Capítulo 1
Sofia The First no me pertenece.
Al príncipe Axel le gustaba burlarse del príncipe Hugo, su hermano menor, le encantaba ver la cara enojada que ponía cuando usaba algo que a este le molestaba, asustaba, irritaba o avergonzaba pero un día fue la gota que derramó el vaso.
Hugo, no le tomaba tanta importancia a las burlas de Axel, eran inofensivas,...hasta ahora.
Todo empezó aquel día que la clase de Axel, la misma en la que estudiaba la hermana mayor de Hildegard, la princesa Astrid, habían ido de visita para dar una charla a los futuros graduando, por lo tanto Axel y esta, eran parte de los alumnos escogidos para dicha charla, cuando vio entrar al auditorio de la Academia Real a la clase de la cual formaba parte su hermanito una idea macabra se le formó en la mente, podría usar todas las situaciones vergonzosas que sabía y verlo apenado mientras sus amigos se reían de él, luego regresar a casa juntos y como si nada hubiera pasado, que equivocado estaba.
Hugo se sentó en la misma fila en la que la princesa Sofia estaba sentada, su hermosa princesa era ahora una jovencita de 14 años, desde hace un año se había dado cuenta de sus sentimientos por ella, le gustaba, estaba perdidamente enamorado de ella, adoraba todo, sus ojos, su pelo, su piel, su sonrisa, su voz, todo, absolutamente todo le gustaba de ella, alguna vez se atrevió a decirle en un momento en el que su corazón tomo su voz y le dijo "eres perfecta" a lo que ella se sonrojaba bonito y se ría agradeciéndole el gesto pero a la vez le decía que ella era una humana normal como todos pero para él, ella era de otro mundo, ese que le encantaría conocer y de nuevo la escucho reír con esa misma risa afrodisíaca por la cual daría todo lo que tenía por oírla aunque sea un día completo, era unánime, Sofía le había robado el corazón, a veces se hallaba imaginando como sería si le diera un beso en los labios, varias noches se había despertado en medio de un sueño muy hermoso con ella, soñaba que la besaba y que ella le decía que lo amaba con todo su corazón pero solo era eso, un sueño, no creía que sintiera algo por él más que amistad por lo que no le decía la verdad y se preguntaba cuándo tendría el valor para decirle sus verdaderos sentimientos.
A sus 15 años el más joven de los dos príncipes de Albuquerque seguía siendo uno de los más cotizados por las chicas de la academia, guapo, inteligente, caballeroso, amable, generoso, hábil, valiente, seguía tomando la clase de baile sobre hielo junto a Sofía, a pesar de que la Srta. Flora le había dicho que era todo un experto y que si quería podría graduarse antes de tiempo pero se negó y el hada de rojo intuyo el porqué, ya había notado la química entre Sofia y él, no le pidió explicaciones, ya eso era respuesta suficiente para ella. Mientras, Sofía estaba muy entretenida hablando con Amber.
"¡Wow!, Amber, los mejores príncipes y princesas del ala oeste de la academia real vendrán a hablarnos sobre esta nueva etapa en nuestras vidas, ¿no es emocionante?" - Sofía era muy estudiosa, le encantaba leer y aprender, claro, como todo pre - adolescente no le gustaba que le den mucha tarea pero sin duda le gustaba aprender de lo que no sabía.
"Oh, Sofía, te emocionas con algo tan simple como una charla" – a Amber le encantaba ver la ilusión marcada en el rostro de su hermanita, como si recibiera un juguete nuevo. - "ya fuimos a un recorrido el año pasado, ¿recuerdas?"
"Si pero aquí podemos escuchar más sobre cómo es la vida allí y como es estar dentro de las clases" - le comentó muy emocionada.
"Bueno, supongo que será como conocer un poco del terreno, ¿no?" - ambas rieron por el comentario de la rubia.
"¿Supieron?, el príncipe Axel estará entre los chicos que nos darán la charla" - les hablo emocionada la princesa Jun, que estaba sentada al lado de al frente de Amber.
"Si, es uno de los príncipes mayores más guapos de la academia real" - comentó ilusionada Maya que estaba enfrente de Sofía.
"¿Axel?" - preguntó la rubia mientras sus mejillas adquirían un sutil sonrojo.
A sus 15 años, la princesa rubia de Enchancia era una hermosa adolescente que atraía las miradas de todo hombre que la viera, aunque muchos la buscaban, solo tenía ojos para uno solo, el príncipe Axel había invadido su corazón hacía ya algunos años.
Todo había empezado en una visita al castillo de Enchancia….
Flashback
"¡Vamos Amber!, ¡bájate de ahí!, ¡te puedes lastimar!" - le pedía su mellizo James, al verla montada en uno de los manzanos del castillo.
