N/a
Una nueva historia.
Espero les guste.
Gracias por leer.
Solamente aclarare que esta historia es pequeña, como mínimo tendra quince capítulos más el epílogo, es dedica a una personita especial: Antoinette Gray sinceramente espero que te guste mucho porque es dedicada a ti. Espero que las demás me apoyen en esta nueva aventura, en cuanto termine De Amores Y Gatos empezare un fic RyoSaku, igualmente espero su apoyo.
Lamento decirles que quiza una de los dos personajes principales mueran, todavía no lo se muy bien, todo depende de mi cabeza, espero que no pero ya veremos. Bueno esto no es un "spoiler" quiero decir, aún no se pero como dije, ya veremos. Sakuno sera muy cruel en esta historia pero bueno ya sabemos que es linda y en ocasiones saldra a relucir eso, no la odien, todo tiene un buen motivo.
Sin más que decir, gracias.
Disclaimer:
Prince Of Tennis no me pertenece.
Resumen:
Sakuno ha tenido leves recaídas, su enfermedad esta avanzado cada día más, en cuanto llego al hospital esperaba encontrarse con cualquier noticia o situación excepto con él, con esa persona que odiaba más que a su vida, la odia por eso no duda en demostrarselo cada minuto, sabe que morira y lo espera porque no quiere vivir... - ¿No puedes aferrarte a algo para vivir? - ... - ¿A qué? ¿A ti? ¡Ja! No me hagas reir Tezuka - ... - Tienes que vivir por favor - ... - Mitsu encontremonos cuando las hojas broten de nuevo - ...
Cuando Las Hojas Broten De Nuevo
Capítulo I
Odiaba el sonido de los autos pasando cerca de su persona, odiaba al mundo, odiaba a sus padres por haberla hecho "defectuosa", odiaba a cualquier ser vivo con cada poro de su piel, lo único que de verdad deseaba era morir - Aleja esos pensamientos de tu mente Saku - volteo con su maleta en mano mirando a Ryoma, la persona que le había devuelto un poco de luz aunque su vida estaba más llena de obscuridad que de cualquier otra cosa - ¿Qué haces aquí? - ignoro su otro comentario porque odiaba ser un libro abierto para él, excepto para todos pero nunca para Ryoma.
- Te llevare al hospital tonta - señalo este como si fuera lo más obvio del mundo saltando los escalones por completo para tomar su maleta con maestría, las demás cosas estaban en el auto, era obvio que él no iba a conducir pero como mínimo le haría compañía - No creo vivir más de tres meses Ryo, solo ve a casa - señalo con una leve sonrisa y lo que recibio fue un golpe en la frente cortesía de los dedos de este quien la miraba con una ceja encarnada y una leve sonrisa en los labios, a pesar de ser un amargado tenía su lado de buena persona según ella.
- Deja eso de lado suicida, vamos - antes de decir algo o replicar este la tomo de la mano para arrastrarla al auto, le abrio la puerta y ella con un suspiro entro, tomo asiento acomodandose cuando este la jalo para que se sentara en la ventana y de esa manera él se sentara a su lado izquierdo - ¿Sabes qué puedo abrir la puerta del auto y aventarme? - señalo con un deje de diversión, este se inclino hasta rozar sus labios mientras sonreía como solo él lo sabía, algo que ella catalogaba como sonrisa "made in Echizen", siempre llena de superioridad.
No es capaz de decir nada cuando este la besa con calma, solo como él sabe, pero inevitablemente piensa que esos labios no son los de él, no quiere admitirlo pero extraña esos labios y se golpea mentalmente porque lo odia y lo ama al mismo tiempo, sale de sus cavilaciones cuando este junta su frente con la de ella mientras sonríe - Te amo - asegura este y ella solo suspira, odia esa palabra, para ella no existe el amor, la odia con cada poro de su ser - Es solo una estúpida palabra - le señala con una suave sonrisa que no le llega a los ojos.
