desde las siete de la mañana, y tenerte a un lado toda la noche significa no dormir.

Rió con ganas y me besó. Pero ella no tenía la pasión desbordada como yo en esos momentos, así que me conformé con un beso tierno y cursi. De esos que ya no me provocaban ningún sentimiento.

-Te amo. –susurró cuando se apartó de mí.

-Yo también.

Hizo una pequeña mueca moviendo la boca de lado y después rió amargamente. Yo sabía lo que pasaba. Hacía tiempo que de mi boca no salía un "te amo". Solo un "yo también" "yo igual" ó "yo más". Y ella no tenía ni una pisca de tonta. Antes de que sus pensamientos llegaran lejos la abracé y besé su cabello. Caminamos juntos y la llevé de vuelta a su casa.

Al regresar, tiré las llaves en la mesa de centro de la sala y me encaminé a mi cuarto. Cuando pasé por la recámara de Carlisle escuché ruidos de la cama y risas por parte de Bella.

Si escuchar a tus padres teniendo sexo es traumático, se imaginan cómo es, escuchar a uno de tus padres, tener sexo con otra persona?

Sí… es escalofriante.

Me apresuré a subir las escaleras para asegurarme de que Alice ya se había ido, y si no, dejarla poner su disco de Muse a todo volumen. Suspiré aliviado cuando encontré su habitación estaba vacía y su cama revuelta.

Camine a mi habitación, cansado; pero sin sueño. Destendí la cama por pura costumbre y después fui a tomar uno de tantos libros de medicina que había en el estante. Al abrirlo, un sobre cayó al piso. Era una carta de Tanya. Por fuera tenía la fecha: 04/04/04. El día que cumplimos un año de novios. Y cuatro meses antes de que tuviéramos ese accidente que le arrebató la vida a mi madre.

Suspiré y comencé a leerla. Recordé cómo me sentía en ese entonces. Enamorado. De la mujer más hermosa de toda la escuela. Y ella enamorada de mí. Pero ahora las cosas habían cambiado. Seguí leyendo hasta que, tocaron mi puerta.

-Pasa. –le indiqué a quien fuese.

Del otro lado forcejearon con la perilla y recordé haber puesto seguro. Caminé hacia la puerta, giré el botón para después abrir y no van a creer quien estaba allí.

Bella estaba parada en el marco de mi puerta vestida sólo con un pequeño baby doll azul discretamente traslucido, que me dejaba ver su perfecto abdomen y el nacimiento de sus pechos por encima del sostén.

Tragué saliva y me concentré en mirar sus ojos para eliminar el deseo que se comenzaba a formar en mí.

-Te puedo ayudar en algo?

-Sí. –contestó ella y se abalanzó a mí.

Tomó mi cabeza y la dirigió hacia ella hasta besar mis labios. Mi mente se desconectó de mi cuerpo en ese preciso momento.

Se dio vuelta aún besándome y me empujó hasta que con mi espalda, cerré la puerta. Tomé su delicado rostro con una de mis manos, pero no para apartarla, claro que no. Fue para controlar el beso, y a ella no pareció importarle la velocidad que tomé. Sus labios sabían a gloria y pecado al mismo tiempo. Sin rechistar, adentré mi lengua en su boca y ella gimió. Sus manos subieron por mis brazos hasta jalonear mi cabello. Las mías tampoco se quedaron quietas y se adentraron en la provocativa prenda. La piel de su cintura era suave, tersa, tibia… bajé un poco mas y después de acariciar su trasero, lo apreté contra mí. Ahora fue mi turno de gemir y ella aprovechó para morder mi labio. No quería perder tiempo. Si íbamos a hacer esto, debíamos darnos prisa. Desamarré los cordones del baby doll y deslicé los tirantes hasta que cayó detrás de ella. Evité gemir al ver su conjunto de encaje en el mismo color. Me acerqué de nuevo y mordí su cuello mientras desganchaba los broches de su sostén. Se arqueó contra mí y volvió a gemir cuando sintió mi erección.

Y no pude más.

La tomé de la cadera para alzarla y cargarla hasta aventarla sobre la cama. De inmediato me deshice de mi camisa y me posicioné sobre ella. Me besó con el mismo deseo que la había besado yo al principio, con su lengua explorando cada rincón en mi boca. Sentí sus manos bajar por mis costados y, no sé cómo, las metió entre los dos para tocar el cinturón de mis vaqueros. De inmediato comprendí, aún llevaba mucha ropa. Me separé para desabrocharlos y quitármelos junto con mis Calvin Klein. Cuando me volví a ella, ya no tenía las bragas puestas. Eso es rapidez!