"¡Cállate James!, ¡te recuerdo que fue por tu culpa que mi tiara termino atorada en el árbol y yo solo trato de recuperarla!" - decía mientras estiraba su mano para alcanzar dicho objeto atrapado en una de las ramas del árbol, todo por culpa de un juego de Dazzleball que habían tenido James y Zandar, el balón se escapó y se transformó en un disco, al mismo tiempo que ella caminaba por ahí buscando manzanas con Sofía para un pie de manzanas que iban a preparar y sin poder detenerlo el disco le arrancó la tiara de un solo golpe lanzándola al lugar ya mencionado.
"¡Amber!, ¡james tiene razón!, ¡te puedes lastimar!"- hablo Sofía tratando de disuadirle.
"Su hermana es muy valiente" - comentó Zandar, que estaba asombrado, sabía que la rubia adoraba su tiara favorita pero no sabía que sería capaz de subirse a un árbol, sin escalera y con su vestido solo para recuperarla, la niña realmente era osada y testaruda.
"¡No!, ¡yo voy a bajarla!, puedo hacerlo - un poco más, ya casi lo alcanzaba, solo necesitaba subir un espacio más - y así lo hizo - ¡sí! - gritó victoriosa, al ya alcanzar uno de sus objetos más preciados - "ahora... ¿ah?...¡AAAAAAAHHHHHHH!"
Los tacones no eran buenos amigos de los árboles, se había resbaló y terminó cayendo del árbol en picada al suelo.
"¡Amber!" - gritaron james y Sofía al verla caer sin control.
"¡AAAAAAAHHHHHHH!..." - espero el inminente golpe contra el suelo pero este nunca llegó, al abrir los ojos se encontró en los fuertes brazos de quién menos se esperaba.
"¿Estás bien?, ¿te lastimaste?" - allí estaba él, el príncipe Axel, en vivo y a todo color, como todo un verdadero príncipe rescatando a su princesa en apuros, alto, fuerte aunque de contextura delgada, de buen porte, guapo con sus hermosos ojos gris verdoso mirándole con preocupación.
Ella no respondió, solo asintió toda roja pues era como estar frente a su caballero de brillante armadura.
"¿Segura?, tienes que tener más cuidado princesa, no se puede subir con tacones a un árbol" - le sugirió, ya un poco bromista.
Asintió de nuevo pero esta vez acompañado de un tímido gracias.
"No hay de qué" - oh, esa sonrisa radiante que le estaba dando era tan hermosa que podría morir, la bajo con delicadeza aunque sí fuese por ella se quedaría en sus brazos por toda la eternidad.
"Sus majestades, príncipe Axel, su padre dice que ya tienen que regresar a su castillo" - era Violeta que lo había salido a buscar por orden del rey Roland.
"Gracias, bueno, nos vemos chicos" - dijo refiriéndose a James y Sofía - "Hasta luego, princesa Amber" - le dijo retirándose mientras sus hermanos le agradecían el haberla salvado.
Su rostro se ilumino, ¡sabía su nombre! y qué lindo se oía de sus labios, era un hecho, se había enamorado del chico.
Fin del Flashback
"Amber...Amber... ¡Amber!" - gritó su hermanita pues estaba perdida otra vez en su sueños, esto sucedía cada vez que le hablaban o mencionaban al hermano mayor de Hugo.
"¿Ah?, ¿qué sucede?" - dijo sorprendida y un poco confundida.
"Amber, dé nuevo estabas en la luna" - le hablo su amiga Hildegard quien se había sentado al lado de ella.
"¿Si?, es que...estoy...tan ilusionada con esto" - dijo riendo nerviosa como tapadera de su enamoramiento con el príncipe peli castaño rojizo.
Desde entonces había aprovechado cada encuentro que tenía con él para atraer su atención y con suerte lograr que se enamorase de ella. La mataba de los celos el ver que muchas princesas lo querían para ellas, pero si querían guerra, guerra les daría.
"Seguramente estuviste pensando otra vez en Axel" - le comentó divertida la azabache jugando con su abanico.
"¿Qué?, no, claro no"- se suponía que era un secreto, ¿era tan fácil para los demás darse cuenta de sus sentimientos?
"Niños, por favor, necesitamos de su atención" - pidió la Srta. Fauna.
"Cierto, deben prestar suma atención a lo que los jóvenes principies y princesas nos hablarán y…" - hablaba la Srta. Primavera, para ser interrumpida por la el hada de rojo.
"Luego de escucharlos podrán..."- pero el hada de azul vuelve a hablar.
"Realizar sus preguntas para…" - y la Srta. Flora vuelve a la contienda, estaba claro que esas dos volvían a una de sus discusiones de siempre.
"Poder entender un poco sobre lo que conlleva prepararse para su últimos años…" - y vuelve la Srta. Primavera pero la Srta. Fauna las detiene a tiempo.
"En la academia real, como estudiantes de etapa básica, para luego pasar a la nueva etapa que los acercara un paso más a prepararse para su futuro como líderes y monarcas de sus reinos" - intervino la Srta. Fauna para dar por terminada la discusión entre las dos hadas, ¿qué sería de ellas sin él hada de verde?, seguramente todo sería un desastre.