Ryoma suspira mientras se golpea la frente con la palma de la mano - No mates el momento - sentencia y el auto emprende la marcha, una parte de ella se siente culpable pero no dice nada, no tiene porque y Ryoma lo sabe, aunque le duela él lo sabe.
El auto aparca frente al hospital el cual sera su nuevo hogar durante los próximos meses, ha perdido la cuenta de cuantas veces ha recaído desde ese maldito día, sale del vehículo con calma seguida de Ryoma que baja las maletas con calma - Adelantate a tu habitación, tengo que hacer papeleo - sentencia este y ella asiente con la cabeza para entrar con calma, odia el olor a desinfectante porque le recuerda que toda su vida a estado en sitios así, mira a los pacientes que estan esperando quien sabe que cosa pero ella solo camina al ascensor.
Llama al mismo apretando el botón correspondiente y se acomoda el cabello, solo quiere recostarse en una cama y no pensar en que sus padres ni siquiera estan allí porque tienen un viaje de negocios en quien sabe donde, se respalda en la pared del elevador justo cuando este se encuentra a punto de cerrar sus puertas pero alguien las detiene al colocar unas hojas por lo que las puertas se abren de nueva cuenta, mira a un chico de cabello como morado y ojos lilas, de tez blanca, con una sonrisa llena de bondad en el rostro, es médico por la bata que porta.
- Perdón - se disculpa este y ella niega con la cabeza mientras el elevador emprende la marcha, cierra los ojos por unos instantes, le duele mucho la cabeza por lo que se aparta de la pared y se sostiene con una mano - ¿Te encuentras bien? - pregunta este en un tono claro de mucha preocupación y ella asiente con la cabeza pero el mundo se le mueve y empieza a sangrarle la nariz, bien eso no estaba en sus planes - ¡Oh mi Dios! - genial lo que le faltaba estar en un elevador con un médico que odia la sangre o al menos eso pensaba ella.
Las puertas se abren y todo se vuelve obscuro, lo único que escucha es - ¡Preparen el desfribilador! - su corazón... había dejado de latir de nueva cuenta.
- Despertaste - una voz cálida la hizo abrir por completo los ojos, odiaba esa sensación de sentir la garganta seca y dolor en todo el cuerpo - ¿D-Dónde estoy? - pregunto mientras notaba la intravenosa en su brazo derecho - Dormiste durante cinco horas, tu corazón se detuvo debido a que el miocardio de tu corazón no bombeo la suficiente sangre para el mismo - se sorprendio al ver al ojilila con una tableta delante de ella mientras apuntaba cosas - Ya - fue lo único que dijo, estaba acostumbrada a esas palabras que no sentía miedo, de hecho no sentía nada.
- Debes seguir durmiendo - añadio este mientras ella asentía con la cabeza, era obvio que no iba a dormir, no le gustaba dormir, odiaba esa sensación de tener que dormir cuando sabía que su corazón podía detenerse en cualquier momento, los médicos habían rechazado la opción de un transplante debido a que su cuerpo no era lo necesario fuerte como para soportarlo, los medicamentos y tratamientos no ayudaban mucho de hecho pero eso a ella poco le importaba, solo quería morir cuanto antes y punto.
- En un momento pasaran a visitarte - hablo este calmadamente mientras salía y ella se sentaba en la cama, le dolía la espalda a horrores - Sakuno - alzo la mirada observando a Ryoma que tenía los ojos llorosos, odiaba esa sensación de ser una molestia para alguien más, le sonrió con calma para que este corriera a sus brazos fundiendose en un abrazo, ella odiaba el contacto con las personas pero con él era diferente quizas porque siempre había estado allí para ella sin pedir algo a cambio a excepción de uno o dos besos por día, nada del otro mundo si lo pensaba bien.