Terminé que quitarle el sostén y fui besando el nacimiento de sus pechos hasta llegar a sus cumbres. Sus pequeños pezones rozados estaban totalmente duros, necesitados de mi atención. Metí uno a mi boca y lo succioné mientras rozaba con mi pulgar el pezón de su otro seno. Bella me acercó aún más hacia ella, jadeante. Subió sus piernas y con sus pies apretó mi trasero contra ella. Nuestros sexos se rozaron y gemimos al unísono. Me estaba volviendo loco!

Aproveché ese movimiento y la penetré de golpe. Y qué bien se sentía! Estrecha, húmeda, cálida…. Ella soltó un gritito y aferró a las almohadas como si se le fuera la vida en ello.

-Shh! –susurré en su oído antes de besar su cuello.

Entraba y salía de su cuerpo al mismo ritmo de sus jadeos. Rápido, intenso, sofocante. Bella se movía contra mí creando más fricción entre nosotros. Sabía muy bien cómo moverse. El calor generado entre los dos, los gemidos de Bella, la adrenalina que provocaba el solo pensar ser descubiertos y el olor a sexo, me excitaba cada vez más. Sus manos delineaban cada línea de mi abdomen y subían a mis hombros. Las mías jamás abandonaron sus pechos.

Las paredes de su interior comenzaron a apretar mi duro miembro me anunciaron que ella llegaría pronto a su orgasmo. Aceleré el ritmo y ella buscó mis labios. Me besó con urgencia, con impaciencia. Su lengua se enroscaba deliciosamente con la mía. Un par de embestidas más y mi orgasmo llegó, derramándome en ella. Sentí todo el calor de la habitación recorrer mi cuerpo entero en sólo unos segundos. Gemí en su boca y ella encajó sus uñas en mi espalda cuando alcanzó el suyo, ahogando su gemido en mis besos.

Salí de su interior y di media vuelta para quedar sobre mi cama. Tardé unos cuantos segundos en recobrar el aliento y la cordura que ella había dejado por los suelos desde el momento en que entró aquí.

Ella también quedó agitada y con los ojos cerrados. Me quedé mirándola, con su pelo hecho un desastre y sus mejillas más coloradas que nunca.

Reí ante eso.

Ella abrió los ojos y se sentó apresurada.

-Oh por Dios! –dijo con tono preocupado y yo tuve que rodear los ojos.

Qué? Ahora estaba arrepentida? Por-favor!

Sus ojos vagaban por toda la cama evitando verme.

-Buscas esto? –le pregunté poniendo su sostén frente a ella.

Me miró… apenada? Y después tomó la prenda de mis manos. Mientras se lo ponía volvió a hablar.

-Esto, estuvo mal. –dijo recogiendo su demás ropas del suelo.

-En serio?. –pregunté irónico.

Se levantó y se puso las bragas rápidamente. A la misma velocidad que se las había quitado.

-Edward! Me casaré con tu padre!.

-Padrastro. –le corregí y no se sorprendió, debía estar enterada de todo.

-Como sea. Esto no volverá a pasar. –dijo saliendo semidesnuda de mi cuarto.

Y yo deseé, por más estúpido que sonara, que sus palabras fueran un simple cliché barato y que esto se volviera a repetir.

Pero ahora, con mis pensamientos claros y en orden, y sin distracciones en mi cuarto como la que acababa de salir por la puerta, le di la razón a Bella.

Esto estuvo mal, y no se volverá a repetir.

Aunque la deseara como jamás creí desear algo o a alguien en este mundo. Debía hacerlo por Carlisle.

O intentarlo.


N/A oh por dios! Que les pareció? Mi primer lemmon explícito*-* Y exactamente en mi cumpleaños 17! Ohh déjenme un review por mi cumple nO?(: Ussh, les juro que yo amé escribir este primer capítulo! El Lemmon no me convenció mucho, pero, la historia… Mfg! Me gustó mi narración! En serio n.n

Mil gracias a TODAS las que me leen. Sin ustedes yo no Seguiría escribiendo cualquier cosa que se me ocurre XD
Preguntas? Serán contestadas en la próxima actualización. Espero subir el segundo capítulo el sábado, antes de Entrar a clases xke si no, luego me dará {como coloquialmente se dice} WEEEBAAAA hahaha. Espero su review.
Cuéntenme, que les Pareció? Su opinión es de gran importancia para mi salud mental!

De una vez les advierto que en esta trama no odiarán a Tanya. Pobre, hay que darle un descanso de villana XD

Y Alice! Oh mi vida*-* con sus posters de Robert Pattinson! Jajaja lo admito, me proyecté; Alice tendrá mi personalidad.

ATENCION! Actualizaré HQSC hasta mañana porque ayer tuve un problema y no pude terminarlo, mil disculpas.

Los Quiiere;;

AryyMuse [ ]