"Ahora sin más preámbulo comencemos con la charla, recuerden hacer silencio para que no se pierdan de nada" - puntualizó la Srta. Flora a lo que todos respondieron con un sí, sabiendo que de seguro se los preguntarían y luego el telón del escenario se abrió y entro el primer estudiante.
Todo marchaba de maravilla, en total eran 6 estudiantes los que daban la charla, hubo algunos a los que les hicieron preguntas más que todo hechas por Desmond y Zooey, aunque el peli canela hacia preguntas de hasta de lo que comían, quería asegurarse de estar preparado para todo por lo que tomaba muchas notas en su libreta.
Mientras que tras bambalinas Astrid conversaba con Axel y Rafael, otro príncipe que ya había pasado al escenario, ella sería la siguiente en salir.
"Axel, tienes esa cara de que estás tramando algo, así que dilo de una vez, ¿qué planeas?" - preguntó de forma inquisidora la princesa mayor de Freezenberg, conocía a su amigo y sabía que había algo que ocultaba.
"Descuiden, solo estén pendientes, se van divertir muchísimo" - dijo muy risueño, a lo que sus dos amigos se miraron sin comprender.
Y así pasaron la tarde, cuando le tocó el turno a Astrid, Hildegard, aprovechó para alardear sobre lo mucho que sabían su hermana y ella, de por sí ya todos querían callarla pero el hada de verde se les adelantó y le exigió que guardara silencio, por lo que está, a regañadientes, tuvo que obedecer, paso el antepenúltimo y solo faltaba Axel, tan pronto apareció, todas las chicas sonrieron y suspiraron enamoradas pero la que más estaba perdida ante la visión del joven príncipe era Amber, ¿tendría el valor para preguntarle si era cierto que Astrid era su novia?, no, eso sería delatarse a sí misma, solo le quedaba esperar que alguien preguntase por ella y rezaba por qué la respuesta fuera un no.
"Buenas tardes chicos y chicas, Srta. Flora, Srta. Fauna y Srta. Primavera" - saludo muy animado el oji gris verdoso - "como ya sabrán soy el príncipe Axel de Albuquerque y el príncipe Hugo es mi pequeño hermanito…"
Él mencionado gimió frustrado de que su hermano lo llamara de esa forma frente a sus amigos y compañeros de clase, y lo que él no sabía es que aún le faltaba por aguantar.
"No los aburriré con cosas sobre la escuela" - comentó a lo que las tres hadas, sus amigos y todo los demás presentes en la sala, incluido Hugo, lo miraron sin entender - "verán, he querido aprovechar esta oportunidad para decirles todo sobre mi hermanito, todo lo que ustedes no saben…"
Los ojos del mencionado se desorbitaron y su boca estaba tan abierta que fácilmente podría entrar una mosca, ¡no!, ¡no era posible!, Axel no podría ser capaz de eso, ¿o sí?
Muchos murmuraban y miraban al príncipe menor de Albuquerque esperando porque su hermano les dijera más, algunas de las chicas pensaban que les daría más información que les permitiese ganarse el corazón del mismo, mientras que Amber no entendía lo que pasaba, ¿qué le había pasado a su príncipe encantador?, Sofia solo observaba preocupada al peli negro.
Desde hace unos meses descubrió que estaba enamorada de él pero la verdad no creía que llegara a quererle como más que una amiga.
Sin saberlo la princesa menor de Enchancia correspondía los sentimientos del príncipe Hugo, no podría vivir sin verlo, sin que le hablara o escuchar su risa, sin que le diera esas dulces y hermosas sonrisas que siempre le dedicaba, se había convertido en su fuerza, su razón de vivir, junto a su familia, le divertía ver cómo presumía sutilmente de sus habilidades, no era vanidosa pero le encantaba que él la elogiase y ¿por qué no?, lo guapo y atractivo que era pero sin duda lo que más le fascinaba de su príncipe es ese corazón bondadoso, justo, valiente y amable que le ha mostrado desde que ganaron la corona voladora , adoraba sentir ese calor y esa seguridad cuando estaba entre sus brazos, como deseaba que un día pudiera probar a que sabían aquellos labios masculinos, cada vez que practicaban baile sobre hielo se sentía feliz y en las nubes, no era celosa pero tampoco tonta, sabía que muchas estaban enamoradas de él y le molestaba pero lo que más le importaba era su felicidad, por lo que al verlo de esa forma le angustiaba lo que pudiera pasar, ¿qué es lo que haría Axel?.