Aparco el auto en su lugar de estacionamiento, le dolía la cabeza y para colmo su prometida venía con él puesto que tendría que visitar a su padre quien era el jefe del departamento de pedriatría, le sonrió levemente mientras besaba su mejilla, ella no era una chica mala era solo que no lograba completarlo a él pero eso no era lo importante porque después de todo iban a contraer matrimonio dentro de poco, entro al hospital con las miradas de sus colegas sobre su persona, siempre era así porque después de todo era el mejor en el área de cardiología además de que su prometida era la modelo cotizada del momento.
Caminaron hasta el elevador con porte elegante, apreto el botón para ir directo a su despacho mientras se acomodaba los lentes, sintio los dedos de su prometida de nombre Riku acariciando su cabello - Me gusta mucho tu cabello castaño Mitsu - aseguro ella y él solo beso sus labios, antes de darse cuenta las puertas se abrieron, caminaron de la mano hasta su despacho, ella se quedo de pie negando con la cabeza - Ire primero a ver a mi padre - añadio y él solo beso su frente, no supo como pero una sombra llamo su atención y entonces se quedo de piedra por completo al ver a esa persona.
El aire le falto... no podía ser cierto, todo menos esa persona.
Sakuno salio de su habitación después de que Ryoma se marchara por una llamada de la empresa que había heredado hace dos años, los dos contaban con 19 años, eran jovenes en la flor de la vida, bueno al menos él porque ella ya no tenía mucha vida que vivir, miro los pasillos que extrañamente estaban vacíos, eso le gustaba, la soledad, camino por la derecha hasta que vio a dos personas hablando, no lograba verle el rostro al hombre pero la mujer era de cabello negro y tenía una muy linda figura, ella había podido tener así una pero bueno no era el momento de quejarse.
Desvio por unos segundos la mirada, no necesitaba andar mirando escenas como esas cuando las odiaba pero realmente no supo porque solo que necesito volver a mirar y entonces se quedo de piedra, esos ojos castaños casi con sabor a miel, ese cabello castaño, esos lentes que solo a él le sentaban de maravilla como para darle un aspecto intelectual aunque eso quedaba de lado porque era muy inteligente - Sakuno - su nombre sonaba exactamente como hace cinco años, nada en él había cambiado o quiza si, ella después de todo ya no lo conocía, es más apostaba que nunca lo había conocido realmente a pesar de haber convivido con él mucho tiempo.
- ¿Sakuno? Oh - la pelinegra dio media vuelta observandola con una leve sonrisa, dudaba que la conociera solo que se había sorprendido porque alguien los miraba, era más que obvio que él no hablaba de ella, que tonta al siquiera albergar esa posibilidad - Riku ve a ver a tu padre después vienes - señalo este y la chica volteo para darle un beso antes de despedirse con un gesto de la mano que ella no contesto pues solo mantenía su vista sobre el castaño, la pelinegra se alejo de allí con paso calmado.
Ninguno dijo nada durante unos segundos - Saku... - ella alzo la mano dandole a entender que no dijera nada - Ni siquiera intentes disculparte - siseo ella en un tono de voz que lo tomo por sorpresa, ella nunca había hablado así, no desde... - No pensaba hacerlo, fracamente no tengo porque - las palabras salieron solas de sus labios y se arrepintio al instante, ella sonrió levemente, era una sonrisa que demostraba una obviedad como si esperaba a que dijera eso - Claro no tienes nada de que disculparte ahora con tu permiso - dio media vuelta, no le apetecía recordar su pasado en esos momentos.
No llevaba ni dos pasos cuando una mano sujeto su muñeca, ni cinco segundos duro ese agarre porque se separo como si el mero contacto le quemara, odiaba que alguien la tocara y eso incluía a Tezuka - ¿Qué haces aquí? - pregunto este separandose un poco puesto que habían quedado muy cerca, ella encarno una ceja - Vine a morir - sentencio dando media vuelta y continuando su camino, no mentía, un transplante de corazón no estaba en sus planes, su cuerpo no lo soportaría del todo por esa razón ella misma había descartado la posibilidad.