"Supongo que nadie sabe que mi hermanito aún le tiene miedo a la oscuridad" - oh, Dios, estaba soltando todas las cosas más vergonzosas de él, ¿es que acaso una entidad maligna se había apoderado de Axel?, todos comenzaron a reírse ante eso y él trataba de disimular y lo peor es que se reía de su dolor - "dejó de temerle a los rayos y truenos hace solo tres años, tiene un peluche de gato negro con ojos verdes que mamá le dio desde que era un bebé y nunca duerme sin él"
La mayoría de los estudiantes en la sala no dejaban de reírse y entre los pocos que no lo hacían, estaban Amber y Sofía , quienes miraban al peli castaño rojizo como si desconocieran al chico que estaba revelando todos los secretos íntimos de su hermano menor, mientras tanto el mencionado estaba que quería que se lo tragase la tierra, ¿cómo podía su hermano hacerle esto?
"Desde niño le tiene pavor a las cucarachas y las arañas…" - y siguió y siguió hasta que llegó al último secreto que conocía de su hermano - "y se que muchas de ustedes están interesadas en él pero ya está enamorado de…"
"Gracias por su….increíble charla sobre su hermano, príncipe Axel pero creo que es mejor que termine ya" - afortunadamente la Srta. Flora, le arrebató el nuevo aparato de voz, invento de la inventora real de Enchancia, Gwen, mientras lo observaba con una mezcla de decepción y disgusto.
Muchas querían saber quién era la joven que se había ganado el corazón de uno de los príncipes más guapos de la Academia Real, especialmente Sofía, aunque no lo mostrase pero lo que más quería en este momento era hablar con él, lo más seguro era que no quería que lo vieran, de hecho fue testigo de cómo, antes las risas inminentes de todos, salió casi corriendo del auditorio y sin pensarlo dos veces lo siguió.
Mientras que Amber miraba incrédula al joven que le había robado el corazón, ¿cómo era posible?, este no era el Axel que ella había conocido, ¿qué le había pasado a ese chico gentil y generoso?, sabía que le gustaba molestar a su hermano pero nunca lo considero capaz de esto y le dolía, le dolía ver en lo que se había convertido su amado príncipe, sin que nadie lo supiera salió de allí lo más rápido que pudo, en dirección hacia el baño de chicas para poder llorar sin que nadie la escuchase, realmente sentía que le habían decepcionado.
Por otro lado Axel regresaba a la parte de atrás del teatro para encontrarse con sus amigos, todos ellos estaban riendo, todos menos Astrid quien lo veía enojada y decepcionada.
"Vaya, Axel, veo que te sientes orgulloso de tu...hazaña" - le dijo sarcásticamente pero por lo que se veía el chico estaba muy ocupada riéndose como para notarlo.
"! Por supuesto!, ¿vieron como todos se divirtieron?" - preguntó sin dejar de carcajearse.
"¡Magnifico, amigo!" - le decía Rafael mientras chocaban los 5, lo mismo que hicieron los demás a lo que la azabache negó con la cabeza.
"¿Enserio?, Axel, humillaste a tu hermano, fuiste demasiado lejos, no me extrañaría que después de esto Hugo no quiera ni verte y ustedes, ¡dejen de reírse y aplaudirle la estupidez que acaba de cometer!" - les exigió con las manos en la cadera y el ceño fruncido.
"No, no te preocupes, seguro que sí estará molesto pero solo será por unos días, dos a lo sumo" - la chica suspiro incrédula de lo muy idiota que era su amigo, esperaba que fuese verdad, le parecía muy triste que dos hermanos terminen odiándose.
Afuera, Hugo corría, hasta que llegó al único lugar donde alguien podría ayudarle, a las caballerizas del plantel, justo donde estaba su yegua Electra, si, era raro pero ella era lo más parecido a una madre que tenía, no era que no pensara en su padre para esto pero como él estaba en sus deberes reales no podía atenderlo ahora, por lo que además de su padre y Sofía estaba Electra para desahogarse.
Cuando entro se aseguró de que no hubiera nadie, afortunadamente todos estaban aún en el auditorio por lo que no habría nadie hasta por lo menos una hora más, ya que después seguía la última clase y luego se podían ir a sus casas, lo que Hugo no sabía era que Sofía lo siguió, la cual decidió no hacerse ver todavía, sabía que estaba mal escuchar pero no podía evitarlo además temía que él estuviera molesto y le gritara que se fuera y lo dejara solo, en momentos como estos necesitas amigos pero hasta ella necesita, de vez en cuando, un rato a solas para poner sus pensamientos en orden por lo que lo entendía y esperaría el momento perfecto para hablarle.
Pudo ver que Hugo se sentaba en un banco en donde estaba Electra.
"No puedo creerlo, Axel le dijo a todos, ¡todos mis secretos!" -tenía mucha rabia y tristeza - "¡ahora soy el hazme reír de la escuela!".
La yegua le miro entristecida, él era un humano y su dueño pero lo quería como si fuera su hijo, sabía que Axel disfrutaba de hacerse el gracioso con su hermano pero nunca lo creyó capaz de esto, súbitamente se dio cuenta de la presencia de la jinete de su amigo Minimus y decidió aprovechar esta oportunidad para que el chico dijera lo que sentía por ella, que supiera cuán importante era para él y podría ayudarlo a sobrepasar esto.
"¿Con qué cara voy a regresar allá?" - estaba molesto, se sentía impotente al no poder evitarlo - "y lo peor es que…estuvo a punto de revelar, mi más grande secreto…que amo a...Sofía"
Electra sonrió algo feliz de que por fin lo haya dicho, volvió su vista hacia dónde estaba la mencionada y la encontró como una estatua debido a la impresión.
Por su parte, Sofía, sentía como si el mundo y el tiempo se hubiesen detenido, ¿habría escuchado mal?, ¿Hugo la a amaba….a ella? Sin poder evitarlo en su rostro se dibujó una sonrisa de alegría, ¡la quería!, ¡la quería a ella!, estaba tan contenta que de sus ojos salieron algunas lágrimas de felicidad, de saberse amada por el hombre de su vida, poso su mano en su pecho, en donde estaba su corazón, sentía que se le saldría de lo fuerte que le palpitaba. Pero ¿qué haría ahora?, no podía simplemente salir de allí pararse frente a él y decirle, yo también te amo, menos después de haberlo escuchado sin su permiso, no, este no era el momento para eso, esperaría a que las cosas se calmaran y luego le diría que ella también lo amaba pero por ahora tenía que hacerle saber que podía contar con ella.
Mientras, Electra relincho y acaricio la mejilla del chico con su hocico para demostrarle que lo había entendido y que lo comprendía, en respuesta Hugo, sonrío y la acaricio en la cabeza agradecido de contar con una amiga como ella.
"Hugo" - escucho que alguien lo llamaba.
Rápidamente se volvió para encontrar a una Sofía mirándole con la preocupación reflejada en sus preciosos ojos azules, por lo que no pudo evitar sonrojarse más aún cuando ella tomó asiento junto a él.
"Sofía...yo..."- sabía que ella no era como los demás pero le daba mucha pena que su princesa haya escuchado todos sus más vergonzosos secretos, ¿qué pensaría de él?
Cuando menos se lo espero ella envolvió sus brazos alrededor de él y lo abrazó, lo abrazó fuerte y a pesar de encontrarse más rojo que un tomate y con los nervios a flor de piel le correspondió, enterrando su cara entre las hebras castañas de su suave cabello, perdiéndose en el aroma a frutas que emanaba del, sin saber que Sofía estaba igual que él.
La yegua de ojos azules sonrío enternecida con aquella escena y no muy lejos pudo ver a Minimus igual por lo mismo, ambos quieren que sus dueños estén juntos y disfrutando de su amor.
Hugo y Sofía se quedaron así por un largo rato, en silencio, solo disfrutando de la compañía del otro, no necesitaban decirse nada, con esto bastaba y sobraba para entender que podían contar el uno con el otro.
Mientras tanto en el baño de chicas, se encontraba una Amber totalmente desecha y es que ¿cómo te sentirías después de ver al hombre que amas actuar de esa forma?, es como despertar de un hermoso sueño para caer en una horrible pesadilla, al principio lo negó y se dijo que alguien debía de haberlo secuestrado y remplazaron con aquel hombre insensible y bruto pero no, ese era el mismo Axel y era lo que más le dolía, lo había puesto en un pedestal y de un día para otro todo se derrumbo.
Se miró en uno de los elegantes espejos y quedo asombrada con lo que vio, ella era Amber, la princesa mayor de Enchancia y la más popular de la Academia Real, no la que sus ojos estaban contemplando en ese momento, ella nunca se permitiría llorar por un hombre sea príncipe o no, tomo un poco de agua del lavamanos con sus manos y se la restregó por la cara, buscó su pañuelo y se secó con él y con un poco de retoque de maquillaje, había vuelto a estar serena aunque por dentro se estuviera muriendo.
Respiro profundo y salió del lugar para lamentablemente encontrarse con el causante de su reciente pesar, pues en uno de los pasillos se encontraban Axel y Astrid, seguro esperando por sus hermanos, se notaba que la azabache, aún estaba molesta con su amigo por lo que había hecho, a pesar de que los nervios la mataban no lo demostró, no paro y siguió caminando, además para llegar a su próxima clase tenía que pasar por ahí.
Rápidamente ambos se dieron cuenta de la aparición de la joven por lo que procedieron a saludarle.
"Hola princesa Amber" - saludo cortésmente Astrid, siendo respondida por la chica de la misma manera.
"Princesa Amber" -saludo Axel pero en cambio lo único que recibió fue lo mismo que recibió su hermano la ves que corrió contra la hermana de esta y le hizo trampa, indiferencia.
Ambos quedaron asombrados aunque para la princesa mayor de Freezenberg no era una novedad, sabía por su hermanita que la princesa rubia era muy recta y gracias a que no sabía cuándo callarse había soltado el gran secreto de su joven amiga a su hermana, así es, ella ya sabía de los sentimientos que Amber tenía por el príncipe mayor de Albuquerque, no le molesto, al contrario le pareció lindo y dulce pero no sabía si él correspondía esos sentimientos.