Tezuka no supo como ni porque pero corrio detrás de ella hasta verla deteniendose frente a una máquina expendidora, no se equivoco cuando apreto el botón de jugo de uva - Sobre ese día... - con un movimiento rápido esquivo la lata que fue lanzada en su dirección, la cobriza lo miraba con una ceja encarnada y con una mirada de burla - ¿Qué? ¿Sobre ese día qué? Superalo Tezuka, paso y punto - aseguro ella aunque muy adentro de su alma aún dolía, era una herida que nunca iba a cicatrizar, nunca lo iba a hacer ni siquiera Ryoma era capaz de ayudarla con ella.
El castaño la vio alejarse con dirección a la que suponía era su habitación, "vine a morir", esas palabras se repetían en su mente, sabía que su condición nunca había sido la mejor, lo sabía desde que eran... ella no podía morir, no podía hacerlo, él era médico y se iba a encargar de que no muriera después de todo era lo mínimo que podía hacer.
La noche había caído, se encontraba sentada cerca de la ventana de su habitación, Ryoma había llamado diciendo que la visitaría mañana, eso no importaba, le importaba el reencuentro con Tezuka, no había cambiado mucho con los años, solo que había crecido, era un médico mientras que ella se estaba acabando, estiro la mano para extraer una cajetilla de cigarros, necesitaba desesperadamente uno, poco le importaba si eso la mataba con más prisa, le daba lo mismo si moría mañana a morir dentro de tres meses, solo quería irse y ya.
- ¿Qué diblos haces? - la puerta se abrio y por ella entro Tezuka, de todas las personas que deseaba ver en ese momento él ni siquiera estaba en la lista, antes de darse cuenta el cigarro fue arrebatado de sus labios en un movimiento brusco, le gruño en respuesta - ¡¿Qué diablos te sucede a ti?! ¡No eres mi padre ni nada mío así que deja de meterte en mi vida! - le grito en respuesta colocandose de pie, ignoro el mareo en su cuerpo solo por sostenerle la mirada a la persona que más odiaba en ese momento, lo odiaba desde hace cinco años y nunca iba a dejar de hacerlo.
- ¡Te callas! ¡No puedo creer que estes fumando cuando estas muriendo! - le grito él en respuesta mientras se pasaba una mano por el cabello despeinandolo un poco, ella conocía muy bien ese gesto, lo hacía siempre que algo no salía como lo tenía planeado - ¿Qué te importa si muero? Todas las personas mueren, solo que mi hora llego antes, no me digas que te importa que muera porque no te creo, eso no es lo tuyo Tezuka, si no te importo hace cinco años no creo que te importe ahora así que deja de ser tan malditamente insoportable conmigo y largate con tu pu... - no termino de hablar cuando sintio la mano de él chocar contra su mejilla.
Él la había abofeteado, se había atrevido a golpearla, estaba en shock - Mañana vendre a hacerte un exámen general, descansa - se acomodo los lentes y dio media vuelta pero ella no iba a permitir que saliera lo jalo con brusquedad del brazo lo suficiente como para que girara el rostro y lo suficiente como para abofetearlo de lleno - Nunca en tu maldita vida vuelvas a tocarme - siseo empujandola con fuerzas para saliera de su habitación, cerro de un portazo y entonces se rendio ante la puerta.
Ella no lloraba, no lloraba, no había llorado desde hace cinco años pero ahora, ahora las lágrimas salían con furia, por razones como esas lo odiaba porque siempre provocaba cosas que no quería sentir.