"¿Qué le pasa?" - preguntó confundido el oji gris verdoso, mirando hacia donde se fue la rubia.
"Eres un tonto, ¿lo sabías?" - le reclamó Astrid, ¿acaso era tan ciego como para no darse cuenta de lo triste y decepcionada que seguro estaría Amber por su estupidez?
"¿Porque lo dices?" - preguntó, aún no entendía porque casi todos lo veían mal y le criticaban.
"Oh, Axel" - suspiro negando y sintiendo lástima por él, ojalá pronto se dé cuenta de su error o si no será demasiado tarde, pues perdería a sus amigos, familia y a la única chica que lo quería de verdad, tiempo después escucharon el sonido de las campanas del reloj de la escuela indicando que la jornada escolar había terminado por ese día.
"¡Astrid!" - era Hildegard llamándole - "¡vámonos!, ¡el carruaje ya está aquí!"
"¡Ya voy Hildi!, hasta luego Axel, por favor, trata de pensar en lo que hiciste" - y así, se fue detrás de su hermana.
El chico aún no comprendía así que solo se encogió de hombros y siguió esperando por Hugo, espero y espero pero el chico no aparecía, así que decidió salir a buscarlo, cuando ya estaba cerca de las caballerizas del plantel lo vio salir de estas junto a la princesa Sofia así que camino hacia ellos.
"Hay estas" - le dijo al llegar - "estuve buscándote por todas partes, hola princesa Sofía"
Tanto Hugo como Sofía lo miraron con el ceño fruncido pero como la joven era muy educada respondió al saludo pero no con gusto, por su parte el peli negro no dijo nada.
"Vamos, el carruaje ya debe de haber de llegado" - y de esa forma salió en dirección hacia la entrada y salida de la escuela esperando que él lo siguiera.
Hugo suspiro, no tenía ganas, ni ánimos de ver a su hermano pero luego sintió una mano en su hombro y al bajar su vista vio que su princesa le daba una sonrisa de aliento y aún con timidez le daba un beso en la mejilla, lo que hizo que su rostro casi se pareciera a una cereza, igual al de ella.
"¡Hugo!, ¡¿qué esperas?!" - le gritó pero eso solo le devolvió el sentimiento de rabia y molestia, se despidió de la peli castaña y salió en la misma dirección que su hermano pero sin quitar esa mirada de disgusto.
Sofía se quedo allí viendo con pesar por donde ambos se fueron, estaba triste y preocupada por cómo serían las cosas más adelante pero sobre todo por él, al igual que Astrid esperaba que Axel se diera cuenta de su error y se disculpara con su hermano, aunque tal vez una disculpa no bastaría para enmendarlo.
Súbitamente se dio cuenta de que no había visto a Amber, ni a James después de lo sucedido así que camino hasta la escuela para buscarlos e ir a casa.
Mientras a las afueras de la escuela el carruaje de Albuquerque ya estaba esperando por los hijos de su rey, Axel fue el primero en subir, luego siguió Hugo, despegaron y en el camino que llevaban este no quiso mirarle, ni siquiera le había dicho algo, cuando algunas veces le preguntaba por su día en la escuela.
"¿Qué te pasa?, ¿por qué no dices nada?" - preguntó, ¿qué le pasaba a todos hoy?
"¿Enserio no sabes?" - preguntó, mirando enojado con el rabillo del ojo y hasta un poco incrédulo de que su hermano mayor no se diera cuenta de lo que había hecho.
"No, explícamelo, eres la segunda persona que me ignora, ¿qué les pasa?" - preguntó harto de esto.
"Te diré lo que hiciste, por tu culpa, toda la escuela se ríe de mí, ¡¿cómo fuiste capaz de decirles a todos mis secretos más vergonzosos?! ¡¿que querías con eso?!" - le confrontó, era inconcebible que no se responsabilizara de sus actos.
"Vamos, sólo fue un juego, una broma, se olvidaran de eso mañana o pasado mañana" - dijo de lo más tranquilo No, no era cierto, ¿cómo podía ser que Axel no entendiera lo irresponsable y mal hermano que había sido al cometer semejante estupidez?
"¿Sabes qué?, no te quiero ver y ni se te ocurra dirigirme la palabra, no quiero hablarte…nunca más" -recalcó las últimas palabras, volviendo a cambiar su vista hacia el camino dejando a Axel mirándolo sin habla, Hugo jamás le había dicho esas cosas pero no, se dijo que esto sería solo un berrinche de él y al día siguiente todo se le pasaría y sería igual que siempre.
"Muy bien, si eso es lo que deseas, lo haré, no te voy a hablar nunca más " - dijo cruzando los brazos y mirando al lado opuesto del camino, parecía confiado pero por dentro estaba algo inseguro, ¿podría su hermanito cumplir con su amenaza de aplicarle la ley del hielo?
Por su parte el cochero estaba un poco preocupado, conocía lo muy bromista que era el hijo mayor de su rey con su hermano, aunque por su mente jamás paso que llegaría a tanto, solo para fastidiarlo, esperaba que esto no trajera problemas la familia real y de por sí a su pueblo.
Llegaron y Hugo fue el primero en salir, no le importo esperar a que abrieran la puerta, quería alejarse lo más posible de Axel, no, para él este ya no existía.
"Príncipe Axel" - este se había quedo observando a su hermanito salir y correr a la entrada del castillo por lo que no se percató de que ya podía bajarse del carruaje.
"Si, gracias" - respondió para al fin caminar hasta su castillo, al entrar se encontró con su padre quien lo veía algo confundido.
"Axel, hola hijo, ¿qué le pasa a tu hermano?, lo salude pero no me respondió, subió corriendo las escaleras, me imagino que está en su habitación pero parecía enojado, se supone que fuiste al auditorio de la escuela, junto con tus amigos para impartir una charla sobre cómo era estudiar en la nueva etapa escolar que le tocará a Hugo el próximo año, ¿qué sucedió?" - bueno, aquí sí que no sabía qué hacer, si su padre se enteraba del espectáculo que había hecho seguro que lo castigaba de por vida, no creía que Hugo lo delatara pero seguro que alguno de los príncipes o princesas que eran hijos de los conocidos de su padre le dirían tarde o temprano, así que, ¿cuál era la diferencia si confesaba ahora o que lo supiera de boca de alguien más?, tal vez Astrid tenía razón y había cometido el error más grande de su vida.
"Papá, mejor te lo digo yo, antes de que alguien te vaya con el chisme" - contestó algo cohibido pues sabía la reacción que tendría su padre al saberlo.
"Dime" - contestó con el señor fruncido y con los brazos cruzados, algo le decía le decía que no le iba a gustar lo que le diría su primogénito.
"Bueno,..digamos que…yo hice algo…no, muy bueno, ahora que lo pienso" - procedió a responder con algo de miedo a lo que dijera su padre - "les dije a todos en la escuela, todos los secretos vergonzosos de Hugo".
"¿Cómo?, ¡Axel!, ¡¿porque le hiciste eso a tu hermano?!" - decir que el rey Garrick estaba enojado era poco, estaba furioso pero también decepcionado de su hijo mayor.
"Es que...yo..." - no sabía que respóndele a su papá, se podría decir que por fin le había caído el veinte, por fin había comprendido las consecuencias de la tontería que cometió y ahora por culpa de ello había perdido a su hermano.
"Axel, Axel" - dijo el viejo rey con sus dedos en el puente de la nariz pidiendo paciencia a Dios - "¡ven!"
"¿Qué?, ¿a dónde?" - le preguntó viendo su padre empezaba a subir las escaleras.
"¡Ahora mismo vamos a ir con Hugo y te vas a disculpar con él y el lunes lo harás frente a toda la escuela" - Axel Miró asombrado a su progenitor, ok, era cierto lo que él decía pero su hermanito le había dejado claro que no quería verlo ni hablarle aunque quizás al estar con su papá se retractaría y volviera a dirigirle la palabra.
"Si, papá" - así mismo subió siguiendo a su padre sin ser consciente de que todo el personal doméstico del palacio los estaban observando tan preocupados como lo estuvo el cochero.
Llegaron a la puerta de la gran habitación y fue el rey Garrick quien tocó, conocía lo suficiente a sus hijos como para imaginarse lo molesto que debía de estar Hugo en este momento.
"¿Quién es?" - respondió desganado y malhumorado el peli negro desde el otro lado.
"Hugo, soy tu padre, ya sé lo que pasó y créeme Axel, tendrá su castigo" - respondió Garrick viendo al mencionado de manera enojada - "de hecho, está aquí para darte una disculpa"
"¡Lo siento papá pero no me interesa, que se ahorre sus disculpas, no lo quiero ver, ni mucho menos hablarle!" - escucharon desde adentro de la habitación, se veía lo dolido que estaba - "en lo que a mí respecta yo no tengo hermano"
Aquellas últimas palabras de verdad tomaron por sorpresa tanto a Axel como a su padre, se sentía la tristeza en la voz del joven príncipe pero sobre todo la firmeza de no cambiar de opinión, en este momento la mente de Axel está tratando de procesar aquella oración, por fin lo había comprendido, lo que hizo estuvo mal y ahora su hermano lo desconocía y lo peor de todo es que sabía que se lo merecía.
"Creo que lo mejor es que le demos un tiempo" - dijo su padre pero la verdad es que casi no le estaba haciendo caso pues su vista estaba fija en la puerta de la habitación de su hermanito o ¿sería ahora…su ex hermanito? - "tal ves tú también necesitas un tiempo a solas para pensar en las consecuencias que hiciste" - de esta forma y aún preocupado por lo que le pasaba a sus hijos bajo las escaleras para seguir trabajando y pensar en algo que pudiera unirlos de nuevo.