- ¿Tú eres el famoso Tezuka Kunimitsu? - volteo con un gesto de furia en el rostro mirando a un chico de cabello peliverde y ojos gatunos que vestía una ropa casual y traía un bolso en la mano, no lo conocía de ningun lado o al menos eso le daba la impresión - ¿Te conozco? - pregunto porque no sabía quien era pero su mirada penetrante le molestaba y eso que él tenía una misma - En lo absoluto - sentencio este avanzando hacía él, se hizo a un lado cuando el chico señalo la puerta de la habitación de Sakuno.
Lo escucho dar un suspiro, este se giro y lo miro - Disculpe doctor, ¿podría marcharse? - pregunto y él lo miro indignado pero no dijo nada, no estaba en condiciones de reclamar nada porque no lo conocía, giro sobre sus talones encaminandose hacía su despacho, solo escucho unas palabras de ese chico de ojos gatunos - Abre la puerta suicida - ¿suicida?, negó con la cabeza, no eso no podía ser cierto, ella no era de esas personas, tomo aire apretando el paso, siempre había tenido esa sensación de vértigo cuando la veía.
Estaba cambiada, antes ni siquiera se le hubiera ocurrido fumar, ella odiaba esos vicios, mucho menos lo hubiera golpeado pero bueno eso era antes, ahora no la conocía, no sabía nada de ella, abrio la puerta de su despacho con calma para cerrarla y recargarse sobre la misma, le dolía la cabeza, nunca había esperado verla en el hospital, es decir, en el fondo sabía que esa posibilidad podía existir pero nunca pensó que se hiciera realidad menos cuando estaba a punto de contraer matrimonio con Riku, lo mejor era mantenerse alejado de ella pero no podía porque le debía la vida, se la debía en serio.
- Tú nunca lloras - hablo calmadamente Ryoma mientras acariciaba sus cabellos, ambos se encontraban en la cama recostados, ella solto una risa floja, le molestaba que esa persona fuera la única que causara esas sensaciones en ella, él ni siquiera podía extraerle una sonrisa sincera, nunca lo había logrado y eso dolía si era sincero - Guarda silencio - siseo molesta mientras lo golpeaba con el codo en la pierna, se quejo y molesto al mismo instante, hace mucho tiempo que no le hablaba así, molesto la aparto de un movimiento brusco.
- Me estoy preocupando por ti - señalo colocandose fuera de la cama con una ceja encarnada, ella solo lo miro de mala manera - Deja de hacer teatro que ambos sabemos que te encanta estar pendiente de mi, sabes que odio que estes pero de igual manera lo estas - ataco ella como si nada mientras daba golpecitos en la cama para que subiera de nuevo, el peliverde no daba crédito a lo que decía, siempre había sido fría pero nunca se lo había dicho tan directo, eso solo tenía que ver con el de lentes al cual si de por sí ya odiaba pues se incrementaba más.
- Perfecto, perfecto, quedate sola - sentencio aventando el bolso a su cama para salir de allí con pasos apresurados - Ryoma - ella lo llamo con un tono de súplica pero poco le importaba, ahora era cuando se daba cuenta de que se había pasado pero le daba lo mismo, estaba más que enojado con ella por su maldita actitud, salio de allí dando un portazo, el área había sido evacuada por sus órdenes, quería que se sintiera cómoda porque sabía que ella odiaba estar rodeada de tantas personas pero no, ni eso se lo agradecía pues entonces que se quedara sola, punto final.
Sakuno dio un enorme suspiro, todo se estaba saliendo de control, había esperado cualquier cosa menos verlo de nuevo, de hecho esperaba que estuviera muerto pero no, estaba vivo y cerca de ella, lo odiaba, quería su cabeza en una bandeja de plata pero resultaba que sería su médico, sin embargo, se iba a encargar de hacerle la vida imposible, no lo quería cerca de su persona y se lo iba a dejar muy en claro así tuviera que matarse de nueva cuenta, porque si, iba a matar sus emociones hacía él de nueva cuenta costara lo que le costara.
N/A
Espero les haya gustado.
Gracias por leer.
Espero que te hay gustado a ti pequeña.