En ese momento, fue la segunda vez que Axel sentía como si lo hubiera perdido todo, la primera, fue cuando su madre murió y ahora volvía a sentirlo ya que había perdido a la persona que al igual que su padre era lo más importante para él, Hugo, su hermano menor, su sangre, su familia.
Con pesar y aún algo desorientado se fue a su habitación, había metido la pata y bien hondo, casi parecía un zombi en vida, se sentó en su cama, tomando su cabeza entre sus manos en un gesto de frustración y las últimas palabras que había oído de la boca de Hugo se repetían una y otra vez en su cabeza, ahora entendía porque al salir, James lo veía como si hubiera hecho algo muy malo, misma mirada que tenía la princesa Sofia, los regaños de Astrid, la mirada de tristeza de su padre, la frialdad de Amber y el odio de su hermano.
"¿Que hice?" - se supone que él era el mayor, el que tenía más experiencia, el más maduro y había actuado como todo un idiota.
Tenía que pensar en una forma de enmendar lo que hizo, antes de que perdiera a su familia para siempre, la pregunta era ¿qué?, quizás lo que su papá le decía era lo mejor, pedir disculpas frente a toda la escuela para que no molestaran a Hugo y dejar de reírse de él, sí, eso iba a hacer y ya sabía cómo podía hacerlo, solo debía esperar hasta el lunes.
"Príncipe" - era Albert el jefe de mayordomos del palacio tocando la puerta y él le dio el paso para que entrara saludando y haciendo una reverencia- "vengo a avisarle que la cena ya está lista"
"Gracias pero no, no tengo hambre" - respondió algo compungido a lo que el viejo hombre lo miro con pesar.
Los conocía a él y a Hugo desde que eran unos bebes, conoció a la reina Gea, su madre, los quería como si fueran parte de su familia al igual que ellos a él, siempre se lo decía su rey, no sabía que sería de sus hijos sin su ayuda a lo que él sólo respondía que era su trabajo y que los quería mucho, había escuchado junto con el resto de personal lo sucedido y estaba preocupado, si pero más preocupado estaba por la familia real, sería muy triste que dos hermanos que siempre se han cuidado el uno al otro terminen así, rezaba porque las cosas mejorasen.
"¿Sabe?, es la tercera persona que me dice eso hoy" - Axel lo miró curioso mientras él le dirigía una sonrisa - "su padre y su hermano tampoco van a cenar hoy por la misma razón"
"Mi hermano" - respondió con un suspiro pesado, temiendo que por su culpa Hugo no comiera bien y tendría el ánimo por los suelos - "todo es mi culpa, no debí haber hecho eso, como quisiera volver el tiempo atrás y cambiarlo todo para que mi padre no se sienta decepcionando de mi y Hugo no me declararía la ley del hielo"
"Príncipe...si algo se, es que usted jamás se rinde...no importa cuán difícil sea la meta, fue usted quien le enseñó al príncipe Hugo a montar y cuando era un bebé, jugaba con él cuando su padre no podía, siempre a velado por su hermanito, como a usted le gusta decirle" - le comentó con una afable sonrisa, recordando los viejos tiempos.
Era cierto, tal vez molestaba a Hugo pero solo era por qué le daba gracia verlo avergonzado no por querer hacerlo sentir mal, quiso hacer una gracia y le salió en una morisqueta, siempre que su hermano lo necesitaba él estaba allí, desde que su mamá falleció siempre eran su padre y ellos dos, ok, no era el mejor hermano del mundo pero tampoco el peor, aunque ahora sí que se había ganado ese título, no soportaba verlo triste y ¿que había hecho?, todo lo contrario, tenía que arreglar las cosas.
"Por cierto joven príncipe" - le dijo Albert antes de irse, trayéndole de nuevo a la realidad - "su padre me pidió que les recordase que pasaran el fin de semana en una visita al reino de Enchancia"
¡La visita al reino de Enchancia!, con todo esto se le había olvidado.
"Si, gracias" - y así, con una pequeña reverencia, el amable mayordomo se fue esperando que sus palabras lo hayan ayudado.
Ahora lo recordaba, el rey Roland II los había invitado, a Hugo y a él, a pasar un fin de semana en su castillo simplemente por qué su hija la princesa Amber se lo pidió, no entiendo a la razón pero no se negó y aseguró su presencia junto con Hugo, hace unos días.
Amber, no sabía por qué pero le preocupaba también la frialdad con la que lo trato, aprovecharía esta oportunidad para hablar con ella. Por lo pronto, se dispuso a preparan sus cosas para mañana, sería un fin de semana largo.
Axel ha rebasado los límites y provoca que Hugo no quiera ni verle, al verse ignorado por su hermano entiende lo mal de su acción pero aún no sabe cómo ser un buen hermano mayor, sin embargo cierta princesa rubia de Encanthia se apiadara de él y le ensañara un par de cosas sobre la hermandad, ¿podrá Axel poner de su parte para aprender? Y ¿qué es ese sentimiento que está naciendo en él por aquella princesa?
